Partida Rol por web

- Miren ustedes, mis güenos señores -dice el ratón sentándose en uno de los escabeles-. Martin me llaman, Martin el carpintero. Como bien saben, munchos de los que aquí vivimos semos refugiados de Walnutpeck desde la Guerra de Invierno, el demonio se la lleve. Aquí mi vida he enmendau y ahora tó me va buenamente. Del trabajo no me pueo quejar, y he podío criar una güena y honrrá familia.

Se toma un tiempo para echar un trago a su jarra y prosigue:

- El quid es que mi mozalla menor ha estau tonteando con un ratón con buenas perras de Ironwood. Su familia metía en trápalas políticas trabaja y es gente de buen ver y respetabilísima. Me alegro un montón que mi Filippa se eche en nupcias a tan buen mozo y quió verla feliz feliz. Lo malo del asunto es que la hora de la dote está a la esquina y preciso de un regalo que esté a la altura de las consicuencias. 

Miro con atención, mientras dejo el grano entre mis dientes escuchando las palabras.

Desvio la mirada a Quentun y luego a Martin.

- ¿Y cual seria aquel regalo si se puede saber? -

Tanya preguntaba con cierta timidez, esperando no molestar a quien solicitaba la ayuda. Si de verdad el encargo estaba en el camino de a donde lleviamos llevar a Loretta podriamos hacerlo sin muchas dificultades.

- Pues ustedes verán, señores míos -dice tras un carraspeo-. Al trasladarse mi gente acá, se dejaron atrás munchas maravillas, entre dellas una de las sillas más buenamente talladas que san visto por estos lares. La confianza tengo puesta en que aún estea presente dicha preciosidá en las ruinas de Walnutpeck, y previsto tengo marchar allá en cuanto puea, pos el tiempo apremia.

Hace una pausa, dejando la jarra con la que ha estado gesticulando en todo momento sobre la mesa y cruje sus pequeños nudillos.

- Martin, he de serle sincero. En breve partiremos de nuevo, con la misión de buscar a un ratón desaparecido. Entienda que esa será nuestra prioridad y lo demás será secundario. Si en nuestro camino podemos ayudarle, siempre y cuando no interfiera con nuestra misión principal, estaremos encantados de hacerlo, pero no le puedo prometer nada.

El porte jovial de Martin cambia con las palabras de Dain, que pregunta:

- ¿Y se pué saber pande tiran?

- Partiremos rumbo a Darkwater.

Según lo que sabéis y los valiosos mapas de Quentin, la verdad es que Walnutpeck y Darkwater están en direcciones totalmente opuestas: así como uno supone volver a desandar el camino que seguísteis desde Lockhaven, el otro presupone salir de los territorios ratoniles.

-Mal asunto, pues - murmura Martin -. No os coje de camino ni patrás. Mal asunto, si.

- ¿Es demasiado urgente su encargo? -

Pregunto con voz timida mientras miro a Martin aunque con el grano en la boca y entre mis patitas.

Se frota los bigotes con sus nudosas manos y piensa:

-Muncha es la premura, pues la pedida de mano de mi zagala está ya ahí. Presupongo que tendré que apañarmelas en ese terruño hostil por mí mesmo.

- Pues ciertamente es un mal asunto y hay un ratón desaparecido. Las direcciones son completamente opuestas y el tiempo limitado. ¿Y siendo usted carpintero no se anima a crear un mueble como el que usted recuerda?.

- Uhm, siempre podríamos dividirnos en dos grupos, pero es muy arriesgado. Recordad la pelea con el grajo, y eso que eramos cuatro guardias. ¿Qué opinais vosotros?

Mientras espero las respuestas, limpio mis anteojos y trato de pensar una solución que satisfaga a todos, pero no parece posible.

Frunciendo el ceño, y ante vuestro silencio, el carpintero se medio incorpora apoyándose en la mesa.

- Bien está, veo que tendré que apañuscármelas solo y entrar a cholón en terruño de las comadrejas. A bocaos tendré que tratar con ellas. En fin, mis güenos señores.

- ¿No hay ninguna posibilidad de que usted espere a nuestro regreso?

- Uhm, mal asunto. Por un lado, el prometido perdido, que quien sabe, igual simplemente se extravió su correo, pero que su prometida se empeña en ir a buscar incluso sola. Por otro, este buen hombre, que por su familia se arriesgará a adentrarse en territorio de comadrejas. ¿A quién ayudar? ¿A quién dar prioridad?.

En momentos así, el desaliento se apodera de mí, y desearía saber qué opción escogería Gwendolyn en su sabiduría o qué solución propondría.

Como volvéis a callar, Martin cruje los nudillos y se despide:

-Sea pues, mis señores. Espero que sus vaya buenamente en vuestros quehaceres.

Una vez Martin ha salido, comento de forma privada con mis compañeros.

- ¿Qué os parece la situación? Tal vez debieramos separarnos, o si queremos ayudar a Martin, convencer a Loretta para desviarnos y luego ir hacia Darkwater. Hemos dado nuestra palabra de guardias de que encontraríamos a su prometido, pero me temo que el viaje de Martin es más peligroso.

Y tras tomar un trago, de forma humilde se vuelve a dirigir a sus compañeros:

- Se que soy el más veterano de los aquí presentes, y que se espera de mí que pueda tomar las decisiones adecuadas, pero esta vez reconozco no saber qué camino es el correcto. Pido vuestra ayuda, compañeros, pues temo equivocarme y poner en peligro a alguno de los ratones.

- Me parece correcto, Dain, quizá podamos convencer a la chica (que quizá se siente molesta porque pasa a segundo término... o quizá decide partir sola) para que venga con nosotros y luego partamos directos a buscar a su prometido. Si no puede ser, quizá lo mejor sea separarnos.

- Pero separarnos podría ser peligroso ... -

Interrumpe sutilmente la ratoncita.

- Ya vieron todo lo que nos costo luchar contra el ave estando los 4 juntos -

Y allí, en esa taberna cada vez más silenciosa, y tras cumplir su primera misión de entrega del correo, la patrulla se plantea su futuro, un futuro lleno de decisiones difíciles y encrucijadas poco claras.