Olaf se sorprendió al ver correr la sangre del que había apuñalado la locuela de las piedrecitas. No eran estatuas.
Se les puede herir
-¡Se les puede herir!! -gritó, y con fuerzas renovadas corrió a machacar aquella rodilla sangrante a brutales martillazos.
Motivo: Martillo a herido
Tirada: 1d20
Dificultad: 10+
Resultado: 19(-2)=17 (Exito) [19]
Motivo: Daño martillazo
Tirada: 1d6
Resultado: 4 [4]
Torcuato lanzó un nuevo ataque, pero los nervios iban en aumento por la aparente invulnerabilidad de los oscuros seres, a pesar del grito de Olaf, y falló completamente.
La idea de la retirada empezaba a formarse en su cabeza. ¿Quizás el encargo podía dejarse para más adelante?
Motivo: Ataque
Tirada: 1d20
Dificultad: 10+
Resultado: 8(-1)=7 (Fracaso) [8]
Si algo habeis aprendido en vuestros viajes es que hay poderes en este mundo. No son poderes amables, no son poderes que podais comprender y no son poderes que parezcan tener vuestro interés en mente. Su irracional lógica transdimensional es tan alienigena a vuestras mentes que bien podría ser el azar del dado, pero a veces esos poderes os favorecen de acuerdo a sus ignotos intereses.
Y eso ocurre cuando la pequeña, insignificante y casi ridicula daga de Cheddar se desliza entre dos placas de armadura y logra arañar a su enemigo. Una herida minúscula más ridicula que daga o el pobre Cheddar atacando a un enemigo tan superior a él mismo. Pero la ponzoña acumulada en esa daga es como el mismo Cheddar un enemigo traicionero y mortal. La figura acorazada da un par de pasos y se tambalea antes de caer de cara al suelo derrotada por el enemigo invisible que es el veneno. La caida del coloso con armadura resuena como una enorme campana.
Phil, Petra y Olaf por su parte redoblan el ataque. Golpean, sajan y gritan tratando de hacer caer a los otros dos enemigos. Pero aunque logran conectar los golpes las pesadas armaduras se burlan de ellos haciendo que sus esfuerzos homicidas resulten inútil.
Motivo: Reducciones de daño
Tirada: 3d6
Resultado: 5, 5, 6 (Suma: 16)
El grito de batalla de Olaf está lleno de desafío y bravura. Su boca llena de las silabas del desafío y el valor. En el segundo siguiente está llena de acero cuando el enorme espadón se clava en su boca, destrozando su laringe, su craneo y saliendo rezumando sangre y masa encefálica por la parte trasera de su cabeza.
Y este es el final del bravo Olaf, llegado de más allá del Mar sin Fin para morir en esta Necrópolis junto a decenas de miles de muertos olvidados. Como se olvidará su valor en el último momento.
Petra por su parte rueda sobre su costado con la agilidad de una pequeña ardilla (o quizás una rata) para evitar seguir el destino de Olaf. El golpe cuando impacta en el suelo levanta chispas y provoca un eco que resuena en vuestros huesos.
Motivo: Afortunados
Tirada: 2d6
Resultado: 2, 3 (Suma: 5)
Motivo: Defensa de Olaf
Tirada: 1d20
Dificultad: 12+
Resultado: 3 (Fracaso) [3]
Motivo: Defensa de Petra
Tirada: 1d20
Dificultad: 12+
Resultado: 19 (Exito) [19]
Motivo: Daño a Olaf
Tirada: 1d10
Resultado: 6 [6]
Motivo: Reduccion daño a Olaf
Tirada: 1d2
Resultado: 2 [2]
Motivo: Defensa Olaf (Presagio)
Tirada: 1d20
Dificultad: 12+
Resultado: 1 (Fracaso) [1]
Motivo: Daño adicional Olaf
Tirada: 1d10
Resultado: 8 [8]
Olaf he gastado un Presagio y ha sido peor el remedio que la enfermedad...lamentablemente este es el fin de tu historia.
