Partida Rol por web

- Guten abend, Aina. - Dijo la conocida voz de un hombre en alemán. 

Se trataba de Trevor Spencer, uno de los socios de la empresa de sus padres. Un viejo conocido de Aina, al que había visto centenares de veces en el club de campo y que desde pequeña había tratado y visto envejecer junto a sus padres. Se trataba de un hombre de negocios importante y que se codeaba con la clase alta de Llanura del Buenpaso y en realidad con la de toda la isla. Que estuviera yendo a algún sitio con su chófer personal y bien vestido no quería decir nada. Su vida social era muy ajetreada, pero... ¿Por qué razón iría en dirección Binineu? ¿Alguna cena con algún ricachón? Podía ser...

- Is everything in order? - Le preguntó a la joven oficial en inglés.

Pero el socio de su padre, como siempre solía ser, no iba solo. Trevor iba en compañía de su esposa Martha, gran amiga de Marta, la madre de Aina. Si Trevor llevaba un clásico traje de chaqueta y corbata oscura con una camisa de un tono pastel, ella iba con un vestido largo con un estampado vistoso. Aina casi se odió a si misma por reconocer que se trataba de un Dior que no valdría menos de ochocientos euros.

- Aina, cariño... - Intervino ella con un marcado acento inglés. - ¿Pasa algo? - Le preguntó. - Tenemos un poco de prisa. Llegamos tarde a una cena...

- Tendre que ir probar tu comida!!! dije al despedir al cocinero del Puerto luego de devolverle sus documentos y agradecerle su colaboracion.

Luego segui mirando a Aina, habia detenido el coche y ahora hablaba con los pasajeros, ella habia descubierto algo, lo sabia, lo podia oler, lo sentia... Aina necesitaba mi ayuda, teniamos que sacar a ese hombre del auto y molerlo a palos hasta que nos dijera todo lo que sabia.... 

Di medio paso hacia Aina cuando escuche a Alvaro a punto de detener el proximo el vehiculo. Note que mis manos sudaban y que estaba demasiado ansiosa.

... maldicion......  

Respire profundo y trate de no mirar mas a Aina y aquel Mercedes. Tal vez no era nada. No podiamos cometer... no podia cometer mas errores.

Mejor verificaba el siguiente vehiculo antes de que me diera algo.

El siguiente vehículo que se detuvo frente a María y Álvaro, fue un mazda eléctrico de color rojo. No era de gama alta, pero igualmente no podía ser un coche barato. Nada más detener el vehículo, el conductor bajó la ventanilla y empezó a buscar algo en el interior de una pequeña mochila negra que portaba en el asiento del copiloto. 

Enseguida Álvaro liberó el seguro de su arma y se acercó con una linterna precavido. Si bien Isern siempre había sido un policía bastante represivo, tras los acontecimientos sucedidos en las últimas horas estaba todavía más en alerta de lo que ya lo estaba de forma normal. El joven se percató de ello y enseguida alzó las manos y miró preocupado a Álvaro.

- ¿Necesitan el carné, verdad? - Preguntó. - Lo estaba buscando. Tengo la cartera en la mochila.

Álvaro accedió con la mirada a que aquel joven buscara el carné y entonces lo sacó entregándoselo a María. Quién lo examinó con detenimiento.

Nombre: Pelayo Apellidos: García Maragall 

Fecha de nacimiento: 02-09-1992 España

Válido desde: 05-12-2021 Válido hasta: 12-01-2041

Número de carné: 45669120L

Casi podia sonreir por la forma como reaccionaba Alvaro pero no era para menos. 

Mire los documentos del joven y con la linterna mire los asientos traseros y el del coopiloto de Pelayo. Parecia todo en orden y si el joven tuviese algo que ocultar tal vez estaria algo nervioso pero parecia muy tranquilo.

- Señor Garcia.... buenas noches. Tiene algo que contarnos? 

Le di el carne a Alvaro para que verificara en la terminal el registro y las placas mientras yo seguia con nuestro ... ciudadano. 

Mi voz sonaba a que ya sabia hasta que habia desayunado ese dia el joven Pelayo y que era mejor que me lo contara todo antes de hacerle bajar del vehiculo y no pudiese hacer nada para ayudarle.

Aunque fuese solo intimidacion. 

Si Alvaro no encontraba nada le dejaria ir, pero era divertido ver a los niños ricos algo nerviosos por una mujer de autoridad.

Segui mirando dentro del auto con la linterna.

