Cita:
- Ya lo ha hecho... - musitó, mirando al suelo... Cuando éste se acercó, la mujer se echó hacia atrás cuanto pudo, asustada, y visualizándolo desde abajo, volvió a negar... - No... No voy a ayudarle a hacer una carnicería... No con personas inocentes... - le temblaron los labios, al igual que todo cuerpo... - ¿Por qué les quiere...?
La pared a tu espalda estaba húmeda, sentías como tu cuerpo tiritaba, probablemente tenías fiebre, y también hambre y sed, tu afirmación de ya estar muerta no distaba tanto de la realidad física, por lo menos si tu situación no cambiaba en las próximas horas, y no tenía mucha pinta de hacerlo.
El Buscador pone cara de extrañeza cuando dices que ya estás muerta, es como si le costara comprender ciertas cosas, finalmente pasa por alto el comentario,
No son inocentes, puede que lo parezcan, pero no lo son, traerán grandes males,
su tono de voz es rotundo, ahora si se agacha, y vuelve a poner se a escasa distancia de ti, vuelve ese olor que parece complicado de olvidar.
¿Por qué quieres hacerlo por el camino difícil?, te juro que esto no es nada comparado con lo que le haré a tu hermana, me gusta el día, pero odio la noche, sólo demoníacas criaturas la habitan dice con seriedad.
Roux se encogió de hombros cubriéndose como podía y pegándose a la tubería de nuevo, por si el hombre volvía a arremeter contra ella. Al fin y al cabo, no parecía alterarse lo más mínimo aún viéndola en aquel deplorable estado... Suplicante... Y absolutamente indefensa. Cerró los ojos con fuerza, sollozando, mientras pegaba su sién de nuevo en el frío metal...
- ¿¿...Qué dice?? Ella no es mala... Mi marido tampoco lo era... Él era una buena persona... - aclaró hipando, negando nuevamente... - Era buena persona... - no cruzó en ningún momento la mirada con el Buscador. Ya no se atrevía a mirarle a la cara... Pero sí se fue preparando para recibir otro golpe...
Siento su mano acercándose a su rostro, pero no fue con violencia, simplemente se limito a limpiar algunas lágrimas que fluían en abundancia, ¿Estás segura de que lo eran?, ¿te crees capacitada para juzgar a alguien? jurarías que intento emitir un sonido que pretendía ser una risa, pero se quedo en una especie de gruñido.
Además, lo importante es que lo sean para mí, mi opinión es la única que cuenta aquí un matiz de rabia afloraba, su mano se deslizo hasta tu cuello, su tacto era áspero y nada delicado, era una sensación peligrosa.
- Lo eran... Eran mi vida... - respondió, tragando saliva y apretando la mandíbula con fuerza cuando, sorprendentemente, éste le enjugó las lágrimas... Cogió aire cuando deslizó su mano a su cuello, nerviosa, pero logró mantener cierto valor para seguir hablando... - Pero le da igual... Le da igual haberme hecho pedazos... ¿Cómo lo hace...? ¿Cómo tiene la sangre fría de causar tanto sufrimiento, y no importarle...? - entrecerró los ojos, con la mirada perdida... - Sentencia que son malas personas... Y luego se mancha las manos con su sangre... Como si fuese el oficio más común...
Sus dedos vuelven a rodear tu cuello, pero está vez no aprieta sólo están allí, una presencia de lo fácil que le resultaría matarte, una forma de reafirmar el control de una situación que quizás tema que se le escape.
Te equivocas, tu vida empieza ahora, lo que has dejado atrás sólo era un mera ilusión, una fantasía que ocultaba la Luz entre la multitud por primera vez detectabas un rastro de algo parecido a una emoción en su voz, Yo he sido enviado a buscarte, a llevarte al lugar que te corresponde, te ofrezco la oportunidad de convertirte en aquello para lo que has nacido, de cumplir tu destino aún agarrada del cuello se incorpora elevándote en el proceso, la opresión en la garganta y un fuerte dolor en el brazo, que se relajan ambos cuando apoyas tus piernas en el suelo, sorprendiéndote que aún sean capaz de sostenerte.
Haré que resurjas, la muerte de unos pocos es justificada si con ello se evita la pérdida de muchas vidas, debes dejar todo atrás, sólo tienes que ayudarme, ayudarte, brillar con la intensidad que mereces, que posees ahora es la tristeza la que ocupa esos imperturbables ojos, O pudrirte en este asqueroso lugar donde la oscuridad te consumirá suelta tu garganta y cubre todo tu rostro con su mano, por un momento parece que va a ser chocar tu cabeza contra la pared, pero finalmente se separa.
