Partida Rol por web

-Eres muy joven para entenderlo... ¿Crees que de haber sabido que esto pasaría hubiéramos rechazado la oferta? Fuimos ingenuos, no pensamos que el noble se redujese a la brujería para conseguir lo que quiere... -el bartender suspiro. -. Las personas incorrectas son nobles...

El hombre se te quedo viendo mientras explicabas tus intenciones, enarcando una ceja un tanto sorprendido.

-Vaya que eres terca... Te colgarán apenas llegues allá, pero no te detendré si eso es lo que quieres. Basta conque subas a las colinas que se encuentran junto al pueblo y verás la mansión de Magno. Si de verdad piensas ir... Rezaré por que consigas tu objetivo, es lo único que nos queda...

Tras aquellas palabras, el bartender agachó la cabeza. Te fijaste que no fue el único, pues todos los demás presentes también hicieron lo mismo; a pesar de estar entretenidos en sus cosas habían estado prestando atención a la conversación, y ahora que estabas dispuestas a darles una ayuda... Todos rezarían al Coloso por ti.

Aff... son unos aburridos. Y encima piensan que rezando van a solucionar las cosas. No está mal que sean devotos, pero por favor, para orar hay también que obrar.
—Magno? gracias.

Al fin dijeron el nombre de este tipo tan misterioso. Tiene un nombre interesante, como si se lo hubiera puesto él mismo. —Y los tercos son ustedes, les ofrezco ayuda para levantarse en su contra, y lo único que hacen es ponerse a rezar y esperar que la victoria les caiga del cielo. Así no funcionan las cosas.
—Se están confundiendo conmigo, esperan que vaya yo sola allá y les resuelva el problema sin pedir nada a cambio? Son bastante ilusos.

Me río un poquito y voy saliendo.

Antes de ir a la mansión aquella quiero dar unas vueltas por el lugar, me cuesta creer que no haya nadie joven y con espíritu de lucha por acá. Si no, pues ese noble y yo tendremos que hablar, seguramente esté nadando en monedas, y parte de eso puede ser mío, tal vez hasta consiga un caballo, algo para cargar con todo lo que me consiga.

Asentí al príncipe y luego de eso caminé directo hacía la parte pobre del reino.

Al llegar realmente me sentí mal, la parte pobre no era solo una forma de decir, realmente eran pobres y no entendía como eso era posible en un reino próspero como el nuestro ni porque la iglesia no hacía nada por ellos.

Si bien muchas veces, sobretodo entre los soldados se decía que esta gente optaba por vivir de ese modo realmente lo dudaba, si, ladrones y todo tipo de activiste ilegal seguramente elegía vivir de esa manera para ocultarse, pero no la gente que se vestía con harapos y "lavaba" su ropa en charcos de lluvia.

Al ver venir al grupo de jovencitos me llevé las manos a la bolsa de dinero, conocía bien los trucos de estos diablillos.

Ethan, que era un poco más inocente en aquellas cosas, buscó su monedero para poder entregar algunas monedas a aquellos niños desamparados, mientras Liones prefería asegurar bien su dinero para que nadie se lo quitase; fue entonces cuando el chico rubio se percató de un detalle vital... Su bolsa de monedas ya no estaba.

Por otro lado, cuando el consejero junior estaba por tomar su monedero, esté fue sujetado por alguien. La mirada de Ethan se conecto con la de un niño qué, sorprendido, miraba también al consejero, siendo que había tomado su monedero, pero Ethan había sido más rápido por mera inocencia.

-... -fue un pequeño momento incomodo, el cual fue solo roto por el propio niño. -. ¡AH! -soltó un grito de la nada y, con su otra mano, lanzó un puñado de tierra, recientemente preparado, al rostro de Ethan, antes de salir a toda prisa con el resto de los niños sin haber tomado el monedero del consejero.

-¡Ladrones! -exclamó uno de los caballeros que le acompañaban, destacando lo obvio.