- ¿Algo que declarar? - Preguntó nervioso. - Yo... no. ¿Por qué? - Parecía confundido. - Voy a una reunión. Simplemente... - Dijo.

La dirección en la que viajaba era claramente la de Binineu y a esas horas, la reunión difícilmente sería de trabajo. ¿Una reunión social? ¿En Binineu? Aquel lugar no era otra cosa que un "gueto", en el que miles de inmigrantes ilegales habían sido alojados hasta que se resolviera su situación, o lo que era lo mismo, de por vida. Además de las viviendas de protección oficial, tan solo estaba la antigua posesión de Binineu, el mismo lugar que estaban investigando. Todo ello junto, hacía realmente sospechoso que un joven como Pelayo se dirigiera a Binineu para "reunirse" con alguien.

- Una reunion??? A esta hora? Pregunte con duda. 

- Seguro? Ya veo.... 

Tenia que pensar rapido, porque ciertamente algo ocultaba pero tampoco podia detenerlo asi no mas y no me iba decir nada si no presionaba.

- Puede mostrarme la maleta posterior, por favor?

Si no tenia nada que ocultar, a menos claro que cualquier cosa incriminatoria seguramente la traeria de regreso no de ida. No sabia que hacer y sentia que se me iba de las manos, ademas tal vez solo estaba nervioso porque como le habia abordado. 

Espere a ver si me mostraba el porta equipaje posterior de buena gana o tal vez yo tendria suerte. Si no tendria que dejarle ir a menos que Alvaro encontrara algo.

Por su lado Aina parecia estar demorando de mas con aquel vehiculo, de seguro eran sospechosos, podria dejar a esta muchacho ir.......

Volvi a mirar al joven esperando que me dejara ver la parte de atras.

El señor Trevor Spencer no le daba frío ni calor a Aina, le parecía un tanto falso, o mejor dicho interesado en casi todo lo que hacía. Sin embargo no olvidaba que su padre y él eran socios en algún negocio de los que se llevaban entre manos. Aina siempre había temido que este tal Spencer no fuese del todo legal y pudiese salpicar a su padre, pero claro, también era cierto que Jordi Vallespir no era estúpido y estaba casi convencida de que sabría cubrirse las espaldas. Otra cosa era Martha, tan amiga del alma de la madre de Aina, a ella la agente no la tragaba, siempre dispuesta a despellejar a alguna "inocente" por la espalda con su lengua afilada, tan de aparentar como Marta Quetglas.

-Sí tranquilos, es un control rutinario- Respondió al adinerado hombre de negocios tratando de sonreír un poco. No pudo evitar recordar que ahora, entre los novatos, contaban con la presencia de Marta Spencer Smith, otra Marta más. Y recordó como en la fiesta del club, la primera a la que le acompañó María, Trevor hizo alguna alusión admirando o con sarcasmo sobre la profesión de Aina. No dejaba de resultarle curioso que su hija hubiese escogido ese mismo camino, ¿sería por vocación? ¿o sería para tener alguien con placa en la familia? Era muy consciente de que muchos consideraban muy beneficioso contar con contactos directos en ciertos puestos (no hay nada como tener en la familia a un médico, un abogado, un inspector de hacienda y alguien en el cuerpo de policía) Se esforzó por sonreír, mueca que no lograba dominar del todo si no se trataba de una sonrisa sincera.

-Sí, vais muy elegantes. Que vestido tan precioso- respondió a Marta tragando su propia bilis -Lo lamento, no pretendo que lleguéis tarde, trataremos de ir rápidos. Mientras mi compañero comprueba la documentación yo debo solicitar al chófer que baje para realizarle la prueba del alcoholimetro...- Que sí, que era consciente de que uno podía soplar desde su cómodo asiento de piloto, pero prefería hacerle bajar - ...y algunas preguntas, ya sabéis, lo típico. Últimamente la gente vuelve a beber más de la cuenta y a tomar estupefacientes- les dijo en un tono como si fuese más confidencial. Sabía que aquello, aún siendo información vacía y que en realidad no venía a cuento en referencia a lo que realmente les había llevado a montar aquel control, a la pareja de adinerados les agradaría. Siempre se les inflaba el pecho como a pavos cuando sentían que tenían un trato preferente, información que manejar y de la que otros no dispusiesen. En el caso de Martha básicamente sus relaciones sociales se alimentaban de eso. 

