Partida Rol por web

Pacientemente moví mis manos sobre el timón de mi barcaza. A diferencia de los filo-estivadores que seguían a su dueño gracias a la pulsera de filoma, yo había optado por un diseño mas simple y mas al alcance de los materiales que en su día tenia a mano, poniendo un timón manual. También era verdad que mi barcaza era un poco mas grande que un filo-estivador y contaba con una zona que usaba de tienda y habitación para dormir, algo que casi ningún estivador poseía.

Levante la mano al sol, para tapar mis ojos. Pegaba demasiado fuerte. Opte por tapar mi maltratada piel con una pequeña tela. No serviría de mucho para mi vieja persona, pero al menos me mantenía fresco. No tarde mucho en ver que algunas personas paraban y se arremolinaban. Asomándome un poco, escuche como hablaban de que alguien se había caído. Decidí ignorarlo. Yo carecía de fuerza, y tampoco iba a arriesgar mi pellejo intentando bajar unas dunas cuando podía estar en la seguridad de mi barcaza. Por suerte, algunos se ofrecieron a bajar.

No hubo muchos mas incidentes ese día, quitando la molesta sombra del Atisiv. Me ponía nervioso, mas que los animales. Seguro que era peligroso. Intente no quitarle ojo de encima, por si las moscas.

Entonces, esa noche, se desato la tormenta. Revisaba el inventario en mi barcaza, cuando note como se movía de manera inusual. Salí a revisar, solo para toparme que esta había sido unida a los filo estivadores con cuerdas. A punto estaba de acércame a soltar las mismas, cuando un pequeño brillo capto mi atención. Al segundo siguiente había saltado a la arena. Todos los filomas de los estivadores, y mi barcaza, habían sido usados para crear una especie de escudo. Me levante lentamente y entonces escuche al druida gritar plegarias.

-Lo que nos faltaba, un fanático entre esta gente. La magia no existe.- Diría en voz alta, aunque el barullo de la gente hizo perder mis palabras. La gente chillaba, y unos pocos intentaban calmar a los mas asustados. El guía parecía no saber que hacer, y entonces, un hombre salto a los haces. Mi nariz rápidamente capto el olor a carne quemada ta desagradable. Intente no vomitar, pero me fue casi imposible. Una vez vaciados mis intestinos, saque un paño, me limpie la cara y los labios y lo lance al suelo. No quería esa porquería cerca, luego, con otro paño y mi cantimplora de agua, lo moje y lo puse en mi cara, en la zona de la boca y la nariz. Para amarrarlo improvise un turbante. Empezaba a hacer demasiado frio, y notaba como el trapo húmedo casi parecía hielo, pero era mejor que oler como la gente se quemaba.

Pase los siguientes minutos esquivando animales y personas. Sobre todo animales. Note una discusión un poco mas lejos, justo donde estaba el Aistiv. Parecía que había mas gente con el, pero no llegaba a reconocerlos. Luego nos mandaron agacharnos. No dude un segundo en hacerlo. Mi cara toco la arena, y entonces todo se estremeció. Al parecer un Cristal había estallado. Los malditos Jhendrabis comenzaron a vomitar. Tuve suerte de moverme mientras intentaba levantarme. No pude decir lo mismo de otras personas. Evite mirar todo lo posible, e incluso volví a mojar el paño. Quería alejar el olor desagradable de mi.

Cuando alce la vista, lo primero que hice fue buscar mi Barcaza. No estaba lejos y por suerte estaba en perfecto estado. Un poco anchada, y con algún chamuscado, pero nada que no pudiera arreglarse. Por desgracia, el cristal estaba destruido. Maldiciendo a mis adentros, entre a buscar otro. Al salir, vi como el hombre que había gritado ahora colocaba uno nuevo. - Hey, aléjate. No me gusta que toquen mis cosas.- Respondería con voz temblorosa. No quería problemas, pero tampoco ser victima de un sabotaje. Sin embargo, el tipo ya se había marchado. Guarde el cristal entre mis ropas, pues el había dejado el suyo, y luego deje la Barcaza a buen recaudo. Esa noche no conseguiría dormir ni siquiera un poco. Decidí, que lo mejor seria acercarse a la hoguera. Con suerte me toparía con el enmascarado y le pagaría el cristal con el mio. No eran de la misma calidad, pero dadas las circunstancias era un trato medianamente justo.

Con eso en mente lleve una bolsa de tela con un poco de fruta y agua. Cualquier momento era un buen momento para negociar, y ahora mismo, la gente estaría desesperada por comida.

En pocas ocasiones un mortal ha disfrutado de los regalos que guarda el desierto. Sin embargo, éste parece ser vuestro día de suerte o quizás una insinuación remota de un sino más profundo que solo los Sabios podrían desentrañar.

