Partida Rol por web

-¡Parejita! -exclamó Theodore, incapaz de creer lo que veía. Se llevó una mano por su cabeza, atusándose el poco pelo que le quedaba-. No sé de dónde habéis sacado eso, pero que se preparen los gatos si tienen que volver a cruzarse con nosotros. Yo también he encontrado algo de utilidad.

El egiptólogo mostró al matrimonio la pistola alemana propia de la Segunda Guerra Mundial que llevaba en su mano.

-La encontré junto al cuerpo de ese señor con uniforme nazi -dijo el hombre, señalando al cadáver momificado junto al que se hallaban-. Ahora mismo, Helen y yo íbamos a dirigirnos a la sala 13. Evelyn, ¿encontraste algo más en la sala 10 aparte de las lanzas y los escudos? ¿Otro sol, algún jeroglífico, la estatua de otra diosa?

A Helen no le hizo ninguna gracia la presencia de la pistola, no sabía hasta que punto Theo iba a ser capaz de usarla y si la fiebre del oro le volvería loco y terminaría disparando esa bala contra ellos. Cuando se giró para darse media vuelta se encontró con el matrimonio que también venía armado. Joder. Aquí os estáis armando todos menos yo. Dijo molesta al no haber encontrado nada aún para defenderse. Menos mal que yo tengo mis tacones. Dijo entre risas para disimular su preocupación. Será mejor que nos movamos, aquí ya no hay nada que ver.

Evelyn sintió un escalofrío al ver aquella habitación. Entendía lo de los gatos, y la oscuridad anormal, y las momias, y hasta las leonas. Pero lo de los esqueletos nazis no.

Cuando Helen exclamó su descontento, la chica le tendió una lanza y un escudo. -Toma, toma. Si había cosas de estas a cascoporro en la sala esa. He cogido para todos. Le puedes atar el tacón a la punta y hacer un arma super mortífera. -La mujer tenía razón. Allí no había nada que ver... casi literalmente. Asintió a Helen y a Theo y echó a andar con ellos. 

Brendan se quedó ligeramente boquiabierto al ver el cadáver de aquel soldado.

-¿Nazis? -dijo casi estupefacto- Tenía entendido que los nazis daban mucha importancia a cosas sobrenaturales y místicas. Tipo el santo grial. ¿Tenéis idea de que podían estar buscando en un lugar como este? -preguntó a sus compañeros- No conozco ningún animal felino que pueda vivir desde la época nazi hasta ahora sin comer ni beber. Así pues, o nos encontraremos con el "dueño" de todo esto o los nazis tenían razón y hay algo sobrenatural aquí -eso último lo dijo medio en sorna, pero había un deje de preocupación en su voz.

-Bueno, sigamos investigando. Sólo nos quedan dos salas numeradas y la central. Espero que podamos salir pronto de aquí.

-Así es, señor O'Connell -comentó el egiptólogo, mientras caminaban en dirección a la sala 13-. Las películas de Indiana Jones no están tan lejos de la realidad. -Esbozó una ligera sonrisa-. A mediados de los años 30 se fundó una sociedad, integrada dentro de las SS y dirigida por Himmler, la mano derecha de Hitler. La llamaban Ahnenerbe, y sus miembros tenían dos principales cometidos: demostrar que la existencia de la mal llamada "raza aria" se remontaba hasta la Antigüedad, y encontrar toda clase de reliquias vinculadas con lo sagrado. El Arca de la Alianza, la Lanza de Longinos o, como usted ha dicho, el Santo Grial.

Theodore trató de buscarle un sentido a lo que acababan de ver. ¿Nazis en Egipto? ¿Qué reliquia podrían estar buscando en aquel lugar?

-Se cuentan muchas historias sobre el interés de Hitler por el mundo egipcio -dijo el cincuentón, pensativo-. Incluso se dice que tenía intención de construir un Museo Egipcio en Berlín, lo que implica que probablemente la Ahnenerbe estuvo muy ocupada buscando objetos de valor en Egipto. Aunque ignoro de qué reliquia podría tratarse. ¿Quizá un objeto relacionado con la inmortalidad? Eso explicaría que esos gatos y las leonas de antes hayan aguantado con vida sin ningún tipo de alimento durante todos estos estos años. Puede que incluso durante siglos...

Esta estancia (13) albergaba con delicadeza una gigantesca estatua de mujer con ropajes egipcios. Dicha mujer tenía las manos extendidas y en ellas parecía albergar un medallón.

Un rápido vistazo hacía comprobar dos detalles:

Uno de ellos era que el medallón parecía estar elaborado de cobre y tenía grabado el símbolo de una luna con una firmeza exquisita.

El otro detalle es que a los pies de la estatua había un jeroglífico que a ojos de un experto podría ser fácilmente traducido

Mi corazón

Además, comprobáis que la estatua está decorada con motivos que hacen referencia a la diosa Sejmet

-Mi corazón... -murmuró Theodore, leyendo el jeroglífico, con voz débil, tratando de atar cabos.