Solicitó a Gunnar que bajase del vehículo, tal y como había explicado debía hacer por puro protocolo, y mientras sacaba el alcoholimetro lanzó una pregunta a la pareja, socio y amiga, de sus padres.

-¿Estarán mis padres en la cena también? algo había oído de que tenían un compromiso, pero estaba ocupada cuando me lo dijeron y no recuerdo muy bien si era hoy o se trataba de otro evento- lo soltó como si todo aquello fuese real, había tenido una buena maestra, su madre, y muy a su pesar era consciente de que cuando se trataba de meterse en el papel no se le daba nada mal. Odiaba las personas así, pero ahora debía jugar ese juego, y en parte se detestaba por ello.

- Si, claro... - Dijo el joven. - ¿Puedo? - Le preguntó haciendo referencia a que deseaba salir del vehículo para ir a la parte posterior y así hacer caso a la orden dada.

María aceptó y se apartó de la puerta. El tal Pelayo caminó hasta el maletero del vehículo y lo abrió, entonces se apartó para dejar a la agente revisar su contenido. Una maleta con balizas de señalización por accidente, una aspiradora de mano y unos cuantos enseres de playa fue lo que María pudo comprobar cuando iluminó con su linterna. Nada raro a primera vista, aunque siempre podía hacer una revisión más exhaustiva. 

- Si, claro. No hay problema. No bebo y no me drogo... - Dijo el chófer cuando su compañero, Javier Muñoz se acercó para hacer la prueba de alcoholemia y la de drogas.

Javier le acercó el etilómetro y el chófer sopló. El aparato marcó un inequívoco 0.00. No había consumido alcohol. Momentos después Javier sacó el drogotest. El conductor empapó de saliva la esponja que le introdujo el agente en la boca mediante un bastoncillo y acto seguido la colocó en el tester. 

- No, Aina. - Respondió el señor Spencer. - Tus padres no están invitados a este evento. - Comentó con un acento duro y puramente germano. 

Trevor permanecía sonriente y sentado en el interior de su vehículo. El test de drogas era bastante más lento que el de alcoholemia y tardaría varios minutos en dar un resultado. En ocasiones, había gente que se ponía nerviosa esperando el resultado, pero no aquel chófer que parecía bastante convencido de su negativo y tampoco los señores Spencer, quienes parecían bastante cómodos. 

- ¿Y te gusta tu trabajo? - Preguntó Specner.

Fue entonces cuando, por el rabillo del ojo Aina vio una figura conocida. María y Álvaro habían detenido un vehículo y estaban comprobando el maletero. Junto a ellos estaba un joven de apariencia adinerada, que no era otro que... Pelayo.

Animada segui a Pelayo a la parte posterior y una vez abierto el maletero ilumine por doquier buscando algun indicio algo. 

Entonces me di cuenta que habia olvidado testearlo por alcohol. Asi que esperaria que Alvaro para que se ocupara de ello mientras yo miraba con mas detenimiento el auto con la linterna, al menos desde afuera podia ver muy bien tanto el maletero como los asientos traseros.

- Una aspiradora? Es de las buenas? Estaba por querer comprar una pero no sabia que marca buscar!! Dije solo por buscar conversacion.

Aunque la verdadera razon era ver si estaba sucia, y moverla de lugar para ver si habia algo abajo o detras de las baliza o cosas de playa. 

En lo que llegara Alvaro le pediria el chequeo de alcohol y yo seguiria husmeando el auto. Tampoco habia llegado otro que inspeccionar asi que su cita tendria que esperar.

Nada extraño había debajo de la aspiradora. Cierto era que el coche no era el más pulcro que había parado en su vida, pero eso por el momento, no era delito. Momentos después Álvaro llegó con el etilómetro y el drogotest. A petición de María realizó ambas pruebas y el bueno de Pelayo dio negativo en todo. Al final, el aparentemente buen chico, podía ser en efecto, un buen chico. Algo que no siempre era así.

- ¿Puedo seguir entonces, agentes? - Preguntó éste.

-Ah- respondió Aina sin reflejar emoción alguna, aunque en su interior no sabía si sentir cierto alivio. ¿Por qué iban a ser aquel par seguidores de Azrael? Y sin embargo todo le ponía la mosca tras la oreja.

- Sí, es un trabajo duro, pero siempre recompensa dar un servicio a la comunidad y ayudar a que todos estemos más seguros- respondió a Trevor con una sonrisa ensayada -Espero que su hija sienta la vocación, algunos tras un tiempo en el cuerpo descubren que no es lo que esperaban- Y era cierto, las películas distaban de la realidad, excepto por los horarios intempestivos que de vez en cuando le tocaban a cualquiera.

