Partida Rol por web

Rovena recibe el ataque de espada, el cual le ha provocado un pequeño corte que comienza a sangrar. Al notar el dolor se llena de furia y vuelve a abalanzarse sobre vos para atacaros de nuevo.

Rovena se avalanzó sobre Tyaeda, pero ella esperaba ese contra ataque y lo esquivo sin inconvenientes. Sin embargo, no tuvo tanta suerte en devolver el golpe. La situación le había hecho perder el equilibrio y cuando quiso lanzar un mandoble, la otra mujer lo vio venir y pudo esquivar con facilidad.

Rovena no consigue alcanzaros con la daga pero por contra, consigue esquivar vuestro ataque:

- ¡No conseguiréis vencerme! La corona de Linfa será mía así que no os resistáis o será peor y más doloroso.

Dicho esto vuelve a abalanzarse sobre vos con la daga en la mano, su intención es mataros y hasta que no lo consiga no parará.

-¡Ya basta Rovena! ¡No puedes cegarte tanto por el poder!- la reina intentó dialogar con su antes amiga. Eso le costó caro. La otra no pensaba volver atrás, iba a todo o nada y mientras Tyaeda trataba de capitular ella no dudó en volver a asestar otro tajo que la elfa gobernante de Linfa no alcanzó a esquivar.

Tanta es la rabia de Rovena que te clava la daga en un muslo y la saca enseguida para volver a atacarte de nuevo cuanto antes. Quiere asestaros el mayor número posible de puñaladas para que os apartéis de su camino y pueda coronarse como la nueva reina de Linfa.

La fiereza de Rovena era imparable. La reina intentó responder al golpe pero volvió a fracasar. Su brazo y su pierna sangraban profusamente. El dolor de los cortes la hacían perder concentración y nuevamente, después de un estoque fallido, volvió a quedar expuesta ante los ataques de la consejera.

Rovena consigue volver a esquivar vuestro ataque para situarse detrás de vos y volver a rasgaros la piel con la daga.

Tyaeda quería detener aquella locura pero su orgullo la hacían mantenerse en su lugar. No pensaba entregar la corona de Linfa a una traidora. No ahora que sabía lo que Rovena era capaz de hacer por poder.

Nuevamente intentó atacar. Nuevamente su espada cortó el aire. Esta agotándose, el lento pero inexorable desangramiento comenzaba a mellar su fuerza. Nuevamente, la otra elfa volvió a embestirla. Nuevamente, ella recibió otro tajo más.

Definitivamente, Rovena era una experta en lucha esquivando todos vuestros ataques y consiguiendo heriros en casi todos los suyos.Nuevamente logra clavaros la daga otra vez en un brazo, haciéndoos otro corte.La traidora cada vez veía más cerca su victoria.

Maldita sea mi suerte. Esto se me está yendo de las manos. Sin amedrentarse, la reina volvió al ataque. No iba a permitir que la traidora se saliera con la suya. Sin embargo, Rovena era escurridiza como una serpiente y mientras esquivaba a la reina, aplicaba otro tajo en otra parte de su cuerpo.

-Aaaaayy- esta vez, el grito no pudo ser contenido. La reina estaba sufriendo de verdad.

Rovena vuelve a conseguir esquivar tu ataque para a continuación volver a heriros de nuevo con la daga, esta vez en el otro brazo.Probablemente, el espacio reducido en el que os encontráis hace que obtenga una clara ventaja ante vos.

La elfa continuaba recibiendo los cuchillazos de la otrora su amiga. Pero no por ello menguaba su valor. Juntando fuerzas, volvió a arremeter contra ella, esta vez actuando con rapidez. Rovena, confiada en que Tyaeda estaba cada vez más débil no vio venir el golpe, que llevó a la espada de Tyaeda a clavarse en su pecho, arrebatándole la vida.

Esta vez Rovena no consigue esquivar vuestro ataque y vuestra espada se clava en su pecho muy profundamente. Al no tener ningún tipo de coraza ni armadura que pueda protegerla, ese golpe resulta mortal para ella.

Rovena baja la mirada hacia la espada que tiene clavada y a continuación os mira a los ojos para deciros de manera agonizante:

- Tenía que intentarlo, no podía soportar el hecho de perder vuestra corona.A pesar de todo os quiero profundamente. Ahora, id y proteged al pueblo.

Dicho esto cayó al suelo con la espada aun clavada en su vientre. Un charco de sangre la rodeó enseguida y el último aliento de vida desapareció de ella.

Os quedásteis mirándola durante unos instantes pero unos gritos fuera de la cabaña os alertaron.

Tyaeda se agachó y acarició en la frente a su amiga. Al final, su juicio había sido errado. La elfa no creía que el poder podría corromper tanto a su amiga, sin embargo así había ocurrido.

Cerró los ojos de Rovena, elevó una oración por su alma, depositó un beso en su frente y tomó nuevamente su espada. Allá afuera parecía que el combate no cejaba, así que salió del lugar decidida a acabar con aquellos que habían traído la desgracia a Linfa. Ahora, el rey de Arbebuck tenía una deuda más con Tyaeda. La vida de su consejera sería vengada.

Al salir de la cabaña veís como a un par de metros de ella está el soldado que la custodiaba hace solo unos minutos luchando contra un hombre que parece un caballero. Este hombre lleva un escudo y una espada. Ambos tienen heridas por el cuerpo aunque no son mortales.

A lo lejos ves a otro de los soldados agonizando en el suelo y otros tres que ya están muertos. Entre ellos se encuentra Fryda la cual está inconsciente sobre los brazos de una mujer. Otra mujer avanza hacia la casa a duras penas,apoyándose en una espada, ya que tiene una gran herida en el muslo. Cerca de ella hay un hombre bastante corpulento.

El dragón no está al alcance de vuestra vista. No sabéis dónde puede estar.

Al oír el jaleo del combate, hay varios elfos de vuestro poblado que se han acercado hasta la zona curioseando todo lo que sucede.