Partida Rol por web

Me sorprendió bastante la reacción de Hannah y Igor y miré confundida al hombre en el sillón. ¿Qué quería decir? ¿En qué sentido podría mi inocencia dañarme o ayudarme con esta situación? 

Entonces me pide que cierre los ojos y visualize mis recuerdos de la infancia. Asiento un poco y sigo sus instrucciones. Empiezo a recordar mi niñez en Aoyama, volviendo a casa con mi hermano mayor del colegio. Papá y mamá todavía estaban juntos y todavía eran felices juntos. Éramos felices en esos años.

Recuerdo cómo me costaba hacer amigos al principio en el colegio, lo asustada que estaba. No puedo evitar sonreír cuando recuerdo la primera vez que toqué el piano. Tenía unos 8 años. Estaba nerviosa y emocionada al mismo tiempo mientras mis dedos tocaban por primera vez las teclas blancas y negras. 

Cada vez entiendo menos, sonrió a medias más incómoda que cualquier otra cosa pues aquel sueño resultaba cada vez más confuso y sentía la cabeza como si estuviese rellena de algodón de azúcar.

-¿cerrarlos así?-bajó los párpados sin hacer fuerza pero frunció sin querer los labios en un gesto de contrariedad que se agravó con la mención a su familia y a su niñez.

En su mente pasaron varias etapas de su vida pero una imagen salió más clara que otras, quizá distorsionada por el paso del tiempo pero no cabía duda: era ella mirando sobre el hombro con una sonrisa.

"Bueno no pasa nada, Koji, el pelo largo me empezaba a molestar ¿No te gusta más así?."

-Ngh...-se mordió el labio y un ardor le subió desde la punta de la nariz hasta los ojos. A su hermano le encantaba cómo le quedaba el pelo largo y aquella pequeña mentirijilla para que no se preocupase por ella le pesaba. Desde entonces había vuelto a dejar crecer el pelo y lo había cuidado con mucho esmero para que Koji se lo trenzase en verano y estuviese orgulloso de ella.

Pensó en sus padres, que prácticamente se habían desentendido de ella tras el suicidio de Koji y en María e Isabella paseando juntas por el paseo marítimo como si no hubiese más gente en el mundo.

-Lo tengo.-dijo con voz áspera como si hubiese algo que le raspase en la garganta pero sin abrir de nuevo los ojos, obedeciendo las instrucciones del extraño hombrecillo de su sueño... quizá si algún día se decidía por pedir ayuda le comentaría al psicólogo el tipo de sueños raros que podía llegar a tener.

Igor suspiró mientras sonreía

- Ah... la infancia... que hermosa época... suele infravalorarse el poder de un niño en un mundo de adultos pero... ¿y si son los niños los que tienen realmente el poder? Sin embargo ser niño también significa sentir miedo, miedo a lo desconocido, a lo inexperimentado, a la pérdida... - al acabar esas palabras Hanna tomó la palabra.

- Ahora queremos que te centres en esa parte... en tus miedos de la infancia, aquellos que incluso cuando adultos aún mantenemos encerrados en nuestro corazón... ¿podrás compartirlo con nosotros? - hizo una leve pausa. Notaste como colocó su cálida mano sobre tu hombro.

- Piensa en un lugar, un espacio, una localización que represente tus peores pesadillas, tus miedos más íntimos... Sé que podrás hacerlo, y eso será algo que te ayudará a liberar todo tu potencial -

Igor suspiró mientras sonreía

- Ah... la infancia... que hermosa época... suele infravalorarse el poder de un niño en un mundo de adultos pero... ¿y si son los niños los que tienen realmente el poder? Sin embargo ser niño también significa sentir miedo, miedo a lo desconocido, a lo inexperimentado, a la pérdida... - al acabar esas palabras Hanna tomó la palabra.

 Estaba durmiendo placidamente en mi cama, había tenido un día bastante movido y ahora tenía un momento de paz. Como toda paz siempre se termina antes de lo esperado, mi mente daba vuelcos y al abrir los ojos me encontraba en un lugar que no entendía.. Que era todo esto.