Estais muy cerca ¿de la Gloria o del Fracaso?
Phil continuó atacando como el enajenado que era. La maza impactaba sobre la armadura de su rival con frenética potencia, como un resorte desquiciado.
Los propios gritos de Phil no le dejaban escuchar los alaridos de muerte de sus compañeros.
Motivo: Ataque maza
Tirada: 1d20
Dificultad: 10+
Resultado: 15(+2)=17 (Exito) [15]
Motivo: Daño
Tirada: 1d8
Resultado: 6 [6]
Cheddar, en el calentón del momento dudó entre tomar el arma del gigante caído o huir, pero finalmente (Y en contra del poco seso que tenía, aun más teniendo en cuenta que sus tripas pugnaban por encontrar un huequecito por el que salir a saludar a la luna y las estrellas) afianzó su pulso en la daga, convencido de que tal vez con ella pudiese terminar con cualquiera que la tocase, y procedió a atacar a aquel gigantón con el que se entretenía el Rata.
Motivo: atacar
Tirada: 1d20
Dificultad: 10+
Resultado: 15 (Exito) [15]
Motivo: daga
Tirada: 1d4
Resultado: 3 [3]
One step closer...
–¡Tenemos tus putas cabezas! ¡Cumplimos nuestro trato! ¡Cumple tú el tuyo!–grita Petra al borde de quedarse sin aire. No estaba acostumbrada a tanto esfuerzo físico y se notaba al límite de sus fuerzas. No aguantaría otro golpe. Uno dado por sus semejantes, vale. Ya estaba acostumbrada al dolor constante al respirar, con cada ligero movimiento, el palpitar de la piel hinchada. Los preferís mil veces. Se sentía morir, pero no moria. Y ahora un cobarde hijo de puta estaba arriesgando su vida en una estúpida prueba más parecida a un juego sádico.
Petra escupe al suelo y alza desafiante su cuchillo al cielo con un movimiento rápido. Las cabezas caen al suelo, sus cabellos cortados en la maniobra.
–¡Coge tú mismo tus cabezas! ¡Que te jodan!–y tras su último grito, Petra sale corriendo en dirección contraria a los gigantes, de vuelta al lugar por el que habían entrado. Quién sabe si lo conseguiría. Eso ya lo iría descubriendo por el camino, zancada a zancada. Pero ya había hecho su decisión y ya lidiaria luego con las consecuencias.
Motivo: Agilidad
Tirada: 1d20
Resultado: 3 [3]
Y tras esto... Ave Caesar morituri te salutant xD
A pesar de la brutal muerte de Olaf, Torcuato mantuvo el espíritu combativo cuando una de esas máquinas de matar cayó sin vida al suelo.
Enarbolando la maza, se lanzó en una vorágine de golpes endiablada intentando golpear a sus enemigos. Sin embargo, su suerte parecía no acompañarle ahora, pues volvió a fallar sus golpes.
Motivo: Ataque
Tirada: 1d20
Dificultad: 10+
Resultado: 6(-1)=5 (Fracaso) [6]
Los golpes de Phil, veterano ya de muchas batallas suicidas, logran impactar varias veces en el aterrador yelmo de uno de los gigantes. Entre gritos de rabia el Rata golpea con tanta saña que al cabo de unos momentos la enorme figura trastabilla antes de hincar la rodilla en el suelo y finalmente desplomarse, chorros de sangre escurriendose por el visor del macabro yelmo como si de lagrimas sangrientas se tratase.
Solo una de las figuras, aquella a la que ya heristeis y que sangra por una juntura de la armadura en el muslo, sigue en pie pero su valor parece inacabable. Su enorme espadón sigue zubmando en el aire y su armadura aunque raspada en varios lugares detiene los golpes de Cheddar.
El combate no ha terminado y la Segadora aun habrá de cobrarse otro tributo.
