Partida Rol por web

Me temía que aquello podía haber sido una rotunda pérdida de tiempo, puesto que lo poco que nos había dicho apenas si servía de algo, pero bueno, al menos podría intentarlo, total, no tenía nada mejor que hacer.

- ¿Acaso insinuas que su voz puede asesinar a quien la escuche o algo por el estilo? - imposible, esa mocosilla no podría ser capaz de algo así, si pudiese hacerlo, no habría sido la esclava de nadie ni tendría todos aquellos traumas, o al menos eso me parecía, esa vieja empezaba a chochear, estaba más que claro.

- ¿Y para qué necesitas esa cabeza arpía? En fin, dinos donde está y veré que puedo hacer - al menos tendría algo de diversión matar a aquel ser, aunque ni siquiera me había dicho de que especie se trataba - vamos, vamos, o nos pasaremos aquí la eternidad, y la verdad, es lo que menos me apetece en este momento.

Suspiro.

Esa cría estaba dándome un millón de problemas, ¿por qué me había tenido que cruzar con ella?

Estaba un poco confundido por el final que había tomado la reunión... ¿hemos... hecho lo que habíamos venido a hacer? Sinceramente es que tampoco sabía demasiado que cosas ibamos a hacer aquí... pero no se. Supongo que estaba bien... ¿no? Ahora el señor tenía nuevos aliados, parecían ser importantes y de ayuda, ya les había dicho que iba a hacerles si osaban traicionarle, y ya nos íbamos a reunir con el resto de gente... no se si quedaba algo por hacer, yo solo me limité a seguir a Leviathan.

Cuando vi a toda la muchedumbre enfadada pensando que iban a ser entregados a Leviathan, yo ya estaba trazando rutas de escape por si debíamos huir... pero al final, debido a las largas charlas de los dos demonios y del enano, parecíeron calmarse... y la única baja fue nuestro conductor... Y por esa razón no quiero enfadar nunca a Maese Leviathan -D-de a-acuerdo... e-elaboro ahora mi-mismo la lista...- le dije al demonio mientras sacaba de mi bolsa un libro vacío en el que escribir.

Eran... mucha gente, y me estaba poniendo algo nervioso -¿E-ese no-nombre se e-escribe con B o con V?... ¿Que co-con ni-ninguna? ¡A-Ahh qu-que se lla-llama así...! Pe-perdón... ¿Pu-puede de-deletrearlo?- más o menos así estaba durante todo el proceso de listar a los miembros del culto del enano y la diablesa. Entonces, algo me llamó la atención, un niño que tiró de mi ropa... después del sobresalto que pegué me giré... solo para asustarme de lo que dijo -¿Que-e ha-has di-dicho?- pregunté alterado cuando le oí decir eso... aunque luego se corrigió... aunque el miedo ya lo tenía dentro -A-ah e-eso... n-no e-esta mu-muy le-lejos, tra-tranquilo... pe-perdón po-por ta-tardar en re-responderte- le dije al niño con miedo... si, hasta ese niño me daba miedo. Aproveché para preguntarle el nombre y apuntar su nombre... y continué con el trabajo hasta que todos estuvieron apuntados. Una vez hecho, con la muñeca dolorida de haber escrito tanto, me acerqué con timidez a Leviathan -Di-disculpe Maese Leviathan... ¿lu-luego po-podría pre-preguntarle a-algo cuando e-estemos me-menos o-ocupados...?- le pregunte asustado y temblando por si me daba una negativa.

Aunque me mantuve en mi sitio cuando aquella señora quería verme, estaba temblando. Por suerte tan solo me centré en aquella voz que en mi cabeza escuchaba - N-no será... ¿No será entonces peligroso estar cerca de una? E-es decir... Y-yo no quiero hablar... Ya no. Duele mucho y... y... - Mis ojos empezaban a estar cristalinos, aunque solo una lagrima se derramó cuando mencionó la anciana a mi señora que no debería hablar a menos que fuera hacia alguien considerado enemigo. Seguro mi ama vió aquella lagrima

-N-no quiero... No quiero otra catastrofe como aquella. N-no quiero temer por mi vida. No quiero huir de nuevo. P-por favor Vox*. Te lo suplico ayudame - No paré de decirle a la voz de mi mente mientras otra lagrima corría. Entonces escuché lo que acusó Vox a la anciana. - P-pero es verdad Vox. Mi voz mató a mi antiguo amo. No debería hablar nunca. Debieron cortarme la voz del todo.

Escuché junto a mi señora todo lo que decía la anciana sobre aquella bestia, aquella cabeza... Y que podría solucionar mis problemas, y hacerme hablar - Vox... es mentira lo que dice ¿Verdad? Lo mio no es solo una maldición, y no me lo va a poder solucionar. Ni aunque matemos a dicha bestia. Tengo miedo. No quiero hablar, ni tampoco intentar cosas vanas para luego sufrir más aún. ¿Que hago Vox?

Fuera cual fuera su respuesta. Salí tras mi señora y una vez fuera me adelanté para ponerme dentro de su visión e inclinarme, un gesto que ya teniamos más que practicado, pues no dejaba de hacerlo, y que significaba "Lo siento"

Nuevamente el duo de enanos hicieron una demostracion de su don para hablar y hacerse escuchar entre los temores y preocupaciones de las mentes perdidas. Ante aquellas declaraciones, los ex-esclavos se tranquilizaron y decidieron dar una oportunidad a aquel que temian mas que a sus anteriores amos.

