Off-topic: Hijos de Henry y Paige

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10/06/2013, 13:42

Tamara Mitchell

HISTORIA

Tamara Mitchell es sin duda una de esas personas que irradia optimismo, naturalidad y buen humor. Desde pequeña sus ojos vivos y curiosos y su sonrisa risueña, hacían que tuviera buenas relaciones con casi todo el mundo. Conoció la magia y la tradición familiar desde muy pequeña, por lo que para ella ha sido tan normal como respirar. Si bien en la adolescencia pasó su época de renegar de todo y se marchó de viaje con una de sus mejores amigas, Imala.
Algo que no sabe todo el mundo, es que de pequeña le gustaba mucho ver a su tía Piper cuando hacía pociones. Si hay algo en la magia que la atrae realmente es realizar pociones, mezclar ingredientes y ver cómo hacían un poderoso efecto. Sin embargo, la observaba a hurtadillas, pues por respeto a su padre a quien adoraba hasta la devoción, sobretodo de niña, trataba de no inmiscuirse demasiado en la magia, al menos hasta que le dieran permiso de verdad.
Y no pasó mucho hasta que la llevaron a la escuela de magia, pues se reveló su poder y era algo… digamos comprometido, pues era algo drástico y el no poder controlarlo preocupó a sus padre, puesto hacer explotar algo más que un simple juguete podría ser muy peligroso.
Y allí en la escuela de magia se reencontró con sus primos, aunque realmente les veía a menudo y con los que se llevaba estupendamente, pero allí, sus recuerdos se llenaron de anécdotas, de vivencias y experiencias y de sabiduría… y de pociones… sobretodo, de pociones. Aunque ahora lo tenga más apartado, las pociones siguen siendo su preferencia. Algo que comparte con Melinda, y que la ha hecho acercarse más a Piper para practicar juntas.
Sin embargo, estuvo mucho menos tiempo que otros de sus primos, sus ganas de ver el mundo podían mucho más que la disciplina de su tío Leo. Realmente su padre le recriminaba mucho pues los estudios no eran su fuerte, ni los normales ni los mágicos. Ella prefería vivir la vida, vivir experiencias, viajar, adoraba viajar… viajar a lugares inhóspitos, llenos de naturaleza virgen. Tamara envidiaba en secreto, o no tanto, a los primos y tías que podían orbitar o teletransportarse, pues a pesar de tener sangre de Luz Blanca, nunca, al menos hasta ahora, había podido orbitar.
Una de sus travesuras más recordadas en la familia Halliwell y la Mitchell, fue su viaje a uno de los mundos de la magia donde conoció a Hadas y Duendes. Necesitó la ayuda de la familia para volver, pues era demasiado joven para poder hacerlo sola, pero aquel viaje, que además ha mantenido en secreto y no ha contado a nadie, ni siquiera a Kat, la marcó para siempre en su visión de la Magia y de los habitantes de ese Mundo. Si bien para entonces conocía el poder del mal y le daba miedo, cuando volvió parecía diferente, era como si confiara tanto en el Bien que nada pudiera hacerla creer lo contrario.
Tam era además una chica atlética, siempre lo fue, desde pequeña adoraba correr al aire libre, y aunque no jugaba a ningún deporte concreto, adoraba ir de excursión con su familia, algo que duró bien poco ya que era prioritario el duro trabajo de sus padres, el esfuerzo de su madre por mantener su trabajo mágico de protección y formación de nuevas brujas, y además el joven Henry, que con la adolescencia se encerró en sí mismo, para pesar de su hermana mayor que le adoraba y vio como día a día se alejaba más y más.
Sin embargo, mantuvo una tradición con su gemela a partir de entonces, que consistía en ir juntas los domingos a pasear perros. Algo que empezó como divertido para pasar a ser indispensable, no solo por el paseo y la buena obra de pasear los perritos solitarios, sino porque las dos hermanas tenían su momento para hablar y estar juntas.
Y es que Tam y Kat siempre, siempre, siempre, estaban juntas de pequeñas, hasta que Kat decidió tomarse los estudios mucho más en serio que Tam, sobretodo los mágicos, y se encerró en los libros, para disgusto de Tamara que veía como su compañera de juegos prefería un tarde tranquila en la biblioteca que salir a jugar.
Sin embargo, las largas charlas de su padre y de su hermana, la hicieron entrar en razón y terminó graduándose para ser maestra, algo que no le disgustaba, aunque hubiera preferido vivir en la reserva con su amiga Imala, a quien visitaba asiduamente. Conoció a la chica india en un campamento de verano, al que insistió tanto en ir que fue imposible disuadir, era una especie de granja escuela en la que enseñaban muchas cosas y que Tam disfrutó como una enana, fue la primera vez que era tan independiente y se separaba de su hermana gemela, seguramente Kat estuvo llorando el mes entero que duró el campamento. Seguramente fue ahí donde Kat se enamoró de los libros de magia… A veces Tam se culpa de no habérsela llevado con ella, por mucho que dijera que no quería.
En la actualidad, con su poder completamente controlado y su necesidad de viajar atenuadas por el ajetreo del día a día, Tam había decidido mudarse, algo que volvía a alejarla de su hermana, y lo que había provocado algo de tristeza en ambas, y un poco de cabreo en Kat, o tal vez miedo, no estaba segura.
Su trabajo en una pequeña escuela la satisfacía bastante, pues los niños eran tranquilos y no suponían demasiados problemas, aunque lo que más adoraba era llevarles de excursión… Adoraba verles cuando explicaba cómo acumulaban comida las ardillas o cómo vivían los conejos.
Su relación con la familia es bastante buena, tanto Kat como ella son personas amables, cariñosas y simpáticas, si bien Tam es muy independiente y el hecho de haber estado de viaje durante muchas reuniones familiares llevaba a sus tías a más de un cabreo con ella y con su madre. De hecho más de una vez habían tenido que orbitar para traerla, sin embargo, no era algo que le podían echar en cara, pues nunca había hecho ningún mal con ello.
Y por extraño que pudiera parecer, Kat y Tam eran muy muy gemelas, tan iguales como dos gotas de agua, pero nunca se intercambiaron, tal vez sus ojos y sus sonrisas hubieran revelado de quién se trataba, pero podían haber fingido muy bien, pues hasta los diez años, sus diferencias eran mínimas. Después de eso, se diferenciaban completamente, tanto por la ropa como por las prioridades. Actualmente y para disgusto de las hermanas Haliwell, Tam se volvió pelirroja, algo que le parecía increíblemente guay, y que todo el mundo opinaba que era muy extraño. Aunque tenían que reconocer que no le queda mal del todo.
En cuanto a sus hermanos, adoraba a Kat, eso era indiscutible, aunque pasara mucho tiempo con Imala y hablase de ella hasta la saciedad. En cuanto a Henry, era su adoración, al igual que su padre, les daría cualquier cosa que pidiesen (excepto no viajar claro), sin embargo, Henry había crecido y se había encerrado, ahora era distante y aquello la hería mucho más de lo que dejaba ver. No dejaba de preguntarse qué le había ocurrido.