En cualquier caso, vuestra búsqueda os conduce a una señal prometedora situada a unos kilómetros de vuestra posición al este. Durante el trayecto, varios cuerpos retorcidos y cuarteados por la furia de la tormenta sobresalen entre las arenas, en unas horas no quedará ni rastro de la pesadilla que todavía resuena en vuestros oídos.

Tras una pérdida de señal sospechosa y varias vueltas en círculo tratando de recuperarla, vuestros pasos finalmente os conducen hasta un lugar donde comenzar una prometedora prospección. Tras unos minutos de esfuerzo, una desgastada placa de aspecto metálico aflora a la superficie. Por su ligereza y resistencia, quizás podría tratarse de... Acevidrio?! si fuera así, éste paseo habrá valido la pena.

Tras guardar a buen recaudo vuestro hallazgo, emprendéis el camino de vuelta, ligeramente decepcionados al no encontrar supervivientes. La furia de la tormenta ha arrancado la piel y dibujado profundas escoriaciones en los cuerpo de los caídos, ahora ya casi invisibles bajo la arena.

Año 467 (Según Cómputo de Ázur)/ 25 (Según Cómputo del segundo Advenimiento)

Cénit de la estación seca, también llamada Mordrám ´da. 

Día 11 del viaje de la caravana clandestina tras partir de Safrojja.

Con el amanecer, los agotados supervivientes de la caravana sintieron como el ardiente sol, siempre oculto por las gruesas nubes, calentaba poco a poco sus entumecidos huesos. El dolor, fruto del sobreesfuerzo y las privaciones, nubló el despertar de todos ellos, agriando el humor y propiciando palabras hoscas y gruñidos propios de animales heridos. Un desayuno frugal y la perspectiva de otro día de agotadora marcha no mejoraron los ánimos y muchos apenas pudieron mantener el contenido en sus tripas cuando repararon en los motivos de la ausencia del druida...

Cuidadosamente apartado del campamento y semienterrado por las arenas, el cuerpo destrozado del joven contempló con un solo ojo ciego y reseco como los supervivientes se acercaban en silencio a contemplar su truculento estado. Y no era para menos, le habían abierto vaciado la caja torácica tras partir el esternón con un fuerte golpe, extrayendo el corazón para proceder a introducirlo con fuerza en la garganta. A juzgar por los mordiscos que presentaba el órgano, el pobre diablo todavía estaba vivo cuando se lo introdujeron en el gaznate.

Nadie dijo gran cosa, las señales estaban muy claras: Venganza. Incluso para aquellos que desconocían el Sennë de los Kemanh Frylir, el autor había plasmado con tanta fuerza el mensaje en el lienzo de la carne que la traducción era universal. Y lo peor de todo era que nadie podía reprochárselo, ya que el muchacho había cometido el terrible error de ofrecer esperanza en medio de la desesperación... y esas eran las consecuencias del fracaso.

Ni siquiera el viejo guía murmuró algo más que una plegaria silenciosa.La indiferencia nacida del cansancio hacía mella en todos y pronto dejaron al difunto bajo el cuidado del desierto. Actuaron con rapidez, desmontando las tiendas y poniendo a punto los Filo-Estivadores, asegurando las mercancías, motivo real del terrible viaje y susurrando palabras de ánimo a los Jhendrabis, que ligeramente aturdidos todavía, remoloneaban haciendo caso omiso a las órdenes de sus amos.

Apenas una campanada más tarde, alcanzaron la cumbre de la duna y comenzaron el descenso, el viento cargado de polvo soplaba a su alrededor perezoso, como en silenciosa burla ante su deplorable estado. Dos campanadas más tarde, hicieron un alto para humedecer los labios y permitir al guía consultar un viejo mapa grabado en una placa de quitina.

Tenía la sensación de que no había pegado ojo en toda la noche, sin embargo seguro que en algún momento debió caer rendida al sueño aunque fuese por un instante. Fuese como fuese pudo contemplar la salida del Sol, un espectáculo maravilloso pero que auguraba otro largo día de calor insoportable.
Lavó su cara con un poco de agua y después sacó una cajita en la que llevaba algo parecido al carbón para tiznar sus ojos de negro pintando todo el alrededor de sus párpados y dibujando una línea vertical que cruzaba sus mejillas.
El supuesto druida había sido ejecutado según la ley del pueblo. Ayleen apenas presto atención al cuerpo mutilado, sin embargo si que observoó las caras de los supervivientes, todos parecían derrotados, demasiado cansados y con los ánimos claramente mermados. La joven recogió sus cosas y las cargo a su espalda. Después miro a los ojos a aquellos con los que había compartido verdagua y apretó los labios en un gesto que pretendía llamar al valor.

La oscuridad del descanso me envuelve, no sueño nada que mereca la pena grabar. Lo mas interesante,sera la cara del espiritu que invoco.Por lo demas, nada. Era decepcionante sin duda, lo es. Esperaba yo soñar con GHYS,aun le falta intrusion.Sobre todo lo que cada mago debe aprender primero, que somos una bomba andante y que posiblemente nos pasen cosas raras.