 Dos personas comienzan hablar y mi cara se trasnforma haciendo que los mire raros y con miedo. - Etto... Kano Hitoshi y el motivo por el cual me encuentro enfrente de ustedes, acaso madre le puso algo a la comida?. - Realmente estaba confundido, me rasco la barbilla. - Estoy aquí porque ustedes me llamaron?. - Personas que te llaman Kano.. Si encerio, pareces niño.

- Capaz que saben que tengo buenas notas y por eso me llaman, porque soy un alumno que intenta superarse a si mismo y lo logra?.- Ahora pasaba de no saber hacerme el increible.

- Ahora queremos que te centres en esa parte... en tus miedos de la infancia, aquellos que incluso cuando adultos aún mantenemos encerrados en nuestro corazón... ¿podrás compartirlo con nosotros? - hizo una leve pausa. Notaste como colocó su cálida mano sobre tu hombro.

- Piensa en un lugar, un espacio, una localización que represente tus peores pesadillas, tus miedos más íntimos... Sé que podrás hacerlo, y eso será algo que te ayudará a liberar todo tu potencial -

Tanto Hana como Igor se miraron el uno al otro en cuanto escucharon tus palabras. Hana sonrió e Igor entrecruzó los dedos de sus manos en pose pensativa.

- Me hace gracia oír tus palabras porque denotan que aún no eres consciente del papel que te queda por desempeñar... hay todavía una inocencia en ti que puede ser tu mayor arma o también tu peor enemigo, todo depende de la cara de la moneda con la que quieras participar - especificó generando más preguntas que respuestas ante tales misteriosas palabras. Parecía que le había hecho gracia tu comentario sobre las notas.

- Y dime... ahora que las presentaciones están hechas... ¿podrías cerrar los ojos? quiero que pienses en algo... en algo muy importante. Quiero que pienses en tu niñez... ¿la recuerdas?¿o has perdido todo lo que ello significa? concentrate... piensa en los momentos buenos y malos de aquella etapa, piensa en tu familia, tus amigos, tu forma de ver la vida... ¿lo has logrado ya? -

Escucho a ambos explicar el siguiente paso y me pongo un poco tensa ante la idea de recordar mi mayor miedo. Hannah pone una mano sobre mi hombro y me noto algo más relajada. Miro a Hannha y asiento. Inspiro hondo y vuelvo a cerrar los ojos.

En ese momento me viene la imagen de nuestra antigua casa, vacía, triste, apagada, tal y como la recordaba días antes de mudarnos. Cuando mamá se marchó. Estaba sola en esa vacía y fría casa, en cada rincón que miraba podía recordar cada grito, cada discusión que mis padres tuvieron entre esas paredes. Estaba sola e impotente como para poder hacer algo para ayudar, estaba atrapada, asustada. Estaba sola y asustada, no había nadie para ayudarme... Estaba sola...

Las palabras la estaban confundiendo. ¿era inocente o no lo era? Bueno, no había cometido ningún crimen grave que ella supiese, así que a esos efectos, ella se consideraba inocente.

"Mi infancia, eh..." Apartó la mirada por un momento, pensativa, intentando recordar. "Tampoco recuerdo mucho. En aquel entonces yo todavía parecía chico, entre el pelo corto y la ropa de chándal, no fue hasta mucho después que intenté cambiar. Oh, y recuerdo que mis ojos eran más azules. Recuerdo ir con mis padres y amigos a los festivales Obon de mi pueblo, y atrapar un pez dorado en uno de los puestos." -Su cara se pone un poco más larga- "Lástima que esos peces sean tan delicados y yo una manazas..." 

El recuerdo de como ella era en aquel entonces todavía estaba en su mente...

"Potencial", sólo Dios sabía qué querían decir con eso pero pensar en un lugar hacia el que sintiese un abierto rechazo y e incluso temor era sin lugar a dudas las instalaciones deportivas. En concreto los distintos vestidores. Allí había recibido burlas por su estatura, su pecho...y allí habían condenado a Koji y con él a toda su familia.

Podía ver en su mente con toda claridad las taquillas verdosas del instituto al que fue en Italia con sus largos bancos de madera barnizados que en ocasiones usaban para algunas pruebas físicas (que casi siempre suspendía).

 - Estás haciendo un gran esfuerzo por sacar a la luz tus miedos, o por lo menos aquello que lo representa - comenta Igor tomando de nuevo el protagonismo.