El egiptólogo se apresuró a recoger el medallón y advirtió que, a diferencia de los dos anteriores, este se hallaba decorado con una luna y no con un sol. Temblando de la emoción, se volvió hacia O'Connell y depositó el medallón en sus manos.

-Tres diosas, tres amuletos -dijo Theodore, tan afectado como confuso-. Hathor, Sejmet y Bastet, las tres hijas de Ra. No hay más. Aconsejo que vayamos directos hasta la sala central, la que no está numerada, y comprobemos si estos amuletos nos sirven para encontrar una salida. Haya lo que haya en la sala 14, dejémoslo para el final. Apuesto a que tiene que ser una trampa como las de la 2, 3, 4 y 5, así que, mejor evitémosla. Esta vez puede que no tengamos la misma suerte que antes.

Theodore se paseó nervioso frente a la estatua de Sejmet, con la pistola en la mano, sintiéndose como un pingüino en un garage.

-"Mi corazón", "El corazón de mi hermana..." -recordó el egiptólogo los dos jeroglíficos encontrados en las salas donde se hallaban las estatuas de las diosas-. Este edificio en el que hemos caído no tiene nada que ver con el templo de Bastet. El templo lo construyeron encima. Por su distribución y todas sus trampas, diría que es una pirámide y, en vistas de que el jeroglífico de "Mi corazón" se encontaba frente e la estatua de Sejmet, diría que esto es un edificio consagrado a Sejmet, la diosa de la guerra.

Respiró hondo. Por cada sala que visitaban, estaba seguro de que ahondaban todavía más en un misterio cada vez más peligroso. Tenían mucha suerte de seguir los cuatro con vida. "Ambrosio" y el soldado nazi no habían conseguido llegar tan lejos.

-Estamos muy cerca de lograrlo, así que sigamos así -les pidió a sus tres compañeros-. Voto por dirigirnos ahora a esa sala central. Si tenemos que pasar de nuevo delante de esos gatos, al menos tenemos los escudos y las lanzas para que nos sirvan de ayuda.

Helen tomó las armas que Evelyn le entregó y sonrió agradecida. Después echó un ojo al amuleto de Sejmet y empezó a pensar que todo estaba resultando demasiado fácil para haberse topado ya con dos cadáveres en aquel lugar. Empezaba a sospechar que algo malo aún estaba a punto de pasar y que no iba a ser tan fácil.

Después escuchó a Theo que era como estar junto a una enciclopedia andante, si no fuera por su físico desgarbado y su apariencia Helen habría sentido algo por él, era una caja de conocimientos y a su lado siempre se aprendían muchas cosas. 

Lo siguió muy preocupada por lo que pudieran encontrar o por los posibles peligros con los que se encontrarían en lo que quedaba de expedición.

Evelyn se admiró, de nuevo, ante la hermosa e inmensa sala. Antes de nada, sacó su teléfono móvil y comenzó a sacar fotos de todo, como había hecho antes: la estatua, el jeroglífico, el medallón. Sin embargo, no lo cogió. Supuso que Theodore lo haría. Lo que no sabía es que les daría una clase magistral. -Vaya, Theo. Deberías trabajar en la universidad. Si salían... no, cuando salieran de allí, se planteaba hacer un canal de youtube, dando clases de historia egipcia. Podría incluso hacer una colaboración con Helen y Theodore. Ellos aportarían los conocimientos más avanzados, y ella, el glamour.

El egiptólogo parecía tener muy claro dónde quería ir. Dirigió una mirada a su marido y echó a andar, siguiendo a Theo.

-Estoy de acuerdo contigo, Theodore, aunque me intriga mucho que este amuleto tenga una luna en lugar de un sol. Creo que es la primera referencia a la luna que hemos encontrado en todo el templo. Siendo además Ra el dios Sol me resulta muy raro. Supongo que nuestras dudas se resolverán en la habitación central, pero me gustaría que todos tuviéramos presentes los jeroglíficos encontrados hasta ahora. Y no hagamos nada en la habitación sin numerar antes de hablar con los demás.

Tras cruzar sin problemas los pasillos anteriores, llegasteis hasta una cámara donde una gigantesca puerta adornada con motivos egipcios bloqueaba el paso. Aquella puerta tenía aspecto de tener tanta solidez como la mayor de las cámaras acorzadas de un banco. ¿Qué se escondería allí?

Era fácil comprobar que en mitad de la puerta había un jeroglífico que podría descifrar un experto en la materia

Este es mi santuario, donde reposa la hija del Sol

A cada lado había una estatua, una de ellas con forma de gato y la otra con forma de leona. En el centro de cada una de ellas había un hueco circular, como hecho a medida para colocar algo ¿se trataría de algún mecanismo?

-El final del camino -murmuró Theodore, complacido no sólo de sentir que estaba más cerca de escapar de aquella trampa mortal, sino que también había conseguido mantener con vida a sus tres compañeros-. Crucemos los dedos para que detrás de esta puerta nos esté esperando la clave para escapar.