Pero al parecer los ERRANTES,no le pareciero el momento indicado para aquellas intruciones. En algun otro momento soñaremos juntos.

Aparte de tales pensamientos, mi actuar en la mañana es de lo mas tipica.

Estirar los musculos y moverme entre el gentio de gente,habia sucedido algo para que todo el mundo se halla apilado en la escena del acortecimiento, y ahi mi andar fue digno de recordar.

-Oh, ¡asi acabo el Crisol! A un le falta pratica, le debieron haber cortado las pierna y despellejado la piel.Para que sufriera con la sequedad del desierto. Estos asesinos suyos, le falta aun el salvajimo de los Largatos. 

No habia tenido el suficiento tiempo compartido con aquel ser,como para sentir alguna pizca de sentimiento ante su muerte, y con lo que he sido yo testijo durante mi epoca de salvajismo y muerte. Este pequeño acto de veganza,no era lo suficiente para destrozar un poquito mas, lo que quedaba en mi mente.

En su lugar,dado que era "especial" espero que todo el mundo deje de figarse hacia ese ser, y usando mi musculos le arranco los cuernos que poseia,todo en la mas absoluta soledad del desierto.Yo no queria que nadie me viera en mi pequeño acto y ya teniendolo en mi poder de esos cuernos, le pido a NOX que lo guarde por mi.

-Crisol, inutil. Recuerdo para mi y tu, unidos ya vamos jajajaja aburrido esto.

De hay la caminata fue de lo mas monotono,para cuando el guia nos indica que debemos pararnos para consultar su mapa. Yo aprovecho la ocasion para hablar con GHYS

-Buen dia GHYS.¿Sonaste ERRANTES? ser ummmm "unicos" ellos.

El sol comenzaba a ascender en el horizonte y sus primeros rayos cosquillearon en el rostro del muchacho. Fly arrugo la nariz y comenzó a estirarse entre las mantas entre las que se acurrucaba. Le dolía todo el cuerpo por haber estado la noche encima de la arena y una de sus piernas se le había quedado dormida  por lo que tuvo que masajearla para que circulase la sangre y poder incorporarse. Después de ver lo acontecido durante la noche se estremeció y la idea de buscar un grupo de compañeros volvió a inundar sus pensamientos.

-Al menos estaré más seguro, creo...-Pensó el muchacho.-

Tras recoger sus pertenencias mirando de reojo al resto de la comitiva, un enorme rugido salió de su estómago, al chico le pareció que el ruido había resonado por todo el campamento y sus pálidas mejillas se sonrojaron hasta tomar el color del vino. No había comido nada la noche anterior y sus raciones de comida escaseaban.

Creo que debería comer algo...,apenas un bocado antes de continuar la marcha repondrá mis fuerzas al menos hasta que hagamos la primera parada...-Pensó el chico.-Luego ya veré que hacer, intentare que me den un trozo de carne de Jhendrabi echando una mano con los Filo-Estibadores. La verdad es que nunca he abierto uno de esos..., pero no creo que sea demasiado difícil sacarles un poco de potencia más, haciendo unas pequeñas modificaciones. Entonces se tapó la boca y comenzó a reír entre dientes.- Esas cosas siempre se le han dado muy muy bien a Fly, creo que esa será la labor de Fly hasta que nos separemos. ¡Fly-arregla-cosas!.¡Fly-mejora-cosas...!

Tras varias horas de deambular por el desierto el viejo guía hizo una parada para consultar el mapa. Ese fue el momento que eligió el chico para presentarse, se acercó muy despacio hacia el grupo que viajaba con el Atisiv y una vez que estuvo frente a ellos coloco las manos en las caderas y en su rostro la mejor de sus sonrisas. Guiñando un ojo alzo una mano hacia su pecho y señalo su corazón con el pulgar, acto seguido garabateo en la arena las letras: F - L - Y. Y volvió a señalarse en el pecho con el pulgar.-En ese momento sus mejillas adquirieron el tono de la mañana e hicieron que sus facciones parecieran más redondas, disimulando así la extrema delgadez del chico.

Las personas son tan complicadas...-Pensó en esos segundos en que la mirada de todos se clavaron en el.-Quizás debí haberme mantenido al margen de todo esto...

Despertaría al día siguiente sobre mi cama. Seguía con la ropa del día anterior, y mi espalda dolía. En algún momento de la noche, el sueño me había vencido, y había caído rendido sobre la cama. Levantándome con dolor, frote mi espalda con un quejido. Eso iba a ser una gran molestia. Tambaleándome acabe acercándome a una caja cercana. Busque dentro un poco de ungüento. No serviría de mucho, pero al menos calmaría el dolor.

