Partida Rol por web

¿Dónde podía estar? Bart mira hacia arriba, hacia la ventana del cuarto piso y trata de calcular la trayectoria del teléfono cuando Laura lo tiró desde allí.
No llevaba suficiente fuerza como para que callese al asfalto de la calle, pero tampoco tan poca como para caer directamente al patio interior, de manera...
... que lo más probable es que callese en o cerca del seto que separa el patio interior del edificio de la calle.
Clinton se interna en el verde y oscuro seto en busca del móvil, utilizando la luz de emergencia del suyo propio como improvisada linterna.

Cuando lo encuentra, casi no se lo puede creer. Pero su alegría dura poco. Mucha suerte hubiera sido encontrarlo intacto. La pantalla está rajada, trozos de carcasa se han desprendido dejando ver las entrañas del teléfono, y el teclado está inservible.

Bart llama a Delphi para explicarle la situación, a lo que la tecnócrata de Acción Global le responde, pensativa:
¿Tiene tarjeta de memoria externa?
El exmilitar manipula el teléfono y de un lateral del mismo es capaz de extraer una minúscula tarjeta de memoria, de varios Gigas de capacidad.
Delphi le pide que la introduzca en su propio teléfono. De esa manera, aunque sea a distancia, será capaz de revisar el contenido de la tarjeta e intentar recuperar la información. Mientras tanto, le aconseja que se aleje del edificio.

Así, de un salto, Bart Clinton atraviesa el seto y sale a la calle, alejándose por la acera con paso tranquilo. Sin llamar la atención.

Cerca del rellano, varias de las puertas se abren, tras las cuales salen vecinos con cara de susto y de sueño que no saben a qué viene ese alboroto. ¿A qué viene que un hombre esté gritando a todo pulmón a estas horas de la noche? Además el que otro esté pateando una puerta como si intentase salir desesperadamente no ayuda a calmar la situación. Se oyen gritos de pánico y el miedo se extiende por los residentes, más de los cuales salen de sus casas para saber qué está pasando.

Thorlief patea la puerta pero sólo consigue abollarla ligeramente. Ajeno al tumulto que se está formando, se da cuenta que necesita algo para poder abrirla ¿pero qué?
De pronto cae en la cuenta. Justo detrás suyo un pesado extintor cuelga de la pared. Sin pensarlo lo agarra con ambas manos, lo alza en el aire y golpea con todas sus fuerzas la puerta de servicio.
La manivela salta, la cerraja cruje y la puerta cede, abriéndose de golpe. ¡Ya está!

Pero al volverse al rellano, puede ver cómo el ascensor ya ha llegado. Dentro, el sicario delgado ha guardado el arma a la vista de tanta gente, pero aun así, trata de salir. Sin embargo, desde el otro lado, el doctor Bennet sostiene la puerta corredera de reja que lo separa de él, impidiendo que salga. ¡Pero no podrá ser por mucho tiempo!

Casi sin pensar, Gelmon se acerca hasta la cabina del ascensor enrejado, alarga la manguera del extintor y la introduce dentro, a la altura de la cara del asesino mientras descarga todo el contenido en su interior.
Todos pueden oir chillar al hombre, justo en el mismo momento que todo el rellano y parte del pasillo se llenan con el polvo antiincendios, una neblina blanca que impide ver nada. La histeria se apodera de todos los vecinos.

Mientras, los tres agentes de Acción Global, salen a la azotea, entre toses, pero libres. Sin detenerse en su carrera pasan al edificio contiguo y, a través de unas escaleras de incendios, descienden de nuevo a la calle.
Cuando llegan allí, están reventados de la tensión y el esfuerzo vividos, pero parece que todo ha valido la pena.

Han perdido de vista a sus perseguidores.

Minutos después, en una desierta parada de autobús con marquesina, Clinton se une al resto, y podéis intercambiar vuestras respectivas vivencias desde que os habéis separado.

¿Será suficiente la información contenida en la tarjeta de memoria como para obtener alguna pista?

Sigo trabajando en ello. Replica Delphi a través del manos libres. Hay información, sí, pero ha sido borrada. Ahora tengo que recuperarla, y eso lleva tiempo. Además, la tarjeta ha sufrido ciertos daños, lo que hace más difícil todavía sacar algo en claro...

Así que todavía nada...

De momento sólo tenemos el rastro de los hermanos Bregovic hacia Los Ángeles. Intenté retrasar el vuelo en el que han salido hacia allí por medio de una alerta de bomba, pero sólo logré retrasarlo una media hora, lo que significa que estará partiendo del aeropuerto Charles DeGaulle en estos momentos.

Os he conseguido asientos en un vuelo que hace trasbordo aquí en París para salir después directamente hacia L.A.

Si lo tomáis llegaréis una hora después que los Bregovic...

Después del incidente, del que han salido vivos por los pelos, Bennet está casi decidido a dejarlo correr. ¿Para qué poner en riesgo su vida? ¿Merece la pena? Llegados a este punto la respuesta parece clara.

Sin embargo, ahora les conocen. Retirarse en este momento no serviría de mucho. Irían a por él de todas formas... quizás, aunque consigan su objetivo, se habrán ganado un enemigo demasiado importante. Pero ya no hay marcha atrás.

Necesito un descanso, pero parece que no lo tenemos. Vamos al aeropuerto, el vuelo será largo. 

Quizás sirva para calmar los ánimos...-pensó para sí mismo-.

 Casi sin resuello Gelmon se apoya en una farola junto a sus compañeros, el subidon de adrenalina ahora le pasaba factura a sus pulmones. Gelmon era un hombre tranquilo y no acostumbraba a enfrentarse a aquellos peligros todos los dias, pero la amenaza de aquella arma biologica era una aguza punzada en el pecho de thorlief, aun mas dolorosa que la falta de aire. No podría quedarse alli mucho tiempo asi que siguio al doctor y con un mensaje de movil le escribió a Clinton para que se encontraran en el aeropuerto. 

Menos de una hora más tarde estáis tomando el vuelo hacia Los Ángeles. Justo antes del embarque recibís un mensaje de Delphi.

He encontrado los archivos borrados de la tarjeta del móvil de Laura. Son planos. Planos del sistema de climatización de un edificio. Todavía no se cual. Hablaremos a vuestra llegada a L.A.

Compartís una mirada de preocupación. Un agente químico gaseoso letal: la Solución Giarelli. Y el sistema de climatización de un edificio.

No hace falta ser un genio para adivinar las intenciones de los hermanos Bregovic...