Partida Rol por web

 -Nekrodum es tierra de nadie: ciertamente existen personas que les darían protección a cambio de su apoyo en la guerra, pero también pueden ser víctimas de esclavistas o criaturas devora-hombres -aseguró Ordinem respecto al camino que podían tomar los magos ahora que habían huído.

 Por otro lado, tus ideas captarían la atención de ambos hombres, siendo Gabriel quién decidiría responder.

 -Existe cierto balance de poder que no se debe alterar, y este se basa en la corona y la iglesia: ambas son las entidades más influyentes en Betestal, y para que las personas no piensen que una de las dos tiene demasiado poder la otra debe continuar existiendo como siempre lo han hecho -aseguró el arcángel, temiendo que hacer que la iglesia tome el mandato completo podría causar más problemas que otra cosa.

 -En todo caso, la iglesia siempre ha tenido participación en asuntos del territorio sin la necesidad de hacer nada oficial -intervino Ordinem. -. Todos los reyes necesitan de la suma sacerdotisa y sus seguidores: así ha sido siempre.

 Ambos asentirían finalmente como una vaga despedida antes de que tomases tu camino hacia la catedral. Ya allí encontrarías una gran multitud de gente acumulada en el patio: fieles devotos necesitados de las atenciones de los sanadores, creyentes que rezaban luego de haber sufrido aquella calamidad, y por supuesto, miembros de la iglesia atendiendolos a todos como podían.

 -¡Liones! ¿Estás bien? -se acercó rápidamente Nefin al verte entre la gente, siendo que la pregunta era un tanto estúpida teniendo en cuenta tu estado a simple vista: ciertamente te veías mejor de como pudiste haber acabado, pero “bien bien” era mucho decir. -. ¿Qué rayos sucedió? Flora estaba haciendo unos rezos al Coloso cuando de pronto se armó un revuelo: empezaron a llegar personas en busca de refugio, y otras tantas a atacarnos -como alguien que no estuvo presente en la ejecución, era normal que estuviese un poco perdido, dado que seguramente él y todos los que estaban en la catedral no habrían salido, por lo que no sabrían mucho más de lo que el resto les pudiese haber dicho, y no mucha gente parecía capaz de explicar todo el caos que se desató en la ciudad.

Finalmente dejaron a Ethan o más bien Lucifer, marcharse sin más en busca de su mentor, el cual se encontraba en una enorme tienda de campaña, la cual una vez el mago entró, se pudo fijar que tenía todo lo que pudiera necesitar alguien como el o Frey. Pero ahí al fondo de la tienda de campaña se encontraba el supuesto mentor, el cual…era…bueno, diferente.

Frey había encogido, tenía ahora una melena blanca y desde luego…pues…había cambiado, no era el Frey que recordaba y aquello hizo que Ethan alucinara durante unos segundos.-Eh….si…soy…soy yo…-Murmuró un tanto confuso en la entrada de la tienda, señalándose un tanto incrédulo y mirando confuso a aquel hombre que estaba frente a el.

-Yo…esto…¿Jester…Jester también te ha cambiado la apariencia?-Preguntó un tanto confuso, y ciertamente quería pensar que había ocurrido eso, ya que finalmente se le hacía raro ver a su mentor con unas pintas tan diferentes a las que estaba acostumbrado.  

Dejé que aquellos de mayor rango se encargaran de todo entonces, procurando no volver a meterme en asuntos de la corona ni compartir mis pensamientos en voz alta.

Por lo mismo asentí con el hecho de ir a ver a Flora y como estaban todos, al encontrarme con Nefin le acaricié la cabeza.

-Estoy bien, no te preocupes...tendría que ponerte al día pero no aquí, vayamos con Flora y te contaré todo- una vez en el camino comencé a contarle lo que había sucedido con lujo de detalles, para luego también informarlo a la Santa Sacerdotisa.

 Ver la manera en la que reaccionabas debido a su obvio cambio de apariencia provocaría una leve risa de Frey, quién a continuación pasaría a confirmar tus dudas.