Con aquel primer comentario, Roux desvió de nuevo la mirada al hombre que la sujetaba del cuello, el cual pudo notar cómo ésta tragaba saliva y estaba impregnada de un sudor frío... Lo contempló confusa, frunciendo el ceño con los ojos brillantes... Y cuando éste la levantó de nuevo y se sostuvo de pie, agachó un poco la cabeza, intimidada...:
- ¿Mentira...? ¿Cómo espera que le crea...? - desvió la vista al suelo. La duda seguía reflejándose en sus ojos... Volvió a desviarlos al hombre estances - Me está diciendo que todo lo vivido no ha sido real... Que soy algo que no sé qué es... Y que le mandan a por mí... ¿Quién le ha enviado? ¿Por qué hay gente en peligro...?
El golpe fue repentino y algo inesperado, con el dorso de la mano, violento, provocando que tu cabeza choque con la tubería, sientes la sangre manar de tu boca dolorida, Yo nunca miento, entérate de eso, nunca más vuelvas a decirlo, la siguiente vez no seré tan compasivo vuelve a agarrarte, su mano en tus mejillas, apretándolas.
Guerra, quien me ha enviado no importa ahora, es imposible distinguir su estado de ánimo, sus reacciones, no muestra ningún síntoma de nada No más preguntas, dame algo para continuar mi búsqueda, se queda en silencio, sin perderte de vista.
- (...) Aaaaggghhh... - gruñió, apenas separándose de la tubería, cuando entonces la cogió del mentón. Era tal la falta de hambre, sed, higiene y trato que la joven volvía a perder la vista cuando el hombre se mantenía frente a ella, espectante. Tragó saliva, entrecerrando los ojos, intentando recordar...
- La mujer pelirroja... Es una modelo... - apretó los ojos, visualizando aquel cartel en su mente... - "Dolce&Gabanna"... - se lamió los labios... Sus rodillas volvían a flaquearle y amenazaban con dejarse caer... - Tengo hambre... Sed...
Asiente a tus palabras, te suelta y vuelve a buscar su ordenador, pero antes saca un pequeño aparato que coloca en el suelo, es un pequeño cilindro en el que unas luces verdes empiezan a brillar, luego vuelve a teclear y pasan un par de minutos, tras los cuales, una imagen empieza a formarse en la extraña pantalla en tres dimensiones.
Es una mujer pelirroja, joven, realmente hermosa, en la foto luce una cándida sonrisa y sus ojos brillan, debajo del rostro hay varios datos:
Nombre: Liesel Van Troy
Fecha de Nacimiento: 13 - Enero - 1986
Lugar de Nacimiento: Chemnitz, Alemania.
Altura: 1'80
Peso: 60
Lugar de Residencia: Chemnitz
¿Es ella? te pregunta inmutable, desde luego, lo parece.
Ella se dejó caer de nuevo al suelo, descansando la espalda en la pared y cerrando los ojos... Empezaban a dolerle las muñecas, pero volvió abrir los ojos únicamente para responder a la regunta del asesino:
- Creo... Creo que sí... - asintió débilmente al ver la imagen de la muchacha en 3D, tragando saliva. No iba a volver a preguntar...
Pulsa un botón y la imagen desaparece cuando contestas, vuelve a levantarse y a acercarse a tu posición, saca de su bolsillo un objeto que parece una pequeña llave, y te agarra del brazo para liberarlo de su atadura, sintiendo un alivio inmediato.
El cansancio es grande y te cuesta incluso mantenerte sentada, el Buscador te coge por la cintura, con una sola mano, sin mucho esfuerzo, quedando como colgada junto a su cadera, y abriendo una puerta que hasta ahora te había pasado inadvertida al estar a tu espalda y ser del mismo color, la traspasáis y ante ti se abre una nueva habitación.
El suelo cambia del frio cemento a una cálida madera, incluso el ambiente se nota más caldeado, puedes ver una mesa y una pequeña cocina, así como cuatro sillas alrededor de la primera, a tu derecha, puedes ver otra puerta abierta, que conduce a lo que parece un baño, sin muchos miramientos, te suelta provocando otro doloroso impacto sobre el suelo.
