Partida Rol por web

La Mano / Gran Biblioteca
Horario: Noche

Justo al llegar a su lado, el Mago de Torán conjuró una esfera incandescente que explotó ante ellos. Serpiente se vio arrojado a un lado por la onda expansiva de la tremenda explosión que tuvo lugar, que le empujó duramente contra las estanterías. Aun así, se las arregló para no caer y lanzar hacia delante a Virides Serpes. La punta de la espada encantada sorteó la protección mágica y rasgó el rubio cuero cabelludo de Dragair, haciendo que un gran mechón ensangrentado cayera al suelo y la sangre cubriese su rostro deformado por el dolor.

Buho no dio tregua, lanzando escombros sin cesar, que mantenían ocupados los escudos tralúcidos que protegían al Mago, mientras otra de las certeras flechas de Águila los atravesaban y se llevaba como recompensa el dedo anular de Dragair.

Zorro supo que tenía que aprovechar la situación, y lo hizo, moviendose con rápidez para evitar las mortales descargas y lanzando un tajo de arriba hacia abajo a por la rodilla del Hechicero, al cual le salvó la pierna la armadura encantada que le rodeaba, de manera que en lugar de cercenársela, sólo le causó un golpe que hizo que Dragair cayera sobre esa rodilla con una mueca de dolor y furia.

Los Señores del Kai sintieron que tenían una posibilidad. Dragair había sido herido. Tenían que rematarlo antes de que pudiera volver a atacar...

La situación es más que complicada. Es ahora o nunca... - piensa el Señor del Kai mientras vuelve a colocar una flecha en el arco prestado y apunta a la refriega...

La Mano / Gran Biblioteca
Horario: Noche

Los golpes alcanzaban sin cesar al Mago que, a pesar de sus poderosas protecciones mágicas, era incapaz de repelerlos todos.
Pero, aun herido casi mortalmente, el Maestro Dragair resultó ser letalmente peligroso.

La túnica ajada y ensangrentada debido a las incontables heridas se agitó cuando entre las dos palmas del hechicero apareció de nuevo una esfera de energía que llenó el espacio entre librerías de arcos eléctricos.

Con una sonrisa desquiciada y ensangrentada, el Mago de Torán se levantó a pesar de su rodilla destrozada...

Malditos seais... ¡¡OS LLEVARÉ AL INFIERNO CONMIGO!!

La esfera estalló y la luz blanca lo inundó todo. La onda expansiva lanzó a Serpiente Silenciosa y a Zorro Plateado volando varios metros más atrás.

Cuando recuperaron la visón, Águila Certera y Buho Sabio pudieron ver a sus compañeros caidos en el suelo, desmadejados e inmoviles y con sus ropajes humeantes.
Parecía que la descarga había acabado con ellos...

Y unos metros más atrás, Dragair se arrastraba por el suelo mientras vomitaba sangre, pero el maldito alzó de nuevo una mano en la que faltaban dos dedos para conjurar de nuevo su hechizo...

La Mano / Gran Biblioteca
Horario: Noche

Águila vio a sus compañeros caidos cerca de un malherido Dragair. ¡Tenía que alejarlos del Mago antes que los rematase! Pero ¿cómo?

De pronto, Buho Sabio dio con la solución, saliendo de su cobertura para plantarse ante el Mago, a tan sólo unos pocos metros de distancia. Águila comprendió que Buho se estaba exponiendo para darle una oportunidad a él.

A pesar de su estado, Dragair pudo ver claramente a Buho y de su mano mutilada surgieron descargas electricas mientras su boca musitaba incoherencias asesinas.

Águila no podía permitir que su hermano de Orden se sacrificase y avanzó hacia el Mago, colocándose a poca distancia suya. Tensó el arco y disparó.

La flecha pasó a milimetros de la sien del Mago, sin tocarle y se destrozó contra el suelo.

En su estado, el Maestro Dragair ni siquiera se dio cuenta, mientras desataba su magia contra Buho.
Por suerte, las ráfagas de energía se desviaron hacia arriba, lejos de Buho Sabio, que interpuso un pesado tomo frente a él que desvió los restos del ataque mágico del Mago...

La Mano / Gran Biblioteca
Horario: Noche

Águila Certera apuntó con cuidado y disparó. La flecha surcó el aire como impulsada por el deseo de venganza del Señor del Kai y atravesó escudos y protecciones mágicas como si no estuvieran allí, para terminar atravesando tela, piel, carne y hueso al clavarse profundamente en mitad del pecho del Mago de Torán.

