Partida Rol por web

Gracias Takeshi, por intentar animarme, y todo eso, me ayuda mucho, me alegro de haberte escogido para este caso… La contestación de Soranno tiene que esperar, pues el anuncio del embarque del vuelo que os corresponde es anunciado por megafonía. La joven abre los ojos de par en par, ¿no faltaba una hora y media?, echa mano al bolsillo trasero de su pantalón y mira los billetes, poniéndose colorada una vez más, Lo siento, me equivoqué al decirte la hora ahora pone cara apenada , arrugando un poco la nariz, llevándose la mano a la parte posterior de la cabeza.

Pero sonríe, como si se prometiera ella misma que no volvería a pasar, sin más dilaciones, y tras pasar los controles pertinentes, procedéis a embarcar, el avión no está muy concurrido, y tenéis cierta intimidad al viajar en primera clase, parece que la agencia de inteligencia no repara en gastos para con sus agentes.

Soranno se recuesta en su asiento, despojándose de la chaqueta, y también del jersey, quedando en una camiseta de manga corta bastante sencilla, de algodón de color verde oscuro, lo que provoca una mirada más que descarada de uno de los tipos trajeados que están unos cuantos asientos más adelante. Coloca la mochila sobre sus piernas y por fin el avión despega. Soranno pide una coca cola, mirando constantemente por la ventanilla, hasta que por fin se gira hacia ti, sentándose sobre una rodilla, sonriente.

Te voy a decir a lo que me dedico dice de manera traviesa, abre la cremallera de la mochila, y saca un teléfono móvil, de eso de última generación, lo coloca sobre la mesita que acaba de desplegar. Con esto, podemos acceder a la red desde cualquier parte, no importa donde estemos, comienza a explicar. Con una rapidez sorprendente, la joven manipula el pequeño teclado numérico del aparato. Ahora podríamos intervenir en los aparatos electrónicos del avión, accediendo a su computadora central, teóricamente inaccesible, es algo experimental, y muy peligroso, pero sólo dos personas en el mundo sabemos usarlo, podemos controlar cualquier aparato electrónico que se encuentre dentro del radio de un kilómetro levanta la cabeza para confirmar que la vas siguiendo.

Es imposible de diferenciarlo de un teléfono normal, y además, trabaja bajo lo que llamo, campo de afinidad, algo así como si se transportara a una dimensión paralela, donde sólo hubiera electrónica, y este tipo señala el móvil fuera su general, y nadie cuestionara sus órdenes . Lo vuelve a manipular, y a guardarlo de nuevo. Gran parte de la idea y del proyecto, es mía dice sin darle importancia.

Creo que el aparato que vimos, puede ser una pequeña máquina del tiempo suelta a bocajarro, es sólo una intuición que tengo bosteza un poco, y sonríe acurrucándose en el asiento.

Acomodado finalmente en el avión tras dejar mi maletín en la parte superior del asiento y ajustarme la chaqueta del traje, tomo asiento en mi butaca pidiendo a la camarera un té verde y llevo el índice y el pulgar al mentón, levemente girado hacia Soranno, escuchando su explicación y observando al mismo tiempo el teléfono que lleva consigo. O más bien lo que parece un teléfono, pues se trata de un ingenio mucho más sorprendente... No me sorprendió el descuido por su parte a la hora de embarcar. Poco a poco me estoy acostumbrando a sus divertidos despistes. Por suerte llegamos a coger el vuelo, gracias a los Kami.
Lo que me explica sobre su especialidad es verdaderamente sorprendente, así como su parte en el desarrollo del proyecto... Resulta verdaderamente increíble pensar que mi compañera es un verdadero genio de la electrónica, hasta el punto de haber desarrollado un artefacto capaz de manipular cualquier sistema electrónico y tecnológico. Alzo ambas cejas, verdaderamente sorprendido y sin poder ocultar esa emoción al término de su explicación, llegando incluso a parpadear un par de veces. Si utilizara ese aparato en mi país, reino de la tecnología, podría hacer cualquier cosa. Sin duda Lausanne debe tener un autocontrol muy grande para no beneficiarse de las ventajas que podría reportarle un uso indebido de su invento.
Mas la sorpresa se acrecenta aún más (si cabe) al conocer sus sospechas sobre el artefacto que busca, posesión del asesino a quien yo estoy buscando, por otra parte.