Los niños habían salido corriendo apenas entendieron que les habían pillado, pero solo eran niños, y el barrio pobre no era tan grande; podían dar con ellos si se lo proponía, aunque... ¿Era esa vuestra prioridad?

-Sigamoslos!- ordené a los soldados - esos niños no solo se llevaron mi dinero e intentaron robar el del consejero si no que deben de conocer todos los rincones de esta ciudad, si no quieren ser castigados por robar entonces nos tendrán que decir todo lo que sepan acerca de la figura que bajó en este lugar-

El joven consejero desde luego estaba actuando de forma inocente y humilde, dando monedas a todos los desfavorecidos, incluso les iba a dar dinero a los niños que corrieron entre ellos…pero al momento de ir a por su monedero, se encontró con que una mano ya lo estaba sujetando y…una cosa llevó a otra, comenzando con aquellas miradas que chocaron entre ellas.

El niño parecía sorprendido y Ethan…bueno, estaba extrañado, no cayó en la cuenta de que estaba a punto de ser victima de un crimen menor como el hurto.  Desde luego fue un momento incomodo entre ambos, primero porque el niño no se esperó que el aprendiz de consejero se adelantara a el y Ethan porque no comprendía del todo lo que pasaba.

Fue entonces cuando el muchachito soltó un grito y le tiró tierra a la cara para entonces salir a toda prisa con el grupo de niños, los cuales siguieron el ejemplo de su compatriota y comenzaron a correr. Por su parte Ethan se llevó ambas manas a la cara y soltó un quejido, ¿Qué diantres estaba ocurriendo aquel día?, primero su caída, luego el gato, luego el psicópata en las celdas y ahora tierra en los ojos. Con una clara mueca de descontento se restregó los ojos con sus puños y no pudo evitar soltar un suspiro de resignación.

-¿Por qué me pasan todas las desgracias a mi?...-Más le valía ir a rezar o hacer algún donativo a la iglesia, ya que estaba claro de que no estaba siendo su día. Por otra parte Liones no tardó en ir tras los niños explicando sus intenciones de atraparlos y interrogarles respecto a la posible aparición de la figura que buscaban. 

Ethan no comprendía gran cosa de lo que ocurría, pero no dudó en hacer gestos a los guardias para que siguieran a Liones, el necesitaba descansar un poco y mentalizarse, si, era posible que los niños supieran algo, ¿pero que les iban a poder contar?, ¿no deberían ir a por los sospechosos habituales?

Fuera como fuera soltó un quejido de resignación y esperó ahí.

Mientras Ethan se quedaba atrás, tu fuiste tras los niños siendo seguido por los caballeros que apoyarían la decisión tomada por ambos; después de todo, era de esperarse que Ethan prefiriese hacer otras cosas que perseguir niños por un barrio como ese.

Entre la multitud de niños que había, entre los cuales seguramente se habrían intercambiado tu monedero más de una vez, la cantidad de calles que se cruzaban y entrelazaban, y las miradas de las personas desde las casas viendo como perseguías a los peques, se te complicaba un poco seguir el paso a quién tuviese tu monedero, pero no significaba que se te haría imposible...

Pasando de la idea de perseguir a niños por un barrio que seguramente ellos conocían de pies a cabeza, te quedaste allí esperando a que Liones y los caballeros volviesen con o sin el monedero. Mientras tanto, eras victima de las miradas de las personas en la calle; ciertamente, muchos continuaban acercándose al ver que estabas dando humildes donaciones, pero más de una vez te sentiste... Vigilado. Ahora que lo pensabas detenidamente, no parecía el mejor lugar para que un consejero real estuviese solo...

-Oiga... Disculpe... -una voz, tímida y reservada, se acercó por detrás de ti. Al voltearte, no te encontraste a otra persona vistiendo ropas desgarradas ni con cara de no haber comido, todo lo contrarió.

Una dulce chica de vestimenta oriental y reveladora te sonreía calidamente, mirándote con sus brillantes ojos negros que eran sombreados por los mechones que caían hacia adelante y la mascara de zorro que utilizaba sobre la cabeza. Sostenía su cabello en una coleta adornada por flores, cuyo color combinaba con las cintas de su conjunto negro.

