Partida Rol por web

Ahora que estábamos solos, aunque no confiase del todo en la seguridad que nos brindaban los muros ante los oídos y ojos ajenos, me sentía un poco más relajado.

-No debería sorprenderme tu magnetismo a estas alturas mi querida camarada, pero he de preguntar cómo lograste que no considerará una ofensa lo que hacemos el señor Leviathan?- mi pregunta no era un cuestionamiento inquisitivo sino que el tono jovial y la mirada suspicaz que le era dedicada a la diablesa serían suficiente para entender que la curiosidad en el asunto había sido despertada. -Sobre todo para dar un giro tan drástico en la forma de actuar del ejecutor...o solo he escuchado los rumores negativos y calumnias de su persona.-

Y de un plumazo, el demonio consiguió hacerme sentir desgraciado por poder ahora dormir en una habitación normal... ¿De verdad apesto? Cuando me huelo literalmente no huelo a nada, como si ningún aroma quisiera ser característico mío... o quizás es que para él oliera a fracaso... no lo se. Pero de todas formas el resultado era el mismo en cualquier caso: yo deprimido... como siempre.

En fin, con respecto a la mesa de alimento, ya al final no me hizo falta preguntar si estaba invitado... la respuesta era tres. Tres sitios preparados, para la diablesa, el enano y para mi señor. No me importó... ya estaba acostumbrado a mirar en silencio con mi lastima habitual como Leviathan comía y yo no. Así que supongo que de momento todo normal.

En fin, después de "comer", acompañé a mi amo junto a los invitados hacia la habitación... donde vi en la que supuestamente compartiría con el enano solo habia una cama. Entonces... ¿tendré que compartir cama? Lo dudo, no me querrá en el mismo espacio vital que él... así que ya empezaba a buscar cual sería el rincón donde vivir yo. Supongo que al lado de las estanterías... podría dejar ahí los libros.

Entonces mi amo me preguntó si debíamos dejar intimidad a las dos personas... cosa que significaba que me fuera con él porque tal vez la había cagado y nos íbamos a ir en privado para que me castigase... o quizás era algo que no implicaba herirme física o psicológicamente... pero lo dudo, y tengo datos empíricos de sobra que sustentan mis sospechas. Me dirigí a los invitados y temblando hice una leve reverencia -A-adios se-señores... y-ya n-nos ve-vere... ¡Ahh! ¡N-no s-se va-vaya si-sin mi Maese Leviathan!- empecé despidiéndome pero acabé saliendo corriendo hacia el demonio, pues se estaba yendo seguramente para obligarme a seguirle para no recibir un castigo.

Una vez en la oficina, la mirada de Leviathan se me clavó en el pecho como si fuera una daga, dejándome anclado en el suelo como si fuera una estalactita que no se atrevía a sentarse frente a él. Temblaba y sudaba mucho de los nervios... y que el hombre me metiera prisa para responder no hacía más que enervarme más y hacerme más difícil empezar a responderle.

Cuando preguntó si desconfiaba de su plan, rápidamente negué con la cabeza -¡JA-JA-JAMÁS DUDARÍA DE U-UN PLAN SU-SUYO MAESE LEVIATHAN! ¡PERDÓN S-SI HA PE-PENSADO LO CO-CONTRARIO!- me disculpé rápidamente con tantas reverencias que hasta me mareé un poco quedándome pálido y con jaqueca -Ve-vera Maese Leviathan... qui-quizás n-no se-sea na-nada... pe-pero mientras to-tomaba nota de to-todos los no-nombres de los se-seguidores, u-un niño se me a-acercó...- le dije haciendo una pausa para coger aire... y por miedo a que se tomase eso como el fin me enervé -¡Pe-perdón, e-eso n-no es lo i-importante, n-no l-le qui-quiero ha-hacer pe-perder tiempo!- me disculpé rápidamente -E-ese niño s-se a-acercó a mi con actitud ra-rara... como si... n-no se... e-estuviera... a-abstraido, n-no co-consciente de que ha-hacia... ra-rara co-como le di-dije... Y me di-dijo que "El juicio esta cerca...". Y d-de repente pu-puf... ya n-no pa-parecia co-confuso n-ni si-siniestro ni nada y m-me pre-preguntó si el ca-castillo e-estaba ce-cerca... ¡Pe-pero l-le juro que di-dijo e-eso! Y... y... n-no s-se que si-significa e-eso Maese Leviathan...- terminé de narrarle todo, nervioso de su reacción, y ya mentalizándome del guantazo que me llevaría y del boquete en la pared que dejaría.