Asi, mientras su asistente se encargaba de hacer la lista, Leviathan aclararia los ultimos detalles con sus nuevos aliados.

-Oh, por favor. No me malentiendan. No los separare de ninguna forma: ambos tienen un lugar reservado en el castillo, y tendran privilegios de alto rango que les permitiran ir y venir cuando quieran, estando en contacto siempre que quieran. De eso trata esto de la libertad, ¿no? -bromeo entre leves risas antes de quedarse viendo a la demonio, la cual nuevamente mostraba su confianza al acercarse tanto al mayor ejecutor de Nekrodum. A pesar de la tentadora vision, Leviathan mantuvo sus manos quietas y alejadas de la mujer, al menos por esta vez. -. Seria interesante vivir la experiencia desde el punto de vista de un seguidor mas...

Desde su perspectiva todo habia salido a pedir de boca. No era alguien que confiase en primeras impresiones, pero estaba convencido de que algo bueno saldria de todo aquello.

-¿Hmph? -Leviathan observo a su asistente, Nasai, mientras este le entregaba el libro, pasando a guardarlo en su abrigo antes de reir por lo bajo. -. Como quieras.

Una vez listos, se dispusieron a marchar hacia la capital tras Leviathan. Algunos de los seguidores tomaron el carruaje para llevar a la mayor cantidad posible de niños y mujeres, pero el resto tendria que seguir el camino a pie al igual que ustedes, despues de todo la mirada de Leviathan no parecia apoyar la idea de que Lavinia formase parte de las mujeres en el carruaje: tendrian que andar con el.

Asi, tras un largo recorrido por las oscuras llanuras de Nekrodum, llegaron a aquella tenebrosa ciudad cuyo olor a sangre y suciedad era llevado por el aire. Todos abrian paso a Leviathan y los que le seguian, susurrando cosas entre ellos ante aquella escena tan inesperada, pero obviamente nadie se atreveria a reclamarle nada a la mano derecha del rey. Entonces, tal como prometio, en la parte baja de la colina del castillo se encontraba un conjunto de varias cabañas desalojadas totalmente.

-Aqui podran descansar sin miedo. En cuanto llegue al castillo enviare sirvientes con comida y ropa, ademas de algunos guerreros para defenderlos de cualquiera que intente quitarles vuestra libertad... -con esa sonrisa en el rostro, Leviathan invito a los seguidores a tomar un lugar en alguna de las cabañas. Al inicio todos desconfiaron nuevamente, pero tras fijarse en Lavinia y especialmente en Einar, accedieron a empezar a distribuirse entre las casas; a pesar de ser muchos seguidores, seguramente cabrian todos en aquel lugar. Mientras tanto, Leviathan se disponia a seguir subiendo con ustedes siguiendole, hasta finalmente llegar al castillo.

Fueron recibido por miembros del ejercito demoniaco, los cuales se inclinaban ante Leviathan permitiendole pasar por las grandes puertas de aquella estructura. En el interior encontraron un amplio salon con escaleras al fondo, una de las muchas que habian en aquel inmenso lugar.

-Nasai, ya no dormiras en esta planta. Te mudaras a la cima de mi torre, y compartiras la habitacion opuesta a la mia con Lavinia y Einar, al menos claro que alguno quiera compartir conmigo -con una sonrisa "bromista", Leviathan los guio por las inmensas escaleras para llevarlos no a las habitaciones, si no mas arriba: a la sala del trono.

Al abrir las puertas, lo que llamaba la atencion de cualquiera era aquella figura sentada al fondo en su silla, reposando la cabeza en uno de sus puños cuyo codo esta apoyado en el posabrazos. El ambiente dentro de aquel lugar era mucho mas pesado que en el resto del castillo, y no se trataba por el cansancio de la cantidad de escalones que se debian subir para llegar, si no por la simple presencia de aquel dios dormido. Ademas, en medio de la sala se encontraba una mesa de madera con multiples platillos encima: pan, queso, vino de buena calidad, carne en grandes cantidades, multiples vegetales y frutas, y tres sillas en total... Junto a esta mesa habia otra mas pequeña, con su respectiva silla pequeña, con la misma comida pero en menor cantidad, como si fuese para una unica persona.

-Por favor, acompañemnos a comer en la presencia de nuestro Dios. Luego, les prometo, que cada quien podra irse a descansar.

— Jujuju…siendo así no tengo queja, Maese Leviathan — imitando deliberadamente a Nasai, la sacerdotisa respondió ante la certeza ofrecida, tranquila tanto como podía estar ante los muchos e interesantes cambios que se podían augurar partiendo de aquella situación; más que nervios, lo suyo era expectación, sobre todo porque jamás había visto el castillo de R’lyeh más que en grabados o pinturas…

¿Confiaba en el Verdugo y su…seguidor? No, pero tampoco confiaba en los cultistas, solo en Einar, así que la situación no era del todo nueva, además también le podía la curiosidad…

Cuando los seguidores se dispusieron a transportar en el carruaje a mujeres y niños, Lavinia no dudó en negarse a subir, y aunque después la mirara de Leviathan pareciera confirmar el hecho, ignorante de si era por la misma razón Astartea eligió eso puesto que no era una ex-esclava ni parte de ningún rebaño para ir con quienes si eran, por más que discutiblemente ella encajara en el grupo de gente pequeña tanto como en el de mujeres; la sacerdotisa iba a caminar…por ahora.