Dragair abrió mucho los ojos inyectados en sangre mientras agarraba con las manos la flecha que le salía del pecho y trataba de extraérsela sin éxito. Pequeños arcos eléctricos comenzaron a surgir de su cuerpo. La mirada asesina de Dragair se llenó de terror mientras las descargas que le recorrían se hacían más violentas y le hacían convulsionarse mientras su piel se ennegrecía y empezaba a echar humo.

Y entonces, sin previo aviso, el Hechicero estalló con violencia en descargas de energía mágica, que elevaron su cuerpo en el aire por un momento hasta que, cuando al fin cesaron, hicieron que Dragair cayera a plomo sobre el suelo embaldosado. Las terribles descargas alcanzaron también a Buho Sabio, haciéndole caer inconsciente.

De pronto, todo había terminado.

Del poderoso Mago de la Hermandad de la Estrella de Cristal conocido como Maestro Dragair sólo quedó un cadáver chamuscado.

Y en la por fin silenciosa Gran Biblioteca de Ruanon sólo se escuchó el grito de rabia de Águila Certera mientras corría hacia sus hermanos caidos...

La Mano / Gran Biblioteca
Horario: Noche

Tras la muerte del Maestro Dragair, las puertas de la biblioteca se abrieron. Por ellas entraron a toda velocidad los miembros de la unidad de arcabuceros de Ruanon, con su líder, Brandon Furia, al frente. Todos ellos con sus uniformes carmesíes y sus rifles y pistolas de chispa apuntando hacia el frente. Tras ellos, los hombres de la Guardia de La Mano, armados con ballestas, dirigidos por su jefe Weyland Thorne, acompañado por el Capitán de la Guardia Personal del Barón, sir Alistair Grey.

Lo que vio Weyland le llenó de horror. Los cuerpos carbonizados del Bibliotecario y del Maestro Dragair, apenas reconocibles. Y los aparentes causantes, los jóvenes Señores del Kai que desaparecieron de la ciudad apenas hace dos días, la mayoría malheridos...

Pero lo peor estaba por llegar, cuando vió como sir Alistair Grey surgía de entre las estanterías de la complicada biblioteca llevando el cuerpo inerte de Irina, la hija del Barón, en sus brazos. Weyland observó con el corazón encogido las lágrimas que brotaban de los ojos del veterano sir Alistair.

Y entonces oyó la desapasionada voz de Brandon Furia, hablándoles a los Señores del Kai, mientras la unidad de arcabuceros en pleno levantaba sus armas y les apuntaba.

Señores del Kai. Con la autoridad que me ha conferido el Barón Derek Vanalund como jefe de seguridad de esta Fortaleza, serán detenidos y encarcelados, acusados de los cargos de asesinato y conspiración, hasta ser sometidos a la justicia del Barón. Depongan las armas y no se resistan...

Brandon Furia levantó sus dos pistolas, apuntando a los Señores del Kai, mientras una desagradable sonrisa se dibujó en su cara.

O de lo contrario... no volverán a ver la luz del Sol...

FINAL DE LA PRIMERA PARTE

EPÍLOGO

El Mago había muerto...

En su prisión en lo alto de la Torre de la Guardia, el Helghast repasó mentalmente el plan que había trazado con tanto cuidado.

El Mago debía morir, eso era lo principal, por lo que cuando los jóvenes Señores del Kai llegaron a Ruanon, por fin vio la oportunidad que tanto tiempo llevaba esperando.

Ellos podrían ser capaces de enfrentarse al Mago y acabar con él... pero debía ser cuidadoso, no podía decirles lo que querían saber de golpe, sino poco a poco, dejando un rastro de pistas que les llevara lenta pero inexorablemente hasta el Maestro Dragair.

Ahora, su plan había dado resultado. La información que proporcionó a los Señores del Kai había terminado con el resultado que esperaba... El Mago muerto.

Como sospechaba desde hacía tiempo, el pentáculo mágico que le retenía no era suficientemente poderoso como contenerle. Su prisión estaba reforzada con energías mágicas... y dichas energías no eran otras que las energías vitales del Maestro Dragair...

Ahora que había muerto, el Helghast pudo notar como los muros invisibles de su prisión se hacían cada vez más delgados y se debilitaban por momentos, ya que no contaban con el poder de Dragair para reforzarlos.

El Helghast se puso en pie y caminó hasta el extremo de su prisión, enmarcada por el pentáculo de runas grabado en el suelo.

Por fin podrá completar la misión que le encomendó el Lord Oscuro Zagarna.

Y por primera vez tras cinco años de cautiverio, el Helghast alzó su esquelética mano y con lentitud la extendió fuera del pentáculo...