 -Sí, algo así. Me dijo que con lo sucedido lo mejor era no llamar al atención, así que ahora me haré pasar por un tal Asmodeo -explicó, llevando entonces una mano a tu cabeza para posarla suavemente sobre esta y dedicarte una amable sonrisa, cálida y hasta tranquilizadora luego de todo lo que había sucedido tan de golpe en un solo día. -. Pero en el fondo seguimos siendo los mismos, ¿verdad?

 Frey solía ser alguien naturalmente tranquilo, que no se dejaba estresar por el trabajo ni los problemas, pero justo ahora, a pesar de su nuevo aspecto, podías asegurar que estaba más calmado, y alegre, de lo que lo habías visto en mucho tiempo.

 -Seguramente tengas muchas preguntas. Ven, tomemos algo -y con suma confianza, tu mentor volvería al fondo de la tienda, donde ubicaría en una esquina un barril y un par de jarras de madera. Abriría entonces la llave del barril para ir llenando una por una ambas jarras de lo que claramente era cerveza, dejando ambas jarras hasta poco más de la mitad antes de ofrecerte una.

 Sabías que tu mentor no era alguien que acostumbrase a beber, aunque alguna vez le habías oído comentar que el alcohol en pequeñas cantidades era bueno para digerir temas complicados, y ciertamente todo lo que había sucedido hoy era uno...

 La primera reacción de Nefin seria quedarse ligeramente congelado en una mezcla de verguenza e inseguridad, la cual aún así no superaba su preocupación, llevándote de inmediato con la Santa Sacerdotisa mientras escuchaba todo lo que tenías que decir. Ciertamente, la noticia de los magos alzándose y el rey muerto no le eran agradables, al punto de que obviamente tuvo que hacer un esfuerzo para que no se notase lo mucho que realmente le afectaba, aunque aún así se podía deducir.

 Ya en los aposentos de Flora, se encontrarían a esta arrodillada en el balcón en posición de rezo, usando su báculo para apoyarse y pedir por el regreso de la paz en la ciudad y la pronta recuperación de los heridos. Luego de que está acabase, se levantaría y se dispondría a atenderlos de inmediato.

 -Liones, me alegro de que estés bien -comentó con sinceridad la mujer, soltando un suspiro de alivio antes de tomar asiento en uno de los muebles que había en la sala, momento en el que escucharía lo que tenías que decir sobre lo sucedido.

 Escuchar nuevamente el desarrollo de los eventos causaría un visible malestar a Nefin, quién miraba constantemente a Flora en busca de que dijera algo con lo que darle esperanzas a todos, incluyéndose, pero incluso ella tuvo que guardar silencio mientras le contabas todo, tomándose un tiempo para meditar y poder decir algo.

 -Siempre supe que algo así sucedería, era cuestión de tiempo para que los brujos se alzasen de esa manera... -confesó la mujer, agachando la mirada un tanto apenada. -. Pero no pensé que llegarían a asesinar así al rey: y así desean que les tengamos perdón... -como a cualquier otra persona, la pérdida del rey golpearía a la sacerdotisa, quién a pesar de intentar disimularlo era incapaz de ocultar las lágrimas que se empezaban a acumular en sus ojos. - Estaba emocionada por la llegada de Gabriel, pero en el fondo supe que era una señal de que terribles tiempos se avecinan… Solo espero que el príncipe esté preparado para tomar el trono y la responsabilidad que ello conlleva.

-Sinceramente para mi no lo esta- dije sin más y con las manos en los bolsillos - ahora mismo es cuándo el rey se vuelve solo un títere de sus consejeros ya que no le da ni la edad ni el porte como para llevar adelante un país-

Caminé hasta el balcón y me senté en él moviendo los pies y mirando hacía la ciudad.

-Creo que vamos a tener que investigar a todos y cada uno de los consejeros y asegurarnos de que sean hombres de bien, el destino de todo Betestal estará en sus manos, al menos podemos confiar en que Sir Elric liderará al ejército de buena manera-

Ahora Frey se llamaba “Asmodeo”, otro nombre en clave, posiblemente escogido por Jester. El joven mago asintió ante aquella nueva identidad, incluso sintió reconfortante el gesto del mentor hacia el, pero no dudó en asentir que en el fondo seguían siendo los mismos, aunque la sombra de la duda asomó en el interior de Lucifer.