Como es obvio, durante todo lo que duró la caravana en que se había convertido aquello nadie siquiera pensó en acercarse a joder, por más que fuera el territorio Nekrodum, y es que precisamente por ello, hacía falta ser un verdadero idiota para reconocer ya no digamos a la pareja de enanos carismáticos, sino a Leviathan mismo, el verdugo. De hecho hubo quienes desde la lejanía los reverenciaban solo por contar con la figura del susodicho guiándoles, aunque obviamente los respetos no se extendían para todo el grupo…solo eran una consecuencia.

Ante la oferta de la serpiente, Lavinia asintió hacia los seguidores que ya bien empapados estaban de su credo y esperó a que Einar hiciera lo mismo, ratificando ambos las palabras de Leviathan; obviamente ella no iba a seguirles de momento pues tenía otras ocupaciones, pero estaría al pendiente por si luego le era posible afianzar más la fe de los recién reclutados…

Al ser explicada la forma en que se repartirían las habitaciones más importantes, sin embargo, Lavinia rozó el brazo más cercano del predicador enano con sus suaves dedos, miró de reojo a Nasai no sin cierta malicia y solo entonces se adelantó un poco, hasta quedar ligeramente más cerca del Verdugo — ¿Esa es la hospitalidad del representante del Rey? — dijo no sin obvia travesura en su voz, siendo coherente con su forma de ser desinhibida por más que hubiera cierto nivel de respeto implícito — Porque a mí me gustaría tomar la oferta… — ella no ser mordía la lengua.

Luego en la sala del trono el ambiente cambió en pos de mayor atmósfera solemne, pero también intensa y hasta intimidante, puesto que la sola estancia del Rey Oscuro en cuerpo, sentado ahí en el trono, era motivo suficiente para hacer palidecer a los débiles de voluntad e inspirar a los maliciosos; por su parte Lavinia, que tanto tiempo había pasado predicando en nombre del susodicho, sorprendida se acercó pero no demasiado, haciendo su acostumbrada reverencia de dama noble ante la figura silente del dormido.

— Beatus ille… — susurró diciéndolo más de manera personal y hacia R’lyeh que para todos los otros presentes, incluído Leviathan; tal era su saludo. De vuelta a la sala en sí, la visión de opulencia le recordó aunque en mayor medida a la propia escena con que recibió a Leviathan antes, provocándole irónica sonrisa — ¿Estas no están envenenadas? — cáustica dijo al tomar una uva, preguntando específicamente a Nasai, así tampoco ignorando el lugar apartado… ¿para cuál de los dos sería, el Maese o el seguidor?

— Gaudeamus igitur iuvenes dum sumus… — a su forma aceptó la generosa invitación del Verdugo, dado que los excesos eran lo suyo…

-Créeme, bajo esa cara inocente y débil se esconde una de las armas más temibles de todo el clan. Si aún así quieres desperdiciar ese poder... Muy al oeste de esta capital se encuentra un pantano. Ese es el hogar de la bestia que tienen que matar. Nunca ha salido de aquel pantano, por lo que no tendrá experiencia tratando con otros seres: podéis tomarlo por sorpresa, y seguramente sera una presa fácil... -confesó con cierta confianza.

-Esa bestia... -dijo la voz en la cabeza de Eli. -. Ya no esta en el pantano... Se dirige hasta aquí, la capital, pero aún se encuentra un poco lejos... Y ya no es tan inexperta como dije la bruja: si esperáis, la encontrarías tarde o temprano aquí mismo.

La bruja chasqueo la lengua antes de hacerles un gesto con la mano, invitándolas a salir.

-Es un gusto hacer negocios con ustedes...

Al salir de aquella vieja cabaña, se encontraron una escena muy peculiar en las calles. Un grupo conformado por seres débiles de distintas razas marchaban en dirección al castillo, siendo guiados por una demonio enana, un enano brujo, y el propio Leviathan con su sirviente sin importancia. Obviamente, todos los que veían ese evento susurraban entre ellos el hecho de que ninguno de los "seguidores" llevaban ni una sola cadena o collar, y que parecían estar más preocupados por los que miraban que por el propio Leviathan que los llevaba: En todo caso, nadie se atrevería a interrumpir o reclamar...

La multitud de personas se dirigía al castillo, o más bien a las casas que habían en la subida por la colina. En todo caso, ustedes no tenían nada que hacer allí... ¿Verdad?

-¿Quién habría pensado que la mano derecha del rey se volvería débil? -opinó alguien a vuestro lado. -. Supongo que tendrá algo en mente, pues de no ser así tendríamos que estar pensando algo nosotros para hacer al respecto, ¿no están de acuerdo?

Al fijaros en el sujeto, se encontraron con un demonio de piel tan blanca como su cabello, con un par de cuernos negros que hacían juego con su extraña vestimenta formal, y un par de ojos blancos que parecían querer penetrar vuestras almas si se le quedaban viendo mucho.

-Olvidenlo. Seria una locura enfrentarlo -se corrigió antes de mirar hacia el oscuro cielo de Nekrodum, pero aún así dirigiendo la palabra a ustedes. -. Soy nuevo por aquí. ¿Os molestaría darme un par de consejos para... sobrevivir? -a pesar de parecer un demonio hecho y derecho, que no mostraba ningún sentimiento más allá de la indiferencia, seguramente resultaba ser otro que había sobrevivido por ayuda de otros. Aún así, su presencia y atención resultaba un tanto... extraña.