Vio entonces de quien era el coche que había detenido MaMi, y el rostro de Aina palideció.

-Un momento- solicitó al matrimonio Spencer haciéndoles un leve gesto con la mano pero sin mirarles directamente, no quería que viesen su sorpresa reflejada en su cara.

Se acercó al coche de Pelayo y recobrado el color, aunque con el corazón acelerado, decidió saludar.

-Vaya, hola- saludó al joven más seca de lo que había pretendido. No siempre era capaz de calcular y dominar sus emociones al cien por cien, como lo hacía su madre. Nunca había sido una alumna excepcional en aquellas cosas, y en el fondo se alegraba por ello, aunque en ocasiones resultaba de lo más útil.

-Coche nuevo- dijo observando el vehículo. 

En realidad no sabía si era nuevo o no, simplemente no le sonaba de haberlo visto antes, claro que tampoco es que se viese a menudo con Pelayo, pero el que estuviese allí le daba para pensar que estaban en el buen camino, ahora debían saber jugar bien sus cartas.

Nada en el maletero, nada atras, nada con la linterna, papeles en regla, solo un chico ordinario... y un buen auto.

Desanimada y despues de comprobar que Alvaro tenia razon no tenia nada para porque detenerle y sentirme mas frustrada aunque de algo me sonaba aquel muchacho ya no podia darle mas vueltas a la cabeza. 

- Puede i..... comence a decir de mala gana hasta que escuche la voz de Aina.

-Coche nuevo-

Mas que una pregunta, la voz de mi amiga era un hecho de culpabilidad. Y lo conocia, asi que era el mismo Pelayo de aquella vez? Tenia mis dudas pero podia ser.

Y mi sonrisa no podia ser mas grande, si yo no encontraba nada, estaba segura que Aina si, asi que volvi por el costado del vehiculo solo para que el chico no me viese, el sabia que estaba del otro lado pero no sabia que estaba haciendo, y aunque solo miraba en la parte trasera, mi intencion era ponerle nervioso porque ahora estaba rodeado y si se ponia nervioso tenia algo que ocultar y si se ponia nervioso podia cometer errores y entonces.....

Alvaro estaba apunto de decirle de Aina que el chico estaba limpio pero le hice señas para que hiciera silencio.

- Ya sabes... - Sonrió. - Acabé la carrera de económicas en Barna e hice el master en buissnes intelligent. - Sonrió soltando aquello, como si no lo hubiera dicho nunca antes, aunque no recordaba que ya se lo había contado la última vez que se vieron años atrás. - Trabajo en la empresa de mi padre liderando un proyecto. Estamos metidos con la cripto moneda a tope y estamos sacando beneficios diarios. - Dijo mirando su coche. - Esto es sólo una muestra de... - Se dio en cuenta de que para nada estaba impresionando a Aina. - ¿Qué tal tu hobbie? - Le preguntó descolocando algo a la joven oficial de policía. - La policía digo... - Bromeó. - ¡Ja, ja, ja! - Soltó una carcajada. - ¡Es una broma Aina! - Le dijo. - Se que te gusta tu trabajo y te lo tomas en serio, aunque no necesitarías trabajar... ya me entiendes.

Estaba a punto de meter mi mano por la boca de aquel joven y sacarla por el trasero solo para buscarle el sentido a sus palabras cuando vi el rostro de Aina y comprendi que ella era suficiente para estrujar la conciencia de aquel imbecil recien vestido.

Pero no habia nada sospechoso en el auto o en el.

Asi que.... 

Solo me quede alli. 

La verdad no me importaba que perdiera el tiempo y el de la limosina tampoco.

La cara de nada de Aina era un poema para quien supiese leerla bien. Para la mayoría de los presentes, incluso Pelayo, que en realidad no la conocía a penas ya, era su cara de siempre, de borde, estirada, de tener un palo en el culo... distintas personas la definían de diferentes formas. Pero para los cercanos, como María, había un leve brillo en los ojos, una ligera abertura de las fosas nasales, que explicaban el gran esfuerzo por mantenerse fría, por tener paciencia. Desde luego era momento de sacar partido a la educación de señorita falsa y fría que le había inculcado su madre.