¿Eran siquiera los mismos?, Frey o Asmodeo como se hacía llamar ahora, le instruyó y enseñó todo lo que sabía, pero…era un demonio, algo que mantenía oculto de todos y todo lo que le rodeaba. ¿Cómo era en realidad Asmodeo?, ni él lo sabía.

Fuera como fuera, siguió a su mentor y cogió una de las jarras de cerveza, un brebaje que a decir verdad nunca había probado. Si, había probado el alcohol anteriormente, vino especiado por ejemplo, pero su padre le dijo una vez que beber es una debilidad y todo aquel que buscaba divertirse bebiendo era un inepto y desde luego no era un guerrero de verdad, algo a lo que Ethan tenía cierto recelo…pero ahora era Lucifer, ¿no?, podía beber una jarra de cerveza sin problemas.

Antes de poder siquiera decir una sola palabra, el joven agarró la jarra y la engulló con unos rápidos tragos para luego dejarla apartada sobre la mesa…el sabor era amargo, nada que ver con el vino…y a decir verdad a lo mejor bebió algo rápido, pero tenía que mantener la compostura.

-Fre…Asmodeo…cuéntamelo todo.-Pidió con las mejillas un tanto encendidas.-Quiero saberlo todo, por favor.-Pidió casi con un tono de súplica y es que había sido un día de locos. Enanos espadachines, magos, gatos que salvaban vidas, ángeles, asesinos enmascarados, ilusiones, calzoncillos que desaparecían…¡una auténtica locura!.

 -Tienes razón al pensar así... Que los brujos hayan causado tal caos no debe hacernos olvidar que entre las personas "justas" también hay quienes desean aprovecharse del resto, y precisamente por eso es tan difícil para cualquier heredero tomar su lugar como rey, sobre todo luego de una ejecución de un familiar como esa -respondió Flora con un tono de lastima.

 -Seguramente ahora todo el castillo esté bajo investigación por gente de confianza como Sir Elric IV, aunque ya seria mucha coincidencia que hubiesen más brujos o demonios a parte de los consejeros que huyeron... -opinó Nefin mientras se apoyaba en su bastón. -. Deberíamos atender a las personas que lleguen a la catedral mientras todo se calma...

 La Santa Sacerdotisa asentiría al elfo oscuro, y entonces abriría los ojos momentáneamente como gesto de sorpresa antes de volver su atención a ti.

 -Por cierto, Liones, escuché que fuiste al jardín trasero de la catedral, y que acompañaste a Ordinem durante la batalla contra los brujos -comentó con cierta curiosidad. -. ¿Fuiste a hablar con él sobre tu condición? -dedujo, refiriéndose obviamente a tu lado demoníaco del que poco o nada podías hablar con nadie más.

 Aunque Asmodeo ya se esperaba que estuvieses ansioso por saber todo lo que te podía decir, le tomaría por sorpresa la manera en la que te tomarías toda la jarra de cerveza, siendo conocedor de que no eras un bebedor veterano como para andar tragando cerveza de esa forma.

 -Uhm... -incapaz de mostrar una ligera sonrisa, el hombre asentiría y tomaría un par de tragos de su jarra antes de dejarla sobre la mesa momentáneamente. -. Te lo contaré entonces... Todo empezó en la biblioteca del castillo. Se que sabes bien los secretos que esconden las librerías prohibidas, porqué se que ese libro que usas para tus hechizos lo sacaste de allí. El caso es que no era el único libro con cosas especiales, siendo que mientras tu libro es un diario de hechizos, todos los demás son una fuente de conocimiento, un conocimiento que yo quería adquirir -por un momento Asmodeo guardó silencio, mirando hacia otra parte un tanto pensativo. -. Poco a poco fui dejando el taboo sobre la magia y empecé a interesarme más por ella. Soy muy curioso, y en cuanto más leía más sentía que había algo por descubrir, y yo quería saberlo. Fue por eso que acabé experimentando con la brujería, e incluso tuve contacto con algunos seres de las sombras; no sabría si "demonios" es apropiado, en su mayoría siempre fueron criaturas poco inteligentes, seria como tratar de semi-bestia a cualquier animal salvaje -entonces, regresó su mirada hacia ti. -. El caso es que acabé estancando, y empecé a buscar aún más alternativas para acercarme a lo que sea que estaba buscando... Y entonces pasó: una luz cegó mi mente, y por unos instantes juraría haber alcanzado el cielo. Fue entonces que una figura bañada en luz me ofreció lo que quería, más conocimiento del que poseía, y la capacidad de seguir expandiéndolo aún más... Y fue así como acepté su oferta, casi inconscientemente, como si hace mucho ya hubiese abandonado la idea de límites. Al despertar, ya era el demonio que viste en el castillo, pero también tenía el conocimiento para volver a una forma humana, y mucho más... -concluyó, tomando nuevamente un par de tragos de su jarra de cerveza antes de añadir. -. Los ángeles son una amenaza mayor para Terra que los demonios, ahora lo se...