-¿Es usted Ethan Von Karstein? -te preguntó un tanto ilusionada. -. ¡He escuchado mucho de usted! La realeza debe ser muy afortunada de tenerle como trabajador.

No la conocías de nada, pero ella parecía haber escuchado de ti; cosa rara, pues tampoco es que fueses muy famoso a excepción de cuando se hablaba del Von Karstein que representaba todo lo contrario a dicho apellido.

-Es una sorpresa encontrar a alguien como usted en un lugar así... ¿Le podría pedir un favor? -entonces, la chica se acercó a ti, abrazándote por un costado presionando uno de tus brazos contra su pecho; no muy desarrollado, pero ciertamente notable al contacto. -. ¿Podría acompañarme a mi casa? Hay muchos ladrones últimamente, y temo que puedan quitar la mascara que me regalo mi madre; es muy preciada para mi...

Fui siguiendo con la mirada a estos pillos profesionales, se notaba que no era la primera vez que hacían esto lo cuál confirmaba mis sospechas de que se dedicaban a esto para sobrevivir.

Esperaba poder capturar a alguno o arrinconarlo, no solo por el dinero que ni sabía bien cuánto tenía, si no por la información, estaba seguro de que los ojos y oídos de estas sabandijas estaban atentos a todo.

Mientras Ethan estaba ahí, esperando a los caballeros, los habitantes de la zona pobre de la ciudad no tardaron en comenzar a acercarse, preguntando por algunas donaciones y en general mirando al joven aprendiz de consejero con clara curiosidad. En un principio el chico estaba de lo más reluctante a dar más limosnas, pero le podía su buen corazón y finalmente comenzó a volver a dar limosna, al menos lo que le quedaba en el monedero.

Pero mientras iba haciendo esos actos altruistas comenzó a sentir como que ¿le estaban vigilando?, bueno, no podía decirlo exactamente, pero desde luego era una sensación extraña, como si se le erizara el pelo de vez en cuando, ¿era algo así como una alerta de su propio cuerpo?, ¿sería eso posible, su propio sistema advirtiéndole de que podría ocurrir algo malo?, poco a poco la idea de salir en busca de los caballeros o Liones comenzó a anidar en su mente.

Fue entonces cuando de repente una voz le llamó… y al girarse había una chica vestida de forma oriental, reveladora, con unos preciosos ojos negros y en general…era realmente atractiva, pero lo que más destacó fue esa extraña máscara de lobo que llevaba sobre la cabeza. Aquella forma de hablarle y esas pintas eran desde luego bastante llamativas, al menos eso pensó la mente del joven mientras comenzaba a analizar aquella persona…¿si vestía tan elegante y con ropas tan reveladoras…sería una “mujer de la calle”?

Pero no pudo llegar a pensar más, ya que ella preguntó de forma muy ilusionada si el era “Ethan Von Karstein”.-E…eh…yo…bueno, si, soy yo…-Murmuró  mientras ella le halagaba, comentando que había escuchado mucho sobre el, ¿sería eso verdad?, bueno, le había reconocido…pero desde luego el no era muy famoso, su familia si, ¿pero específicamente el?

La chica se acercó a el y comenzó a hablar, diciendo que tenía que pedirle un favor.-¿Un favor?...yo bueno…estoy esperando a…-Pero antes de poder terminar la palabra, ella se le abrazó y apretó su torso contra el brazo de Ethan, provocando que el chico se sonrojara de forma bastante notoria. Posiblemente no tenía mucho pecho, pero estaba claro de que tenía y aquello, en la mente de un chico como el era algo muy peligroso, ya que ni si quiera notó de primeras algo muy extraño en el favor que le acababa de pedir.

