Sam sonrió de lado al ver cómo negabas. Tenías miedo de saber lo que hacía y utilizaba la asistente y estabas disfrutando demasiado como para cortar el rollo.
-Bien… Entonces seguiremos jugando hasta que se acabe el cubito… ¿De acuerdo? -Te dijo con diversión, dirigiendo esta vez la vela a tu erección.
Lentamente, Sam dejó caer, entonces, ahí la cera, en la extensión, calmándola al momento con el hielo… Hasta que llegó a la punta. Con sumo cuidado, Sam dejó caer la cera alrededor de la uretra, poniendo el hielo en ésta y apretando mientras miraba tus expresiones.
-Estás jodidamente mono temblando así… ¿Lo sabes? -Ronroneó, lamiéndote los labios- Creo que a partir de ahora, cuando me digas que debo reconocer que estoy enamorada de ti, te haré recordar cómo temblabas por mí… -Susurró, echando algo de cera en tu pecho hacia tu ombligo, como si hiciera un camino.- Debes tener la polla a punto de reventar… ¿Qué querrás que haga cuando haya terminado de torturarte? ¿Querrás que te haga correr? Va… Te dejaré decirme dónde quiere correrte… Pero tendrás que suplicarlo.
Nuevamente Sam cambió de lugar la cera y el cubito, esta vez comenzó a hacer caer la cera en su erección, incluso en la zona alrededor de la uretra. Calmaba el calor con hielo, pero aún así, el chico no podía evitar temblar y estremecerse, gruñendo de placer, incluso temblando.
Y ella…ella era una auténtica fiera, no dudó en hablar de lo mono que estaba temblando, en como le recordaría como temblaba por ella y poco a poco dejó caer cera en su pecho y en el ombligo a la vez que hablaba de como estaba a punto de reventar y llegó incluso a preguntar donde querría correrse una vez terminara de torturarle.
Ash jadeó.-Pues…pues claro que estás enamorada de mi…solo…ah…mierda…-Gruñó.-Y…Y no decías que ibas a follarme…¿eh?...pues…ya…ya sabes…ah…joder…-Suspiró.
La chica era un auténtico peligro, es que ni Diana ni Esme juntas, estando las dos con ataques de violencia o perversión serían capaces de algo así, era un peligro.
Sam sonrió de lado al oír decir cómo estaba enamorada de ti, cogiéndote el pelo de la nuca fuertemente, manteniendo el hielo bien apretado contra tu uretra. Si el hielo fuera lo suficiente pequeño, habría llegado a introducirlo y todo.
-Ahora mismo podría enamorarme de ti… De tu cara de placer y desconcierto… Del esfuerzo que haces por intentar no parecer tan sumiso… Pero sigo creyendo… Que te tengo enamorada yo -Aseguró, dando un apretón al hielo contra la uretra- Acuérdate de que si no te portas bien no te follaré… -Te susurró sensualmente, empezando a masturbarte con la mano libre, jugueteando con el hielo por la punta de tu polla- Si no suplicas… No dejaré que me penetres ni te corras… En tu mano está, cachorro.
Sam sonreía y disfrutaba de todas las caras y emociones que ponía Ash. Mantenía nuevamente el hielo apretado contra la uretra de Ash, hablando sobre como se enamoraría de el..pero que quien estaba enamorado en realidad era él.-Ah…-Gruñó al sentir como apretaba el hielo con fuerza.
-Vale…vale…-Murmuró.-Que…quedamos en que los dos estamos enamora…enamorados…yo lo admito…-Suspiró antes de que comenzar a masturbarle mientras jugueteaba con el cubito de hielo y le dejaba caer que si no suplicaba…no le permitiría penetrarla ni correrse.
El chico se mordió el labio, pero asintió.-Vale…vale…quiero…quiero que me folles ama, por favor…-Suspiró ya casi perdido por tanto placer.
Sam estaba muy satisfecha de lo que estaba consiguiendo en ti, de doblegarte, de escucharte suspirar y de haber vuelto a caldear el ambiente. Cuando suplicaste que te follara, Sam ronroneó.