Frey comenzó a contar toda su historia…la biblioteca del castillo, los libros prohibidos y la curiosidad jugaron un papel muy importante en el consejero o más bien exconsejero del rey. Por lo visto experimentó con la brujería, igual que Ethan, el cual se mantenía callado, tenso y con la mirada bien clavada en su mentor.

Lo más preocupante fue cuando habló sobre una criatura bañada de luz y como los ángeles eran peor que los demonios. Ethan tragó con fuerza y jugueteó con la jarra vacía.-Entonces…¿entonces tu viste un ángel, no?, pero…¿Por qué dicen que tenemos que matar a los demonios?, ¿no fueron ellos quienes te engañaron?-Preguntó preocupado.

-Yo…yo creo que hay que hacer algo al respecto, pero muchos temen a los demonios y...y la verdad es que son terroríficos, pero…la iglesia está centrada en exterminarlos a todos y la iglesia cuenta con los ángeles, así que es una situación muy complicada.-Exclamó llevándose ambas manos a la cabeza.

-Todo…todo es muy complicado, las sombras, la muerte del rey, tú, Jester, Karos…t…todo.-Masculló.-¿Por qué ocurren estas cosas entonces?, ¿no…no hay nadie bueno?

La verdad es que Ethan solo tenía dudas y más dudas, no sabía que hacer siquiera con tantas.

-Él ya sabía de mi condición- le respondí a Flora -así que simplemente me orientó en como usar la misma a favor de ti y el clero, incluso Gabriel me permitió usar mis habilidades siempre y cuándo sea por una causa justa...dijo que a lo mejor hasta podría crecer un poco, en cuyo caso me casaré contigo- dije mientras me acurrucaba en sus pechos y la apretaba.

 -Hmph... No lo creo -negó cuando dedujiste que su encuentro fue con un ángel. -. Ya viste al arcángel ese que te atacó en el castillo: parecía un humano, pero con alas y unos aires divinos. Lo que vi se asemejaba más a una forma de luz que como mortal no podía procesar... Como dije, no creo que sea adecuado clasificar a esta entidad como un demonio o un ángel, era algo más bien como un ser por encima de estos entes, algo más como... un Dios -declaró, no precisamente convencido pero tampoco muy dudoso. -. Fuese lo que fuese, aún tengo esas mismas dudas sobre su afiliación... Si estaba de parte de los ángeles, ¿por qué hizo conmigo un trato que me acabó convirtiendo en un demonio? ¿No habría tenido más sentido convertirme en una entidad de luz? -claramente Frey aún tenía dudas sobre lo que le sucedió, usando más su razonamiento lógico que otra cosa.

 Al escuchar tu opinión, el hombre asentiría ligeramente antes de aclarar.