Era un demonio un tanto peculiar, pero ¿qué demonio no lo era?

- Bueno, digamos que... me entretiene - ¿qué se suponía que estaba haciendo? - nada, ya nos veremos por aquí, y sí, ya sabes que la ley del más fuerte es algo que nunca cambiará aunque... me escama ver a Leviathan degradado de esa manera, la verdad. En fin, nos vemos.

Tenía que haberle preguntado su nombre.

Me aparto junto a mi esclava de la multitud.

- ¿Podrías intentar ser más explícita? Si quieres ir a algún sitio simplemente camina, te seguiré, total no tengo nada que hacer...

-Para ti es facil, tienes voz y puedes hablarme con claridad, pero yo no puedo comunicarme con los demás. No tengo voz ni una forma de hablar con ellos como contigo... Lo único que me restan son movimientos y no conozco ninguna lengua que se maneje por simbolos... Hago lo que puedo Vox con lo que tengo... - Y realmente tenía más, pero aún no lo sabía.

Acabé sonrojada y debilitada por las palabras del otro demonio, mientras que las de mi ama me revitalizaron un poco.

Al final su pregunta me asustó pensando que me castigaría como ya estaba acostumbrada, pero al contrario. Me sorprendió su dedicación para con una esclava como yo.

Miré a todos lados sin centrarme en ninguno fijo, y luego me atreví a mirarla a los ojos mientras me acariciaba el brazo con la mano contraria. No estaba segura de si hacer lo que propiamente me había dicho, pero finalmente asentí con demasiada timidez, o más bien miedo. Me giré buscando mi propia orientación hasta dar con el oeste y entonces empecé a caminar, siendo que no paraba de mirar al suelo en cada paso

-Llegaremos si vamos por el oeste pero... ¿Que nos vamos a encontrar? ¿Como puedo hacerle el combate más facil a mi ama Vox? Ni siquiera sirvo para gritar "cuidado"

— Simplemente le dije la verdad sobre el culto: que adoramos a Rey Oscuro, que liberamos a los oprimidos a cambio de re-encaminar su lealtad y fe hacia el único Dios que lo vale, que les damos un lugar útil en la sociedad...jujuju —  aquello era técnicamente cierto, después de todo por muy corrupta que fuera la diablesa enana su hipocresía era más bien circunstancial — así que no tardó en aceptarnos, ya que no representamos una molestia en su manera de administrar Nekrodum y es obvio que inspiramos en la gente cosas distintas al puro temor, cosas que los hacen estar más dispuestos a unirse a nuestra causa... — conforme Lavinia hablaba su sonrisa y ojos parecían afilarse de progresivamente, siendo que a Einar ello debía significarle que la sacerdotisa todavía tenía altas sospechas de los verdaderos motivos tras la invitación de Leviathan, aunque por obviedad no se lo diría en voz alta.

— ¿Pero qué me dices tú? Cuando llegaste con los ex esclavos parecías ya haber tratado con la mano derecha de nuestro Rey Dios ¿qué tal te fue en el viaje? — 

Una risa tosca surgió de entre mi frondosa y algo descuidada barba ante las palabras de la diablesa enana, siempre lograba hacerme sacar esa expresión tan extraña que era la sorpresa en mi. Una ceja enarcada y una sonrisa de lado que, si no fuera por qué se trataba de ella, cualquiera pensaría que parecía ancioso por enredarme en una pelea.

-Esplendido Lavinia, sencillamente espléndido, está claro de que me aseguraré de que seas conocida en los tres clanes- mis promesas eran mis elogios para ella ante su manera de manejar una situación tan tensa ella sola. -Temi que Leviathan nos hubiese interceptado para hacernos desistir de nuestros ideales, pero no te quites mérito por cuidarnos querida, créeme que aprecio lo que hiciste- nuestra relación era simbiótica y caótica hasta cierto punto.

