Partida Rol por web

Si volvemos no servirá de nada. A pesar de mis heridas estoy dispuesto a continuar el camino.

Willis se levanta. Tiene un brazo envuelto en vendas, pero eso no le impide sacar su revólver y volver a meterlo en el cinto.

Con el cargador lleno. No creo que tengamos que volver a disparar a ninguna bestia y los humanos se rinden con más facilidad. Vamos Allan, Dios nos creo sin caballo entre las piernas. Podremos seguir.

Sigo buscando los caballos pero a lo lejos oigo las palabras del predicador y Willis por lo que regreso hacia el fuego.

-Necesitamos descansar, así que propongo que esta noche la pasemos aquí. Poco más podemos hacer, y especialmente sin caballos. Mañana regresaría hacia el puesto del tendero como ya he dicho. No estamos en condiciones de seguir, y mucho menos con un herido y sin monturas. Allí veríamos que hacemos. Esa es mi propuesta, pero lo que decida la mayoría. Nos hemos quedado sin nuestro jefe -afirmo mirando hacia donde se encuentra el cuerpo de Fox.

-Voy a realizar una nueva batida, cúbranme. Predicador, dígame dónde ha encontrado el rastro.

Dicho esto, cojo una antorcha de la fogata y me alejo unos metros, centrándome en las indicaciones del predicador

Mejor encontrar uno que ninguno

El predicador Stanton le señala donde esta el rastro que vió y opina al respecto:

" En lo personal a mi me gustaría continuar para que se haga justicia con la muerte de la pequeña, pero además me parece que después de lo que vimos atrás en la diligancia ... hay algo mas maligno por aqui y tal vez el señor quiera que le ayudemos a erradicar, sin embargo si ustedes desean regresar les acompañare una parte del camino "

Ben deja escapar un gruñido y camina hacia la hoguera recién prendida, sentándose con las piernas cruzadas ante ellas.

—Entonces estamos de acuerdo en seguir. Yo cavaré la tumba para Fox, si no hay ningún problema, mientras hacen lo que tengan que hacer.

Coulon escupe al suelo

-No digo de no seguir, sólo buscar un sitio seguro hasta ver como podemos seguir, especialmente al no tener caballos y estar Willis malherido. Tampoco vea que podamos capturar a nadie en nuestro estado, pero si todos decís de seguir, y por lo que parece es así, adelante, aunque creo que es una locura.

Con acciones así perdimos más de una batalla por no reagruparnos cuando tocaba

Se queda mirando hacia lo profundo de la noche.

-Si vamos a seguir y hemos acabado, descansar lo que podáis, yo haré la primera guardia, luego os iré despertando.

Coulon coge una tea y empieza a seguir el rastro que le ha indicado Dewey. Con mucha atención y mirando al suelo, se va alejando poco a poco del campamento, pero siempre está visible.

Mientras tanto Rumson empieza a preparar el entierro de Fox. Es el tercer hombre que sepultáis hoy. Aunque casi todos lleváis palas pequeñas en vuestro equipaje la dureza del terreno aconseja hacer la sepultura con piedras o ramas.

Vas siguiendo el rastro de caballo que ha descubierto Dewey. Efectivamente solo se puede seguir durante unos 50 metros y luego se pierde entre las piedras.

No te parece que este rastro lo haya dejado ninguno de vuestros caballos al huir. Por lo poco que has podido ver en medio del combate, dirías que los caballos se escaparon por otro lado.

La trayectoria que sigue este rastro se parece mucho más a la que llevabais de camino hacia aquí, con la salvedad de que vosotros erais cinco, y no uno. En todo caso este rastro ya lleva unas cuantas horas por aquí, pero no mas de un día.

Cuando comentas la malignidad que habéis visto hace poco en el carruaje atacado, recuerdas de pronto una idea que te asaltó durante el combate.

En el fragor de los disparos no pudiste hablarlo pero ahora que te paras a pensarlo, los ojos enteramente negros de los lobos al llegar y el aullido humano que lanzaron antes de huir, te dieron la misma sensación de malignidad y poder antinatural que tuviste ante la masacre del Pony Exprés.

