Partida Rol por web

Cerrada

Tras un rato buscando, doy por fin con la puerta de la enfermería, pero desgraciadamente, parece estar cerrada ¿qué avances tecnológicos incorporará aquella sala?, por desgracia, por ahora quedan vetados.
 

Kat abre el candado y mueve la puerta para descubrir la enfermería.  Esperando una sala en total desorden, con los aparatos y demás tirados o rotos, se afana primero por buscar lo más necesario ahora mismo: una vía (un tubo de goma con gotero) para suero y agujas para poder suministrarlo.

También se le ocurrió buscar por otras cosas.  Un termómetro podría haber resistido el paso del tiempo, así como algún producto químico envasado al vacío ¿penicilina? ¿glucosa? ... sería muy difícil tener tanta suerte, pero no estaba de más mirar.

Hizo un repaso general para ver si había algún equipamiento médico, microscopio, libros u otro material que pudiera informarnos del estado de la paciente.  Aunque había pocas probabilidades de que ella supiera manejar todo aquello, mejor será no dejar nada al azar.

Cuando la chica entra descubre que está todo muy ordenado, la enfermería seria de ciencia ficción de lo avanzada que era al menos para el tiempo en el que ellos Vivian, sin embargo, estaba totalmente cubierto todo por una gran capa de polvo. Buscando encuentra ordenadores, equipos de diagnostico muy complejos y de ultima generación, sin duda estaba equipada con la ultima tecnología, sin embargo, ahora absolutamente todo está cubierto de polvo.

Abre unos armarios y frigoríficos que no tienen energía por lo que tras 300 años todos los productos están en mal estado, las vías que encuentra están deterioradas por el paso del tiempo, las agujas y el instrumental tendría que lavarlos y desinfectarlos bien antes de poder usarlos.

Poco había que arañar, pero bueno, algo es algo, pensó Kat.  Cogió las vías y las agujas y se dirigió hacia la cocina, donde Rina debía hallarse con un cazo de fuego para desinfectarlos.

Cuando la chica entra descubre que está todo muy ordenado, la enfermería seria de ciencia ficción de lo avanzada que era al menos para el tiempo en el que ellos Vivian, sin embargo, estaba totalmente cubierto todo por una gran capa de polvo. Buscando encuentra ordenadores, equipos de diagnostico muy complejos y de ultima generación, sin duda estaba equipada con la ultima tecnología, sin embargo, ahora absolutamente todo está cubierto de polvo.

Habia abiertos unos armarios y frigoríficos que no tienen energía por lo que tras 300 años todos los productos están en mal estado, las vías que encuentra están deterioradas por el paso del tiempo, las agujas y el instrumental tendría que lavarlos y desinfectarlos bien antes de poder usarlos. Sin embargo no habia nadie en la sala

Contemple el estado impoluto y polvoriento de la enfermería. Mis ojos se detenían abiertos e incrédulos ante las herramientas tan sofisticadas que se encontraban en aquel lugar. Observe la zona con esmero, pero no conseguí ver a simple vista a quién estaba buscando.

─¿Kat...? ¿Estás por aqui...? ¿Necesitas que te ayude a buscar algo de lo que necesites? ─pregunté en voz alta, mientras giraba suavemente sobre mi misma, provocando que la suela de mis botines chirriase contra el liso material que cubría el suelo

Continué observando aquella habitación que me parecía literalmente futuristica... bueno, de hecho lo era. Me acerqué a algunos armarios y cajones, y si no tenían ningún tipo de cierre, los abrí y revisé su interior mientras esperaba la respuesta de mi compañera.

Tras no obtener respuesta de nadie en la enfermería opté por continuar investigando por mi cuenta, unos paños limpios y algún bote con analgésicos podrían ayudar a La Última. Mientras buscaba por aquellas encimeras y armarios cubiertos en polvo acumulado durante años, comencé a darme cuenta que, sin duda, esta vez sí había conseguido escapar de casa. Y de qué manera...

