Señalé a Herbert cuando hizo su declaración, asintiendo para secundar sus palabras.
- Ahí es donde yo quería llegar, hay un incleíble secretismo en torno a la Logia y sus integrantes, es casi imposible encontrar referencias al respecto ¿acaso no les parece extraño eso? - desde luego a mi si que me lo parecía - En ese escrito del que les hablaba, un grupo de lugareños asaltaba la casa del tal John Scott porque allí se perpetraban actos de brujería negra y cosas de eso estilo, ruidos y gritos en mitad de la noche y trasiego de extranjeros de dudosa procedencia... esto puede no ser más que un cuento de un superticioso paleto, pero en ese relato se habla especídicamente de una "Orden" y se relaciona además con algo o alguien llamado Cthulhu... no sé como diablos se pronuncia... Señores, no sé que opinan ustedes pero yo creo que esa Orden es nuestra Orden.
Ya llevábamos un rato allí y no tardarían en subir a buscarnos. No estaba muy por la labor de una entrada a escondidas en la mansión, aunque no era la primera vez que me veía obligado a perpetrar un allanamiento de morada, pero estaba claro que no podíamos contar con Edward Call, había que pensar en otra cosa.
- Bien, ya saben lo que pienso, yo no me echaré atrás como el señor Call, seguiré hasta el final y si resulta que todo eran imaginaciones mías entonces podré finalmente dormir en paz y disfrutar de los placeres del conocimiento que ofrece nuestra Orden - volví a sacar mi taco de tarjetas de visita, donde estaba escrito mi número de teléfono y mi dirección - Nos reuniremos mañana mismo en mi despacho, es un lugar seguro, y podremos seguir la conversación... Vengan por la tarde, a eso de las 5 y trataremos el tema con más calma ¿les parece?
Ante las palabras de Harper, Herbert casi se sintió euforico, acababa de llegar a un lugar nuevo y se había arriesgado mucho, comentando esa información con sus nuevos compañeros. Sonrio y extendió la mano que casi el estaba temblando para recoger una de las tarjetas que le estaba ofreciendo, miro la dirección y tras pensar unos instantes.
Si creo que conozco la dirección, señor Harper, y mañana me presentare en su despacho con puntualidad inglesa. Alli podremos intentar seguir un patron de investigación y rezar para que todas estas sospechas no nos lleven a un final no deseado.
Ahora señores creo que lo mejor es que me vaya a reunir con Edward y el resto de integrantes, asi no levantaremos más sospechas.
Herbert, se guardo la tarjeta en un bolsillo interior de su chaqueta, con gesto de esfuerzo y apoyandose en su bastón se giro para dirigirse al salón, antes de salir al exterior, se giro. Hasta mañana caballeros, por el bien de que esto quede en secreto no hablare más con ustedes esta noche, Nigel si deseas acompañarme y ayudarme a bajar las escaleras, tu y yo juntos sera más convincente.
Ciertamente, me había olvidado de que posee usted un despacho. Estaré allí puntualmente pero anes contesteme a una pregunta- ¿Qué es lo que le ha hecho que se decante en confiar en nosotros?
Por supuesto, al decir en nosotros me refería a mi persona, ya que no había tenido nunca una relación con ese caballero diferente de la del resto.
Mostrándose de acuerdo
- No cabe duda de que algo extraño hay, aunque permítanme que sea más cauto y menos fantasioso que ustedes. Soy Maestro y no he encontrado ninguna prueba de lo que hablan pero... no descarto nada desde luego. Mañana estaré en su despacho sin falta, ahora bajemos pues la reunión no tardará mucho en acabar.
Se dirige hacia la puerta y la abre , saliendo al pasillo rumbo a las escaleras.
