Partida Rol por web

Os encontráis en el patio de armas del castillo de Loarrus. Como cada mañana salís a entrenar en las artes de la lucha, siempre habéis querido ser el mejor de entre todos los caballeros. A vuestro alrededor cientos de soldados,arqueros y demás entrenan también, debéis tener cuidado para no salir herido al escaparse algún arma.

Se acerca hacia vos un grupo 4 de soldados con cara de mala leche y cuando están frente a vos dicen vuestro nombre en voz alta: - ¡Lord Agrael Farshin! Acompañadnos, el rey desea veros.Os rodean entre los 4 para escoltaros hacia la sala del trono donde seréis recibido por el Rey Loarrus.

¿Qué hacéis a continuación?

Me encuentro blandiendo mi espada a diestro y siniestro golpeando uno de los peleles de entrenamiento del cuartel. Tengo que tener cuidado y no menearme mucho de mi posición ya que cualquier movimiento fuera de lugar podría significar una herida por parte de cualquier otro guerrero o arquero. Todos teníamos nuestro sitio para entrenar y debíamos respetar el sitio de los demás.

Algo rompe la monotonía del entrenamiento y mientras estoy entrenando duramente veo como 4 soldados malhumorados se dirigen hacia mi posición, al principio no les presto la mas mínima atención y sigo mi entrenamiento, pero cuando pronuncian en voz alta mi nombre no tengo mas remedio que contestar.

En un gesto amenazante veo como los 4 guardias me rodean sin darme pie a salir de su formacion, antes de partir quiero saber porque se requiere mi presencia ante su majestad el rey... Como osais a irrumpir en mi entrenamiento diario, tanto vos como su majestad deberian saber el entrenamiento de un soldado es lo mas sagrado que existe. Tenemos que estar en forma para cualquier eventualidad.... pero aun asi no hare esperar a su majestad y si asi lo desea me presentare ante el...Sabiendo que posiblemente mi respuesta no seria contestada de inmediato decido de todas maneras lanzar la pregunta...¿ Para que desea verme su majestad?

Sin oponer resistencia soy guiado por la escolta de los soldados a las instancias del rey.

El soldado que está frente a vos os mira fíjamente y os dice:

- Disculpad la intromisión en vuestro entrenamiento Lord Agrael, pero son órdenes directas de su majestad el Rey Loarrus. No podemos deciros el por qué quiere veros, no se nos está permitido. Lo mejor es que nos acompañéis y él mismo os dará la información que solicitáis.

El soldado ocupa su posición y os dejan en el centro escoltándoos de tal manera que quedan dos por delante y dos por detrás de vos. Sin más dilación emprendéis la marcha introduciéndoos en uno de los pasillos del castillo, el más cercano al patio de armas. El paso de los soldados es rápido y compaginado como si tuvieran prisa en llegar al destino.

Entiendo...Digo mientras me dejo guiar por los guardias por los pasillos del castillo.

De algo importante debe tratarse cuando me interrumpen de mi entrenamiento y tienen tanta prisa. Veamos que desea de mi su majestad.

Acelerando un poco el paso intento seguir el de los soldados ya que parece que tienen prisa por presentarse ante su majestad.

 Vais caminando por los ostentosos y largos pasillos que están llenos de cuadros antiguos, esculturas de piedra talladas a mano etc.. 

En el fondo del pasillo veis como se abre la puerta de una estancia de la cual sale un  siervo aparentemente humilde y buena persona, sus rasgos indican que ha tenido  una vida dura y sacrificada, parece bastante mayor por las arrugas que muestra su cara.

El siervo se detiene frente a la puerta de la estancia al veros venir y cuando estáis a su altura se arrodilla ante vos y os susurra muy educádamente:

-Mis esperanzas están puestas en vos.

Uno de los soldados al ver la escena empuja al siervo de una patada tirándolo al suelo:

-¡¡¡Como osáis poneros en nuestro camino y detener nuestra marcha!!! Deberíais estar trabajando, informaremos a vuestro superior.

¿Que demonios habra querido decir con esas palabras?

Ante el comportamiento del soldado hacia el criado no hice el menor gesto y simplemente me limite a observar dentro de la sala que se acababa de abrir ante mi, expectante a lo que estaba apunto de suceder.

 Entráis en la sala de la cual ha salido el siervo. Es una sala muy amplia y llena de pequeñas piscinas y se puede respirar un ambiente húmedo y caluroso. Enseguida reconocéis la sala en la que os encontráis: es la sala de baños privada del rey, en la cual hay varias doncellas semi-desnudas sumergidas en una de las piscinas. Se os quedan mirando con gran asombro y se ponen a cuchichear entre ellas  de lo cual puedes oir:

-Mmmm... que guapo y atractivo es ese caballero, no me importaría que se metiera aquí con nosotras.

-Calláos loca, como os escuchen nos meteréis en problemas.

-Shhh silencio nos están mirando.

Tras comprobar que el rey no se encuentra en esa estancia, los soldados atraviesan la sala y salen por otra puerta dirección a unas escaleras que se pueden ver al fondo.

Al entrar en la sala lo primero que veo son unas bellas damiselas que ante nuestra presencia empiezan a cuchichear entre ellas mientras no pierden de vista ninguno de nuestros movimientos.

Para hacer alarde de mi cuerpo y deleitar la vista de tan bellas mujeres ensancho levemente mi pecho a la vez que pongo pose provocadora.

Los soldados que me custodian toman la dirección de las escaleras que había al fondo de la sala de baños y les sigo.

A la altura de las piscinas no evito lanzar una mirada furtiva hacia las damiselas esbozandoles una pequeña sonrisa.