El hombre suelta regresa al lugar del cautiverio para recuperar sus aparatos electrónicos, y luego te mira tumbada en el suelo, se acerca a la cocina, y llena una jarra metálica con agua, que deja sobre la mesa, Allí hay un baño, te daré algo de comida cuando tu aspecto sea presentable,
Tras impactar en el suelo y volver emitir un gemido de dolor por lo bajo, Cavaliê volvió a incorporarse, ésta vez con los brazos temblequeando y con el cabello por delante de la cara, levantando los ojos hacia loq eu se suponía era un baño. Cuando se incorpora del todo, con miedo a tocar incluso la pared para ayudarse a a andar, entró en el baño, cerrando la puerta tras de sí.
Cuando se metió en la ducha, aprovechando el sonido del agua caer, la desdichada francesa vió el momeno idóneo para desahogarse sin temor a que el Buscador la escuchara... Y a los pocos minutos, volvió a salir con la misma ropa que llevaba, el pelo húmedo, ligeramente peinado con sus dedos... Pero el cuerpo lo seguía llevando surcado de moratones y algún que otro rasguño... Tragó saliva y se abrazó a sí misma, esperando a que el hombre diera una nueva orden...
Sales del baño, en él has podido comprobar que tu peor moratón está en la parte trasera de tu espalda, aunque las marcas de los dedos de aquel salvaje sobre tu cuello también son llamativas, la ropa manchada con restos de sangre que el agua ha borrado de cuerpo, sigues teniendo frío a pesar de la evidente mejoría de tu situación con respecto a hace unos minutos, la fiebre no parece que haya remitido en exceso y sientes tu cuerpo ardiendo, por lo menos el dolor de cabeza no vas más allá de los golpes recibidos.
En la mesa hay un plato también metálico junto a la jarra que permanecía justo donde la dejaste, en él, hay algo que parece atún u otro tipo de pescado enlatado, y un tenedor apoyado en el mismo, no tiene muy buena pinta, pero podría ser peor, el hombre te mira un largo instante, juzgando tu aspecto, no hay deseo ni lascivia en su mirada, pero a pesar de todo el escrutinio es intenso e incómodo, finalmente hace un justo para que te acerques a la mesa.
Come, iremos a Chemnitz dice mientras sostiene envaina la espada que estaba sobre la mesa, la espada que mató a tu esposo, aunque su sangre ya no luce en ella.
La espada...
Alzó una ceja, suspirando pausadamente... Tenía claro que no iba a cuestionar a aquel hombre ni una vez más... Se acercó a la mesa, frotándose un poco los brazos y tiritando un poco... A pesar de haberse duchado y de no ir excesivamente abrigada, sus mejillas denotaban cierto rubor, y a éstas les acompañaban unos ojos caídos y una mirada ligeramente enrojecida...
Cuando se sentó lo hizo haciendo el menos ruido posible al retirar la silla, posando (o más bien dejando caer) la mano sobre el tenedor y comenzando a comer con desgana, aunque estuviese hambrienta... En ocasiones entrecerraba los ojos, quizás de la fiebre, pero se mantenía como podía recta junto a la mesa. No desvió en ningún momento la mirada hacia el hombre, pero sí a la espada... Asintió levemente cuando anunció su próximo viaje...
Chemnitz... Ojala me muera por el camino...
El hombre también estaba silencioso, parecía meditar alguna cosa, pues ha sacado de su bolsillo una pequeña bola que parece de piedra, pero demasiado pulida para ser de verdad, y no dejaba de mirarla y darle vueltas una y otra vez.
El buscador calibraba sus posibilidades, si la usaba, necesitaría a la Puerta para volver, aunque bien mirado, no le importaba si hacerlo o no, así que recogió la espada y se la colocó en la espalda, luego volvió a guardar el ordenador y el cilindro en su mochila y se cruzó esta última sobre el pecho, cogió su sombrero y se lo caló, luego levanto la mirada hacia ti.
Es hora de irse cogió aquel pequeño guijarro y lo desenroscó, una nueva pantalla holográfica se despliega, aunque más pequeña que las anteriores, el Buscador dibujó unos números con su dedo, y al cabo de unos segundos, te agarro con fuerza del brazo, la cabeza te vuelve a doler… de repente, todo se vuelve brillante, una luz cegadora que parece partir de vuestros cuerpos hace que tengas que cerrar tus ojos, silencio…no se oye nada, no ves nada, sólo la presión sobre tu brazo y una sensación de mareo…para volver a escuchar algo justo en el momento en que la presión sobre ti es liberada.