Tras la aplicación del ungüento saldría al exterior, con mi bolsa de comida. No tenia pensado bajar de la barcaza. Al menos era la idea hasta que vi a muchas personas arremolinadas. Alce la vista para ver que sucedía. Estaba lejos, pero por suerte el Aistiv aparto a las personas. Luego, se agacho a hacer algo. Cuando se aparto, pude ver lo que parecía una persona, pero con el cuerpo abierto. Aparte la mirada con molestia. Eso me quitaría el hambre.

-Pobre diablo. Seguro que alguien a hecho cumplir la ley. Culpa suya en todo caso.- Acabe el gajo de naranja que poseía para guardar la bolsa dentro del compartimento. Era hora de continuar la travesía. Con algo mas de esfuerzo conseguí encender los motores y continuamos el viaje.

Pocas horas mas tarde al ancla toco la arena. Nos deteníamos para que el guía mirase el mapa. Eso podría llevar un tiempo. -Como mi madre siempre decía, aprovecha cada momento para hacerte rico.- Entre al compartimento y abrí lo que seria la ventana lateral, creando un leve mostrador. Luego, coloque algunas semillas, grano, pan seco, una gallina y un par de frutas, las cuales se echarían a perder pronto. -Vengan señoras y señores. Acérquense. Tengo comida para todo el mundo. A un módico precio claro esta. Tengo toda clase de objetos, para aquellos que estén provistos de alimento.- Como muestra, enseñe uno de los muchos cuchillos que tenia a la venta.

No tardo en reunirse un grupo modesto de gente, y la fruta y varios sacos de grano fueron vendidos con facilidad. Lo demás aun tardaría un poco. -Muchas gracias por su compra.- Decía a una mujer mientras yo le daba el grano y ella algo de dinero. Conté con velocidad las monedas. Los negocios iban bien. O todo lo bien que se podía, dadas las circunstancias.

Pocas ventas después, algo curioso llamo mi atención. Era un niño, un Sote Kadeem. No lo había visto el día anterior, pero también era verdad que había demasiada gente. Se estaba acercando al Aistiv y su grupo, hizo algo delante de ellos, y luego ellos lo miraron con extrañeza. Estos chicos. Seguro que les había dicho alguna tontería. Mejor no entrometerse.

Ah, mis débiles huesos... sinfonía de dolor. Bueno, poco a poco viejo, un paso después del otro. Trataba de animarme sin demasiado éxito a medida que iba perdiendo velocidad respecto al grupo. Tras la máscara, mi frente empapada de sudor a causa de un ataque de fiebre ardía martilleada por un fuerte dolor de cabeza.

Para cuando el grupo se detuvo a hacer un alto, me encontraba ya ligeramente rezagado... Oh, no. Ésto no es buena señal. Maldita sea, tienes que aguantar.

En silencio, caigo de rodillas sobre la ardiente arena, incapaz de continuar. Ojalá pudiera alquilar a uno de esos avariciosos un buen Jhendrabi. Por desgracia, lo que portaba no estaba en venta al menos hasta alcanzar Huan.

Un mercader aprovechaba para deshacerse del género vendiendo fruta desecada. Tambaleándome, me aproximé a su destartalada barcaza, tratando de dar una apariencia de confianza. Será un milagro que no me confunda con un pordiosero... maldita sea.

-Tiene cítricos marinados?- pregunto con voz rota haciendo acopio de fuerzas para deslizar un par de monedas. Concluido el trato, deslizo mi máscara con suavidad e introduzco mi última esperanza de seguir vivo bajo la lengua. Por favor, que funcione...

Tras arrebujarme para cubrir mi blanca piel del ardiente sol, observo al pequeño que parece querer decir algo por gestos. No es muy complicado, con una sonrisa marcada en mi rostro oculto, me acerco con cierta cautela.

-Tú eres Fly? Un nombre peculiar pero no menos lo es el mío! Ric Luskal a tu servicio- me presento ofreciendo una mano que no es estrechada. Nada nuevo realmente, el muchacho parece tener problemas de comunicación y éste no es el lugar adecuado para resolverlos.

-Toma, es Verdagua,no veneno. Quedan un par de tragos y puedes quedarte el pellejo. Viajas solo?- Me temía una respuesta que incluyese el relato de la pérdida de una familia pero mi sonrisa confiada se mantuvo firme.

-Camaradas! Verdagua para todos! Yo invito!- grito tras rebuscar en el filo-estivador y extraer cinco pellejos rebosantes del preciado líquido. -Ya me lo devolveréis cuando lleguemos a Kabzajhim!- aseguro entre risas.

Observo como beben. Si, es importante que la moral no se desplome y los regalos ayudan bastante a ese propósito. Uno tiene mayor posibilidad de sobrevivir si se alía y agrada a los que son más fuertes y pueden defenderse... pero quien es el más fuerte aquí?  Nadie. Solo unidos formamos la fuerza que nos permitirá llegar con vida a nuestro destino.

