Partida Rol por web

Mensaje en blanco por si acaso.

Mensaje en blanco por si acaso.

El valquiria se alejó a de la zona a toda velocidad mientras las turbinas del aparato aullaban al ser forzadas al máximo de su potencia. La nave había recibido varios impactos al despegar de la zona, procedentes de diversos puntos del edificio aun ocupado a todas luces por el enemigo. Uno de los artilleros del transporte pasaba con detenimiento sus dedos enguantados por un par de los boquetes que los impactos habían causado.

Todos los supervivientes del equipo estaban exhaustos y algunos de ellos ni se habían abrochado los arneses de seguridad al subir a bordo, por lo que un oficial de vuelo recorría los asientos enganchándoselos con cuidado de no molestarlos en su merecido descanso. Todos tenían una pinta espantosa tras dos días arrastrándose por aquel lugar, pero estaban fuera y ya se había acabado. Por las ventanillas del vehículo el grupo vio pasar rápidamente un paisaje similar al de un largo borrón de tinta mientras pensaban en los compañeros que habían quedado atrás. Una voz interrumpió los pensamientos del equipo, era la voz del piloto que sonaba a través de los altavoces de la zona de transporte: !Atención, 10 minutos para llegar a la zona de reunión, los equipos sanitarios están listos y preparados! Se esforzaba por hacerse oír sobre el ruido de los motores.

El tiempo pasó rápida y dolorosamente mientras toda la tensión y el cansancio acumulado comenzaba a pasaros factura de una forma directa. Los músculos comenzaban a agarrotarse y las extremidades se convertían en pesados lastres. Minutos después la nave comenzó a realizar una serie de tirabuzones mientras descendía sobre el campamento base del que un par de días atrás habíais partido. El aparto bajó rápidamente dando vueltas y se posó con delicadeza sobre una H pintada de blanco en el suelo y señalizada con balizas rojas.

Cuando la puerta se abrió la luz del lugar os cegó momentáneamente pero cuando esa sensación desapareció, pudisteis ver que una figura os tendía la mano para ayudar a bajar. Era una figura regia, y recortada por la luz se distinguían los elementos de un uniforme del comisariado rematados por una capa. Era Gaunt, y os tenida la mano para ayudaros a bajar del transporte. Cerca se encontraban Tolin Dorden, Leps y Mattane con sus equipos médicos portátiles para asistir a los heridos que había a bordo, pero no eran los únicos, pues en torno al hangar había una línea de fantasmas que aumentaba conforme llegaban más soldados de los distintos puntos donde se encontraban en el campamento. Por encima del sonido de los motores apagándose comenzó a sonar un sonido repiqueteante, el sonido de los aplausos de los fantasmas ahí reunidos que os daban la bienvenida.

Bienvenidos de vuelta a casa muchachos. Dijo Gaunt mientras comenzabais a bajar del transporte con vuestros equipos echados al hombro.

!!PRIMERO Y UNICO!!.. !!Primero y siguientes!!.. Los gritos y los aplausos de los fantasmas que os rodeaban fueron quedando atrás conforme el equipo médico os acompañó a las instalaciones sanitarias de la base donde el regimiento estaba acantonado. Un barracón prefabricado, con un interior blanco inmaculado y 20 camas dispuestas en dos filas a lo largo de las paredes os esperaban cuando entrasteis al lugar. Cada uno soltó su equipo a los pies de la cama que escogió y tras quitaros las melladas armaduras anti-fragmentación, os tirasteis en vuestros camastros dejando que todo se apagara y quedara atrás. Por fin estabais en casa con los vuestros.

... 2 días después ...

El grupo de los supervivientes se había pasado la mayor parte de los dos días siguientes a su llegada durmiendo y recuperándose de sus lesiones. Por turnos habían pasado por una larga sesión medica donde se les había desparasitado, curado sus heridas, limpiado la mugre, e inyectado dosis dobles anti-plaga completas para evitar que nada de lo pasado los días anteriores les acabara infectando como solo el caos lo hace. Dorden y su equipo los había tratado de maravilla como siempre, y los había atendido sin avasallarlos a preguntas como solía pasar tras la vuelta de un equipo. Sabía que debían descansar y así dejó que fuera.