-Ya, una chuchería- dijo mirando el coche como si observase el nuevo juguete de Pelayo, aunque en realidad buscaba cualquier cosa, ¿tierra en las ruedas? ¿alguna pequeña marca? -¿Sabes? María es una apasionada de los coches- creía conocer al joven, y ahora le lanzaba un anzuelo como quien no quiere la cosa. No era fácil impresionar a Aina con dinero o títulos ni empresas, la familia de Aina tenía dinero desde que la historia recordase. Pero María, ella era otra cosa, para ella los lujos no eran tan sencillos de disfrutar, los lujos que da el dinero claro, porque de los demás MaMi era mucho más rica que ellos dos, pero eso Pelayo no lo sabía tampoco. Esperaba que ese dato diese pie a la rubia a mirar más a fondo el vehículo, que Pelayo no quisiese perder la oportunidad de atraerla por el coche y marcar otra muesca en su revólver. 

-Ya sabes, hay días más emocionantes que otros- respondió a su pregunta -Esta noche un poco aburrida- miró entonces a Pelayo con expresión de cierta curiosidad, como quien valora que quizás después pueda valer la pena divertirse un poco  -¿Y a dónde vas? No me suena ningún lugar interesante en esta dirección -  

Venga saco de hormonas, MaMi está cañón y no creo que te niegues a que igual podamos coincidir después.

Estaban de servicio y no podían ponerse a coquetear abiertamente, también a Aina le podían dar arcadas, pero Pelayo era un niño pijo de manual, o eso creía Aina, y era joven. Esperaba que picase el anzuelo, al menos si no creía que Aina pudiese terminar en una fiesta, que tuviese la duda de la posibilidad de que María se presentase al terminar el turno.

Pelayo dudó un instante y miró a todos lados. Parecía estar debatiendo internamente algo. ¿El qué? Aina no podía siquiera imaginar lo que podía estar pasando por la cabeza de ese niño pijo. Sin embargo, pronto le sería revelado, pues además de niño pijo, Pelayo confiaba demasiado en la gente, aunque eso era algo que Aina no sabía, pues de hecho, conocía más bien poco a ese joven. El joven del que sospechaba que tenía mucho que ver con la desaparición de su hermano, tantos años atrás.

- Pues... - Pelayo se acercó a Aina. - Voy a un encuentro. - Le susurró. - Vamos a celebrar... - No lo dijo. - No lo entenderías... - Comentó separándose de ella. - Es una fiesta privada. ¿Sabes? - Dijo esta vez sin tapujos. - En Binineu. En la posesión. - Se encogió de hombros. - ¿Puedo seguir, agente? - Dijo sonriente. - ¿O me va a poner esas esposas? - Comentó en tono bromista.

- Yo me puedo dejar que me pongas las esposas a mi... Dije en voz alta. 

La verdad no lo habia dicho tan alto, pero si lo suficiente para que Pelayo me escuchara, aunque no reaccione como si lo hubiese dicho a proposito, es decir, reaccione como si esperaba que realmente nadie me hubiese escuchado, asi que solo habria esa puerta dando a enteder que el joven me atraia pero sin decir nada abiertamente porque al estar en servicio no podia coquetear como tal, o no deberia al menos.

Pero habia entendido la indirecta de Aina, solo que no sabia que mas hacer. El joven parecia ahora mas apurado, o ansioso al menos, eso era bueno, pero ya habia revisado el auto dentro y afuera, el maletero, y recorrido el exterior dos veces, solo me faltaba ver la guantera y los bolsillos de su ropa, algo que no podia hacer..... aun.

Termine de dar una nueva vuelta y volvi a acercarme hasta el joven. 

- Asi que eres amigo de Aina, que bien, me alegro mucho, porque sus amigos son mis amigos. Soy Maria, dije extendiendo mi mano.

- No le has puesto turbo a tu auto verdad, podrias, pero no seria justo para invitarte a dar una vuelta, tengo un Audi TT (menti) a ver si eres capaz de alcanzarme, te gustaria?

Aquello fue mucho mas directo y ahora tendria que pedirle su numero de telefono para ponernos de acuerdo.

Entonces mire a Aina como si pudiese regañarme por ofrecerle una especie de cita al joven.

- Vas para una fiesta? Solo? Que lastima... casi te diria a ver si te acompaño, ja ja ja, hace tiempo que no voy a una fiesta.

Ahora solo tenia que esperar a que Aina se separara y poder....

- Quieres que te acompañe a tu fiesta.... susurre de manera melosa. - Puedo llamarte mas tarde si quieres! susurre despues.

Donde esta Alvaro? Tal vez haya ido a ver la limosina?