Partida Rol por web

El cazador cazado, todavía echando humo, queda inconsciente gracias al mamporrazo de Rudd, cayendo al suelo como un saco de comida de Banthas. El mercenario vuelve a su posición a ver si alguien pica en su segunda trampa, más rudimentaria y con más margen de fallo, pero no aparece nadie. Al parecer el tipo estaba solo, o... alguien espera tras la puerta, quién sabe.

Pasados unos minutos, Rudd se atreve a volver al hombre tirado en mitad del salón, y se hace con su pistola bláster, así como de 50 créditos que llevaba el infeliz.

Como nadie entra a la casa, me tomo el tiempo necesario para desvalijar al tio que acabo de desmayar y de paso, le meto un par de collejas más para que dure su inconsciencia.

No pienso matarlo, ellos no lo han hecho conmigo. Aunque también es verdad que me necesitaban vivo, pero bueno, no soy malo, por lo menos no por ahora.

Me hago con su blaster y con su dinero, y me acerco lentamente a la puerta, colocándome detrás, dejo que se abre lentamente, mientras espero detrás de ella, a un metro de distancia. Tampoco quiero que me den con la puerta en los dientes.

Parece que nadie quiere entrar, por lo que procedo a salir.

Ruedo por el suelo para quedar frente a la puerta, con el blaster preparado. Si hay alguien esperando, espero que no se le ocurra apuntar al suelo...

No hay nadie. Estás en un callejón estrecho, de cinco metros de ancho. Son casas de adobe de un barrio pobre de Mos Eisley. No tienes ni zorra idea de donde estás ubicado, y no hay nadie en la calle. Está atardeciendo.

Miro a un lado y a otro del callejón.

Son cinco metros, puede ser fácil.

Pero nunca es fácil.

Apoyo mi espalda contra una de las paredes del callejón unos segundos, mientras guardo el blaster dentro de la túnica pero sin quitar el dedo del gatillo.

Me subo la capucha de la túnica y comienzo a caminar hacia el final del callejón...

Una vez allí, me asomo lentamente, a un lado y a otro... esperando no ver a nadie y salir pitando de allí.

Empiezas a caminar con la capucha sobre la cabeza, pero... oyes detrás de ti una voz.

-Eh tú.

No haces caso, y continúas caminando, pero el tipo no cesa.

-Oye oye, para. Eh date la vuelta.

Y tú para adelante, solo faltan 4 metros para girar la esquina del callejón, y el de atrás continúa persiguiendote y llamandote. Por fin alcanzas el callejón, pero escuchas como el tipo se lanza a la carrera hacia donde estás.

¿Qué haces?

Mierda. Me han pillado. ¿Pero quién coño es? Pensó Rudd al girar la esquina y realizar un esprint de pocos metros.

Después, giro sobre si mismo y se lanzó al suelo, sacando su pistola blaster de la túnica y apuntando a la esquina del callejón, listo para disparar a lo que aparezca por allí si acaso es enemigo.

Son dos tipos, y reconoces a uno de ellos como el segundo que te asaltó y te cogió cautivo. Ambos llevan blásters en las manos y preparados para el combate. Tienes la iniciativa.

Al verte, los dos tipos saltan hacia un lado y abren fuego a la vez. Tu primer disparo es esquivado por el objetivo, pero el segundo impacta en él haciendole una fea herida, y el tercero también, aunque causandole poco daño. Tu ataque ha sido menos efectivo de lo que esperabas, aunque te has quitado a uno de enmedio por el momento. Sus dos disparos tienen diferente suerte, uno de ellos falla, pero el otro te da en toda la frente y un vacío se cierne a tu alrededor. De nuevo la negrura, y de nuevo te desvances, para morir... o qué sé yo.