-Hmph...

Obviamente, los tomaste con la guardia baja pues los latigazos con tu lengua tiraron fácilmente a dos de los hombres, haciendo retroceder levemente al otro que temía por lo que pudiese venir. Lo próximo que pudo ver fue el suelo, al sentirse arrastrado poco a poco a tus fauces durante su última oportunidad de salvarse...

-¡S-Si! ¡Si! ¡P-Por favor! ¡N-No me comas! -suplicó el hombre al ver tu gran boca abrirse para tragarlo en cualquier momento... Pero por suerte para él, era no era tu intención en este momento.

Luego de que soltases al tipo, pudiste subir al piso superior con tu compañera, la cual sonreía alegremente al ver que no te habías rebajado al nivel de los borrachos. Entonces, tomaron una de las habitaciones que habían disponibles: Era un cuarto sencillo, en buen estado, con una pequeña mesa junto a una única cama, ubicada bajo la ventana que daba una bonita vista del inmenso mar.

-Pasaremos la noche aquí. Mañana partiremos a la capital -te dijo con una amable sonrisa antes de ver la cama. -. Hmph... Puedes tomar la cama si quieres. Debe ser muy incomodo dormir todo el tiempo en un pantano... Sabes como se usa, ¿no? Acuesta sobre ella, y... Descansa -explicar como dormir no era nada de otro mundo, pero ella parecía disfrutar explicarte cada simple cosa que no conocieses. -. Agradezco todo lo que has hecho por mi hasta ahora... Espero poder pagar en algún momento.

   Subir al piso de arriba tuvo su desafío, entre que la escalinata no estaba echo para el tamaño de mis pasos, y que llegado a cierto punto debí apretar un poco el cuerpo para pasar por los estrechos pasillos ... al menos el suelo aguanta... algo es algo...

   Ya en el cuarto me desparramó al lado de la entrada recuperando el aire y sintiendo el picor en las zonas de mi cuerpo que se habían raspado contra las esquinas, aunque al instante las molestias se iban después de todo solo eran males menores.

   Ohhh... entonces, ¿ este es el nido donde descansan los terrestre...? fascinante... - poniéndome de pie y mirando cada cosa, cada esquina de la habitación, aunque quedando de pie junto al rectangular objeto con capaz de tela el cual la señorita se daba el tiempo de explicar- ¿S-sirven para eso ? Hummmmmm... - no pudiendo evitar levantar con mis uñas la capa superior de telas, para soltar  y repetir esto varias veces -​​​​​​- S-son suaves... eso no lo discuto... - mientras iba pasando mi mano por encima del resto de sábanas y continuando con el resto de mí cuerpo, hasta quedar acaparando casi la totalidad de la suave superficie.

  Ohhhh.... Ahhhh...hmmmm... ya veo~ya veo... entiendo a lo que se refería señorita Schwi... e-es simplemente... maravilloso... - decía en tonos bastante alegres mientras me revolcaba intentando acomodarme y poder ver a la señorita, destrabando todas las telas de su posición original.

  Encontrando al fin una posición digna para poder hablar,  me quedo mirando unos segundos a la señorita ... lo cierto es que en su momento no pensé nada que pedir... hummm... Bueno..  existe algo... - jajaja... Vamos señoríta el sentimiento es mutuo... si no fuera por usted puede que seguiría nadando panza arriba en mi cienaga... además... cada nuevo momento es simplemente una maravilla tras otra... pero... para darle forma a nuestro acuerdo... - mientras se me iluminaban los ojos de un intenso dorado - Sea mi Acompañante señorita... Aprendiendo el cómo funciona su mundo y todo sus secretos... ¿ le parece ?

Me dio cierto miedo cuando Leviathan se me quedó mirando cuando le pedí hablar con él después... pero al final su risa... no me alivio nada, seguía nervioso, pero al menos no temía por mi vida -S-se lo a-agradezco Maese Leviathan- le dije con una reverencia. Entonces... empezó la caminata hacia el castillo... y me dolían los pies. Entiendo que no usemos el carro, por estar lleno... pero yo no soy demonio... soy humano... un humano que ha subido y bajado en un día una torre de cincuenta pisos o quinientos... no lo se, pero haya un cero de más o menos, mis pies lo sentían con un cero más.

Llegué al castillo agotado, jadeando del cansancio de andar tanto... pero no me quejaría, e intentaría contener los aspavientos... como debo hacer frente Leviathan. Ya dejamos a los cultistas en las cabañas... ahora solo estaba la gente importante... y yo aparte. Entonces, recibí la noticia de Leviathan con sorpresa -¿Co-co-co-co-como?- pregunté claramente impresionado y sorprendido... pues esa afirmación jamás me la hubiera esperado -Maese Leviathan, ¿qui-quiere de-decir que... vo-voy a do-dormir e-en u-un do-dormitorio d-de ve-verdad? ¿Co-con... e-espacio pa-para estar de pi-pie, ve-ventanas y... ca-cama?- no cabía en mi asombro... ¡¿desde cuando me he hecho merecedor de semejantes lujos?! ¡Y enfrente de mi señor! -¡Gra-gracias Maese Leviathan! ¡Gra-gracias!- le agradecí con varias reverencias. Me daba igual compartir habitación... ¡al menos dormiría en una habitación de verdad y no en el hueco donde he vivido tantos años! Aunque cierta duda me inquietaba -Pe-pero Maese Leviathan... di-disculpe. S-se que... a-a ca-caballo re-regalado no he de ve-verle e-el de-dentado... pe-pero... ¿que he he-hecho pa-para que m-me co-concedáis ta-tal ho-honor?- terminé atreviéndome a preguntar, con sudores frios en todo el cuerpo incapaz de mantener la mirada a mi señor por los nervios.