Había conseguido conciliar el sueño al lado del fuego y cuando desperté estaba tumbado boca arriba con la boca empapada de haber babeado. El sueño me había encontrado a las tantas de la madrugada y como estaba acostumbrado a vivir en el desierto de aquí para allá ya estaba acostumbrado a que la arena se me clavara en la espalda y esta estaba endurecida a tal punto que podía dormir a pierna suelta encima de un montículo de arena sin tener dolores al día siguiente. 

Me sequé la boca y bebí del pellejo de agua que tenía enganchado a la cintura y de repente me vino a la mente las palabras del muchacho, la amenaza al aire que conducía aquella frase me hizo sentir un escalofría cuando vi que todo el mundo estaba rodeando algo. Me acerqué corriendo para poder contemplar que sucedía. El druida muerto. Torcí el gesto, mas valía el que cualquier otro. No había sido agradable, no había sido simpático e iba de perdonavidas por el desierto. Es lo mínimo que le podía pasar cuando se puso a gritar que habíamos enfadado a los espíritus.

Busqué con la mirada al chaval pero no lo encontré hasta que se paró alguien delante nuestro. - Que le pasa a este tío? Por que no habla? Ahora había dos chicos pululando con la trupe, era cosa mía o se multiplicaban? Entonces caí en la cuenta. Aún no había visto a Ghys. Había jurado no quitarle el ojo de encima y al día siguiente no lo había buscado. Me giré para buscarlo por los alrededores, pero mi prioridad ahora era el niño. - Que te has perdido... en el desierto?

No éstrecho la mano al muchacho, pero al ver su ofrecimiento relajé el cuerpo y cogí el pellejo lleno de verdagua. Estaba caliente pero era mejor eso que nada. Dí un largo par de tragos, después con la manga de mi camisa sequé mis labios y esbozé la mejor de mis sonrisas. Tras esto negué con la cabeza a su pregunta y ahora fuí yo el que le tendí la mano.

Esta persona pequeña me gusta, no parece tan compilcado....,-Pense sorprendido- No me ha pedido nada a cambio y eso es raro en estos dias...creo que podremos ser amigos...Solo los dioses sabian cuanto necesitaba un amigo...

Después de estrechar la mano al chico mire al hombre que hacía las veces de guardaspaldas y volví a negar con la cabeza a su pregunta. Me volví a señalar con el pulgar en el pecho y volví a señalar las letras del suelo que ya estaban borradas en parte..., después le señale con el dedo índice y me encogí de hombros señal de que no conocía su nombre...

Espero que me haya entendido correctamente que estoy preguntando su nombre... - pense en ese momento.- En fin las personas son tan complicadas...

Cuando el guía hizo un descanso para consultar el mapa un muchacho se acercó. No pronunció palabra, en cambio escribió y se señaló.

Debe ser mudo 

Pensó Ayleen.

-Ayleen- Respondió ella señalándose con el pulgar tal y como había hecho Fly antes. 

Al ver al otro muchacho acercarse y entablar "conversación" entre los dos se sintió más tranquila. No le gustaba ver a un niño solo pero mentiría si no dijese que  prefería no ser responsable de uno ahora mismo. Mientras observaba como el que se había presentado como Ric empezaba a repartir Verdagua para todos me percato de que el hombre de la máscara, Temu, ha quedado rezagado. Me preocupa ya que durante la noche ya me hizo dudar si amanecería con vida o cadáver, por suerte solo habíamos tenido que lamentar una pérdida más a parte de las que se llevó la tormenta y los haces. 

Tomo uno de los pellejos que ofrece Ric aunque temo que más adelante pretenda cobrarse el favor a precio de oro, y me encamino hacia Temu. Cuando llego a su altura él ya se había comprado algo de comida, sin duda debía de tratarse de algo desecado o marinado, le iría bien para recuperar energía, pero lo más fundamental en el desierto y en cualquier lado era el elemento líquido.

-Vamos, ven conmigo- Le digo con un tono de voz que hacer parecer que doy una orden y una expresión en el rostro como si estuviese enfadada, el negro tiznado alrededor de mis ojos hacen todavía estos aspectos más severos -Hidrátate y no te quedes atrás- Parece que se lo exija, mientras le ofrezco el pellejo lleno de verdagua. Durante la noche él me había dado un buen consejo y era el momento de devolverle el favor.

Hoy no va a morir nadie más si yo puedo evitarlo.

Me mantengo a su lado mientras le insto a avanzar, ofreciéndole la opción de cogerse a mí para ayudarle si le es preciso.

Me desperté con los primeros rayos del alba, la espalda de dolía a causa de dormir apoyado de Brusco, y tenia frío. La humedad de la noche cubrió mí piel casi al completo. Me froté con la manta y me la puse a modo de capa antes de levantarme. El Jhendrabi aun dormía y lo dejé dormir. Desenterré los frascos con los cristales que me quedaban, colgandolos en mi cinturón y revisé las alforjas. Brusco se despertó perezosamente mientras hacia está operación, pero era tan insensible. Siguió acostado, mientras no lo necesitara. Aproveché para dar una vuelta al campamento. Y apartado en un rincón, vi al druida tendido en un charco de sangre ya chupada por la arena. No había nadie al rededor y las señales de violencia eran inconfundibles.