Por lo visto necesitaba alguien que le acompañara a su casa, que últimamente habían muchos ladrones y claro…no quería que le robaran esa máscara tan distintiva.-Ah…yo…c…claro, claro, yo te acompañare, os…es decir…-Carraspeó intentando sacar pecho y voz masculina, aunque claro, eso último resultaba muy complicado para el.-Yo os acompañare dul…dulce dama, yo Ethan Von Karstein seré su escolta.

El principal problema de todo aquello (y que su mente no lograba percibir) era el hecho de que acababa de olvidar su objetivo principal, investigar y encontrar junto a Liones y los caballeros, pero ahora iba a acompañar a alguien a su casa porque…¿era una chica?, ¿o simplemente porque le podía su altruista alma de caballero?, posiblemente un poco de ambas cosas.

-No temáis, no p…permitiré que os roben vuestra preciada máscara.-Sonrío levemente intentando impresionarla y que se sintiera a salvo, ¿pero ya sería eso posible?, no era por nada, pero…Ethan no era precisamente alguien fuerte, era un muchacho canijo, bajito y que cualquiera le podía tumbar de un solo golpe. Pero aún así quería hacer algo bueno sobretodo si se lo pedía alguien tan amablemente y atractivo, claro.

El bartender no se sintió capaz de responder a tus últimas declaraciones, siendo que todos permitieron que te retirases entre leves risas para finalmente salir de la taberna. Una vez afuera, recorriste las calles del pequeño pueblo en busca de conocerlo un poco mejor, pero por donde sea que ibas solo encontrabas personas preparadas para aceptar la derrota por parte de aquel noble que les atormentaba. Sin haber podido encontrar a nadie que pudiese considerarse un compañero justiciero, partiste sola a entablar una "conversación" con Magno.

Al subir la colina, pudiste ver al otro lado un amplio campo que formaba las llanuras, solo que mucho más vivo que aquel en donde estaba el pueblo: diversos cultivos y ganado descansaban bajo la luz, siendo supervisados por varios trabajadores de ropas sucias, pero de muy buena calidad.

Al ir avanzando, uno de estos trabajadores se te acercó.

-¿Puedo ayudarla, señorita? -al fondo del campo de cultivos podías ver una gran mansión, custodiada por algunos guardias que protegían la entrada. Por tu experiencia, podías suponer que el tal Magno no estaba allí afuera, y es que todos los que trabajaban allí parecían plebeyos con suerte al conseguir empleo.

Con el apoyo de los soldados, lograste arrincona no solo a uno, si no a tres de los niños que te habían robado; uno de ellos llevaba en sus manos tu bolsa de oro. En un intentó desesperado por huir, los peques intentaron escalar las rocosas paredes de aquel callejón, pero al verse cubiertos por las sombras de los caballeros decidieron que era mejor colaborar.

-L-Lo lamentamos... -se disculpó el niño que llevaba la bolsa de oro, acercándose lentamente para ofrecertela. -. N-Necesitabamos dinero para comer, y.. y... -pronto sus ojos se pusieron llorosos, siendo que al igual que los otros dos, intentaba contener las lágrimas de temor y tristeza que sentía en ese momento, aunque tu experiencia te decía que no eran lágrimas honestas...

-¿¡De verdad!? -los ojos de la chica se llenaron de emoción, ilusionada cuando aceptaste su petición de hacer de escolta, siendo que pronto la chica se pegó más a ti con una sonrisa de oreja a oreja. -. Vamos, vamos, el camino no es muy largo -tras añadir aquello, te llevó tomado el brazo por las calles de aquel lugar.

Con ella a tu lado era difícil que le prestases atención a los alrededores, más podías notar una mayor tranquilidad en el ambiente desde que te encontraste con la chica, era casi como si las personas del lugar no te prestasen la más mínima atención; y no es como que no te viesen, pues de decirles algo te responderían con naturalidad, pero simplemente no podías dejar de sentirte extraño...

Fue entonces que, mientras avanzaban por un callejón, vieron su camino bloqueado por una gran figura.