- Bueno, señor Crowley, supongo que tiene que ver con que el doctor Call le tiene cierta simpatía - le dije después de pensar unos instantes - Edward es la única persona en este lugar en la que confío, y si el confía en usted y en O'Conaill, entonces no veo por qué no debería yo confiar... Sé qué esto resulta confuso, extraño y arriesgado, y por ello no quiero que se sientan obligados a participar, como les he dicho puede que no sean más que imaginaciones mías, puede que esté equivocado... Pero al menos quiero tirar del hilo y ver hasta donde me lleva - miré a los dos nuevos integrantes, el señor Lloyd se había mostrado muy interesado en el asunto, eso era bueno - Adelantándome a otras posibles preguntas, he decidido incluir a nuestros dos nuevos hermanos porque entiendo que aún no están lo suficientemente metidos en esto como para creer lo que les cuento... Ustedes tienen la última palabra, si acuden a la reunión entenderé que están conmigo y si no es así lo entenderé de todos modos.
Al menos había conseguido crear interés. Realmente esperaba que alguno de ellos hubiera hecho una investigación por su cuenta, pero o no se lo habían planteado siquiera o no querían compartir lo que habían encontrado. Me sentí bastante solo en aquellos momentos, quizás estaba equivocado y aquello no era más que una sociedad de caballeros que se dedicaba al ocultismo barato, pero eso significaría que Edward Call se equivocaba, y eso ya no me parecía tan posible.
-Esta bien señor Harper. Acudiré a la reunión a la hora acordada. No se equivoque, me honra que confie en mí, sobre todo teniendo en cuenta la gravedad del asunto.Sin embargo, si me permite darle un consejo, no creo que sea conveniente compartir esta información con nadie más.
Además-continué-supongo que tenga usted más olfato que yo para estas cosas y, espero que no le importe, pero creo que llevaré mi psitola. Solo por sí las moscas. Nunca se sabe quien puede estar escuchandonos ¿y quien sabe?-dije a modo de broma-Puede que esto me ayude a salir de la rutina en la que me hallo metido
Aquella conversación empezaba a escaparse por todos los lados. El tal señor Harper estaba comenzando a crear paranoia por doquier y, aunque el maestro O'Conaill y el señor Lloyd se mostraban más cautos y escépticos, Crowley parecía completamente absorbido por la vorágine conspiracionista que proponía el frater. ¿Y Nigel...?
Bien, al margen de que se había llevado un buen chasco sobre el hecho de que no fuera el Wendigo el motivo de la conversación (tema que le interesaba y fascinaba), la verdad es que estaba haciendo cierta mella en su psique la posibilidad de que algo oscuro se estuviese forjando tras las puertas de la Órden. Al fin y al cabo él mismo estaba siempre a caballo entre la parte social y pública de cada persona, y su yo más oscuro y animal. Pero con calma... intentaba considerar todas las posibilidades... el rostro demacrado del líder... las referencias demonológicas al Crepúsculo de Plata... la situación cartesiana de la mansión... demasiados datos. Habría que investigar.
Nigel tomó la tarjeta como si su sola posesión implicase culpabilidad inmediata por un delito de ausencia de la lealtad que acababa de jurar. Sin saber cómo o dónde esconderla, como si cualquier lugar fuera a ser descubierto con facilidad automática, al final optó por rebuscar bajo su túnica y ocultarla en la parte interior de su pantalón. Cielos... en verdad estaba poniéndose realmente nervioso. Aquello el había tocado.
Meneó la cabeza afirmativamente respecto a la reunión que proponía Harper y acompañó a la puerta a su "compañero de promoción".
- Bajemos, Herbert... estas cosas no pasan en Inglaterra, ¿verdad? - dijo sin ganas de reír su propio comentario.
Salís de la biblioteca cerrando tras vosotros, bajáis al piso de abajo donde afortunadamente nadie o casi nadie se ha percatado de vuestra ausencia, los fráteres han limpiado las bandejas de canapés y los camareros pasan bandejas casi vacías. Sobre las mesas se ven más de una docena de botellas vacías de las que ya se ha dado buena cuenta.
Varios de los hermanos lucen mejillas sospechosamente sonrojadas e incluso hay alguno que ríe a carcajadas.