-Muy bien… Te follaré cuando el hielo se haya derretido… Así que tendrás que esperar -Te ordenó, jugueteando con el hielo por toda tu erección, buscando que se fuera derritiendo en un tiempo que pareció eterno…- Ya queda poco, cachorrito -Te picaba Sam, viendo con ojos extasiados cómo el hielo iba desapareciendo poco a poco hasta no quedar nada. Una vez sin eso, la chica sonrió, colocándose sobre ti lentamente- Te has portado muy bien… Y voy a recompensarte… ¿Vale? ¿Listo? -Preguntó, rozándose contigo y comenzando a penetrarse lentamente, dejando escapar un jadeo. Las restricciones provocaban que tu polla estuviera realmente hinchada y notabas que Sam te apretaba más por ello… Pero seguía yendo realmente despacio… Era exasperante.
Sam no había dejado la tortura, no; simplemente había dejado los hielos y la cera… ahora te torturaba follándote despacio, apenas moviéndose… Quería oírte suplicar más, desesperar.
Aquella contestación parecía gustar a Sam, la cual aseguró acostarse con Ash una vez el hielo se hubiera derretido, pero…tenía que esperar y esperó con el cubito de hielo en su erección, el cual se iba derritiendo muy lentamente en un algo que parecía ser inacabable. Al menos hasta que finalmente se deshizo y ella se colocó sobre Ash, felicitándole y comenzando a penetrarse con el.
El chico suspiró placenteramente al notar lo apretada que estaba Sam y el calor que emanaba, lo necesitaba…aquel calor, la humedad, aquello calmaba el frío y el dichoso hielo. Tenía la polla hinchada, palpitaba con fuerza y desde luego las restricciones evitaban que se corriera ahí mismo.
Ella por su parte seguía jugueteando, comenzaba a moverse de forma muy lenta, casi imperceptible y el chico lo notaba.-Mu…muévete un poco más…por favor…dijiste…dijiste que me ibas a follar de tal forma que no querría a nadie más durante una semana…-Murmuró tratando de engañarla para que le diera la follada de su vida.
Aquel contraste de temperaturas te había vuelto loco y Sam lo sabía, queriendo aprovechar las nuevas sensaciones para ver hasta qué punto podía volverte loco.
Sin duda, el hecho de que apenas se moviera te impacientaba a la par que te daba placer, aunque más impaciencia claro. Aquello hizo que intentaras colársela a Sam que te escuchó, pero negó con un sensual “ah-ah”.
-Quiero llevarte al límite… Y no te follaré con fuerza hasta saber que lo estoy haciendo -Te susurró- Aunque… Creo que sé cómo conseguirlo más rápido -Comentó, manteniendo su movimiento lento… Hasta que tu instinto vampírico se despertó de golpe al oler sangre.
Sam se había hecho un corte en la mano, no demasiado grande, pero lo justo para alterarte con el olor y despertar tu bestialidad.
El engaño no coló, la asistente que seguía moviéndose con suavidad hablaba sobre como le llevaría al limite y que no le follaría con fuerza hasta saber que lo estaba haciendo, pero sabía como hacerlo…y tanto que lo sabía hacer.
Cuando Sam se hizo el corte en la mano, Ash pudo notar como el pulso se le aceleraba, sediento de la sangre…el puto instinto vampírico le hacía querer lamer y succionar aquella sangre, saciarse. Incluso notó como los colmillos le crecían en tamaño y el chico no pudo evitar abrir la boca y sacar la lengua, jadeando.
-Es sangre…huelo sangre…Ah…ah…-Jadeó tratando de moverse hacia donde el olor, pero era complicado, en esa posición, atado…no podía hacer nada, estaba a merced de Sam, no tenía oportunidad de hacer nada, simplemente no podía.
-Dame…dame…un poco, unas gotas…con un par de gotas yo…yo tengo suficiente…-Suspiró con suavidad.
El olor a sangre que te ofrecía Sam te empezó a dar sed y te desesperó más que la cera, el hielo o la lentitud con la que se movía… Te estaba torturando realmente… Te quería llevar a perder la cabeza por ella.