Medía dos metros, era calvo, utilizaba un pantalón rasgado y una camiseta sin mangas ajustada, siendo que su vestimenta dejaba visibles muchos de sus imponentes músculos; podrías compararlo con la imagen que tenían de los Von Karstein, más a este hombre le faltaba una barba de la cual estar orgulloso.

-¡Dadme vuestro dinero, niñatos! -les exigió el hombre teniendo una de sus grandes y gruesas manos hacia ustedes.

Como era de esperarse, la chica se ocultó detrás de ti, más no se quedo callada.

-¡Ha! ¡Eres un tonto! ¡Te has topado con uno de los hombres más poderosos de la ciudad! ¡Un Von Karstein, nada menos! -empezó a decir bastante confiada la chica. -. ¡Te dará la paliza de tu vida y aprenderás a no andar por allí hostigando a la gente! ¿Verdad, Ethan? -con sus ojos brillando en una estrellada emoción, la chica te dio un pequeño empujón para que te acercases más al ladrón.

Delante de él no eras más que una hormiga: podía agarrar toda tu cabeza perfectamente con una única mano, y la manera en la que se le marcaban las venas por el cuerpo no era precisamente alentador para ti... Aún así, ¿como podías quedarte de brazos cruzados cuando aquella chica confiaba tanto en ti? El problema era que no podías usar magia... ¿Como la defenderías entonces?

-¡Tu puedes, Ethan! -te ánimo, con una dulce e inocente sonrisa momentos antes de que te sintieses... Apoyado. Una extraña fuerza recorrió tu cuerpo, una fuerza que te hacía sentirte orgulloso de tu apellido e incapaz de mancharlo: ¿seria ese el día en el que por fin demostrarías ser un hombre? Tenías a el ladrón justo delante de ti, y solo había una manera en la que los Von Karstein trataban con bravucones que hablaban con los puños, ¿verdad?

Con una sonrisa de oreja a oreja, el ladrón te miraba desde arriba por la diferencia de altura, tronando sus nudillos a la espera de ver tu acción.

Aquella extraña mujer parecía realmente feliz de que Ethan fuera su escolta personal, estaba sonriendo de oreja a oreja y se pegaba cada vez más al joven, el cual estaba radiante de felicidad, principalmente porque estaba siendo un auténtico Von Karstein. Si, no era grande ni tenía una espada, ni siquiera una frondosa barba, ¡Pero estaba siendo un héroe para ella! Y eso era más que suficiente ...eso y que bueno, es como si hubiera ligado, ¿No?

Era extraño caminar con aquella chica, como si todo lo de alrededor no importara ...como si no estuviera siquiera ahí, pero más raro era que le hubieran reconocido y además pedirle que se convierta en su escolta. Cualquier otro en aquella situación estaría ahora mismo sospechando, pero Ethan no, era demasiado confiado y encima de todo estaba luciéndose...¿Que diría su padre si le viera ahora mismo?, ¿Y sus hermanas? Ya se arrepentirian ambas de haberse metido con el todos estos años, estaba claro.

Pero parecía que no era su día de suerte...ya que nada más entrar en un callejón ahí estaba, un tiparraco tan grande como un armario y con unos brazos tan gruesos como el cuello de un toro. Desde luego podía ser un Von Karstein...le faltaba una barba eso sí, pero de todas formas...¿Que comería para ponerse así?

Ethan no pudo evitar quedarse boquiabierto mirándole y más cuando dijo que le dieran su dinero...estaba claro que Ethan no tenía problema alguno en meter la mano dentro de la túnica y darle el resto de su dinero...a fin de cuentas lo estuvo repartiendo a diestra y siniestra hace apenas un rato. Pero antes de que pudiera siquiera hacer aquello la mujer se puso tras de Ethan y amenazó al mastodonte diciendo que Ethan le daría una paliza. Ante aquello el chico en un principio estaba aterrado.

¿Como iba a poder enfrentarse a semejante coloso?, En los libros de historia no había ningún caso de un pequeñín derrotando a un gigante...¿O si?