 -No digo que los demonios sean buenos, exterminarlos realmente haría un bien para el mundo, pero entre ellos y los ángeles... -no completó la frase, dejando que tu mismo sacases tus conclusiones, antes de ver como todo lo sucedido recientemente te había colocado en una posición de temor y paranoia, algo que bien entendía el hombre y por lo tanto intentaría animarte colocando una mano sobre tu hombro. -. Por supuesto que hay gente buena, Ethan: tú y yo -aseguró con una amable y tranquilizadora sonrisa. -. En el fondo creo que muchos de los involucrados no son malos, sino que tienen un punto de vista distinto y no han podido ver las cosas desde otro para evaluar si hacen lo correcto... Si le preguntas a alguien de Betestal porqué odian a los magos, seguramente muchos buscarán excusas como decir que son personas que hicieron pactos con demonios, brujos, y otras atrocidades, pero muchos otros simplemente te dirán "es que todos lo hacen, siempre ha sido así". Con el paso de las generaciones, las personas se han ido acostumbrando a aceptar las costumbres de quienes estuvieron antes que ellos sin cuestionarse el porqué vivían así... Si queremos hacer lo correcto debemos entender a todas las partes, y Jester es el camino para eso.

 Aunque Flora se quedaría pensativa sobre tu respuesta, así como aliviada de saber que Gabriel aprobaba tu existencia en la iglesia, reaccionaría sorprendida por la repentina muestra de afecto, siendo que aquella declaración le sacaría una pequeña risa antes de dedicarte una dulce sonrisa así como unas suaves caricias sobre la cabeza, sin hacer ningún esfuerzo para apartarte.

 -Estaré esperando hasta entonces -respondió con amabilidad y tranquilidad, a diferencia de Nefin que, siendo un espectador, parecía una bola de nervios y verguenza por el obvio descaro que tenías con la Santa Sacerdotisa: ya estaba acostumbrado a que tuviesen esa confianza, pero simplemente no se podía acostumbrar.

 Alrededor de una hora después, que podrías aprovechar para descansar un poco, Nefin te iría a informar de que el príncipe quería hablar más tarde con la Santa Sacerdotisa, y que asistirían con ella para representar a la iglesia. Así mismo, te informaría que Ordinem había acabado con la asistencia a la ciudad, y que seguramente estaría nuevamente en el jardín, tras lo cual el elfo se volvería a retirar para dejar que continuases descansando, más en el momento en el que el chico cerró la puerta de tu habitación dirigirías una mirada al espejo, pero en lugar de verte a ti...

 -Vaya movida. Ángeles, demonios... Creo que fue un buen momento para despertar -te comentó aquel sujeto que viste durante tu entrenamiento con Ordinem. -. Parece que tendrás trabajo a partir de ahora... ¿No te interesaría probar un poco eso nuevo que conseguiste? Digo, si vas con el tipo de la armadura seguramente te enseñe, pero no creo que se arriesgue a despertar algo que ni él pueda controlar. Yo, por otro lado, podría ofrecerte algo más... intenso, despertar lo que reside en lo profundo de ti. Digo, tienes sus riesgos pero... -con una leve sonrisa, haría un gesto de desinterés. Había ido directo al grano con sus intenciones de ayudarte a mejorar, ¿pero a qué riesgo...?

Luego de descansar un rato escuché lo que me dijo Nefin sobre que irían a ver al rey, dándome tiempo para entrenar o seguir descansando. 

Le pedí que por favor me informara lo que se hablara y me mantuviera al tanto para luego tomar mis cosas a fin de salir a los jardines, aunque en ese momento vi el reflejo.

-Pero el riesgo valdría la pena...no es así?- le pregunté - aún no sé tu nombre pero esta claro que me conoces y nos parecemos, eres acaso otro hijo de él?- pregunté para no nombrarlo dentro de la iglesia.

Asmodeo siguió explicando lo que vio, como aquel ser de luz que trató con él, aquel “dios”. Solo de escuchar aquello los pelos se le ponían de punta a Lucifer, era bizarro…si aquello que trató con su maestro era un dios…¿Quién comandaba a los demonios y a los ángeles?, una auténtica locura desde luego, incluso él tenía dudas de aquel ser.

Aún así, seguía habiendo ese resquemor hacia los demonios, se habló incluso de exterminarlos, ¿pero de verdad eran así de malos?, los libros desde luego los pintaban como seres diabólicos, enfermizos, que solo buscaban poder a costa de los demás, ¿pero no estaban haciendo lo mismo los ángeles?, aquellos seres de luz, paz y harmonía que parecían querer cuidar y proteger a todos los que estuvieran en la tierra.