Desvío la vista al frente, algo ceñudo ahora, pensativo. Paso la mano por la parte inferior de la mandíbula, acariciándola circunspecto. ¿Una máquina del tiempo? ¿Es posible tal cosa? Soy un hombre de mente abierta, razón por la que no rechazo la idea de buenas a primeras. Utilizo por necesidades de mi trabajo un pensamiento lógico, pero es cierto que me he educado en una sociedad que siempre ha favorecido un pensamiento circular y divergente, más que convergente. Pero, aún con todo, la idea de una máquina del tiempo resulta difícil de asimilar. No faltan teorías al respecto de su existencia y desarrollo futuro, desde luego... Numerosos científicos japoneses y americanos (entre ellos incluído el célebre doctor Hawkings)afirman que podría crearse algún día, quizá no muy lejano... Si esto es así, ¿sería descabellado pensar que ya ha sido desarrollada en un futuro más o menos cercano y esté siendo utilizada por alguien de ese tiempo para venir al nuestro? De ser este el caso, sería una respuesta capaz de resolver las incógnitas en torno al caso... Como son la aparición y desaparición repentina de mi sospechoso, sus extrañas ropas, su facilidad para transportarse por el globo sin ser percibido y a gran velocidad...
-Sorprendente... -mascullo, con la vista fija en el asiento delantero-. Una muy interesante teoría, Lausanne-san... Admito que me cuesta creer que pueda ser cierta, pero por otra parte mi mente es capaz de asimilar ese concepto como parte de la realidad, por extraño que parezca. De cualquier manera, y aunque mi trabajo y mi forma de actuar no me permitan tener en cuenta esta posibilidad, pues me veo obligado a utilizar el pensamiento y el razonamiento lógicos para desempeñarlo, no puedo descartar esta idea y, al menos, la mantendré como una posible hipótesis por ahora, a falta de pruebas que corroboren esto.

Soranno parece agradecer con la mirada no ser tachada de una loca fantasiosa, como muchos en el departamento hicieron cuando propuso su teoría. Había despertado muchas envidias en aquel lugar, pues a muchos de los pesos pesados les molestaba que alguien como ella fuera capaz de resolver problemas que escaparon durante muchos años a su compresión. Había conseguido forjarse una coraza alrededor, y se alegraba de no tener que mostrarla frente a Takeshi.

Es posible, nadie vio entrar ni salir al asesino, lo cual es imposible físicamente, no le importa mostrar su rostro, ha dejado huellas, y sin embargo nadie ha sido capaz de saber nada de él habla ahora con algo más de confianza ¿El motivo?, porque no pertenece a nuestro mundo, y ese aparato, es tecnología que no está a nuestro alcance, la otra posibilidad sería que se tratase de un extraterrestre es una teoría más pero lo dudo, la forma del objeto, la manera de introducir lo que parecen unas coordenadas, me parece de lo más humano posible la azafata pasa en ese momento y Lausanne hace un gesto y pide una coca cola light preguntando a Takeshi si desea algo.

Luego clava sus ojos azules en los tuyos, con una intensidad que hasta ahora no habías visto, Sería maravilloso encontrarla, pero me aterra que alguien pueda estar usando esa tecnología para matar gente su rostro se ensombrece, dolida y confundida, ¿Qué puede ser tan importante como para viajar en el tiempo para matar a esa mujer? ella daba por supuesto que su teoría era la correcta.

La respuesta de preguntas usando la lógica: justamente mi especialidad. Llevo lentamente la taza de té verde a los labios tras haberla recibido de la azafata (agradeciendo, por supuesto, su labor). Me relamo levemente los labios y paso una servilleta por ellos, antes de responder, desviando la vista hacia la joven nuevamente:
-Pues sólo hay una respuesta para eso, Lausanne-san: que esa mujer ha hecho o hará algo que tendrá repercusiones en el futuro. Repercusiones que, por unas razones u otras, no son del agrado de ese hombre.
Las palabras surgen lentas y pesadas, con una fuerza mayor de la que pretendía imprimirles, pues lanzar una conclusión como esa es dar por hecho casi totalmente que la teoría del viajero temporal es correcta. Por ello vuelvo a desviar la vista, muy serio y, ya no reflexivo o pensativo, sino meditativo, contemplo un punto vacío frente a mí, despejando la mente de incógnitas.
Todo coincidiría. Daría respuestas a preguntas como: ¿Por qué no se le ve entrar o salir? ¿Por qué deja huellas sin miedo ni teme que su cara sea reconocida? ¿Por qué aparece donde le viene en gana, ya sea en un extremo del mundo u otro?
Y, aún con todo, hay una parte de mí que rechaza la idea por imposible. Una parte que, ahora mismo, se enfrenta en igualdad de condiciones a la que piensa que la teoría es perfectamente plausible. Ha habido otros casos sin resolver: la Dalia Negra; los asesinatos de Jack el Destripador... Casos sonados, muy famosos y bien conocidos... Y no por ello se han barajado teorías descabelladas.

