- Vayamos todos. – dije sin estar muy seguro. Pero el general tendría más información y eso era lo que yo necesitaba ahora. – Me gustará ver la reacción del general si te reconoce. – dije a Marcus.
- Además… un militar y una político como líderes del mundo… nada bueno puede salir de ahí…pero habrá que darles una oportunidad. Vamos con ellos y ya decidiré qué les digo sobre mí. –
Miré a Zacharías un instante, estaba seguro de que el pobre se debatía entre su deber para con los suyos y creer mi historia. – Te dije que no soy ninguna amenaza, debes creerme chico. –
- ¿Vamos? – pregunté a ambos instándoles a movernos.
Zacharias dudó. No sabían lo que estaban haciendo, pero tampoco él. Era la primera vez que se encontraba en una situación semejante.
- ¿Estáis seguros de que queréis hacer esto? No sé como sería Padre antes, pero ahora... - Su voz se corto, como si vigilara lo que iba a decir. - Vela por la supervivencia de todos nosotros, si cree que sois una amenaza... no dudará.
Os miró, en el fondo... estaba asustado. Seguía siendo un chaval.
- Lo sé. Todos los militares somos igual. Me arriesgaré. – dije a Zacharías. - Por mi parte adelante. -
Zacharias asintió.
- Hasta llegar a Padre diremos que sois rebeldes y que vais a presentaros... Así evitaremos que otros Vigilantes se os echen encima.
Se remangó la chaqueta.
- Vamos allá.