El Sennë, no podía ser de otra. Quién sabe que cosas habrá hecho el "crisol" para ganarse esa muerte. Eso era algo que sí me importaba un poco. Sentí a la gente arremolinándose en torno al cadáver y luego abrirse paso. Me voltee y vi a NOSTRUM acercarse. Siempre se apartaban cuando el estaba cerca. 

Me sobre salté cuando vi que iba a arrancarle un cuerno al druida, por dios. Y eso ya era mucho, pero luego comprendí lo que pretendía. Debía tener propiedades mágicas, chico listo. Tomé el cuerno, apenas notando su extraña textura y lo guardé entre mí ropa. Era complicado ocultarlo, de no ser por la multitud, bendita sea. 

Me giré y regresé a donde estaba mí jhendrabi. Saqué el cuerno y lo escondí en las alforjas, bajo el fondo falso de uno de los bolsos. Donde guardaba unos cuentos escritos en papiro. Después de esconderlo, ya estaba listo, como casi todos para partir. No sentía mucho la muerte del druida, despues de todo, si me descuidaba, podría ser yo el siguiente en amanecer así. 

El viaje pasó con lentitud y sopor, como todo en el desierto, había un punto en el que el calor era tan intenso que se sentía frío, y ardiente a la vez. Así que me eche la capa a la cabeza y me la envolví por completo. Conservaba mejor la humedad, por lo menos hasta la parada de descanso.

Cuando nos detuvimos, me senté a comer, un poco de Marinado de Mezcua que nos habíamos detenido a comprar. Ya no me quedaban muchas reservas, necesitabamos llegar rápido a Kabzajhim, sino media caravana moriria de hambre. Pensaba sentado en Brusco cuando un niño se acercó mucho, y comenzó a garabatear en el suelo. Pero no le presté atención, mucha gente se acercó a el. Ellos podrían ayudarlo mejor que yo. 

Me interesaba el mercader con la barcaza, eso sí, no tenia nada que comerciarle. La comida me era más util por ahora que cualquier cachibache tecnológico 

Subido en uno de los mejores Jhendrabis, una figura que hasta ahora había pasado desapercibida, mira a su alrededor con aire somnoliento. ¿No hemos llegado todavía? Escupe en la ardiente arena, mientras mira al horizonte. Se vuelve a tumbar sobre el duro caparazón pero no parece molestarle, o no parece importarle que le moleste, que no es lo mismo. La noche ha sido un poco estresante y le ha tocado correr durante la tormenta, no sé si eso merece una propina al guía, que le devuelvan el dinero, o pedir una segunda vuelta.

Se lleva la mano a uno de los compartimentos de su caro chaquetón, que aunque ha visto días mejores, sigue haciendo su función. Saca un cigarrillo y se lo pone en la boca. No debería fumar acostado, podría provocar un incendio. Con la boca hace una mueca de gracia a su propio chiste. Después rebusca en un par de bolsillos hasta dar con un encendedor, un pequeño juguete alimentado con Aceite de roca, al accionar un gatillo, sale una pequeña llama color azulada. Mientras se lo acerca a su cigarro. Una chispa de la fragua de vulcano para desatar la lenta combustión de este arcanoide nicotínico. Al encendérselo se echa más el sombrero sobre los ojos adoptando una postura más cómoda, mientras, suelta el aire despacio.

-Puta mierda de viaje.

Mi campo de vision es invadido por la aparicion de un nuevo ser, uno la mayoria de la veces suele tener un fin aciagno Ya sea porque terminan siendo devorado por este desierto, o porque son simplemente presa facil para esclavizarlo, para asi tener el doloroso trabajo de cumplir los apetitos oscuro de su amo.

Pero no deja de ser interesante,el hecho que este pequeño feto. Ha tenido la fortuna o inteligencia como para sobrevivir en la gran caminata que sucedio en la noche anterior.Ademas su cara revela un gran aspecto demacrado que tiene. Un sobreviviente es a fin de cuenta, aunque tenga tan poca experiencia en la vida.

-Tu.... ¿quien eres ?.

Quizas se asuste un poco dado el recien abierto enlance telepatico,seguramente sea la primera vez en su vida,que experimenta la sensacion de escuchar mi "voz" directamente en su pequeño cerebro, con suerte no deberia gritar ante mi pequeña pregunta.Luego veo, como otros le ofrecen agua y ofrecimiento para que el lo acompañe, tras lo cual el solo se limita a señalar la arena. Donde estaba escrito unas palabras.

-¿FLY? tu ser FLY,tomar mi nombre.