Tras esos dos días de descanso llegó la parte más complicada del proceso de una misión, la parte que todo soldado odiaba. Completar los informes de lo sucedido. Por turnos fueron pasando a una sala donde Gaunt, Hark y unos oficiales que los miembros del equipo no conocían, escucharon todo lo sucedido sobre la operación. Los xenos en la prisión, la corrupción, los psíquicos, la pérdida del cadete-comisario y los demás miembros de los equipos, los engendros que el enemigo había introducido en la prisión, el oficial enemigo neutralizado y el blasfemo ritual que se estaba dando en el momento en que entraron en la sala... Los galones y las insignias capturadas fueron de gran utilidad, y los oficiales desconocidos se interesaron mucho por esos objetos, que guardaron en una caja estanca y se llevaron rápidamente.

Volver a revivir aquellos acontecimientos fue duro para el equipo, pero cuando todas las entrevistas fueron completadas Gaunt y Hark reunieron al equipo en una sala con una mesa circular y tras confirmar que todo el proceso administrativo había sido cumplimentado y que ellos se encontraban suficientemente recuperados como para volver junto al resto del regimiento, comentaron la operación que los fantasmas habían llevado a cabo como algo de vital importancia. El Gaunt llegó a señalar que aquel ritual que el grupo había logrado detener, por la información facilitada al alto mando, habían llegado a saber que podía haber acabado con la vida de todo el planeta. Incluyendo a los regimientos desplegados en el. Gaunt les comunicó algo importante.

El trono sabe que no debíais haber ido vosotros a esa misión, y también sabe que hay cosas que no puedo contaros, pero maldigo cada día a los mal nacidos que nos obligaron a enviaros a vosotros allí... Esas palabras del Coronel-Comisario os desconcertaron un poco. Pero el trono también sabe que lo habéis hecho de manera excepcional, y habéis demostrado con creces que todos los fantasmas, incluso los más jóvenes, tienen las mayores agallas de todo el maldito Imperio.

Hark le pasó una carpeta al Coronel-Comisario, y este la abrió y ojeó su contenido del modo en que alguien que sabe lo que pone lo hace, rápidamente y por encima. El alto mando de la cruzada se ha enterado de lo que ahí sucedió, y os ha concedido ciertas condecoraciones. Sé que es algo que no sirve para traer de vuelta a los compañeros caídos, pero el reconocimiento y la gratitud del planeta es lo mínimo que se os debe.

Todo el grupo permaneció en silencio pensando en los compañeros que debían estar ahora en esa sala, y las miradas se dirigieron a las sillas vacías que les representaban. Equiparos, prepararos, id con los fantasmas, querrán celebrarlo.

Gaunt y Hark se levantaron y el resto del grupo lo hizo al mismo tiempo. El coronel Comisario os saludó militarmente y os dijo: Estamos orgullosos de vosotros.

Aquel mismo día los jóvenes del regimiento se vistieron con su uniforme negro de campaña recién estrenado y se callaron las boina con la insignia del regimiento bien limpia y oscurecida con hollín tan y como les habían enseñado fuera de la instrucción hombres como Mkoll o Mkvenner en pequeñas sesiones básicas. Con el equipo de combate pero sin sus armas, pues se encontraban entre camaradas, los supervivientes de la escuadra caminaron hasta el barracón donde los fantasmas tenían sus alojamientos.

El lugar era una nave grande y alargada donde numerosas literas recorrían todo el lugar hasta llegar a la zona más alejada, donde normalmente los soldados disponían de equipos de gimnasio y zonas con canchas para practicar competiciones de distintos deportes que los distrajera. Esta vez en aquella zona no había nada de aquello. Todo había sido retirado y habían dejado el lugar completamente despejado, de modo que todo el regimiento se había reunido en un semi-circulo. Todos iban con sus mejores uniformes, limpios para la ocasión.

El grupo entró desde el fondo de la sala y recorrió el camino que dejaban las literas y cuando llegaron donde los fantasmas estaban reunidos estos se apartaron para dejarles pasar al interior del semi-circulo que formaban todos reunidos. Allí se podían ver cientos de caras conocidas que os miraban con orgullo, desde Rawne que hizo un leve gesto de asentimiento hacia Olan, hasta Dorden, Kolea, Raglon, Varl, Daur, Larkin... y cientos más. En el interior del semi-circulo se encontraban Gaunt y Hark con sus uniformes de gala. El comisario Víctor portaba en su mano una pesada caja de madera. Todos los fantasmas a vuestro alrededor estaban aullando y silbando, vitoreando al equipo que había vuelto. Gaunt alzó una mano y poco a poco el regimiento fue silenciándose.