Su sonrisa fue un mensaje adicional, recibido y archivado en mi memoria tanto como el recordatorio de no bajar la guardia como por el hecho que era un pequeño disfrute personal ver esa expresión en su rostro, a fin de cuentas no era inmune a su encanto natural.

-De hecho la primera vez que lo vi fue justo frente a tus ojos, había escuchado de el y conocia algún que otro rumor nada mas- no entendía a que había venido su pregunta pero por las dudas le di un par de vueltas al asunto.

-Acaso preguntas por el pobre diablo que conducía el carruaje de Leviathan?- antes de proseguir una nueva risa fue formulada de forma más ruidosa -Con el si pude cruzar palabras antes, al llegar aseguró que volverían a ponernos cadenas, por eso me aproveche de ello para convencer a los refugiados, fue una buena oportunidad para que no vieran a Leviathan como un enemigo y aprovechar para inspirarlos, que tal si damos un paseo por el castillo para explorarlo?- propuse animado a mi compañera.

— Por eso es que eres el paladín del culto, mi querido Einar, pero no te olvides de que con mi nombre será conocido también el tuyo, el del sacerdote ex esclavo que convierte hacia la oscuridad a las almas de quienes libera de yugos ajenos, a adoración para nuestro Rey — con una mezcla extraña de solemnidad y travesura, la hija de Astaroth puntualizó mientras se acercaba a su compañero.

— Leviathan no debería ser un enemigo, de hecho lo veía y aún lo veo como un importante aliado, después de todo nosotros no queremos reinar ¿verdad? solo revolucionar algunas maneras poco efectivas de controlar a las masas que se venían usando hasta ahora… — se refería a la “esclavitud forzada” campo fértil para crear odios y descontentos, para dividir a la gente…¿cuál era el propósito de tal desperdicio de recursos?

— Justamente por eso preguntaba, y porque llegaste apenas unos minutos después de él, así que creí que se habrían podido encontrar antes, pero si no es así…déjame felicitarte por saber aprovechar la oportunidad y usar un imprevisto para inspirar aún más fe en los nuevos adoradores, no por nada te respetan… — inocua plantó un pequeño beso sobre la dura mejilla ajena, asemejándose a una niña con su padre (o hasta abuelo) por las enormes diferencias físicas entre ellos, si se ignoraban las estaturas; acto seguido Lavinia asintió a la propuesta ya que también estaba curiosa.

— No creo que al Maese le moleste…jujuju — comenzando así a caminar sin dejar muy atrás al otro enano, sinuosa como ella sola, lenta pero constante…

El hombre te escuchó con toda la atención que le podía dar a alguien que no podía hablar correctamente más que para decir el nombre de su superior. Por un momento llegó a pensar que se trataba de una perdida de tiempo, la cual no pensaba tolerar, pero para tu sorpresa, lo que comentaste le resultó de interés por alguna razón.

-Hmph... -Leviathan empezó a jugar con sus dedos sobre el escritorio, haciendo una especie de ola durante unos segundos de silencio antes de levantarse. Sin decir nada de momento, se acercó hacia ti mirándote desde arriba, para luego alzar su mano y... Acariciar tu cabeza. -. Gracias por la información.

Luego de un par de caricias más sobre tu cabeza, tu superior apartó su mano para quitarse el collar que siempre llevaba consigo, uno que llevaba un tipo de rubí de forma única. Con una leve sonrisa en sus labios, te colocó el collar que, a pesar de quedarte un poco grande en comparación a como el quedaba a él, se mantenía en su lugar.

-Lleva eso contigo a partir de ahora, ¿entendido? -no sonaba precisamente como una orden, al menos no como siempre las decía. Por un momento Leviathan te mostró un lado más amable que ni siquiera tu conocías, un lado que te daba esperanza de ser tomado en cuenta por alguien, un lado que... -. Nasai -perdido en tus pensamientos, Leviathan había vuelto a su escritorio, y se encontraba sacando algo de debajo de este: los restos de unos papeles y algo de basura. -. ¿Dejaste entrar una rata a mi habitación...?