Y mis nervios se acrecentaron al entrar en la sala del Rey Divino... muy pocas veces había entrado, y la sensación era siempre la misma: se me erizaba la piel, se me dificultaba respirar, me temblaban los ojos, se me cerraba mi pequeño apetito y tenía un miedo constante. Cuando vi la mesa de comida... me daba miedo atragantarme de nuevo. De todos modos, yo no cogería nada... simplemente me asusté por el comentario de Lavinia -¡¿L-la u-uva que m-me co-comi e-estaba e-envenenada?!- pregunté muy preocupado... pues yo me lo tomaba en serio. No es que me hayan hecho demasiados comentarios de esos en mi vida... de hecho nunca creo que me hayan hecho bromas que no sean hacerme daño físicamente. Ahora desde luego si que me quedé sin apetito.

Me preguntaba hasta que punto podría Lavinia poner de nuestro lado al ejecutor del rey, me intrigaba que tanto poder podía tener sobre las personas mi compañera, aunque bien conocía sus habilidades y por ello me había querido aliar con la misma en primer lugar, era un curioso detalle a explorar, mas aun cuando vino la respuesta de este a su pregunta. Indirectamente había conseguido un mejor trato para mi, luego le agradecería apropiadamente.

-Gracias por su hospitalidad señor Leviathan, trabajare para ganarme apropiadamente ese trato-

No me molestaba ganarme honradamente mi techo y comida, de hecho incentiavaba al resto a hacerlo, a ser fuertes por sobre todas las cosas pero que cada uno debía ganarse lo suyo, no debían actuar como cargas de otros.

Cuando todo estuviese resuelto, el camino nos esperaba y el viaje fue algo trascendental. Me sentía lo suficientemente seguro como para no sentir la necesidad de mantener una fuerte vigilancia en el entorno ante algún ataque de parte de algún negrero, a fin de cuentas, la sola presencia del carruaje era una advertencía a cualquier intento de bandido de que su vida entera pudiera ser completamente arruinada ante una imprudencia como atacar algo que visiblemente parecía la propiedad del señor Leviathan, su protección indirecta ya era una gran ventaja conseguida al culto.

Y como lo prometio, al menos a la vista general, los terrenos de su propiedad eran entregados a los ex esclavos, esto estaba marchando demasiado bien para ser cierto. No podía sentirme del todo seguro ahora, entendía la naturaleza de la gente de Nekrodum bastante bien y lo único que me llevaba a seguir a aquel hombre sin cuestionar o sin mostrarme del todo desconfiado, es que usualmente si alguien en este lugar quería ponerte un cepo al cuello, no se gastaba en triquiñuelas para hacerlo, si hubiese querido eliminarnos o someternos lo hubiese hecho de inmediato, poder no le faltaba para hacerlo. Ahora mas que nunca quería tener una charla en privado con Lavinia pero aquel hombre era astuto, así como yo podía tener mis dudas el podía tener las suyas, quizás por ello dejo a su sirviente convenientemente a vivir junto a nosotros.

-Con tener un sitio donde dormir es suficiente para mi, pero agradezco su generosidad- Sería mi unica respuesta antes de ser guiado y restandole un poco de importancia a la clara felicidad de su subordinado, estaba claro que estaba acostumbrado a un estilo de vida mas propio al de la vida antigua de muchos de los allí presentes, estaba claro que si pretendía que nos llevasemos bien, no podía tener un esclavo en mi presencia. "Buena jugada Leviathan" mentaba intrigado mientras seguía a aquel hombre por el castillo.

Apreciaba la magnitud del mismo y la roca con la que había sido labrado, un trabajo sublime a pensar de que la arquitectura no fuese lo mio, sabía como apreciarla. Pero la sorpresa mas grande no fueron las enormes puertas que se abrieron para revelar ante nosotros un banquete digno de un rey ante nosotros, ni siquiera con el mismo tablon repleto de delicias sería algo que me sorprendiese tanto como la presencia que se encontraba al final del salon, postrado en su trono en un reposo que no buscaría interrumpir, pero que aun así, sentía en mi pecho el fuego de mi fe quemar mas que nunca. Mi dios se encontraba allí y me estaban invitando a cenar en su presencia.

-Sera todo un honor acompañarlos en esta comida- en mi mirada podría verse ilusión genuina y ese golpe a mi pecho en forma de mi fe en medio de una crisalida solo para volverse mas fuerte ahora que tenía el privilegio que a muchos se les negaba en toda su vida de rezos y dedicación. Al único que voluntariamente llamaría señor estaba allí y lo ultimo que quería era perturbarlo con un actuar que causase molestía para el, lo cual me llevo a pensar el por que Leviathan se notaba tan tranquilo y eso me hizo que me contuviese en mi emoción y volviese a un semblante mas sereno.