Ethan observó aquellas horribles venas que parecían hincharse en el cuello del gigante y se acordó de bueno...¡Que no podía usar magia! Aquel coloso se iba a limpiar los dientes con sus huesos...estaba perdido. Ethan se preparó para retroceder, con un poco de suerte podía gritar como una chica y alguien vendría a buscarle, su honor de iría por el desagüe y sería el hazmerreír de toda la ciudad, pero mejor aquello que pasar un año en el hospital.

Entonces la chica le ánimo, le llamó por su nombre y realmente parecía convencida de que alguien tan canijo y bajito podría con una bestia parda y calva. Tal vez las palabras del ánimo o su honor o posiblemente sus ancestros los cuales estaban canalizando sus esperanzas en Ethan, hicieron que el pequeño se sintiera valiente, poderoso...¡Tal vez era pequeño, pero era un Von Karstein! El había vencido a un caballero horas atrás, podría con un tarugo como este ..y con solo sus manos.

Así que realmente confiado y con una sonrisa de superioridad volvió a sacar pecho y se preparó para encontrarse con sus ancestros en el más allá.

Ethan alzó su bracito y lanzó un rápido puñetazo en dirección del ladrón...pero como si eso fuera suficiente.

-Las lágrimas de cocodrilo no te servirán conmigo, bribón- dije arrebatándo mi bolsa de monedas de sus manos y revisando que no las hubieran cambiado - ahora si quieres escapar de tu castigo tu y tus amigos van a decirme todo lo que saben acerca de la silueta que escapó del palacio y cayó en esta zona de la ciudad-

Todo apuntaba a que morirías aquel día tarde o temprano, pero los ánimos del momento no te permitieron pensar con claridad, y aún sabiendo como terminaría, alzaste tu puño contra aquel muro y le lanzaste un puñetazo con todas las fuerzas que tenías en aquel momento.

Tu golpe impactó en el estomago del ladrón... Y nada más. Era mentira decir que le lograste mover o al menos hundir el estomago, y es que se podría asegurar que te había dolido más el golpe a ti que a él, pero tras unos segundos de silencio...

-¡Argh...! -el ladrón se llevo ambas manos al estomago, retrocediendo entre agónicos quejidos. Su expresión era de autentico dolor, mayor que cualquier golpe contra la esquina de algún mueble, que en esos momentos era el mayor dolor que se te venía a la cabeza. Entonces, tras varios segundos de sufrimiento, el ladrón cayó arrodillado, y finalmente se tumbo sobre el suelo, quedando totalmente noqueado a simple vista.

-¡Sí! ¡Lo hiciste! -te felicitó la chica detrás de ti, corriendo para acercarse y lanzarse con un gran abrazo a tu persona, pegando más que nunca sus cuerpos. -. Sabía que lo harías, que podía confiar en ti.

Tras mostrarte una amplia sonrisa, aquella chica hizo algo que nunca pensarías que haría: unir sus labios en un dulce y apasionante beso. Lo mantuvo durante varios segundos, en los cuales aprovechó para hacerte retroceder hasta una de las paredes del callejón para arrinconarte en esta; sus manos acariciaban suavemente tu pecho, y bajaban poco a poco mientras profundizaba el beso. Estaban en un callejón público, un lugar en el que cualquier persona podría pasar y verles, pero ella parecía dejarse llevar bastante...

Ante tus cortantes palabras, los niños se detuvieron y empezaron a secar sus lagrimas. Pronto sus inocentes rostros colocaron una expresión de seriedad y molestia.

-Claro, lo que diga, "señor" -se burló un poco el niño que te dio la bolsa de dinero, el cual estaba intacto. -. ¿No quiere que también le lavemos los pies?

Obviamente, no serian educados contigo por más que lo intentases. Sabiendo esto, varios caballeros detrás de ti les apuntaron con sus lanzas, optando por la intimidación; de alguna forma dio resultado, más los niños hacían el esfuerzo por no verse asustados.