 Subís las escaleras, cada peldaño se os hace un mundo debido al peso que sorportáis de vuestras armaduras y espadas.Mientras tanto, uno de los soldados le susurra a otro:

-Mmmm.. lindas damiselas, quién pudiera ser rey para disfrutar de esos placeres.

-Si vuestra esposa os oyera os mandaría a la horca por polígamo.

Los otros dos soldados al oír esto se empiezan a reír y justo entonces subís el último escalón para llegar a otro entramado de pasillos.

El rey estara aburrido de tanta mujer, hacedme caso.... acto seguido esbozo una gran sonrisa que llega a ser casi una carcajada, pero me contengo ya que debo mostrar respeto a la guardia.

La pesada armadura ya estaba molestándome mas de lo debido, pero debia aguantar ya que quedaba poco para llegar al rey o eso supongo.

Un vistazo rapido cuando subi el ultimo peldaño hizo que me desesperara un poco ya que un enmarañado cruze de pasillos se mostraba ante mi.

Espero que falte poco para llegar, esto ya se esta haciendo demasiado largo. susurre con la intención de ser lo menos audible posible.

Los soldados continúan la marcha por uno de esos enmarañados pasillos. Debéis estar cerca de la cocina ya que un olor a carne asada os llega por el ambiente.  De pronto una voz conocida hace su aparición:

- ¡Hombre Lord Agrael Farshin! Veo que los soldados os han encontrado, espero que os estén tratando bien.

Enseguida reconocéis esa voz, pertenece a la del Mago Magníficuss, mano derecha del rey y encargado de proteger el reino con la piedra del poder. Tras una breve pausa continúa hablando:

- Su Majestad el Rey Loarrus os está esperando con impaciencia, tiene algo muy importante que deciros. Se encuentra al borde de la locura pensando que no íbais a llegar nunca así que no os demoréis y daros prisa- esto último lo dice mirando a los soldados con cara de pocos amigos.

Sin mediar una sola palabra más desaparece de la misma forma que ha aparecido, casi sin daros cuenta.

Un agradable olor a comida inunda mis fosas nasales mientras mis tripas suenan estrepitosamente, la hora de comer se acercaba.

De repente y sin previo una voz reclama toda mi atencion, ¡¡¡Por todos los santos, si es Magnificuss!!!

De momento no me puedo quejar viejo mago, me estan tratando como corresponde....Entonces no hay tiempo que perder... dirigiendome hacia los soldados les dije...apremiaros, no debemos hacer esperar al rey.

¿Que sera tan importante como para impacientar al mismisimo rey?

Mientras desaparece el mago de mi vista me despedi de el...Hasta pronto Magnificuss aunque no estoy seguro de que me haya escuchado ya que ha desaparecido tan rápido como apareció.

¡¡¡ Deprisa guardias !!! no debemos perder mas tiempo.

Reconocéis el pasillo por el que os están llevando ahora, se trata del que conduce a los aposentos del Rey Loarrus.

- Bueno Lord Agrael- os dice un soldado- nuestra misión acaba aquí. Su Majestad el Rey debe estar esperándoos ahí dentro, pasad para conocer lo que quiere de vos. ¡En marcha soldados!

Sin más dilación los 4 soldados que os han escoltado hasta ahí se dan media vuelta y caminan por el pasillo en dirección contraria por donde habéis venido, hasta que desparecen de vuestra vista. Vos os quedáis solo en la puerta de los aposentos del rey.

Entendido....

Observo como los guardias retoman el camino de vuelta y me quedo solo ante la puerta de los aposentos del rey.

Respiro hondo y se me acelera levemente el pulso, el rey no me haría llamar así como así, tiene que haber una razón de peso para hacerme venir hasta aquí.

Alzo mi mano derecha y con un leve movimiento de nudillos golpeo suavemente la puerta mientras digo...

Su majestad, se presenta ante vos Lord Agrael Farshin, ¿dais su permiso para entrar?

Los segundos que tardo el rey Loarrus en dar su contestación se me hacían eternos.

Escucháis una voz que proviene del interior de la estancia:

- ¡Pasad, pasad Lord Agrael! Llevo rato esperándoos. Esos inútiles soldados se han demorado bastante en encontraros, ya me estaba impacientando bastante.

Pasáis a la estancia y observáis como el rey toma asiento en una vieja silla. Se os queda mirando y os dice:

-Siento mucho las molestias que he podido causaros por llamaros así de esa manera tan intempestiva pero tengo una misión muy importante que encomendaros. Ahora no puedo darte más detalles porque tengo que irme a resolver unos asuntos muy importantes, desde que nos robaron la piedra del poder está todo patas arriba y hay que dejarlo todo como estaba. Os espero al ocaso en la sala del trono, id preparados para la batalla con vuestro mejor armamento.

A peticion del rey pase a su estancia abriendo la puerta lentamente y cuando tome contacto visual con el rey me incline hacia el a modo de reverencia.

Su majestad, perdonad mi demora. No era mi intencion haceros esperar.

Acabada la reverencia me puse en posición de firmes escuchando todas y cada una de las palabras del rey atentamente. Cuando este acaba de hablar me limito solamente a asentir con la cabeza mientras digo....

Como deseeis mi rey. Alli estare sin demora. Si no desea nada mas me retirare para hacer los preparativos oportunos para la misión.

Haciendo otra reverencia me despedí del rey, salí de la habitación y cerrando la puerta tras de mi tome dirección hacia mis aposentos para estar listo antes del ocaso.

Os marcháis de los aposentos del rey en dirección a los vuestros. Aun no sabéis los detalles de la misión que el rey quiere encomendaros aunque podéis tener una ligera idea. Intentáis no pensar mucho en ello,solamente prepararos para la llegada del ocaso y estar puntualmente en la sala del trono.