Mientras mis compañeros entierran a Fox medito sobre las huellas que el predicador ha encontrado.

-Sabéis, estuve siguiendo las huellas del caballo que el predicador encontró y tengo mis dudas sobre que sea una de nuestras monturas. Juraría que nuestros caballos se fueron por otro lado, y la trayectoria de este rastro se parece mucho al camino que seguíamos hacia aquí. Es más, juraría que es un rastro antiguo, de hace unas cuantas horas, pero con esta oscuridad no puedo garantizarlo, tal vez mañana, a la luz del día, averigüemos algo más.

Escupo al suelo

-Antes de nada, y aunque sea poco respetuoso, registrar a Fox, tal vez tenga documentación o alguna cosa que nos pueda ser útil, y coger su revólver y su munición, seguramente los necesitaremos.

" Aunque no me parece lo mejor, el alma de Fox ya no requerirá esos enseres como dice Coulon, así que si nos vamos a quedar en la noche y nos vamos a turnar las guardias ... yo comenzaré con Jerry como había dicho antes para enterrar a Fox cristianamente mientras cuidamos el fuego, su placa s ela entregaremos al mismo sherif "

Entonces el predicador Stanton se acerca al cuerpo de Fox, lo revisa a conciencia para quedarse con municiones, la pistola, provisiones y el dinero que lleva y busca algo para improvizar una pala para comenzar a escavar cerca del fuego, mientras que lo hace comenta con quienes esten despiertos:

" Me pareció que los ojos eran enteramente negros de los lobos al llegar y el aullido era humano el que lanzaron antes de huir, me dieron la misma sensación de maldad y poder antinatural que tuve ante la masacre del Pony Exprés "

Después de lo sucedido acaban de enterrar al asistente del Sherif Fox para pasar el resto de la noche en el campamento improvizado, alertas, asustados y haciendo guardias compartidas, la primera guardia la hacen Jerry y el predicador Stanton, quien deja que el joven descance un rato sus heridas antes de llevarle algo de beber y comer para despertarlo y entonces le dijo:

" Desde que me enteré que la banda Stanton fue culpable de la muerte de tu padre, que dios tenga en su santa gloria, traté de alguna manera de ayudarte a ti y a tu madre muchacho, no quería que terminaras de igual manera que él ... que con un poco de educación ... tuvieras mas oportunidades que muchos de nosotros ... no desaproveches esa oportunidad arriesgandote así en los caminos "

El amanecer os encuentra a todos en pie. Aunque el cuerpo os pide mucho más descanso del que le habéis dado, todos sabéis que hay que aprovechar las primeras horas del día para avanzar con un tiempo favorable.

El almuerzo es gratificante ya que Fox había comprado a Rick unas cuantas salchichas más o menos frescas y las habéis cocinado antes de que se echaran a perder. Aun así, la presencia a vuestro lado de la tumba de Ted hace que no vengan ganas de explayarse mucho tiempo por el campamento y acabáis pronto de comer.

Después de que Coulon haya revisado las vendas y las heridas de Jerry partís de inmediato. En seguida se hace evidente de que Lewis no se va a dejar montar de ninguna manera así que en total sois tres los que no tenéis montura.

Después de varias pruebas decidís que lo mejor será aprovechar la resistencia de Pasofirme para que lleve a dos de vosotros y que el tercero suba a lomos de otro compañero.

Si a este inconveniente se le suman los dolores que padece Jerry al cabalgar y que el terreno cada vez es más complicado, el resultado es una marcha bastante lenta, casi penosa.

Poco a poco avanzáis en dirección este. El plan es que más o menos hacia el mediodía hayáis encontrado la Piedra del Indio para entonces desviaros hacia el norte, en una zona donde prácticamente no hay nadie.

