Partida Rol por web

Sin saber muy bien porque había ido a esa reunión me desperté y fuí. Soy mitad humano y mitad señor de las tinieblas, mi padre era un vampiro, hasta que la ingenuidad de mi padre destrozo el alma corrompida de mi madre. Así, que el ahora es solo un humano en el cielo, imposible verdad, pero esos poderes no se fueron del todo, los heredé. Así que él seguro que hubiera querido que asistiera a esta reunión tan sumamente importante.

-Vaya mierda..

Entré y me di a presentar dando solo im nombre y ocultando mi apellido. Parecía que esto era solo para escucha aquello que no me importaba en absoluto. Me daba igual quien cogiera ese rango. De brazos cruzados miré a los presentes hasta que alguien rompiera la voz para votar. Dos mujeres se adelantaron, entre ellas Graziella, y ambas votaron a la misma persona. -No os conozco a ninguno de vosotros, así que no crea que sea el adecuado para eligir. Sea quién sea trataré de adaptarme a sus normas..- No tenía ni quería decir nada más, estaba deseando que todo esto terminase.

Sigo a los demás por simple imitación y por obtener algo de información útil, agradeciendo al ghoul que me acerque la silla antes de tomar asiento y mirar a todos los presentes con simple curiosidad. Tantos cambios desde que yo era primogénita... ninguno de los presentes tiene más de un año de experiencia en el cargo.

-¿Es una broma?- replico inevitablemente a la propuesta de Graziella. Vincent me parece un hombre bastante íntegro e inteligente, sí, pero de ahí a nombrarlo Príncipe hay multitud de pasos, así está la ciudad ardiendo en llamas...

Me cruzo de brazos y niego ligeramente con la cabeza, no creo que mi voto u opinión cuenten en absoluto.
-Acudir a la capilla me parece una buena idea- entonces alcanzo a sonreír ligeramente, muriéndome por ponerme en marcha ya.

¿Vincent Deline? Dudaba seriamente que el señor Deline tuviera demasiado interés por el puesto. Si lo tuviera... en fin, no dudaba de que tenía algo de capacidad para mover ciertos hilos, para lograr el apoyo de algunos. Bueno, eso contando que aquel simple chiquillo fuese alguien. Algo más que un simple ricachón jugando a ser gángster, al menos. No, ahí tenía que haber algo más...

Un pobre infeliz habló entonces. Blake, dijo que se llamaba. Como si su palabra tuviera alguna importancia. Calla, chiquillo, si no quieres que te coman. Es más... ¿Desde cuándo las reuniones de la primogenitura eran tan concurridas? ¿Y desde cuándo se invitaba a clanes como el Assamita o el Ravnos? Por no hablar de que no conocía a la mitad de la gente que había ahí, y la otra mitad preferiría no conocerla. Aquella ciudad se estaba volviendo cada vez más loca y aún no sabía porqué...

- Por supuesto que es una broma - respondí levantándome de la silla y zanjando el tema bruscamente; alguien tenía que poner fin a aquella demencia - Vamos a hacer una cosa, señores. Vamos a dirigirnos a la capilla Tremere y vamos a resolver este asunto. Ahora. - mi mirada iba recorriendo a todos los presentes mientras hablaba - Mientrastanto las señoritas reflexionarán sobre sus palabras y, una vez Londres esté seguro, reanudaremos la reunión y tal vez puedan explicarnos su ahora inexplicable decisión.

Si responde a algo lógico habérmelo explicado antes, Anna, lo siento.

Alguien con dos dedos de frente sonrio donde estoy..  yo creo que es una buena opcion, pero tambien lo es elegir un principe si el actual no esta en buenas condiciones o si simplemente esta muerto cosa que no nos gustaria a nadie.