-¿Que quieres que te digamos? Nuestro jefe estaba haciendo negocios con los reyes cuando todo sucedió. No tiene nada que ver con lo que paso en la sala del trono -aseguró, mostrando entonces una sonrisa de oreja a oreja. -. Si no me crees, ¿por qué no le preguntas? Al líder de los ladrones le resultaría muy tentador un consejero real a solas en un barrio como esté -concluyó, soltando una risa traviesa: entendiste entonces que tal vez no fue buena idea dejar a Ethan solo...

Ethan se armó de todo el valor del mundo, posiblemente gracias a los ánimos de su protegida y el poder de sus ancestros que se canalizaron en el pequeño puñito del heredero Von Karstein. A pesar de que aquel puño estaba más acostumbrado a escribir y coger libros, parecía que aquel golpe en el estómago del ladrón fue más que suficiente como para tumbarlo, algo que dejó realmente sorprendido al chaval, el cual abrió los ojos de par en par y se miró su dolorida mano.

-Yo…¿yo he hecho eso?...-No pudo evitar preguntar claramente sorprendido de ver la reacción de aquel animal que parecía estar sufriendo de verdad.-O…oye…¿estás bien?-Preguntó ya preocupado de ver como sufría y para colmo de todo aquello el hombretón terminó K.O…¡¿Cómo era posible?!

Instintivamente Ethan se llevó la mano al mentón y a las mejillas, incluso se pasó un par de dedos por el labio superior…no, no había ni rastro de pelo…y el suelo parecía igual de cerca como de costumbre, no había crecido ni tenía barba, pero había tumbado a un tipo con un solo golpe, ¿sería el primer von Karstein bajito y sin Barba?

Ethan no pudo pensar ni teorizar más, ya que de repente la chica le felicitó y nuevamente se abrazó al chico, pegándose más a aún con el y provocando que se sonrojara de manera bastante notoria.-Yo…yo no he hecho nada…tampoco le he pegado tan fuerte y…-Y para sorpresa del aprendiz de consejero, la chica le comenzó a besar de manera bastante pasional, arrinconándole contra una pared mientras seguía besándole y sus manos le acariciaban el pecho.

Aquello no podía ser verdad, ¿era un sueño?...¡Su primer beso!, ¡Le estaban dando su primer beso y acababa de ser un héroe y salvar a una dama en apuros!, era…era…¡era el mejor día de su vida!, si se lo contaba a Frey no se lo creería. Ethan von Karstein, el chico con la cabeza llena de pájaros, el que siempre andaba de aquí para allá con un libro entre sus manos, tomando apuntes y estudiando en la biblioteca, acababa de vencer a un matón de manera sorprendente y…¡había conseguido el beso de una bella dama!, era algo así…como un caballero de verdad, ¿Qué pensaría el príncipe si le viera ahora mismo?, ¿le concedería el titulo de Sir?, Sir Ethan Von Karstein…aquello sorprendería a cualquiera y seguro que su propio padre se alegraba y le pedía perdón por haber sido tan malo con el todos estos años.

Claramente había algo “turbio” en todo aquello que pasaba, pero Ethan no caía en la cuenta, todo causa de los encantos de aquella misteriosa chica con máscara de zorro y como era de esperar…no podía dejarse llevar por ella, era como una marioneta bajo su control y por lo tanto estaba tontamente cayendo en algo que parecía ser claramente una trampa.

—Puede —pero tan malo entonces no es este tipo, le está dando trabajo a la gente. Habría que ver cuánto les paga, o si les paga. Pero bueno, primero a conocer ambos bandos, para ver bien a cuál me prendo.
—Solamente estoy de paseo, y me ha gustado este predio. A quién pertenece? Trabaja usted aquí?

Los bobos que optaron por quedarse en el pueblo podrían continuar trabajando aquí, o en lo que sea que construya el Magno este en el futuro. Basta con que vengan arrepentidos de la decisión y elijan vender la tierra. Es eso o tener que irse a otra parte y nada les asegura que puedan encontrar otro sitio donde vivir. Salen todos ganando.
Por supuesto, eso solo si Magno no resulta ser un explotador, tengo que conocerlo primero.