Hoy estamos aquí para cumplir dos puntos muy importantes. Alzó la voz como tantas veces había hecho, modulándola para hacerse oír con voz firme y autoritaria entre sus hombres. La primera de ellas, es honrar a los jóvenes fantasmas que han caído sirviendo a la causa del Emperador, que lucharon con valor y determinación hasta el último segundo. Estamos aquí para pedirle al Emperador que los acoja a su lado y pueda reunirse con sus familias que ya los esperan allí. Zweil apareció y se puso junto a los dos comisarios con un semblante noble mientras pasaba sus manos por su barba blanca.

La segunda razón por la que todos nosotros nos hemos reunido hoy aquí, es porque una vez más, los fantasmas han demostrado su valía en el campo de batalla. Puede que no fuera una batalla donde se hayan realizado grandes cargas con estandartes ondeando al viento, pero el trono sabe que ha sido una batalla que ha supuesto la vida para todos nosotros y todos que pisan el suelo de este planeta.

Los fantasmas aullaron mientras aplaudían y vitoreaban a los ocho jóvenes soldados que en fila y posición de firmes escuchaban a su comandante. Los vítores eran ensordecedores, y Gaunt tardó unos minutos en poder continuar. Cuando los soldados volvieron a calmarse, sacó una hoja de la pechera de su uniforme y en voz muy alta comenzó a leer:

!Por las acciones llevadas a cabo por los reclutas del Primerio y Único de Tanith, el alto mando ha resuelto que son dignos de las siguientes condecoraciones, aplicadas desde este mismo momento!. El comisario Hark abrió la caja que sujetaba y Gaunt bajando la hoja, pues había memorizado lo que ella contenía, las tomó en sus manos y comenzó a ponérselas a los soldados que en fila y muy firmes esperaban con rostro impasible. !La Cinta Intrínseca, concedida a la unidad por haber representado el eje que ha supuesto la victoria sobre este mundo, y haber evitado la derrota completa y total de las operaciones sobre este mundo! La medalla de doble cinta fue colocada sobre cada uno de los miembros de la unidad, mientras estos estrechaban la mano al Coronel-Comisario.

!La Orden de la Tormenta, concedida a los fantasmas Bron Mkishel, Dacre Mklol, Darran Olgeg, Grend Mktaggar, Liam Mkavra, Lugh Mkavan, Naer Mkerr y Olan Mkvill, por haber sufrido graves heridas en el cumplimiento de su deber, y haber regresado a sus unidades tras una acción catalogada como "De alto Riesgo"! La condecoración fue puesta a cada uno con nuevos vítores y aplausos por parte de la unidad que os rodeaba.

!El Laureado de Malton, concedida a los mismos hombres y mujeres por los actos de valor que han llevado a cabo y que han conducido a la gran victoria sobre este mundo. Actos ampliamente reconocidos por las instancias de los altos mandos! La medalla, realmente bella de un cráneo rodeado de laureles fue puesta en el pecho erguido de cada uno de los fantasmas, acompañando a las otras dos condecoraciones. !Caballeros, se han ganado sus laureles!

!Y por último, y debido a la recomendación expresa del sacerdote del regimiento Zweil, y del jefe médico Tolin Dordem, se les concede a estos soldados, el Medallón Carmesí, pues tras haber presenciado considerables actos de maldad por parte del archí-enemigo, y sufrido graves heridas, su fe ha sido puesta a prueba y ha salido victoriosa! El medallón, fue colocado junto al resto de condecoraciones.

La ovación que los fantasmas dieron cuando todas las medallas fueron repartidas fue la más grande que hasta ahora habían recibido. Ahí firmes y devolviendo el saludo militar que el Coronel-Comisario os brindaba, una oleada de sensaciones os invadía el cuerpo. Lo último que señaló antes de romper filas lo dijo expresamente para vosotros, con su voz clara y directa.

