Partida Rol por web

Confiados en que no opondréis resistencia, unos pocos bajan de las alturas. Se deslizan por las lianas, agarrados a los pilares como autenticas serpientes. Os desarman y se llevan las mochilas, para luego ataros. El trenzado de las cuerdas, aunque primitivo, cumple su función. Su silbido de victoria, ahora más fuerte, raspa vuestros oídos.

—Yo nada, señorita. Ahtu me habló y os necesita. No sé para que —se encoge de hombros, sin perder su sonrisa—. Su regreso es pronto, supongo que me lo dirá.

Lo tétrico de las palabras no logra derrotar a lo dulce de su voz. La combinación de ambas es algo monstruoso. Sin delicadeza, los hombres serpiente os sacan de la sala por otro de los túneles del anillo exterior. La luz se apaga mientas os alejáis a sitios donde no llega la luz, esperando vuestro nefasto destino en esta ciudad maldita.