No hubo tiempo para celebrar tu premio: lo siguiente que sentiste fue la mano de tu superior tomándote de la cabeza, para luego estamparte contra el muro más cercano. Ya todo volvía a la normalidad.

Entonces se dispusieron a explorar el interior de aquel inmenso castillo. Con tantos cruces, subidas y bajas era fácil perderse, pero dos personas como ustedes se podían memorizar el camino que ya habían recorrido y así poder volver a las habitaciones en cualquier momento.

Así dieron entonces con un salón decorado por múltiples candelabros y velas. Al fondo, ubicado en el centro, había una gran chimenea sobre la cual colgaba un cuadro del Rey Divino en su trono. También habían múltiples alfombras en el suelo colocadas simetricamente; en cada alfombra habían algunas almohadas y tazas de incienso, dándole así a la habitación una imagen de sala de rezos, la cual podría ser muy útil para el culto...

Pero fueron visitados por una tercera persona, quién llegó a la misma sala desde otra puerta. Al fijaros en el sujeto, se encontraron con un demonio de piel tan blanca como su cabello, con un par de cuernos negros que hacían juego con su extraña vestimenta formal, y un par de ojos blancos que parecían querer penetrar vuestras almas si se le quedaban viendo mucho.

-¿Quienes sois...? -les preguntó con un tono neutro, con una expresión que no mostraba más que indiferencia hacia todos y todo. -. Estoy en busca de la mano derecha del rey...

Sin duda el nuevo lugar parecía perfecto escenario para las intenciones expansionistas de la diablesa, lo suficientemente imponente para dejar boquiabiertos a los feligreses, sin embargo oscuro a pesar de las luces fantasmales, poseedor además de una imagen en cuadro de aquel al que dedicarían sus rezos, al fin y al cabo...

— ¿Te imaginas oficiar una misa oscura aquí? — ladina dijo medio en susurro, sabedora de lo que implicaban dichos rituales blasfemos e inmorales hacia el mentado Coloso, liturgia solo imaginable en mentes tan corruptas como las de ellos — o sacrificar a algún enemigo incauto... — solo de proponerlo se sintió ansiosa, inclinada a saborear el concepto pasando su aguda lengua sobre los labios suaves y femeninos de su propia boca.

Hasta que de forma súbita irrumpió uno que al parecer no iba a su encuentro, sino que, según lo que parecía, solo andaba por ahí, como ellos.

Por si solo el ajeno era imponente, quizás un guerrero o un noble desconocido para Lavinia, sin embargo aquella falta de ímpetu ajeno era un poco molesto para la que vivía de exagerar...

— Maldita Sacerdotisa Oscura...Lavinia Astartea — pero sin dilación la enana se presentó, guardándose por convicción cualquier posible reverencia; dejaría en manos de su compañero el decir o no su propio nombre. — La última vez que vimos al Señor Leviathan parecía estar a punto de ocuparse en algo con su acompañante... — no podría asegurar si siervo, juguete, amante, una mezcla de lo anterior o algo completamente distinto; luego de explicar, la corruptora miró al enano imponente, a todas luces sin intenciones de revelar el paradero del Verdugo, pues, ni ella lo sabía con exactitud, ni tampoco era su lugar el estar conduciendo a cada extraño que viera...sin embargo tampoco ignoraría del todo a aquel desconocido, interesada en lo que pudiera decir o hacer.

-Grr... De verdad que eres inútil... En unas horas llegaréis a un pequeño pueblo a las orillas del mar. Allí esta descansando la bestia...

Así, partieron a vuestro destino dejando atrás la ciudad capital de esas oscuras tierras. Las tinieblas acechaban cada rincón, y las bestias nocturnas espiaban desde todas partes, pero no tuvieron problemas para llegar exitosamente a aquel lugar. Un pequeño pueblo habitado por demonios, ubicado junto al mar sobre el cual saldría el sol en la mañana. A esas horas no había mucha gente afuera, y resultaba que ustedes también podían darse cuenta de porqué: ya era una hora en la que muchos preferían estar durmiendo, y siendo que habían hecho un viaje considerable también tenían deseos de descansar un poco antes de la cacería, tal vez en aquella posada que veían en la entrada. Aunque buscar algo de información entre las pocas personas que continuaban despierta también resultaba ser buena idea...