-Lavinia querida, no es de educación decir algo así, aunque sea en broma- Regañaria levemente a mi compañera, aunque mi sonrisa denotaria aquella camaradería entre ambos y quizás el momento en que dejase mi mano en su hombro, palpandolo tres veces, fuese una señal que ambos conociamos, una señal de una reunion privada pactada para mas tarde y que a lo largo del día planeariamos con frases clave para dictaminar lugar y hora. Una pequeña medida de seguridad que habiamos tomado para comunicarnos en presencia de otros sobre asuntos privados.

Ufff, ahora tenía que cazar a una bestia, que niña más problemática...

Íbamos de camino mientras pensaba en lo que había dicho acerca de ella, ¿cómo iba a ser esa cría un arma? Seguro que chocheaba y ya ni sabía lo que decía, cuando nos cruzamos con un montón de gente, aquello llamó mi atención, parecía una bonita remesa se dirigía al castillo, pero... justo me estaba preguntando lo mismo que aquel demonio que tenía al lado, bueno en realidad ni me había fijado en él hasta que habló en voz alta.

- ¿Consejos? - ¿estaba de coña? - ya sabes, sobrevive el más fuerte, esa es la única norma que hay aquí - empezaba a aburrirme - ¿y cómo es que eres nuevo? 

La verdad es que no me apetecía nada cortar cabezas, si al menos aquel ser me daba conversación... Miro de reojo a mi esclava, tenía que tenerla controlada.

Me sorprendí mal al oir tanto a la bruja como a Vox hablar sobre aquella bestia - P-pero... Entonces eso está mal. Si no es tan inexperta y viene hacia aquí... D-destruirá toda la ciudad. No podemos dejar que lo haga. ¿No? A-aunque... n-no tengo decisión en ello... N-no quiero... No quiero recordarlo otra vez. No quiero vivir algo similar de nuevo.

Estaba encogiendome mientras me ponía de nuevo a la altura de mi ama por aquel pensamiento, deseando que decidiera ir a por la bestia antes de que se acercara lo suficiente

Nada más salir estaba ocurriendo algo, algo que no entendía, pero algo que había acumulado a muchas personas en la calle. Me pegué entonces aún más a mi ama para no perderla entre tanta multitud, pero sin llegar a tocarla por si ello le molestaba. Aún no sabía muy bien como tratar con esta nueva ama ya que su forma de tratar conmigo era tan diferente que incluso me quedaba confusa a veces.

No muy lejos de allí había otro ser que nos parecía hablar. Casi de manera automatica me oculté tras mi ama mirano por detrás de ella al demonio que nos hablaba y pedía consejos acerca de como sobrevivir - ¿Sobrevivir? Ojalá supiera como hacerlo... Quizás entonces nunca hubiera vivido eso...

-Oh no... La bestia... Debemos darnos prisa. Vox ¿Sabes donde está la bestia? ¿Puedes indicarme por donde está? Por favor Vox, ayudame como hasta ahora - Le pregunté a la pequeña voz de mi cabeza mientras que cuando la ama Sekhmet terminó de decirle la ley de Nekrodum sobre sobrevivir, la agarré del brazo agitandolo un poco para que me mirara, algo normal cuando quería advertirle de algo...

Lo siguiente fue... cuanto menos ridiculo. Con gestos intenté indicarle a mi ama que debiamos ir a por la bestia, tomando una actitud como de bestia enfatizando gestos bruscos para que se entendiera más aún que hablaba de ese ser... Lo único que no se debió entender fue cuando señalé en dirección afuera y en dirección a aquí una y otra vez, incluso resaltando de nuevo el gesto de bestia con mis desdos como si estuvieran andando y señalando el suelo a nuestro alrededor.

Finalmente entrelacé mis manos esperando que denotara mi ama que le pedía piedad para huir de aquí... aunque solo las manos entrelazadas no significaban nada - Ojalá tuviera una forma mejor de hablarte mi ama... Por favor entiendeme. - Aún no sabía hasta donde llegaban mis poderes... pero llegaría a descubrirlo pronto

Por un momento Leviathan observó con confusión a su sirviente, sonriendo nuevamente al verle tan sorprendido y alegre por algo como eso; aunque claro, la vida de la mano derecha del rey era muy diferente a la de Nasai...

-¿Que qué has hecho para merecer un dormitorio? Oh, nada importante. Es que necesitaba espacio para guardar alimento para los perros, así que lo enviaría a tu habitación; y obviamente no te podía dejar allí, apestarías todos los cadáveres -confesó entre leves risas antes de seguir su camino.

Ver a todos conforme con sus planes de organización era algo satisfactorio para la serpiente, aunque no tan satisfactorio como el atrevimiento de la demonio de aceptar su oferta, la cual tal vez no era del todo una broma...

-Supongo que no hay problema entonces -respondió a la sonrisa de Lavinia con otra sonrisa similar, llevándolos entonces a la sala del trono donde dejaría que los enanos llevasen a cabo sus saludos y rezos al Dios Oscuro en persona. Luego, los recibió en la mesa para tres. -. Veréis que no soy tan malo como dicen. Solo soy muy... detallista, con mis amistades. Obviamente, en ustedes dos veo un buen futuro, que sin importar el resultado me dará algo bueno a mi y al rey divino. Digo, con todo esto de la guerra... Es bueno ir uniendo las fuerzas por si es necesario -opinó antes de empezar a comer de lo que había en la mesa.