Partisteis siendo unos reclutas, unos novatos y volvéis siendo unos verdaderos guardias imperiales, casi unos veteranos. Los aplausos seguían sonando mientras os hablaba. El regimiento está orgulloso de vosotros. Yo estoy orgulloso de vosotros. El Trono está orgulloso de vosotros.

Su voz sonó fuerte en la sala. !Rompan Filas! Y conforme os encamináis hacia vuestros camaradas que os tienden las manos, oís como Gaunt añade en voz baja: ...y a celebrarlo Primero y Siguiente.

Los fantasmas se mezclaron con sus camaradas, y comenzaron a saludarlos y aceptar sus felicitaciones. Alguien comenzó a sacar botellas de sacra y a repartir vasos, y Milo tomó su gaita entre brazos y comenzó a entonar una canción de guerra conocida en el regimiento. Los hombres y mujeres del Primero y Único de Tanith comenzaron a cantar a plena voz mientras la Sacra los alentaba y los envalentonaba.

Los fantasmas estaban en casa, entre camaradas, acogidos como valientes guerreros que regresaban del más allá.

CONDECORACIONES:

            Cinta Intrínseca                Orden de la Tormenta             Laureado de Malton               Medallón Carmesi

Cinta Intrínseca:

Conceden la Cinta Intrínseca a unidades más bien que a individuos. Se la dan sólo a las escuadras que han resultado ser el eje para un frente de batalla victorioso, convirtiendo una derrota en una victoria por su determinación sola.

A pesar de su bajo valor material, la Cinta Intrínseca, se dice, forja una gran obligación entre los miembros de un pelotón y asegura que ellos van unidos a la batalla.

En la práctica, por lo general conceden la Cinta sólo a un puñado de individuos, que son los sobrevivientes andrajosos y desesperados de batallas horribles que ellos preferirían olvidar.

Orden de la Tormenta :

Una credencial de campaña concedida a los soldados que han sido heridos de forma heroica en la batalla durante una campaña y han vuelto a sus unidades.

Laureado de Malton:

Este Laureado indica a un guerrero que con eficacia ha "ganado sus laureles". Los actos de valor que conduce a la gran victoria son reconocidos con el Laureado de Malton.

Medallon Carmesi:

Se concede a los soldados que han sufrido heridas y padecimientos horribles pero nunca han perdido la fe en el Emperador.

La celebración duró todo el día, y ni Gaunt ni Hark decidieron interrumpirla, tan solo se encargaron de que los hombres con tareas asignadas estuvieran en condiciones de cumplirlas a la mañana siguiente. Así que todo fue una buena celebración, en la que se cantó, se tocó, se comentaron bravuconadas y se brindó por los camaradas que no estaban ahí y habían ganado sus medallas a título póstumo.

Al día siguiente todo volvió poco a poco a la normalidad, exceptuando las preguntas que aun caían constantemente sobre el equipo a cerca de lo que habían hecho, preguntas que el grupo declinaba muy educadamente en la mayoría de los casos. Los jóvenes fantasmas, habían recibido sus camastros en la misma zona del barracón, y casi todos descansaban bastante próximos unos de otros. Eran un grupo que habían ido al infierno y regresado juntos, sería difícil separarlos de ahora en adelante.

Los fantasmas se encontraban bien, sus heridas estaban sanando correctamente, y los efectos nocivos de los potenciadores sanguíneos que forzaban en organismo a su recuperación casi habían desaparecido, por lo que con ropas limpias, buena comida y mejor compañía aun, no es que echasen de menos la prisión que ahora representaba un gran agujero en el suelo, seguramente lleno de agua.

Cada uno se dedicaba a sus asuntos. Liam practicaba con su arma de proyectiles sólidos, Brom ajustaba el arco que tan buenos resultados le había dado y practicaba con él, Dacre hacia turnos de guardia pues no le gustaba estar ocioso, y Olan se preguntaba como vendería toda la droga que había sacado de la prisión escondida en un cargador vacio de rifle automático...

El grupo también pasaba tiempo juntos, comentando puntos que había quedado atrás junto a los horrores de la prisión, y recordando a sus compañeros. Aquel día era uno de esos momentos, en los que estaban todos reunidos de nuevo en una de las mesas de la cantina donde semanas atrás se reunieron por primera vez. No habían cambiado muchas cosas, salvo que ahora eran unos cuantos menos, y sabían que por la puerta, al contrario que la primera vez, no aparecería un joven cadete-comisario para cortarles sus trapicheos.