Después de contarle toda la historia a Leviathan... me quedé estático esperando como se la tomaría, esperándome ya un fuerte golpe en la cabeza. Incluso cerré fuerte los ojos al ver que alzaba la mano contra mí... pero en vez de un traumatismo... lo que me llevé fue unas caricias en mi cabeza. Eso me hizo abrir los ojos... increíblemente confundido -D-de... ¿d-de na-nada?- le dije, no seguro todavía de nada que estaba pasando.

El demonio me siguió sorprendiendo y dejando alucinado con sus acciones... Sobretodo cuando se quitó su collar, el cual creo que jamás lo había visto en otro lugar que no fuera el cuello de mi jefe... hasta que él me lo colocó en el mío. Simplemente me quedé alucinado... creo que en un posible buen sentido... creo, porque jamás había experimentado nada parecido a esto -Y-yo... e-entendido Maese Leviathan... n-no me separaré jamás de el...- le dije... dando mi mejor esfuerzo por no decirlo tartamudeando mientras metía dentro de mi sotana el collar, pues esto me había parecido un acto digno de intentar hablar con propiedad -Pe-pero... Maese Leviathan... ¿Por... porque?- alcancé a preguntar pues la intriga me estaba matando...

Hasta que el hombre nombró mi nombre con un tono ya mucho más familiar... y atemorizante -¿S-si Maese Leviathan?- le pregunté con bastante miedo de la respuesta. Entonces dijo algo de ratas, y vi la basura... y me asusté al ver lo que me venía encima -N-no, Maese Leviathan, e-espere... ¡e-espere!- le supliqué... aunque tarde. Ya había cogido mi cabeza... y me había estampado contra la pared.

Ya estaba más que acostumbrado... pero eso no quitaba que me doliese. Tembloroso, separé la cara de del muro donde me estrelló. De la nariz me salía una corriente abundante de sangre que me apresuré a tapar con la manga para que no manchase el despacho del gran demonio -Maese Leviathan...- le empecé a decir con claro miedo -E-el e-encargado de las pla-plagas n-no soy yo... la-las ra-ratas, a-aunque e-entiendo que le mo-molesten y-y m-me de-deba de-deshacer a-a ve-veces de e-ellas... n-no so-son m-mi re-responsabilidad di-directa...- le dije, esperando que eso se lo recordara. Soy su esclavo y asistente si... pero no todos los asuntos del castillo son responsabilidad mía. Si lo fuera estaría muy muerto del agotamiento.

Mientras deambulabamos por el castillo pudimos apreciar el nivel de calidad en la que vivía la mano derecha del rey divino. Ciertamente solo con ver los decorados y la solidez de los muros del castillo era suficiente para tener una idea del nivel de poder del ejecutor, a mayores lujos quería decir mayor poder acumulado a lo largo del tiempo.

Las palabras de mi compañera solo fueron respondidas al asentir mi cabeza ante su idea. -Podriamos atraer a más devotos fácilmente pero tendríamos que ofrecer algo de la misma magnitud- claramente el solo recitar un salmo improvisado no serviría de mucho, y la idea de sacrificar a un enemigo era algo que me llamaba mucho la atención.

-Siempre podemos sacrificar a alguien que ha obtenido poder a base de dinero, a fin de cuentas, los que esclavizan con falsa fuerza merecen derramar su sangre-

Pero una súbita interrupción llamo nuestra atención, alguien preguntaba por la ubicación de la serpiente, y Lavinia, haciendo gala de su magnetismo respondió de inmediato a la pregunta. No vi necesidad de acotar algo a esa respuesta suya, más intrigado estaba en lo que tenía para decir el.