El egiptólogo dirigió una mirada a los tres amuletos que portaba O'Connell para tener una ligera idea de dónde podrían colocarlos.

-El sol rojo era "El corazón de mi hermana" y lo encontramos frente a una estatua de Bastet. Bastet era representada con cabeza de gata, por lo que habría que encajarlo en la estatua con forma de gato -explicó Theodore, rascándose la calva mientras trataba de buscarle lógica a todo lo que habían encontrado-. La luna azulada era "Mi corazón" y lo encontramos junto a la estatua de Sejmet, la leona guerrera. Habría que encajar el medallón en la estatua con forma de leona. Por descarte, "El sol de los infieles" sería el medallón de Hathor, la diosa del amor, la Hija de Ra restante. Habría que colocarlo en el centro, en ese hueco circular.

Theodore se llevó la mano al bolsillo y sacó un cigarrillo. Encendiéndoselo y dando una larga calada, se dirigió a sus tres compañeros.

-Al menos, esas son mis deducciones -dice, con cara de circunstancias-. No tengo ni idea de si es correcto, pero es el único sentido que le encuentro. Si tenéis alguna otra sugerencia, soy todo oídos.

Helen asintió ante las palabras de su compañero. Sí, yo creo que tienes razón y me parece una opción muy lógica. Por mi puedes probar a ponerlas en ese orden y veamos qué pasa. Dijo mientras se ponía en guardia con la lanza y el escudo. No tenía ni idea de cómo se manejaban pero había visto muchas películas y trató de copiar la posición que ponían en ellas.

Theodore advirtió entonces que se había confundido. No había tres huecos circulares, solo dos, por lo que su primera teoría quedaba descartada.

-Esto se complica -les dijo a los tres compañeros, pensativo-. Tenemos tres amuletos y sólo dos aperturas. Guiándome por lo que sabemos, no hemos encontrado ninguna referencia a la luna, pero ninguna de las dos estatuas se corresponde con Hathor, a quien le pertenece uno de los dos soles. Mi teoría es que "El corazón de mi hermana", el sol rojo, debe ir en el hueco de la estatua del gato, mientras que "Mi corazón", la luna azulada, por descarte iría en el hueco de la estatua de la leona. Bastet y Sejmet.

Sin más, el egiptólogo decide colocar el amuleto de Bastet en el hueco de la estatua del gato y el amuleto de Sejmet en el hueco de la estatua de la leona.

-No se si esto va a funcionar. Entiendo la idea, pero los jeroglíficos indicaban que los dos soles debían encontrar su camino, y eso es una luna. Además, a Sejmet se la relaciona mucho con Hathor. Tal vez en la estatua de leona había que colocar el sol de los infieles. Pero bueno, a lo hecho, pecho. Si no funciona así, espero que podamos probar de la otra forma

En la voz de Brendan había un deje de preocupación. Temia que si lo hacían mal se actuvase una trampa.

-Espero no tener razón -susurró.

Evelyn miraba a los dos hombres, pensativa. -Lo de la luna tiene sentido. Pero los amuletos que encontramos de Bastet y Sejmet son muy parecidos, mientras que el de Hator es completamente diferente. Además, Bastet es la gata, y Sejmet la leona, como las estatuas. Hator era una vaca. 

Aquello parecía el momento de la verdad. La muchacha comenzó a morderse las uñas, un hábito que había conseguido dejar hace mucho tiempo. 

Tras haber colocado los dos medallones correctamente la puerta de piedra se deslizó hacia el interior como por arte de magia. El santuario os estaba invitando a entrar ¿significaba que erais dignos de conocer el mayor de sus secretos? Parecía que la respuesta era sí.

Avanzasteis con lentitud, sobre un pasillo más ancho que de costumbre y ornamentado con columnas que hacían de soporte para aquella especie de templo oculto subterráneo.

El olor era rancio, pero la curiosidad hacía no deteneros hasta que un sonido os obligó a ello.

Se trataban de pisadas, pisadas que a simple vista parecían ser de un animal, o al menos que pesaba tanto como uno de ellos pero lo sorprendente es que era… ¿bípedo?

En pocos segundo se reveló una imagen que jamás se borraría de vuestra mente: una criatura mitad humana, mitad animal se acercaba entre gruñidos.

El miedo os hizo estar paralizados hasta que la criatura se detuvo a escasos dos metros.

Con cuidado, aquella aberración empezó a acercarse más a Evelyn, a olisquearla como animal que parecía ser. El sudor corría por su frente.

Tras hacer aquello, la criatura se giró para dirigirse a un lujoso trono hecho de oro y se sentó en él. El acceso al asiento estaba varios peldaños más arriba haciendo que aquella criatura obtuviese la perspectiva de todo un emperador.

En un acto que parecía premeditado, la criatura alzó la voz y con un tono gutural empezó a decir algo en un idioma que podía ser egipcio arcaico.