Motivo: Reducciones de daño
Tirada: 2d6
Resultado: 1, 5 (Suma: 6)
Motivo: Moral
Tirada: 2d6
Dificultad: 9+
Resultado: 3 (Fracaso) [1, 2]
Cuando el enorme guerrero restante ve como la pequeña Petra trata de retirarse y huir mueve su enorme brazo como impulsado por un resorte para ensartarla por la espalda antes de que pueda alejarse.
El destino de la ladronzuela siempre esquivo y por escribir se condensa por fin en un último y brutal verso cuando el enorme espadón se clava entre sus omóplatos. La pequeña ladronzuela queda suspendida a unos centimetros del suelo mirando incrédula la enorme punta de la espada que sobresale de su pecho. Sus pequeñas manos arañan el acero mientras la vida se le escapa. Con un agil movimiento el coloso extrae la espada y el cuerpo ya sin vida de la pequeña ratera cae en el suelo. Poco más que un montón de ropas sucias y el recuerdo de malas decisiones.
Tres contra uno y la muerte de Petra os ha dado la oportunidad de atacar y acabar con esto. La brillante luz blanca a las espaldas del coloso una promesa de liberación tan cercana como imposible. ¿Morireis aquí tras tantas millas de agotadores trabajos?
Motivo: Defensa de Petra
Tirada: 1d20
Dificultad: 10+
Resultado: 4 (Fracaso) [4]
Motivo: Daño a Petra
Tirada: 1d10
Resultado: 9 [9]
Muerte, muerte, muerte, resonaba en la cabeza de Phil. Todo era sangre, todo era muerte.
Phil intentó aprovechar la oportunidad que el destino le brindaba. Con su enemigo de espaldas y distraído en la rematar a la desdichada Petra. Pero el destino es caprichoso, y no tenía intención de ayudar a Phil, conocido como el rata.
Del frenesí del momento, el viejo mercenario, falló el golpe, haciendo un arco vacío en el aire. Entre la mugre de su rostro, se podía entrever una mueca de incredulidad.
Podía sentir la muerte por doquier.
Motivo: Ataque maza
Tirada: 1d20
Dificultad: 10+
Resultado: 3(+2)=5 (Fracaso) [3]
—¡Muere de una vez, criatura!
Torcuato seguía lanzando ataques a diestra y siniestra incansablemente. Sus compañeros iban cayendo al mismo ritmo que sus enemigos, y por fin quedaba un sólo enemigo.
El final estaba cerca, lo presentía. Sólo había que acabar con el que quedaba. Pero la suerte que le había llevado hasta ese punto, sobreviviendo a situaciones inverosímiles, pareciera haberse vuelto en contra suya, evitando que hiciera un golpe victorioso.
Motivo: Ataque
Tirada: 1d20
Dificultad: 10+
Resultado: 6(-1)=5 (Fracaso) [6]
Tras ver la triste muerte de su enloquecida compañera (¿Quién no lo estaría en este mundo sin sol que solo podía encaminarse hasta su funesto final?) y con la caída de otro de los gigantes, Cheddar trató de abordar al que aún quedaba en pie mientras veía las dificultades de sus compañeros para darle un poco de pisto...
Y su suerte no fue mejor que la del resto, el impacto con que había rematado al primer monstruo debió de ser de pura chiripa...
¿Qué era aquello que decían de las llamas que más intensamente brillan...?
Motivo: atacar
Tirada: 1d20
Dificultad: 10+
Resultado: 9 (Fracaso) [9]
Algo se removió en el interior del viejo Phil. Algo que hacía mucho que no sentía. Algo que por una vez, no era demencia.
Como guiado por su amado Basilisco Bicéfalo, el golpe descendente de la maza impactó, tal vez por suerte o azar en la cabeza acorazada de su enemigo.
El golpe fue tremendo, demoledor. El rostro de Phil se iluminó como si un haz de luz sagrado lo iluminará. Y apresar de la mugre, la sangre y la fea barba, se podía ver cómo se dibujaba una sonrisa de júbilo incrédulo en su faz.