Así, tras una agradable cena en la cual Leviathan os comentó sus planes de estar preparado por si la guerra explotaba nuevamente y debían conquistar las tierras enemigas en nombre de su Dios, el propio Leviathan los acompaño a las habitaciones. Tal como había dicho, frente a la puerta de su oficina y habitación se encontraba otro cuarto donde dormirían Nasai y Einar; allí había una única cama, una mesa de noche, un par de libros sobre una estantería, una ventana... Una habitación bastante simple, pero acogedora.

-Nasai, ¿que tal si dejamos un poco de tiempo a Lavinia para que ayude a Einar a ponerse cómodo mientras tu me ayudas con algo? -así, casi por la fuerza, Leviathan se llevó a Nasai a su oficina, después de todo, al igual que Einar quería charlar con Lavinia, la serpiente tenía interés en lo que sea que le fuese a comentar su sirviente... -. ¡Por cierto! ¡Podéis explorar el castillo todo lo que queráis! -les avisó el hombre a sus invitados antes de cerrar la puerta.

Una vez en su oficina, la serpiente de Nekrodum tomó asiento tras su escritorio, clavando su filosa mirada y sonrisa, la típica que intentaba parecer tranquilizadora pero en el fondo ocultaba a un hombre con poca paciencia.

-Dime, ¿de que querías hablar? No me digas que estas desconfiando de mi plan, el cual yo mismo elabore hace ya un tiempo... -obviamente, no le gustaba la idea de que desconfiases de su ingenio. -. ¿O acaso descubriste algo interesante entre los seguidores?

— Ohhh ¿de verdad? — dijo ante la observación del predicador — Culpa est mea…jujuju — luego centrándose en el tembloroso ser vivo a quien mucho parecían haberle afectado sus palabras…sin embargo no lo podía evitar por más que a Einar le causara indignación: estaba en ella el ser cáustica, no obstante la pequeña diablesa era más que solo eso, por lo que acto seguido tomó rampante y gloriosa una de las mentadas uvas y no sin hacer gala de tentación la desgarró con sus afilados colmillitos, finalmente tragándola. Más o menos entonces el peculiar toque dado a su hombro por su compañero de culto la hizo voltear, ello para dedicarle una fugaz media sonrisa, y luego acariciando el rasposo índice ajeno Lavinia contestó muda que había comprendido.

Tampoco pasó desapercibida la plática entre amo y criatura servil, misma que de la sacerdotisa arrancó mueca de cierto interés ya que las palabras de Leviathan no dejaban de ser duras, agudas pero educadas a su forma, al parecer extensibles a todos los presentes dado que el Verdugo eventualmente les habló así también, o al menos a ella. Sin embargo pese a la atmósfera ya mucho menos tensa que el mismo propició la hija de Astaroth no pudo evitar el dejar escapar un leve suspiro al saber los más próximos destinos de los ahí reunidos, puesto que sí, tanto ella como su compañero necesitaban la privacidad que el maese quería al parecer compartir con su seguidor, sin embargo desde la perspectiva de la corruptora su petición estaba cercana a ser desestimada, o lo siguiente, aunque el día todavía no acababa…

— Bueno, una vez más: gracias por la hospitalidad — antes de que el paro contrario saliera Lavinia aprovechó para decir “hasta luego” haciendo otra de sus reverencias, e inclusive buscar con la mirada al misterio andante que era Nasai, pues si lograba que sus ojos se encontraran al menos por un instante, traviesa aprovecharía para enseñarle la lengua con la que antes deshizo la uva de la discordia…

Tu amigable compañera te dio el tiempo que necesitabas para explorar aquel lugar tan comodo y perfecto para descansar, siendo que nuevamente no pudo evitar soltar una pequeña risa cuando por fin te desplomaste en la suavidad del colchon.

-Esta es una cama cualquiera de posada... Existen muchas otras camas mejor cuidadas y mas comodas. Normalmente, las personas mas importantes y poderosas tienen las mejores cosas, como las camas mas grandes y suaves -te explico aprovechando para explicar esa brecha que habia entre "fuertes" y "debiles".

Finalmente, ante aquella oferta, el brillo de tus ojos fue respondido por el de la chica, quien añadio una amplia y dulce sonrisa de alegria en su rostro.

-Lupent... Aceptare con gusto ese trato -respondio satisfecha antes de dejar las cosas pocas que tenia sobre una mesita de noche junto a la cama. -. Mañana, si tenemos suerte, podras ver salir el sol en todo su esplendor sobre el horizonte... ¿No te emociona poder alcanzar lugares que nunca antes hubieses imaginado? La verdad, estoy celosa: cualquier cosa comun resulta un nuevo descubrimiento para ti, una nueva emocion... Mis unicas emociones son la de temor a ser atrapada, o al menos asi era antes de conocerte: ahora tengo emociones de... esperanza, y alegria -aunque en su momento parecia que se estaba estristeciendo, levanto nuevamente esa sonrisa que podia despejar todas las tinieblas de las oscuras tierras demoniacas.

-Oh, bueno... Es dificil de explicar. Acabo de llegar de un viaje muy largo, y las cosas por aqui han cambiado bastante desde la ultima vez que estuve aqui -confeso el demonio a la esclavista con cierto tono neutro. -. Tal vez no tanto, despues de todo sigue firme la ley del mas fuerte...

