- Mierda, exclama el Guerrero mientras observa el penacho negro de la hiriente arma, vamos chico, vamos, intenta animar al joven muchacho herido,¿alguien conoce al muchacho y de donde viene?
Asombrados observais como un hombe que dice se un paladin se acerca al niño y como posa sus manos sobre la herida que milagrosamente se cierra. El niño abre y cierra los ojos y despues mira hacia vosotros con la vista totalmente desenfocada pero con mejor color en su cara.
- ¡Padre¡ ¿Los trasgos ya se han ido? ¿Y madre donde esta? ¿En otro carromato? -
La curación ha surtido efecto en cuanto a la herida fisica pero lo que te temes es que el veneno siga afectando al pobre chico y todavia tenga alucinaciones. Desgraciadamente no dispones de ningun antidoto ahora mismo y tardarias en hacerlo.
En cuanto escuche eso ultimo, me plante delante del centurion.
-¿Trasgos?Centurion, este niño podria tener informacion de interes sugiero que me lo deje bajo mi custodia durante el tiempo que sea necesario para obtener dicha informacion.
Le toco la frente durante unos segundo.
-Es cierto que la herida se ha curado pero aún no está recuperado del todo. Tiene algo de fiebre y puede que vea alucinaciones por el veneno... -digo, aún, con la mano en su frente.
-Además, ahora deberíamos dejarlo descansar no atosigarlo con preguntas. -añado mirando de reojo hacia el explorador.
Escucho las palabras del clerigo.
-La decision es suya en el fondo centurion, pero tenga en cuenta que no sabemos si de verdad esta curado el niño ¿y si recae?-señalo al niño.-Aprovecha el momento dicen algunos.
-Esa flecha pertenece a los engendros, lo sé, las he visto en las granjas que atacaron otras veces, solo necesitamos saber de donde viene el muchacho para seguir a esa banda de guerra, afirma el guerrero mirando al improvisado grupo y al centurion, Por cierto, estaba envenenada, de ahí que igual tenga más fiebre, continua mientras sigue observando el proyectil.
El centurión escucha consternado las palabras tanto del muchacho como las vuestra, y tras mirar hacia la puerta por donde surgue un grupo de clerigos a la carrera se gira hacia vosotros con una expresión de ferrea resolución.
- No tengo muy claro lo que esta pasando aqui. Pero si que se que puede haber personas en peligro, nuestros vecinos, ciudadanos de La Marca. Que no pueda decir nadie que la gente de Marvalar no corrió presta al auxilio de sus amigos - y hace un gesto a los soldados - ¡A los caballos!-
Despues se gira hacia vosotros
- El niño quedara en buenas manos al cuidado de de los clerigos de Valion. En cuanto a ti, Knavar y tambien vosotros amigos. ¿Vendreis con nosotros a ayudar a esa pobre gente en peligro? -
-Bueno, yo tengo un contrato y ganas de machacar a esos malditos engendros ¿que mas razones necesito?-Le dije al centurion emocionado.
-Claro, claro siempre estamos dispuestos a ayudar.... ¿pero creo que se menciono algo de una paga?. Termino la frase mirando al centurion poniendo mi mejor cara de persona inocente
Me incorporo al ver aparecer a los clérigos. Suelto un suspiro. Estaba nervioso pues era la primera vez que veía a un niño en ese estado. Normalmente siempre eran fuertes guerreros o ágiles exploradores los que requerían mis cuidados pero, herir a un chico era demasiado.
-Contad conmigo, no puedo permitir que los que ha echo esto se salgan con la suya. -digo mirando al centurión muy serio.
Ogión, tras darse cuenta de que las posibilidades de éxito de su empresa eran mucho mayores si se unía a la compañía que si la emprendiese en solitario, dijo:
-Contad conmigo, os ayudaré en cuanto pueda.
No sabía a donde le llevaría el destino, pero necesitaba aprovechar cualquier oportunidad de reencontrarse con su anciano maestro, dado que en el fondo de su corazón guardaba la esperanza de hallarlo todavía con vida.
Whilhem contesta "En realidad este asunto oficialmente no es una misión de mi orden pero mi juramento de impartir justicia me compromete a proporcionar el mismo trato o incluso defender a los habitantes de esta ciudad con la el peligro que acabamos de observar". Después dirigiéndose al centurión y a los hombres que prestaron ayuda al chico dice "Me llamo Whilhem, paladín de la orden de Bahamut y os ayudare en lo que pueda para poner orden en este territorio para que se equilibré el bien en la comunidad".
- A unos valientes como vosotros se os recompensara con creces. En cuanto volvamos se os pagara 20 monedas de oro a cada uno - dice el centurion agradecido de que os presenteis voluntarios. A continuación le grita al vigia de la Torre. -¡Que traigan seis caballos más para estos hombres!-
Al poco de gritar estas palabras los soldados surgen con los caballos cuyos cascos retumban como el trueno al cruzar el porton de salida y consiguiendo casi eclipsar el sonido de la tormenta que se acerca. El viento agita el penacho del centurión y vuestros cabellos mientras os poneis en marcha en direccion al cruce de caminos. Una fina lluvia comienza a descargar sobre vuestros rostros y el cielo se ilumina con relampagos en el horizonte anunciando el final de la calma que precede a la tormenta.