Le imito su pequeño gesto de escribir bajo la arena,garabateando NOSTRUM con tamaño considerable dado el tamaño de mis dedos, al terminar le señalo mi nombre. No deja de ser un contacto muy primitivo, y es preferible el olor del mar para acompañar a mi nombre.Pero esto seres infravaloran demaciado la capacidad de los olores para comuniarse mutuamente, al final de cuenta. Es mas directo y efectivo que el propio lenguaje oral.

-Tener mi nombre hay, ¿donde ser tu hogar ? FLY sobreviviente.

Había dormido poco, la caminata por la arena alrededor del campamento había llevado mas tiempo del esperado y le había quitado descanso, pero no se quejaba pues pese a todo había valido la pena. No hubo sueños esa noche, tal vez lo que había visto durante el día había sido tan inverosímil que no podía ser superado por la imaginación nocturna. El despertar fue menos ruidoso que los días anteriores, ahora eran muchos menos y nadie tenía muchos ánimos para hablar. Revisó que aún tuviese sus pertenencias y que el filo-estivador que había alquilado siguiese cerrado. Desde dónde estaba buscó al Dossi y le hizo un gesto con sus dedos indicando que todo estaba bien. 

Un tumulto de gente se había formado alrededor de uno de los cuerpos que habían muerto la noche anterior, ya había visto demasiados sin encontrar ningún superviviente y no tenía intensiones de continuar con la búsqueda, pero lo grotesco de la visión le llamó la atención. Al acercarse reconoció al druida. Hizo un silencio por unos segundos, no en honor a él, sino a los Innba Frilyr que había conocido décadas atrás - No debiste salir del bosque, el desierto no perdona - dijo en voz baja antes de alejarse. Buscó con la mirada a Artifo. Terminarás igual si no te cuidas, amigo, pensó cuando lo divisó a lo lejos.

Caminaron un buen rato, esta vez lo hizo en soledad, las muertes aunque fuesen ajenas no dejaban de incomodarlo. Trató de no pensar en nada, el camino y el silencio parecían borrar de su memoria los horrores que había presenciado. Una campanada indicó al grupo que debía detenerse. No pasó mucho tiempo hasta que se cruzó con el Asitiv, claramente no había sido casualidad, el gigante no paraba de buscarlo en todo momento. Sin embargo, Ghys ya había aceptado que todo el viaje sería así, y comenzaba a acostumbrarse a su presencia. - No he dormido bien, ni he tenido sueños - Los errantes, hasta ese entonces parecían fantasías que tenía en su cabeza y que lo volvían loco por las noches, pero para Nostrum eran verdad. - Tampoco tengo ningún apuro en que tus "amigos" hagan su aparición... nuevamente. Porque ayer vinieron, han sido ellos, no es así? Todos sabemos que no hay tormentas como esas- se había dado cuenta que no había sido algo natural lo que los había azotado, tal vez eran espíritus como el druida sostenía, pero la tormenta no cesó pese a sus súplicas , así que Ghys pensaba que otras fuerzas lo habían causado, y hasta ahora solo había visto algo así en sueños.

Cuando la gente comenzó a acercarse se alejó, aquello era entre el gigante y él, y solo Nox los había escuchado alguna vez. La compañía del Asitiv resultó un tanto inesperada, pues dos niños se acercaron. Uno al parecer era mudo pero no era ningún tonto, sabía escribir y darse a entender. El otro era generoso, ofreciendo verdeagua a todos sin nada a cambio. Chico listo, que te deban un favor es mas importante que ganar dinero pensó mientras los contemplaba desde lejos.

Caminó hacia el mercader, en el gremio muchos se conocían aunque no todos de destacaban por las mismas cosas. Éste llevaba su tienda consigo y al reconocerlo se acercó - Pronto te darán hasta lo que no tienen por un poco de comida, bien pensado - sonrió y apretó su antebrazo a modo de saludo - Veo que la tienda Daltoe sigue ofreciendo lo que hace falta en los lugares mas insólitos. Me alegra que hayas sobrevivido, cada vez somos menos en la caravana - aprovechando la cercanía susurró a sus oídos - pero los filo-estivadores siguen siendo los mismos - guiño un ojo y se paró a su lado.

Desde allí reconoció a la mujer del arco que compartía una bebida con un hombre con máscara que había comprado comida a Isderuv, notó que le insistía en que lo acompañase. -Hey, aún podemos bailar si quieres - dijo en voz alta - si tu amigo lo permite, claro- hizo un ademán hacia el enmascarado pidiéndole permiso - También puedes comer alguna de las delicias que se venden aquí, tu elige y yo te invito- sonrió a la mujer mirándola a los ojos.

Aquella mujer se habia acercado a nosotros y tras unas amables palabras me indico a caminar junto a ella lo que restaba de jornada.