Motivo: Ataque maza
Tirada: 1d20
Dificultad: 10+
Resultado: 20(+2)=22 (Exito) [20]
Motivo: Daño
Tirada: 2d8
Resultado: 6 [5, 1]
Utilizo presagio para repetir la tirada de ataque.
Crítico!!!!!! XD
Tras el brutal golpe de Phil la figura se tambalea como si fuera a caer.
Pero no lo hace.
La sangre mana por la mascara de craneo que forma la mortal faz del coloso. Parece llorar gruesas lagrimas de sangre por los orificios del visor. Pero aun así levanta la espada para golpear de nuevo con mortal intención. Pero en ese momento se tambalea y cae encima de Phil aplastandolo bajo su peso. Con un gran esfuerzo este repta de debajo de la figra acorazada cubierto con sangre ajena.
Los tres supervivientes os mirais, el agitado sonido de vuestras respiraciones va calmandose. Acompasandose mientras reflexionais sobre las muertes y mutilaciones que os han llevado hasta aquí. Y entonces lo oiis, el lento, implacable y retumbante tambor que os llama. Desde cerca, muy cerca, en la dirección de la blanca luz.
Las cabezas que llevais al cinto, incluidas aquellas que aun permanecen macabramente atadas en los cintos de vuestros caidos compañeros, abren de repente los ojos y la boca. Como si una lucerna ardiera en su interior una luz palida y moribunda como aquella que os guía surje de su interior.
¿Que macabra hechicería los anima? ¿Estais cerca de vuestro premio o vuestro castigo?
¿Debeis andar los pocos pasos que os separan del montón de ruinas y cruzar hacia la fuente de la luz? ¿O daros media vuelta y aceptar que en un mundo condenado la ignorancia es bendición?
Una última decisión.
Motivo: Reducción de daño
Tirada: 1d4
Resultado: 3 [3]
Al caer el último se los gigantes, Torcuato quedó sorprendido por la heroicidad de Phil. Parecía bendecido por los dioses.
— Los dioses verdaderos te han señalado. ¡Deberías sentirte agraciado!
Luego, tras escuchar de nuevo los tambores, cogió las cabezas de los compañeros caídos, más las que portaba cada uno. Miró hacia la llamada.
—Ya llego, mi Diosa. Pronto podré contemplar tu poder. ¡La auténtica divinidad me será mostrada y por fin conoceré la verdad! ¡ORISTILA, ESPÉRAME!
De pronto, Torcuato salió corriendo hacia la luz riendo a carcajadas y haciendo gestos a sus compañeros para que fueran con él.
Tras la caída del último titán, y la recuperación de la Rata cuando la dábamos por muerta se produjo el milagro de la luz y las cabezas. Cheddar dudó por un momento, ¿Bastaba con aquello o había que cargar con todas las cabezas hasta el lugar elegido? Si aquella divinidad era capaz de abrir los ojos de sus nuevos juguetes seguro que podía hacerlas rodar hasta sus manos... Si tenía manos...
Cheddar solo sabía de las negociaciones de sus compañeros con aquella criatura ultraterrena por sus propias palabras, no creía estar incluido en ellas pero ante la duda y viendo que a fin de cuentas no iba a haber otro amanecer, optó por seguir a su compañero, el Feliz, hacia aquel fenómeno, a ver si al menos tenía algún tipo de revelación mística a las puertas de la muerte...
Y si no...
Y si no.
Phil estaba cansado, muy cansado. Y no solo porque casi muere aplastado por el último enemigo. No, era por todo aquel largo viaje que había recorrido. Tantos compañeros muertos... De algunos ya no recordaba su nombre. Tanta sangre, tantos momentos de dolor...
Estaba muy cansado.
Al ver al resto de supervivientes avanzar hacia la luz, comprobó mecánicamente que no quedará ninguna de aquéllas cabezas brillantes en el campo de batalla. No habían llegado hasta aqui para fallar en aquel nimio cometido.
Con paso pesado siguió a sus compañeros sin hacerse demasiadas preguntas. No tenía fuerzas para ello. Sólo avanzó.