El que quiera ir a la capilla tremere que vaya, yo prefiero quedarme y que dos encantadoras jovencitas me digan por que han elegido a un chiquitllo asi para semejante cargo.  Como el echo que alguien que no es ni miembro de la primogenitura, como tampoco es miembro de nuestra ciudad se encuentre aqui, sin contar con que hay clanes que ni deberian tener representacion en esta mesa miro concretamente a dos de los miembros. Si quereis llamamos a alguna Serpiente para que se nos una si hay en la ciudad.

Me levanto dando un golpe en la mesa nadie me dice donde puedo estar o no, me han pedido que viniera dos damas y por eso estoy aqui. Si no sabes callarte puedo hacerlo con mi arma, siempre que luego no te importe que me beba tu sangre que seguro esta tan emponzoñada como tu alma

- Ah bueno, si se lo han pedido dos damas... - pensé divertido, aunque mi semblante serio no cambió en absoluto. Bueno, al menos aquello empezaba ya a sonar como una reunión normal de vástagos. Con sus sarcasmos, sus amenazas de muerte,...

- ¿Mientras Londres quema? ¿Mientras nuestros enemigos preparan su siguiente golpe? ¿Y bien, señor Bryce, quiere ser recordado como aquél que dejó que su ciudad cayera en la ruina a cambio de elegir un nuevo príncipe rápida e irreflexivamente?

Mi mirada volvió a recorrer toda la sala dejándoles reflexionar sobre mis palabras y tras unos segundos continué hablando.

- ¿Tan urgente sienten que es el elegir a un nuevo príncipe? Allá ustedes. A ver si consiguen terminar antes de que el fuego nos consuma - terminé echando una significante mirada a las dos mujeres que habían propuesto la candidatura de Vincent. Desde luego, a base de barbaridades como aquellas no acabarían aquella noche si se ponían a elegir a un príncipe, pero esperaba haber herido el orgullo de suficientes vampiros para que se pusieran en marcha. Al menos los londinenses...

Aplaudo desde donde estoy  Echaba de menos Los Angeles pero esto me lo recuerda cada segundo que lo veo. Sonrio mostrando mis colmillos y asiento Tenemos dos acciones, elegir el principe ahora cosa que me parece absolutamente una estupidez pues creo que es mas importante averigura otras cosas,  a mi me ha costado sangre llegar hasta aqui y ha sido por el Tamesis. No quiero imaginar a otros vastagos que hagan para poder escapar. Las autoridades humanas, me gustaria saber si saben si tenemos la culpa o si solo es un ataque fortuito.

La segunda accion es ir a la capilla solo para ver magia potagia que la verdad me temo que no es muy adecuada en este momento por que seguro que ni es capaz de encontrar a un alfiler en mitad de esta sala.

El silencio se hizo por unos instantes tras la intervención del señor Luna, en los cuales me quedé mirándolo perplejo. Sí, acababa de constatar lo obvio y... ¿y? ¿Ésa era su intervención? ¿Pero se podía saber qué hacía aquel personaje allí?

- Que propone pues? - inquirí evitando exteriorizar las ganas de enviarlo a tomar viento.

Observo con un ligero ápice de curiosidad a los que intervienen y debo contener la risa repetidamente por sus alusiones a las "damas". ¿Les han presenciado o es que tienen las hormonas de un humano? Bastante pintorescos, por no decir otra palabra.
Mis dedos repiquetean suavemente sobre la madera hasta que finalmente me levanto de mi butaca con tranquilidad, alisando un poco más mi vestido.

-Un placer perder el tiempo con ustedes- inclino un poco la cabeza y me retiro de la sala para dirigirme a ésa capilla tremere. Si pudiera preferiría largarme de la ciudad pero ya que no es una opción intentaré averiguar algo por mi cuenta, como siempre.

Aunque trato de ingerir la conversación con gusto, se me ve demasiado inapetente para ingerirla. Y visto lo visto parece que yo no pinto nada en una reunión de clanes. Nunca se me había dado bien estos lugares y tampoco sabía lo que tenía que decir en estos momentos.