-Vaya… Es… La primera súplica de corazón que te oigo -Jadeó la chica, levantándote la cabeza con una mano mientras apretaba la otra para que un par de gotas cayeran en tus labios- ¿Está buena? ¿Quieres más? -Te picó, lamiendo tus labios- Me encanta oírte suplicar… Hazlo un poco más -Pidió con voz melosa- Si me convences… No sólo te follaré y me dejes que me folles como el animal que eres… Te daré la sangre que quieras.
No era necesario ver a Sam para saber que estaba sonriendo y disfrutar. El hecho de torturarle de tal forma y luego ofrecerle sangre…el chico no podía evitar querer lamer, sorber, succionar, chupar…esas gotas, esa sangre…y cuando de repente le cogió de la cabeza y dejó caer unas gotas en sus labios, el chico jadeó moviendo incluso la lengua en el aire para coger más.
Ella le prometió darle más si le suplicaba, además de prometer que le follaría y se dejaría follar por el, además de darle toda la sangre que quisiera. El chico no pudo evitar tensarse de pies a cabeza.
-Porfavor…déjame…déjame hacerlo…-Suplicó.-Tu déjame…déjame morderte, un poco…un poco, y haré todo lo que quieras, solo lo que tu quieras, yo lo haré…-Jadeó y es que el olor de la sangre y el sabor…le habían embotado y eso que nunca había probado la sangre de Sam y le sabía más dulce que el mejor néctar.
Sam te estaba volviendo loco y el movimiento de la sangre fue un juego muy sucio. Tú ya no eras tú, el instinto vampiro te había poseído, haciéndote suplicar, a punto de morir del exceso de placer, pidiéndole que te dejara morderla y hacer todo lo que ella pidiera. Sam parecía haber llegado al punto que quería porque, de pronto, acarició tu cara, parando de moverse, dejándote totalmente dentro de ella.
-Te dejaré beber. Si noto tus colmillos… Te haré mucho daño -Te dijo con tono de dominancia, aunque sabías que era capaz…- Recuerda… Si muerdes… Se acabó -Te advirtió antes de acercar su herida a tus labios, momento en el que, además, empezó a moverse de forma casi frenética, desatando tus manos y quitando tu venda, permitiendo que os follarais mutuamente como si fuera el fin del mundo.
Sam se detuvo de repente, no se movió más, ni un solo milímetro, le acarició la cara al chico y entonces…habló de forma dominante. Le iba a dejar beber, pero no permitiría que le mordiera, ni notar sus colmillos. El chico jadeó con suplica, no quería nada más que morderla, lamer, chuparle la sangre todo lo que pudiera, hasta dejarla seca pero no se lo iba a permitir, lo cual era un auténtico crimen para el en esa situación.
Pero cuando notó la herida en sus labios, el sabor de la sangre y de repente como le liberaba. Ash no pudo evitar comenzar a succionar, cerrando los ojos unos segundos, asimilando lo que estaba haciendo. Le dolía los ojos por la luz del comedor y le molestaba , pero el placer de beber la sangre y el coño apretado y húmedo de Sam…eran demasiado para el.
Casi sintiéndose revitalizado, con una fuerza animal, se levantó cogiendo a Sam en brazos, moviendo fuertemente la cadera, penetrándola…pero no se detuvo ahí, la llevó contra una de las paredes del piso y la comenzó a penetrar con fuerza contra la pared, manteniéndola aún entre sus brazos mientras la miraba con ojos rojizos, casi de animal.
-Más, más, más sangre, dijiste más…-Gruñó de forma casi feral y es que ese corte no era suficiente para alguien como Ash, necesitaba muchísimo más.
Sam no sabía lo que había hecho ni dónde se había metido. Parecía que buscaba tontear con la sangre y que toda la tortura y la presión te hiciera correrte casi al momento de liberarte las manos; pero no fue así.
Cuando cogiste en brazos a la asistente, poniéndola contra la pared, escuchaste un gruñido impresionado y su mirada pasó a ser de expectación. Tus caderazos le causaban placer, no podía negarlo, y tenía que esforzarse en lo gemir demasiado fuerte y alertar a Esme que debía estar en el séptimo sueño para no oír los golpes en la pared.
Al hablarle con aquella voz feral, diciendo que necesitabas más sangre, Sam jadeó, agarrándose a ti.