- Sin embargo, incluso la oscuridad del miedo puede disolverse gracias a un talismán, un canalizador de luz que puede traer de nuevo la claridad cuando se creía que estaba todo perdido... tú tenías algo así ¿verdad?¿me lo muestras? - comentó con voz recta.

Igor suspiró mientras sonreía

- Ah... la infancia... que hermosa época... suele infravalorarse el poder de un niño en un mundo de adultos pero... ¿y si son los niños los que tienen realmente el poder? Sin embargo ser niño también significa sentir miedo, miedo a lo desconocido, a lo inexperimentado, a la pérdida... - al acabar esas palabras Hanna tomó la palabra.

- Ahora queremos que te centres en esa parte... en tus miedos de la infancia, aquellos que incluso cuando adultos aún mantenemos encerrados en nuestro corazón... ¿podrás compartirlo con nosotros? - hizo una leve pausa. Notaste como colocó su cálida mano sobre tu hombro.

- Piensa en un lugar, un espacio, una localización que represente tus peores pesadillas, tus miedos más íntimos... Sé que podrás hacerlo, y eso será algo que te ayudará a liberar todo tu potencial -

- Estás haciendo un gran esfuerzo por sacar a la luz tus miedos, o por lo menos aquello que lo representa - comenta Igor tomando de nuevo el protagonismo.

- Sin embargo, incluso la oscuridad del miedo puede disolverse gracias a un talismán, un canalizador de luz que puede traer de nuevo la claridad cuando se creía que estaba todo perdido... tú tenías algo así ¿verdad?¿me lo muestras? - comentó con voz recta.

Claro que tenía algo. Aya jamás habría dicho que fuese un canalizador de nada pero era un colgante que guardaba desde niña y que le hacía recordar buenos momentos. En Italia le habían dicho que era un llamador de ángeles, a ella le parecía una cadenita plateada de la que pendía un cascabel con símbolos grabados que emitía un tintineo suave al caminar. Normalmente lo llevaba bajo la ropa para que la tela amortiguase el sonido y así pasar desapercibida pues no quería salir jamás sin su colgante.

-... sí-abrió los ojos de nuevo y se llevó una mano al cuello, deslizando un dedo bajo la cadenita para estirarla suavemente y hacer salir la esfera plateada que emitió un sonido musical al zarandearse en el aire. Miró a Hana y después a Igor antes de cerrar la mano sobre el cascabel con gesto protector, girando ligeramente el torso para adoptar una postura defensiva-no me lo vas a quitar, ¿no?-preguntó aunque daba por supuesto que ya había visto de sobra su pequeño tesoro.

 Me quede escuchando a ese señor hablar un poco de mi niñez, también que había inocencia en mi y que podía ser mala con el pasar del tiempo. Cuando dijo esa palabra mire hacia otro lado y me hice el ofendido pero tenia que saber mas porque estaba en este lugar, por lo que segui sus reglas por el momento. 

Me concentré en los buenos y malos momentos de mi niñez, mostrando al joven Kano corriendo para todos lados. Jugando y divirtiendose pero de repente una oscuridad tomo lugar y no podía ver mas nada. - No veo mas que oscuridad señor. - Dije haciendo una mueca extraña como si no quisiera acordarme de lo que estaba viviendo.

Igor suspiró mientras sonreía

- Ah... la infancia... que hermosa época... suele infravalorarse el poder de un niño en un mundo de adultos pero... ¿y si son los niños los que tienen realmente el poder? Sin embargo ser niño también significa sentir miedo, miedo a lo desconocido, a lo inexperimentado, a la pérdida... - al acabar esas palabras Hanna tomó la palabra.

- Ahora queremos que te centres en esa parte... en tus miedos de la infancia, aquellos que incluso cuando adultos aún mantenemos encerrados en nuestro corazón... ¿podrás compartirlo con nosotros? - hizo una leve pausa. Notaste como colocó su cálida mano sobre tu hombro.

- Piensa en un lugar, un espacio, una localización que represente tus peores pesadillas, tus miedos más íntimos... Sé que podrás hacerlo, y eso será algo que te ayudará a liberar todo tu potencial -