La mirada de Jhon hace me saca de mi empanamiento mental mientras estaba jugando con mi anillo plateado sobre mi dedo. Solo con esa mirada hace que carraspee y deje de jugar con el anilllito. Vuelvo a acomodarme y no tardo mas que dos minutos en morderme las uñas. Gracias a la intervención de la pelirroja de la fiesta puede hacer que tome el mismo camino sin demasiadas excusas.

-Ehm.. me ha debido de sentar mal los bollos que me comí antes de venir aquí y.. señalo mis tripas haciendo giros en derredor con el dedo indicando que tengo ganas de ir al water. Es curioso que un vampiro diga en una reunión de vampiros tenga que ir al baño por culpa de unos malditos bollos. La buena excusa es que podía comerlos, la mala es que detestaba los bollos. No esperé respuesta y me levanté saliendo casi al mismo tiempo que Irina.

Aquello era lo único con sentido que había dicho o hecho alguien en aquella reunión. Irse.

Eché una mirada a todo el mundo, sin disimular el reproche que se merecían. Aquellos vampiros eran tozudos entre la ya de por sí tozuda raza de los vástagos y no parecían tener intención de mover un solo dedo. Pero yo lo era más aún.

- Muy bien señores, voy a serles claro. Ayer hubo un claro atentado contra la Camarrilla de Londres y una posible violación de la Mascarada, por no hablar de lo que aún está por suceder. En respuesta, los máximos dirigentes de la sociedad vampírica de la ciudad se reunen para perder el tiempo.

- Allá ustedes - terminé, con una mirada llena de significado hacia el sheriff y dejando la sala junto a Irina.

Por mi parte tened por seguro que informaré a Lucinde de ésto.

Sentado en mi silla hago caso omiso a todos los comentarios de la gente que se opone o duda de mi capacidad como Príncipe. No les culpo, yo también dudaría en su lugar. Me extraña la proposición de las dos mujeres tanto como a ellos, no por la propuesta sino por el momento para decidir. No se puede ser Príncipe de unas ruinas, no se puede ser Príncipe de facciones tan divididas como las de ahora.

Primero hay que resolver el problema y luego formar un nuevo gobierno.

Irina se marcha como es de esperar. Su ímpetu y sus decisiones son viscerales e inmediatas. Inmediatamente detrás se va Blake, el cual no me ha demostrado tener mucho poder de decisión propio y cualquier falda le vale para ir detrás. Yo, sin embargo, dadas las circunstancias, debo quedarme hasta el último momento. Si hay primogénitos que opinan que debo ser algo más que un simple vástago, quizás hayan visto algo en mi algo más que un pelele como tantos otros que hay en la ciudad y a los que he tenido la desgracia de conocer.

-Aunque me siento halagado -digo mientras veo al señor Anderson marcharse tras Irina -a ti menos que a nadie le debe gustar esta situación. No te lo tendré en cuenta. -Creo que es el momento de arreglar Londres antes de ponerle una corona. De nada sirve una nueva cabeza que cortar si la ciudad está en poder de otros.

Aprovecho el discurso para ponerme de pie con la misma calma con la que estoy hablando -Primero debemos tener una ciudad donde vivir y luego una reunión en un lugar mejor y con unos invitados algo más selectos -miro a la jauría de personas extrañas y ajenas a una reunión de esta índole y sin señalar a nadie continuo hablando -Vayamos a arreglar Londres y ya hablaremos de esto.

-¿Habrá sido esta mi primera decisión como Príncipe-no-electo?

Una mirada a Graziella, hemos echo bien en proponerle, ya esta demostrando lo que debe ser un principe aunque a algunos no les guste para nada. Sonrio para mi mientras me levanto y me voy a hablar con Luna, tenemos mucho que debatir y los nosferatu tienen mucho que decir hoy. Yo si los respeto, no se por que a mi mente vuelve aquella vez en que la conoci, maldita bruja me dejaste que conociera lo mejor y lo pero de ti. Brindo por tu no vida.