La respuesta de Takeshi provoca un escalofrío en el cuerpo de Soranno, ¿y si algún día alguien consideraba que había hecho algo peligroso y decidiera venir a matarla?, ¿o a sus padres? Se arrebujó aún más en el asiento, echándose su jersey por encima, no es que tuviera frío, era más bien inquietud, y porque no reconocerlo miedo.

Tienes razón, es una razón muy obvia Lausanne miró a Takeshi, empezaba a apreciar a aquel hombre, la creía y no la tomaba por una chiflada, lo cual ya era un adelanto. Su mente voló a los recuerdos acontecidos hace un par de horas, el tiroteo, el asesinato por parte de la agente, su petición de anonimato, el japonés era un buen hombre, no le cabía duda de eso, volvió a alegrarse por la elección de aquel policía.

Gracias por todo volvió a musitar sonriendo y dándose la vuelta para apoyar el rostro sobre el jersey que descansaba contra la ventanilla. No quería que Takeshi le volviera a decir que no eran necesarias, para ella era importante expresar su gratitud. Así que cerró los ojos, simulando cansancio, tal vez algún día podría contarle.

El avión siguió silencioso su camino, apenas en unos cuarenta y cinco minutos llegaría a su destino.

Alcé la mano, sonriente, obviando el agradecimiento de Soranno, pues no considero que haya nada que agradecer. Apuré el té conforme el avión alcanzaba su destino y guardé la blackberry en su lugar dentro de mi chaqueta. Parecía que no iba a conseguir demasiada ayuda de ella por ahora. Una verdadera lástima, trabajo con información y, cuanta más posea, mejor, por supuesto. Así pues, nada más tocar tierra encendí el teléfono móvil y me dispuse a llamar nuevamente a la central. Ahí en Lyon acostumbran a veces a apodarme "Jack Bauer", por mis constantes llamadas para solicitar información y ayuda por parte de ellos de igual modo que el personaje de la serie "24" hace. Sin embargo, un trabajo eficaz siempre está basado en el trabajo en equipo, de modo que mis peticiones no son vanas.
-Central, aquí Takeshi Kanda, acabo de llegar a Viena. Necesito que busquéis en el registro la dirección o direcciones de todos los Josef Herzog residentes en la ciudad. Asimismo necesitaré órdenes de registro para todas las propiedades a ese nombre. Rápido, por favor, una persona inocente puede estar en peligro y la rapidez es vital. Muchas gracias otra vez -comencé conforme bajaba del avión, maletín en mano, junto a Lausanne. Poco después, en el mismo aeropuerto, cogimos las maletas y un taxi rumbo a un hotel donde poder dejar las primeras. Necesitaba la información de la central con urgencia... Hasta entonces poco podría hacer... Sin embargo, tenía buenas sensaciones por el momento. Liesel Van Troy podía estar cerca y, junto a ella, un paso más en la resolución de este extraño caso...

Un hotel lujoso enmarcado en un bonito edificio antiguo en el centro de la ciudad, había sido reformado, un lugar precioso para pasar unas agradables vacaciones, y desde luego, esa era la impresión que dabais al entrar en el mismo. Soranno había recuperado en parte su sonrisa al desfilar por la hermosa Viena, te había ido señalando algunos edificios que conocía, y explicado parte de su historia, se perfilaba como una guía amena.

Tras dejar la maleta en la habitación, una única por cierto, cama doble separadas, la chica había optado por este método, pues decía que era más seguro de esta manera, No te preocupes por mí, me portaré bien y no romperé nada había afirmado entre risas, la información que solicitas llega a tu poder.

Son cuatro los Herzog existentes en la ciudad, cuatro nombres y cuatro direcciones, es lo único que tienes de momento, no son demasiados, han intentado averiguar algo más acerca de la modelo, pero de momento sigue sin haber nada que la relacione con Viena.

¿Algún pálpito por alguna dirección en especial? pregunta Lausanne, que se ha tumbado en la cama, de manera perezosa, pero sin perder detalle de tu conversación. Cuando habla se incorpora algo azorada nuevamente, quedando sentada en los pies de la misma con las piernas apoyadas en la alfombra.