El retumbar se va haciendo más fuerte y su eco en vuestro interior parece resonar en un lugar más profundo y atávico a medida que os adentráis en la niebla. La niebla os rodea a medida que avanzáis hacia la espectral luz blanca y durante unos instantes todo lo que os rodea es el sonido de los golpes y las ondulantes formas de la niebla nocturna. Os parece intuir como frene a vosotros se empieza a ver una forma entre la niebla.
Os dais cuenta de que la luz blanca no procede de una única fuente si no de decenas de puntos distintos que cuelgan a distintas alturas frente a vosotros en la niebla. Y a medida que avanzais la niebla se atenúa y podéis ver surgir de entre la niebla la forma enorme de un árbol de ramas desnudas que se pierden en el cielo nocturno. De las ramas cuelgan decenas, no, cientos de cabezas en distintos estados de descomposición. Todas ellas con al boca y los ojos aterradoramente abiertos para dejar escapar de su interior la macabra luz blanca. Algunas de las caras conservan las muecas de terror del momento de su muerte, en otras la piel apergaminada o las mejillas putrefactas hablan de meses y años de descomposición. Cientos de vidas arrebatadas y convertidas en siniestras lucernas por medio de algún arcano y blasfemo ritual.
El sonido de los golpes es ahora atronador
Cuando por fin podéis bajar los ojos del terrible espectáculo del árbol y sus frutos discerniis por fin la fuente de los golpes. Sobre un enorme montón de cabezas cortadas una figura de pesadilla sentada en cuclillas toca un enorme tambor. La criatura que tenéis delante es una burla cruel de la forma humana. Un ser dos veces más alto que un humano de largas y finas extremidades con largos dedos que asen con facilidad una maza que ni un hombre forzudo podría levantar con tanta soltura. Su piel es del color de los esqueletos y está cubierta por extraños tatuajes, versículos escritos en un alfabeto nunca susurrado en el plano mortal. La criatura vuelve su rostro hacia vosotros y os mira con una cara desprovista de todo rasgo más allá de una enorme sonrisa de negros y afilados dientes. Dos cuernos de hueso largos y retorcidos salen de donde debieran estar sus ojos.
A medida que os acercáis detiene su tamboreo y os tiende su mano libre, al hacerlo no podéis si no recordar a una mantis inclinándose hacia su presa. Siguiendo un instinto que reside en el alma de los hombres desde antes de los tiempos del Sol le entregáis las cabezas que portáis. Con un gesto displicente las arroja a la pila sobre la que reposa.
Vuestra tarea ha sido cumplida. Ahora os espera la gozosa recompensa.
La sonrisa de afilados dientes negros se hace más amplia cuando os invita con un gesto a acercaros. Ahora oiréis la música del fin de las eras. Y la música elevará vuestras almas hasta hacerlas picadillo en una gozosa epifanía de dolor. El infame ser produce con su tambor sonidos que no son si no el crujido de la realidad al desgarrarse y el estallido de vuestra cordura al desintegrarse. Vuestros oídos sangran ante tan preciosa y horrenda sinfonía de cierta condenación.
Pues habéis acudido a los pies de Meruglel, abanderado de Yestasbu-Nech, y habéis tenido el doloroso privilegio de oir la marcha de guerra de SU Señor. Pronto saldréis de esta Necrópolis y del bosque maldito de Sarkash para masacrar al desposeído y al inocente. Seréis los heraldos del Dolor y ungiréis esta tierra condenada en una ablución de sangre y lágrimas.
Pues este es SU Don. Lo que el Basílisco Bicéfalo profetizó ha por fin devenido y vosotros seréis sus gloriosos instrumentos. La llegada de la Pesadilla del Inframundo. El advenimiento de la Oscura Elipse que devora la esperanza. El Fin de los Días.
Todo lo que el Basilisco Bicéfalo profetizó se ha cumplido. Todo aquello con lo que nos sentenció ha de pasar.