Al abrir la carta, lo primero que encontré fue un medallón de plata labrada y con un zafiro o una piedra similar, no es que tenga demasiados conocimientos de joyas para poder identificarla. Sin embargo, parecía muy antiguo y valioso, no el tipo de presente que regalas a una persona que acabas de conocer.
Leí la carta para encontrar una explicación, y toda la calma que ayer tenía, desapareció, era más lo que ocultaba el señor O'hara de lo que yo pensaba. Cual sería esa terrible historia que mencionaba y la misión que el marques debía completar. Demasiadas nuevas incógnitas. Prestaría atención a su consejo, la reputación de Lord Potter es de sobra conocida por aquellos que han pasado algún tiempo en Londres y llevar puesto un medallón tan hermoso no me supondría ningún esfuerzo.
No me plantee volver a Belvoir, a pesar de las dudas, la curiosidad y la posibilidad de dejar el trabajo una temporada me motivaban para ir a Lyndbrooke.
Más pesarosa y preocupada de lo que empece el día, termine rápido el desayuno y salí de la posada a reunirme con el resto de los pasajeros y continuar el viaje. Ya faltaba poco para descubrir de que iba todo.
Fin de la Introducción de Anabelle