Entonces, ambos demonios pudieron fijarse en la escena hecha por la gata esclava, quien intentaba dar un mensaje a su ama inutilmente. Cualquiera que la viese pensaria que estaba loca, o que estaba muriendo agonicamente y solo encontraba esa forma de intentar disminuir el dolor por naturaleza...

-Nunca he estado tan avergonzado de alguien en mi vida... -dijo la voz en la cabeza de la chica, esperando que terminase pronto aquel terrible acto de manos y gestos para poder hablarle. -. La criatura se encuentra a algunos kilometros de aqui. En unas horas podrian dar con ella y tomarla por sorpresa... Vayan al oeste...

-Parece que tu esclava tiene un problema para comunicarse... -le comento el demonio misterioso a la esclavista. -. ¿Por que la conservas? Si no puede hablar, me parece inutil en cualquier otra cosa... -el demonio desvio la mirada desinteresado, suspirando antes de añadir. -. En fin: tengo que reunirme con alguien... Gracias por la charla...

   Hmmmm... con que mientras mas importante... mas cómodo es todo... ya veo~ya veo...- mirando un poco hacia el techo mientras con las manos intentaba quitar unos mullidos objetos que habían quedado aplastados en el momento en que me deje caer sobre la cama - la capital cada vez suena mas interesante... señorita...

   ¿ El... amanecer...? - intrigado a las palabras de Schwi - nunca me lo había planteado... la esfera aquella brillante... desaparecía... pero luego volvía a aparecer sobre la niebla que cubría mis ciénagas... ¿ es magia de algún tipo ? - haciendo el esfuerzo para levantar medio cuerpo de la cama, para observar hacia afuera de la ventana en donde estaba la otra esfera brillante... solo que con un cielo nocturno... - Mire... allí hay otra...

     Aunque dejo un poco el tema de lado, pues la señorita parecía un tanto melancólica recordando su vida y aquello de querer volver a vivir como si fuera su primera vez ... hummmm...

    Vamos señorita... Ahora esta con O'lupent...- haciendo todo mi esfuerzo para correrme a los extremos mas apegados a la muralla que tenia la cama, para dejarle un espacio a la señorita mientras palmeaba la zona libre para que se acostara... o al menos se sentara en algo cómodo ... igual puede usar de espaldar... soy algo limoso... pero suavesito... - Mientras este a mi lado... me encargare de que no vuelva a sentir esas emociones negativas, ¡¿ lo entiende ?!... soy... un batracio de palabra...- mientras con mis brazos cortos intentaba alcanzar mi gorra para el gesto técnico, pero... dada mi posición actual, era un tanto difícil lograrlo - Ehhhh... uhhhh.... m-me-me ayuda un poco con esto ¿ señorita...? - decía bastante avergonzado perdiendo totalmente el aire de caballero y adoptando el de un niño que se le acaba de caer su primer plato al suelo.

    Pero sin mas contratiempos... duermo por primera vez como los terrestres le hacían...

Una vez en soledad con Einar, ya afuera de la cámara real, Astartea caminó sinuosa con tal de acercársele, tomándolo de su recia mano mientras se ponía en puntillas — ¿Qué es lo que te inquieta, querido? — susurró no precisamente melosa aunque si en tono mucho más juguetón que frente a nadie, una actitud que solo mostraba frente al enano puesto que a él le tenía confianza. Lavinia, pues, no intentaba impresionarle, engañarle ni manipularle, pero no perdía la típica travesura en su hacer porque por lo mismo se encontraba más relajada, como a ella le gustaba estar.

— Dímelo en voz baja, así solo te escuchó yo… — pues aunque se encontraban solos incluso las paredes podían escuchar, o al menos eso creía ella, no obstante dicha indicación fue también su manera de comunicarle en clave algo más al predicador: continúa hablando en dos o tres direcciones, confiesa tus inquietudes de forma que solo yo sepa entender…

Durante los rezos era sumamente centrado y pulcro en lo que respecta a detalles y concentración, cuando se me dio ese ínterin antes de la cena lo supe aprovechar para dar las gracias al único que llamaría señor y estaba allí frente a mi, sumido en su trance imperturbable, estoico y magnánimo, aquel que solamente me había hecho entender con su ideologia del poder que solo este te hace libre.

La cena posterior a sus rezos fue de lo más agradable, al igual que enterarme parte de los planes de la serpiente de Nekrodum. Se preparaba para una guerra y claramente quería soldados y por el miedo no lo conseguiría, quizás unos cuantos fuertes y mucha carne de cañon, pero cualquier estratega que se precie sabe que eso no gana guerras. Escuchaba atentamente sus palabras e iba tomando nota mental de cada una de ellas y a lo sumo complementaba a las mismas alguna acotación mostrando beneficios que podría generar el culto, pues si hacíamos bien las cosas podríamos impulsar una nueva forma de la doctrina de la fuerza es poder algo que gire las tornas del miedo al rey divino a la devoción, de crear patriotismo en los corazones de las personas.

Luego de que la cena acabase, fuimos conducidos a la habitación que yo compartiría con el joven Nasai. Parecía tener lo fundamental para descanzar y trabajar y al menos contaba con una cama, suficiente para lo que yo acostumbraba y de todas formas nunca fui quisquilloso con los obsequios.

-Una vez más gracias por su hospitalidad- serían mis cordial respuesta antes de que las puertas se cerrasen y nos encontraremos a solas con Lavinia.