─Desde luego... esta vez sí que no van a encontrarme. Ni mi madre... ni él. Trescientos años nos separan, es una auténtica locura... ─pensé mientras mis dedos seguían abriendo cajones y mirando su interior─ Y volver... volver a lo mismo... no sé. Todo esto es una mezcla extraña entre realidad y fantasía... un sueño, ¿mi sueño tal vez? Aquí me siento libre, siento que tengo la libertad que siempre he querido, estoy realmente lejos de los problemas que me atormentaban pero... pero hay que volver a casa, supongo...─

El simple pensamiento de volver con mi madre y aquel hombre, aquel ser despreciable... mi padrastro, conseguía que me hirviese la sangre. Aquel estúpido hombre nunca podría reemplazar a mi padre, nunca.

─Este castillo es de locos... y ... maldita sea, han muerto dos chicos... no puedo creerlo. No puedo. Todos están como si nada hubiese pasado o qué se yo...─

Había visto y escuchado demasiadas cosas fuera de lo común como para mantenerme con entereza, siempre me he considerado, y lo sigo haciendo, una chica fuerte, lo soy, y lo sé. Pero romperme en mil pedazos de vez en cuando no me hace daño... de hecho... lo necesito, y consideré que ese era un buen momento. Estaba sola y... quería mi momento de paz.

Crucé los brazos sobre una de las encimeras, mis ojos comenzaron a empañarse en lágrimas y lo que sostenía cayó sobre la superficie, al igual que unas pocas lágrimas. Una sensación de angustia recorrió mi garganta, ahogándome. Incline la cabeza y metí mi rostro entre mis brazos, cerré los parpados y dejé que la situación me superase.

Un par de minutos después acabé en el suelo, sentada, con una pierna estirada y la otra doblada. Mi espalda contra el mueble y mi cabeza mirando al techo. Ya no había llanto, solo un reguero seco y salado de lágrimas que brillaba a la luz del fluorescente, recorriendo mis pómulos, mejillas y cuello, hasta disiparse en la clavícula.

Suspiré. Tan solo la soledad me podía escuchar en esos momentos.

─Esto es... de locos. Auténticos psicópatas... y estoy metida hasta el cuello... como ellos─

Me reincorporé, sequé con una de las mangas de mi chaqueta mi rostro y tomé lo que había encontrado de la encimera. Ahora todo manchado en polvo. Soplé para que se esfumase, como mis lamentos. Ahora sentía desahogo, me encontraba bien... dentro de la situación, me sentía un poco más cómoda conmigo misma.

─Seguiré buscando... si no muero de hambre antes...─murmuré─

La chica estuvo un buen tiempo buscando, mientras buscaba le dio la sensación de que ya alguien había pasado por ahí y había estado revisando, sin embargo, encontró varias toallas y paños que con un buen lavado podrían ser usadas sin problemas, también encontró una gran cantidad de medicamentos, pero pudo ver que la mayoría llevaban más de 200 años caducados, por lo que no sería recomendable usarlos.

Cuando estaba a punto de darse por vencida decide mirar en un cajón y allí encuentra una gran cantidad de vendas bastante nuevas, sin duda, debería de ser equipo que Himiko le quito a los soldados que mato

Sin dudarlo un par de veces tomé aquellos paños algo sucios entre mis manos y decidí dejar de lado los medicamentos, la principal razón es que llevaban siglos caducados.

Entonces en un último cajón que abrí encontré una gran cantidad de vendas aún precintadas, nuevas, y que sin duda estaban en buen estado. Esterilizadas y envasadas al vació, cada rollo podía suplir una buen cantidad de necesidades, no recuerdo cuántos había exactamente, pero nos vendrían a todos de maravilla.

─¡Esto es perfecto! ... Iré a enseñarle esto a los demás.

Tomé los rollos de vendas entre mis brazos, junto con unos cuantos paños en mi mano izquierda y me dispuse a dirigirme a la habitación donde se encontraba La Última.