Os mira fijamente cuando entráis en la sala, obviamente se ha dado cuenta de vuestra ausencia pero no dice nada delante del resto y lo deja pasar.
- ¡ Hermanos ! hoy estamos de enhorabuena pero la prudencia y la templanza son también enseñanzas de nuestra orden. Por ello hagamos honor a esas enseñanzas que todos hemos jurado respetar y dejemos la fiesta aquí antes de que vaya a mayores...aunque veo que para alguno es tarde - carcajada general- doy pues, por concluida esta reunión , no sin antes proponer un brindis por Herbert y Nigel.- dice levantando su copa.
Me sirvo una copa de un whisky escoces y me uno al brindis
-Por nuestros dos nuevos hermanos, que durante muchos años puedan brindar con nosotros
Es la primera vez desde que ingresé en la logía que realmente me apetece salir de allí
Al bajar las escaleras decidí continuar con el tema del Wendigo como tapadera, hasta el momento nos había funcionado bien así que no había por qué dejarlo, era mejor no levantar sospechas.
- Bien, bien - dije exagerando un gesto de apobación - pues con sus dos nuevas incorporaciones ya hemos formado un interesante grupo de investigación... estoy seguro de que desentrañaremos todos los secretos del Wendigo, distinguiremos entre ficción y realidad y ¿qué diablos? lo pasaremos bien mientras tanto.
Mi capacidad para fingir no conocía límites, aunque he de reconocer que a veces más bien me extralimitaba. Agarramos al vuelo los últimos canapés que quedaban, pues los hermanos estaban ya a punto de reventar y las bandejas pasaban a su lado como si nada. Tomé también la última copita de whiskey, la necesitaba después de los nervios del aquel asunto clandestino. Me uní al brindis que propuso nuestro líder alzando la copa.
- Salud - dije sencillamente
Tras terminar la copa y antes de que comenzásemos a levantar sospechas, decidí que lo mejor era marcharse, ya no había mucho más que hacer allí de todos modos. Saludé efusivamente a mis nuevos compañeros de investigación, estrechando su mano con cortesía.
- Ha sido un placer compartir esta velada con ustedes - les dije mientras les estrechaba la mano - en la próxima reunión compartiremos nuestros hallazgos y seguro que estaremos un paso más cerca de ese ser mitológico: el Wendigo - les guiñé un ojo de forma casi imperceptible - Que pasen una buena semana, caballeros.
La plana mayor y el resto de miembros acude al probador a dejar las túnicas y coger sus respectivos abrigos, yéndose cada cual a su casa. Quedando en pocos minutos la casa desierta. Salís fuera sin vuestras túnicas(para algunos nuevas) y cada uno se va a su casa , quedando citados en el despacho de Harper.
Herbert bajó las escaleras con dificultad, agarrado del brazo de Nigel, la pierna le volvía a doler, sobre todo cuando estaba mucho tiempo de pie y el día de hoy había sido muy largo.
Nada más llegar al salón buscó un camarero que le ofreciera una copa de cognac, esperaba que con eso se le pasara algo su dolor. Mientras vió como salían un tiempo después sus compañeros y como con habilidad hablaban del recurrido tema del wendigo. De reojo miro a Scott y un escalofrió le recorrio la piel. Quien era ese hombre realmente?
Mientras le miraba sus ojos se clavaron en él y ofreció un brindis por los dos nuevos "hermanos". Con un ligero temblor en las manos y mientras le seguía mirando Herbert alzó su copa y brindó.
Ahora se sentía aún más cansado y perdido dentro de la logía, la gente se empeza a marchar y mientras se despedía decidió que también era su turno.
Busco a su amigo y jefe Edward y se despidio de él.
Muchas gracias Edward, ha sido una velada magnifica y estoy realmente encantado de que me ayudaras a entrar aqui, pero ya conoces mi dolencia y el día de hoy ha sido muy largo por lo que creo que lo mejor sera que me retire. Mañana nos veremos.
Mientras salía busco con la mirada a Nigel y con un simple gesto se despidió de él.