Esta persona tambien parece amable con Fly..., es muy guapa- penso el chico y tras sonrojarse se tapo la boca con ambas manos y comenzo a reir sin emitir sonido alguno.- Ayleen..., es la persona-chica mas guapa que e visto jamas...
Entonces le tendio la mano en señal de amistad a ella tambien.

Despues aquella enorme criatura se acerco mas y se inclino un poco.Un olor a agua y sal inundo el aire a su alrededor entonces se introdujo en mi mente una voz..., Con un gesto instintivo me cubri las orejas y casi estuve a punto de caer de rodillas cuando esa voz que no era humana empezo a hablarme. Mis labios comenzaron a temblar,los ojos se me abrieron como platos y la boca se torcio en una mueca de incredulidad.

Imito mi anterior accion y escribio en el suelo NOSTRUM, me sentia paralizado ante la exibicion de poder de la criatura y solo pude a escribir en el suelo HUAN, tras esto dibuje una flecha que salia de la palabra y volvia a regresar a la misma...

Volvia a casa...

Aquel muchacho llamado Fly pareció sufrir una especie de dolor de cabeza por un momento. Dibujó algo más en la arena un tanto consternado y finalmente decidió seguir a Ayleen. Ella lanzó una mirada de reojo al Atisiv y apretó los dientes. 

Mejor que el chico venga conmigo a que se quede cerca de este demonio.

El muchacho debía tener una edad similar a la de uno de sus hermanos así que asintió cuando vio que seguía sus pasos. 

Seguramente sus familiares se perdiesen ayer en la arena, quien sabe qué horrores ha debido soportar este pequeño.

Temu le hizo extrañamente caso, aunque tampoco es que Ayleen el diese otra opción, era testaruda y aunque era menuda solía intimidar, sin quererlo, a los otros chicos de su tribu. 

Estaba dándole el pellejo al hombre con la máscara cuando Ghys se acercó a ella. Ayleen no fué consciente de ello hasta que escuchó su voz.

Ghys:

-Hey, aún podemos bailar si quieres -

Se volvió de repente para encontrar allí al Kemanh Frilyr de cabellos plateados. El aire pareció atascarse en la garganta de la joven. Aquel hombre tenía un aire desvergonzado y un aura de chico malo que la bloqueaban por alguna razón. Jamás había tenido que lidiar con algo así, por eso, para su sorpresa, quedó mirándole fijamente como paralizada. Pero entonces terminó su frase y Ayleen frunció el ceño.

-No necesito el permiso de nadie- Respondió como si estuviese indignada mientras se erguía con orgullo. 

La verdad es que la noche anterior había sido incapaz de tomar bocado. Había bebido sí, pero cada trozo de comida que trató de llevarse a la boca le recordó aquellos cuerpos quemados por los haces, y después por su mente comenzaban a desfilar aquellos cuerpos llevados por la tormenta. Lo peor eran sus rostros, aquellos ojos vacíos de vida, como de cristal, que miraban fijamente sobre una mandíbula desencajada por el dolor y el horror.  Sin embargo allí estaban los que habían sobrevivido, y el cuerpo termina por pedir lo que necesita. Ella era una chica fuerte, por los antiguos que lo era, pero llegaría a la noche claramente debilitada si continuaba así. Por eso cuando Ghys le ofreció la invitación a comer sus tripas sonaron como si rugiese una bestia salvaje y ella no pudo evitar sonrojarse avergonzada. 

-No se bailar- Alcanzó a responder, pero sonó más como una disculpa que como una negativa.

Las cosas avanzaban a buen puerto. O eso le parecía. No tardo en acabarse toda la fruta marinada, y el pan. La gente comenzaba a animarse, algo lógico teniendo en cuenta que ahora muchos podían comer. El niño ya parecía haber sido atendido, y hasta otro niño, que empezó a repartir verdagua, se le acerco. Negué con la cabeza ante el mal trato realizado. Aquellas personas podrían deberle un favor por el agua, pero si no retenía en su mente a quien daba que, perdería mas que ganaba.

Fue en ese punto que una cara conocida se acerco a mi. Correspondí el saludo agarrando su mano.- Tiempo sin vernos Ghys. Ya sabes como funcionan los negocios, despluma a la gente antes de que te desplumen a ti.- escuche con atención lo que decía.- He sobrevivido por poco. Y espero que no se vuelva a repetir otro incidente. Como tu dices, somos pocos.- Guiñe mi ojo, en señal de entendimiento a sus palabras pronunciadas a baja voz.

Una leve risa acompaño a mis agrietados labios para después continuar ante la presencia d ella mujer y el enmascarado.- Si quieres invitar a la chica, quizás tenga algo mejor que las vituallas de siempre.- Respondí con cierta complicidad, mientras repasaba en mi cabeza, que artículos selectos podría ofrecerle.- Creo que, hasta poseo un viejo instrumento, si alguien sabe tocarlo podríamos hacer música y así la enseñas a bailar.