Fuere como fuere, Asmodeo o Frey, habló sobre como tenían que hacer lo correcto siguiendo a Jester. Ethan miró a su mentor y asintió levemente con la cabeza.-Pero…¿fue correcto matar al rey?...es decir…¿era de los malos?-Preguntó con un hilillo de voz.-Jester me dijo que no dudara, que confiara y que le hiciera caso y es verdad que haciéndolo hemos conseguido rescatarte y sacar a los magos de la ciudad.-Murmuró.-Pero…¿y si el rey era inocente o bueno?, nunca fue desagradable conmigo…excepto cuando dijo que nos ejecutaran a los dos.-El joven hizo una mueca y jugueteó con su jarra vacía.

-Simplemente…es…bueno, se me hace raro.-Admitió antes de negar.-Entonces…¿Qué es lo que tenemos que hacer?

 Asintiendo a tu petición, el elfo añadiría que era muy probable que Flora pidiese tu compañía para la visita al príncipe, pero en caso de no ser así te pondría al tanto en cuanto regresasen.

 Ya a solas con aquella entidad reflejada en el espejo, quién correspondería a tu pregunta con una sonrisa.

 -Depende de que tan bien lo hagas -respondió sin ocultarse nada, negando con la mano cuando mencionaste la posibilidad de que fuese hermano tuyo. -. Nada de eso. Soy algo así como una personalidad que tu consciencia se inventó para ayudarte a abrazar tu lado demoníaco. La sangre de tu padre tiene propiedades particulares: decir que eres un semi-demonio es poco, la palabra correcta seria semi-dios. Tienes cierta conexión con él que te permite saber cosas que normalmente no deberías, y se podría decir que soy el guardián de ese conocimiento... -llevándose la mano a la barbilla por un breve momento, añadiría. -. El Rey Demonio solo tuvo hijos con 2 mujeres que reconoció por su resistencia: una fue tu madre, y la otra... una mujer pelirroja, la debiste ver en tus visiones. Seguramente tengas un hermano en Nekrodum: seria raro que alguien hubiese sido capaz de matarlo si lo dejaron crecer... Si logras fortalecerte tal vez puedas aumentar tu conexión con él a través de la sangre que comparten, pero es complicado.

 Aquel individuo finalmente caminaría fuera del espejo, desde el cual surgiría unas llamas negras que se extenderían por toda la habitación reduciéndola a cenizas, convirtiendo lo que antes era una habitación en un espacio abierto cubierto por llamas negras, el mismo en el que te habías encontrado a aquel "guardián de conocimiento" durante tu entrenamiento con Ordinem.

 -Puedes llamarme como quieras, pero un nombre no me hará tratarte más suave -aseguró antes de tronarse un poco los dedos, segundos antes de extender una mano hacia el suelo y que en este se empezase a formar una especie de círculo mágico formado únicamente por las llamas negras. -. Debes empezar abrazando a tu oscuridad, ¡conoce una fracción del poder que reside en tu interior! -y tras haber levantado la mano, cierra el puño provocando que desde el círculo se eleven las llamas cual pilar, abrasándote pero sin llegar a hacerte un daño ígneo: la sensación era más como si tu cuerpo fuese sometido a una gran presión desde todas partes, como si las llamas buscasen una manera de entrar en tu interior...

 Tu pregunta, si bien era esperada por tu mentor, le dejaría en silencio durante unos segundos mientras meditaba bien su respuesta, negando con la cabeza más como un gesto de despejar sus propias dudas a negar directamente tu pregunta.

 -Lo que le sucedió al rey tal vez fue un poco extremista, pero dependiendo de quién lo vea el rey no era un santo... -aseguró, perdiendo su mirada en su cerveza. -. Betestal se ha caracterizado por "defender a los suyos", pro ya no es cuestión de las personas en sí, sino al grupo al que pertenecen... Pudimos haber sido sirvientes cercanos y leales a la corona, pero un atisbo de ir en contra de las leyes y todo año de servicio fue olvidado -explicó, tomando entonces un gran sorbo de su cerveza, pegandose la jarra hasta asegurarse de dejarla vacía para luego golpearla contra la mesa, soltando una bocanada de aire. -. No puedo decir que Jester es el bueno en todo esto, pero según logre investigar mientras los esperábamos su organización está por todo el continente, ayudando a todos los clanes de distintas maneras... Desconozco porqué lo hace, o cual es su plan, pero si está dando las mismas posibilidades a todos... Habrá que darle una oportunidad.