La cantina de Nurr no había cambiado, ni el clima, pues seguía haciendo calor, un calor típico de aquella estación. Quien les iba a decir que un planeta como aquel, que había sido reconquistado hacia poco y había quedado atrás en la línea del frente, un planeta que servía como acantonamiento para regimientos cercanos a la línea de combate, hubiera podido estar en tan grave peligro sin que nada se supiera... Darn Tercius, otro nombre destacado en la Hoja de Servicios del regimiento.

Hacía calor, mucho calor...

Todos sentados de nuevo en la misma taberna, era una estampa curiosa, pero sabíamos bien que no aparecería ningún cadete comisario, ninguno que al menos conociéramos. Bueno, ¿Qué vais a tomar? Yo me decanto por la Sacra, creo que recibieron una remesa esta misma mañana. Levanto una mano llamando la atención del camarero y cuando se acerca le pido un doble de Sacra. Lo sé, es pronto, pero nos lo hemos ganado. ¿Que creéis que pasará ahora? Les pregunto a los compañeros mientras espero a que pidan.

Al fin despues de pasar por ese infierno y haber sobrevivido, los recuerdos del asalto a la prision empiezan a parecer mas un mal sueño que algo que paso realmente, solo las cicatrices y los compañeros que no estan en esta mesa atestiguan que aquello fue real.

Al oir el comentario de Liam digo:
Sacra tambien para mi.

Ahora supongo que nos enviaran a otra mision si es que nos quedamos en este planeta, si no, nos embarcaremos en las naves y solo el emperador sabe donde iremos a parar. Espero que no sea un planeta colmena, prefiero el campo abierto.

Lo que si creo es que como hemos completado la mision contra todo pronostico espero que nos asignen algun mando y nos conviertan en una unidad en toda regla.

Mkvill aún casi no se podía creer que estuviera vivo después de haber luchado contra tiránidos, soldados enemigos, psíquicos y un líder tan artillado que parecía un Leman Russ tuneado. Pero ahí estaban, justo como cuando empezaron su misión. En la cantina, en buena compañía y prestos a remojar los gaznates. Como muy bien decía Liam, se lo habían ganado.

- Otro copazo de Sacra para mí, campeón.-

le dice Olan al camarero.

- Maldita sea, somos los putos amos, joder. ¿Que otra unidad hubiera podido entrar en un infierno como ese, salir con vida y además cumplir la misión con éxito?. Los excavadores de Roane seguro que no. Y tampoco esos pomposos Volpone. Hay que hacer un brindis, camaradas.-

propone el soldado Tanith.

Nunca es pronto para un trago de Sacra. Como mucho puede ser tarde, pero pronto no. Así que otro vaso para aquí comento mientras levanto la mano para indicarle el camino del vaso al camarero.

Yo creo que los Volpone no es que no fueran capaces de hacerlo, si no que serían incapaces de acercarse a menos de 5 kilómetros hasta que sus criados no hubiesen limpiado toda la mugre de la prisión digo sin ocultar el tono de asco en mi voz al recordar a aquellos malditos capullos pretenciosos. Alzo la vista al techo a la espera del vaso de Sacra estoy con Naer. Somos guardias imperiales, de ahora en adelante la guerra es nuestra vida, si no es aquí sera en otro planeta perdido de la mano del Emperador. Así hasta que algún enemigo sea más rápido y nos mande al otro barrio. Porque de viejos no vamos a morir, eso seguro.

Poned otra. Digo levantando la mano, en señal de que es para mi

Pues claro. Somos el primero y unico, y asi seguiremos hasta que nos eliminen o nos den un planeta. Y no hay muchos planetas deshabitados, por lo que tendremos que conquistar uno nosotros, con nuestra plata y nuestros huevos- Rio tras terminar la frase

Toda la algarabía y parafernalia con que les habían homenajeado los últimos días se estaba acabando por fin. El grupo había logrado juntarse sin nadie más que ellos precisamente en el mismo lugar donde empezó todo.
Habían diferencias por supuesto, y no sólo porque faltara gente. En realidad no eran las mismas personas que habían estado ahí la última vez. En su aspecto, su mirada, se podía percibir que eran algo más que antes.