De momento todo son subidas y bajadas, pasos estrechos y pedregosos que hay que hacer a pie y trochas repletas de matojos y cactus que hay que ladear. Vuestra única compañía es el polvo que dejáis atrás y alguna que otra serpiente que se atreve a salir antes de que alcen el vuelo las grandes aves depredadoras.

Ahora lleváis una hora de camino y el Sol apenas ha tenido tiempo de caldear el aire fresco de la mañana. Llegáis hasta arriba de la enésima subida y un par de conejos salen corriendo. Este ascenso ha sido un poco más largo que los anteriores y los caballos resoplan agradecidos cuando este llega a su fin.

Entonces veis que tenéis compañía. Mirando hacia vosotros y a unos 100 metros hay un grupo de jinetes. Sin duda son indios. Su número es difícil de precisar: habrá entre media docena y una decena, pero lo que sí que está claro es que todos llevan el rifle empuñado y que parece que os estaban esperando.

Willis lleva su única mano sana a la empuñadura de su arma, pero la deja guardada en el cinto. No quiere ser él quien empiece ninguna disputa. Mira a sus compañeros y susurra entre dientes.

Alguno de vosotros habla cheroquee. Me parece que nos vendría muy muy bien.

Ben se lleva una mano al sombrero, para ajustarlo. El sol de la mañana no es caluroso, pero sí que deslumbra desde el cielo sin nubes. Hoy no es un buen día.

A Ben, como a todo hombre del oeste, no le caen bien los indios. Es decir, matan, saquean, son bárbaros y unos adefesios. Pero, en honor a la verdad, sus años como sheriff le han enseñado que el hombre blanco no es mucho mejor, y su fervor se fue templando con el tiempo hasta convertirse en una profunda indiferencia. No obstante, como sheriff, también sabe que es mejor disparar que lamentarse.

Claro que, después de haber perdido a un compañero tras un ataque nocturno de lobos, tener a otro tan vapuleado que apenas puede mantenerse sobre la silla de montar, y casi perder también a su caballo, uno de lo piensa dos veces antes de volver a desenfundar las armas. No va a ser él quien empiece la pelea, además, están en clara desventaja y ni siquiera contando con Fox y con Willis en plenas facultades hubieran tenido muchas oportunidades.

Joder, ni siquiera sabe cuanta munición le queda para el winchester.

Lentamente, alza las manos vacías, con las palmas hacia los indios, manteniendo la expresión tan neutra como puede. Al igual que el encuentro con los Pinkerton, lo siente mucho por sus compañeros, pero él va a evitar la confrontación en la medida de lo posible.

—No queremos luchar contra vosotros. Podemos hacer trueques.

Tras pasar el resto de la noche sin novedades, de nuevo emprenden su camino. Por desgracia la falta de monturas hacen que tengan que ir a pie.

Dos caballos en un día, ¡¡¡menuda suerte la mía!!!

Tras varias horas de caminata y al acabar una subida, nos encontramos a un grupo de indios

¡Lo que faltaba!

Nada más verlos empuño mi rifle y lo preparo para disparar. Me quedo a la espera y observo nuestro grupo y lo comparo con el suyo

Estamos en clara desventaja, son más, nosotros menos y estamos cansados y heridos.

Iba a dar su opinión cuando Willis y Rumson se le adelantan. Coincide con ellos

-Tenemos que negociar como sea o nuestro viaje se acaba aquí.

No suelto mi rifle pero lo levanto en señal de no querer luchar.

-¡No queremos problemas, sólo estamos de paso, no queremos invadir vuestro territorio, venimos en son de paz!. Como dice mi amigo podemos realizar algún trueque.

¿Qué demonios tenemos para cambiar?
 

El predicador Stanton reza por su suerte y busca entre las cosas que recogió de Fox la botella de Wiskey para levantarla a la vista de los indios antes de decir con tono convincente para convencerles:

" Buen día señores! Hemos venido hasta acá para buscar a un asesino y llevarlo ante la justicia, si nos permiten continuar la búsqueda y nos dan alguna pista con gusto les regalamos esta botella y un poco de tabaco "