 Justo entonces, la lona que cubría la entrada de la carpa se abriría, dando entrada a Karos que observaría el lugar durante unos segundos antes de fijarse en ustedes.

 -Parece que Jester tiene algo con el pelo blanco... -comentó viendo que, efectivamente, les había cambiado el aspecto a ambos a tener un color de cabello albino. -. ¿Ya se han puesto al día? Aún hay muchas cosas que hacer para que el refugio esté listo para todos, y nos vendría bien alguna mano de obra, aunque sean solo palabras de animo.

-Eres el ser que guarda mi oscuridad entonces, te llamaré Abadón entonces, por el ángel que guarda el abismo- le dije a este nuevo maestro que tendría, para luego escuchar sus palabras y ponerme firme para lo que vendría.

Si bien me sorprendió como la habitación se volvía cenizas y las llamas negras cubrían todo, entendí que esto estaba ocurriendo en mi interior, por lo que suspiré y aguardé lo que vendría.

Cuándo las llamas comenzaron a subir por mi cuerpo me mantuve tenso pero dejé que el fuego me rodeara e hiciera lo que tuviera que hacer, manteniéndome firme y mirándolo a los ojos, con el pensamiento claro de que hacía esto para hacerme fuerte, proteger a Fiora y a Betestal.

El mentor desde luego tenía las mismas dudas que Lucifer, o al menos eso parecía en un principio. No sabía que plan seguía o que tramaba Jester, pero desde luego ayudaba a la gente y eso es bueno, ¿verdad?...pero estaba claro de que tenía más ases en la manga.

Fuera como fuera, Karos terminó por aparecer y comentar que afuera necesitaban ayuda para que el refugio pudiera estar listo para todos. Lucifer miró a su mentor y luego a Karos, terminando por asentir suavemente.

-Si…está bien, ¿Qué puedo hacer?.-Preguntó poniéndose de pie.-¿Jester no va a dar las palabras de ánimo?, el…bueno, ¿es el jefe de todos, no?

Por bizarro y estrambótica que fuera toda esa situación, en cierto modo se sentía calmado, ¿o más bien seguro?, tal vez ambas. Pero desde luego fue un día de lo más raro, en un momento estaba tranquilo en el castillo y ahora huyendo junto a un montón de magos.

 -Abadón... Reconozco ese nombre... -se acarició la barbilla la entidad, pensativo, antes de negar con la cabeza. -. Supongo que me pega, me lo quedaré entonces -concluyó sin darle muchas más vueltas.

 Finalmente, tu entrenamiento daría comienzo, y la oscuridad rodeándote y las llamas alzándose hacia ti, abrazándote con su extraña calidez que poco a poco se iría fundiendo con tu cuerpo, hundiéndose en tus ojos para sumirte en un vacío negro del cual, tras unos segundos, empezarían a llover copias de ti mismo cubiertos por aquel aura oscura que devoraba sus cuerpos. Sus miradas estaban teñidas de un tono purpura oscuro, y sus expresiones eran de total neutralidad mientras descendían con la mirada fija hacia abajo, con sus cuerpos sueltos sin interés en maniobrar o detener su caída, o al menos así fue con la mayoría. Si bien habían cientos de copias tuyas, que surgían desde lo más alto y se perdían en lo más profundo debajo de ti, otras se iban deteniendo al llegar a tu altura, posándose sobre el suelo invisible que el resto iba atravesando, y fijando su atención en ti.

Domina tu oscuridad, Liones, porque si no lo haces ella lo hará por ti...

 Sin darte tiempo a tomar un respiro, aquellas tres figuras se abalanzaría a una velocidad considerable hacia ti, con uno de sus brazos recubiertos por aquellas llamas negras que intentaban imitar la forma de una cuchilla.