-N-no puedo darte más si… Ah… Si no me sueltas… I-ire a por una bolsa -Jadeó, mirándote- Te… Te permito correrte… Desfógate -Gimió, intentando llevar la mano a las restricciones, aunque no llegó a poder cogerlas
La cara de Sam era un auténtico poema, alucinaba, no sabía donde narices se había metido…Ash no paraba de mover las caderas con una fuerza brutal empotrandola contra la pared a la vez que el chico reclamaba sangre y ella…ella jadeaba y gemía, era un poco ridículo, porque no podía hablar de otra forma con las mejillas encendidas, con la boca entreabierta sin poder decir nada.
El chico no se detenía penetrándola de forma constante sin detenerse, diciendo entre jadeos que le daría una bolsa si le soltaba, incluso decía que le permitiría correrse y desfogarse. Pero Ash no entendía nada, la veía mover los labios hablar…pero solo podía centrarse en un hecho muy “particular”. Notaba una presión en su falo y además una sed bestial, animal, que no era para nada normal.
Y sin poder pensar en otra cosa…y de forma inconsciente, el chico agarró del pelo a Sam, para dejar al descubierto su pelo. Su otra mano fue directa a por las restricciones y las rompió, tirando las correas a un lado de la habitación sin dejar de mover la cadera y sin pensárselo dos veces clavó sus colmillos en el cuello de Sam, comenzando a succionar a la vez que se corría, se corría más que en toda su vida.
Chupaba y chupaba con un fuerte jadeo y gruñido mientras su polla seguía penetrando a la asistente sin parar, de embestirla a la vez que bombeaba y bombeaba sin parar.
Sam era incapaz de no jadear, teniendo que morderse el labio para no gemir, tan fuertes eran sus embestidas. Estabas seguro, incluso, de que estaba en un orgasmo constante.
Tú, por tu parte, no podías escucharla, sólo oías su corazón bombear, la sangre recorrer sus venas, el sonido de su coño siendo destrozado por ti… Y ya no pudiste parar a la bestia.
Rompiste bruscamente las restricciones, dejándolas inútiles mientras llevabas los colmillos al cuello de Sam que abrió los ojos exageradamente, con sorpresa.
-¡Ash, espera! -Te dijo, pero no la escuchaste ni ibas a esperar. Una queja de dolor salió de los labios de la pelimorada que empezó a golpear tus hombros y clavar sus uñas en tu espalda, llegando incluso a morderte el hombro; pero poco duró eso cuando empezó a sentir el placer de la ponzoña y el abotargamiento.
La sangre resbalaba por el cuello de Sam y el semen escapaba a borbotones de vuestras entrepiernas, manchando el suelo mientras tú seguías y seguías eyaculando.
La sangre de Sam te sabía a gloria, exquisita… Quizá porque era algo prohibido… Y no podías dejar de beber.
-Ash… -Acabó por susurrar la asistente, atontada, débil… Apenas podía sujetarse ya a ti.
Sam trató de detener a Ash, pidiendo que esperara, pero no era rival contra un vampiro de dieciocho años, hormonado y sediento de sangre. Ni los golpes, ni las uñas ni el mordisco llegó a causar alguna reacción en Ash, el cual seguía succionando y moviendo la cadera como un auténtico animal.
Pero Sam…poco a poco comenzaba a sentirse abotargada, débil y con razón, entre el chico que la mantenía en un orgasmo inacabable, la succión y la fuerza del vampiro…no podía hacer nada para evitarlo.
Ash fue posiblemente el primero en caer rendido. Simplemente llegó un punto que seguía moviendo la cadera pero ni siquiera chupaba sangre del cuello de Sam, se mantenía mordiéndola, hasta que finalmente los colmillos volvieron a su tamaño original y Ash no tenía más fuerza, cayendo de espaldas como un tronco, con el miembro aún bombeando no semen, si no liquido preseminal, hasta que finalmente terminó volviéndose flácido.
Pero ahí estaba, en el suelo, sin saber siquiera que ocurría, solo que se sumió en un oscuro y pesado sueño, tampoco sabía que fue de Sam, ¿se quedó de pie?, ¿cayó sobre el?...¿fue a buscar ayuda?, ni idea.