A Grend no le había gustado demasiado todo lo de las condecoraciones y las fiestas. Bueno, las fiestas sí. Pero a pesar de que era ahora cuando se consideraba un verdadero soldado de la Guardia Imperial, había estado a la sombra de los Fantasmas desde que logró sobrevivir a la destrucción de su planeta. Los había visto caer, sufrir y vencer. Y no recordaba que les hubieran dado un reconocimiento como el que les habían dado a ellos. No le parecia ...adecuado.

Tampoco estaba de acuerdo del todo con sus compañeros, cuando estos decian que nadie habría podido lograr la misión excepto ellos. Estaba seguro que cualquier otra unidad Tanith lo habría logrado. No habían hecho nada tan especial. Sólo estar en el momento equivocado en el lugar inadecuado.

No obstante estaba de nuevo celcebrandolo con sus compañeros. Y esta sí que era una celebración que le gustaba. Ya que eran los mismos compañeros con los que había pasado un infierno y habían regresado.

Yo también quiero una de sacra.

Cuando les hubieron traido la bebida a todos, Grend levantó su copa.

Por los compañeros caidos. Por que nos guarden un sitio a su lado en el lugar donde se encuentran, y que nos lo guarden por mucho tiempo.

Por ellos- Digo levantando la copa tras el brindis de Grend- Y por los que vendran

Alzo mi copa para unirme al brindis por aquellos que cayeron en manos del archienemigo. Serán recordados. Serán vengados. Primero y Único.

!Por ellos! !Primero y único! Los vasos de sacre rodeaban la mesa frente a nosotros, y ahora comenzaban a alzarse a modo de despedida. !Por los que no volvieron y los que nos esperan! Comento tras las acertadas palabras de Grend alzando mi copa tambien.

Alzo mi vaso como los demas y digo:

¡Por ellos!
¡Por el Primero y unico!
¡Y por nosotros! Para que los hagamos esperar lo mas posible.

Digo pensando que nosotros no tenemos prisa de acabar en el otro barrio.

El tiempo habia pasado y en cuanto pude solicite al padre Zweil que me concediera unos minutos de su tiempo, tenía que pedirle un favor, quería pedirle que consagrara mi nueva arma, un arma arrancada al Caos para servir a los siervos del emperador, y me había servido bien, nuestro señor el Emperador lo sabe, pero a una persona religiosa como yó, algo proveniente del caos le costaba aceptarlo tal cual.

 Así cuand oel padre pudo dedicarme su tiempo le expuse mis dudas, y si podía limpiar y consagrar el arma, me dijo que debía mirarlo y ver si podía hacer algo, al día siguiente inicio un ritual de purificación que duró siete dias, durante ese tiempo siempre que estaba libre de obligaciones me dirigía a la capilla  para velar por mi arma.

 Cuando por fin el ritual terminó, solicité una cita con el Comisario Hark, para contar con su aprobación, se mostro reticente y no hubiera conseguido su probación de no ser por la ayuda del padre Zweil, uan vez tranquila mi conciencia y mi honor y con la aprobación de los dos que deben velar por la pureza  de mi alama y de mi mente, me volví a reunir con mis compañeros en la cantina.

 Ví la fiesta que tenían montada, y aunque reticente, me uní a ellos en sus brindis.

Sobre todo en el último  de Naer.  

Los camaradas brindaron juntos de nuevo, todos deseando que aquello que habían vivido quedase atrás, y poder volver a luchar otro día junto a sus hermanos y fantasmas. Juntos, como una verdadera unidad. Habían pasado la prueba de fuego, y habían crecido tanto como grupo como individuos. Habían ido al infierno, escupido a los falsos dioses a la cara y vuelto para contarlo. Solos, sin niñeras ni nadie que les dijera como hacer las cosas. Ya eran verdaderos guardias imperiales, verdaderos fantasmas, verdaderos fantasmas de Gaunt. Una nueva acción les esperaba en el futuro, aunque ellos tan solo eran vagamente conscientes de ello mientras entrechocaban sus copas, y disfrutaban del tiempo que otros hermanos suyos no iban a poder disfrutar de nuevo. Las gaitas sonaban en alguna parte, marcando el principio de una nueva etapa para ellos.