Durante el camino bajé las orejas alicaidas como si tuviera miedo de algo que estuviera ocurriendo en dicho momento. Incluso pegué mucho la cola a mis piernas. - P-por favor Vox, no te pongas así... Hago lo que puedo... No es mi culpa no tener voz... - casi incluso estaba lacrimando.

El camino fue silencioso, al menos por mi parte. Nada podía decir y a todo lo que hablara mi dueña solo podía responder con gestos. Al llegar a aquel pueblo me detuve y me giré mirandola con duda de no llegar a mirarla directamente a los ojos. Aproveché para agacharme al suelo y dibujar en la tierra una especie de monstruo o bestia con los dedos. Señalé el lugar donde estabamos, y luego el dibujo, dando a entender que la "bestia" estaba aquí.

Pero no solo eso, volví a señalar la "bestia" y hice un gesto de dormir, queriendo decir que estaba descansando.

Sabía que la niña tenía cierto... Don, pero eso no me quitaba el disgusto de que luego de un viaje considerable a pie hubieses terminado en un pueblucho donde ni siquiera parecía haber rastro de la criatura, por más que Eli asegurase de que se encontraba allí.

-¿Qué? ¿Se supone que la bestia esta tomando la siesta? Pff... Tiene horario y todo... -cruce mis brazos mietras miraba el lugar, percatándome del leve cansancio que tenía a causa de la caminata y la hora en si. -. Allí hay una posada... Vayamos a descansar. Mañana buscaremos en cada rincón a la criatura; y más te vale despertarme si "sientes" que intenta irse... -después de todo, lo último que necesitaba era otra caminata.

Así, me dirigí a la taberna del pueblo y me acerque al encargado.

-Una habitación...

A diferencia de Lavinia, el peliblanco si que hizo una leve reverencia a modo de presentación, aunque nunca dijo su nombre.

-Deben ser los invitados del verdugo... Les diría que son libres de hacer lo que quieran en este lugar, pero la verdad prefiero recomendarles ir a descansar pronto... Las noches en este castillo suele ser muy agitadas para personas que no están acostumbradas; por más duro que pueda ser Nekrodum, nadie puede estar preparado para habitar el mismo lugar que el Rey Divino... -tras decir aquello, se despidió con un gesto de cabeza, fijándose por última vez en Einar antes de salir por donde ustedes habían entrado.

Así, tras hablar un poco más, decidieron que era momento de volver a las habitaciones; después de todo, no querían causar inconvenientes a los eventos que puedan suceder durante la noche en el castillo...

-¿De verdad? Supongo que tienes razón... Ya me encargaré de dar algún toque al encargado de las pestes... -con el tema de las ratas tu pregunta sobre su inesperada amabilidad había quedado en el aíre, y no parecía tener intenciones de responder. -. Si me disculpas, quiero descansar. Tengo la sensación de que vienen días agitados... Tu también deberías dormir bien, así que no desperdicies más tu tiempo y vete a dormir.

Leviathan te despidió con una leve sonrisa de las suyas antes de sentarse tras su escritorio, disponiéndose a leer unos libros de registros escritos por él. No te quedaba más que obedecer e ir a la otra habitación...

Luego de despedirse de sus respectivos acompañantes, se juntaron en la habitación que les había sido asignada por Leviathan. El viento frío entraba por la ventana, abierta de par en par, removiendo con su suave brisa las finas cobijas de la única cama, la cual tenía también dos almohadas que al menos parecían de buen material.

Había sido un día un tanto movido, y descansar no vendría para nada mal en ese momento...

Luego de despedirte de Einar, volviste a la oficina/habitación de la serpiente de Nekrodum, quién te recibió sentado tras su escritorio mientras leía algunos registros. Al verte entrar, su sonrisa se hizo levemente más notable, dejando las cosas a un lado para poder darte toda su atención.

-¿Has disfrutado del recorrido del castillo? Mañana podrías hacerlo con más calma, y tal vez pueda pedir a alguien que te enseñe algunos de los secretos que esconde... -comentó.

A través de la ventana entraba un suave viento frío, que no llegaba a remover las gruesas sabanas de la única cama de la habitación.

-¿Deseas descansar ya?