Partida Rol por web

 La pregunta que me hicieron era muy complicada, justo esa oscuridad bloqueaba el recuerdo mas temeroso de mi vida aquel que nadie sabía y que guardaba en mi interior por mucho tiempo. - Me da mucho miedo, es un recuerdo que nunca mas quiero sacarlo a la luz. - Masculle para sentir el brazo de la chica, era suave y acogedor. No quería.

De repente como si fuera algo extraño la masa de oscuridad comenzaba a borrarse, lo malo estaba por pasar. Se mostraba una casa abandonada, de lejos muchos chicos estaban por entrenar para pasar el rato y de paso para hacer travesuras. - Aquí fue donde una vez el señor Hiroshi mato a su esposa. - Dijo el que parecía el lider del grupo. - Vamos a entrar. - 

El recuerdo que seguía fue de ir a buscar algo al sotano y que debía hacerlo solo, me aventure porque era mi iniciación con ellos pero tan solo llegar al piso. Ellos cerraron la puerta y trancaron para irse corriendo. - Chicos... Chicos.. - No había luces y estaba asustado con miedo.. Había pasado 1 día entero sin ver a nadie y con mucho temor. - MAMAAAAA.... PAPAAAAAAAA... Donde estan... - No controle mis impulsos y de mis ojos brotaron lágrimas.

Aprieto un poco los puños, tensa por el recuerdo, cuando entonces escucho de nuevo la voz de Igor, que habla sobre un talisman. Algo que me diese fuerzas o apoyo en los peores momentos. Entonces me viene a la mente el pequeño pin de una flauta que me regaló mi hermano en mi décimo cumpleaños: "Para que pudiese escuchar la música incluso cuando no estaba intepretándola". Siempre me alegraba al verlo, lo llevaba siempre conmigo.

Lo recuerdo con nitidez, como si ahora lo estuviese sosteniendo en mi mano en ese mismo momento.

Igor abrió los ojos de par en par.

- Interesante... muy interesante... así que ésta es la reliquia que te da fuerzas cuando lo normal es flaquear... un tesoro de tu propiedad y cuyo interior encierra un regalo que seguirá protegiéndote en los días oscuros que están por llegar - las cartas alrededor del "mayordomo" seguían girando en el aire hasta que de repente una se detuvo.

- Sí... parece ser que ha llegado el momento... tuya es la elección de cada paso que darás en tu vida... cada vínculo que forjes, cada secreto que desveles ¿pero podrás llegar hasta el final?¿volveremos a encontrarnos? Tan solo el tiempo lo dirá - de repente la carta que mostraba únicamente el dorso se giró para mostrarte su apariencia:

La templaza

- Ahora puedes regresar a tu sueño... la rueda del destino ha comenzado a girar y nada podrá detenerla - sermoneó Hanna

- Cuando llegue el momento escucharás mi voz, y entonces despertarás - y todo volvió a tornarse oscuro.

- Estás haciendo un gran esfuerzo por sacar a la luz tus miedos, o por lo menos aquello que lo representa - comenta Igor tomando de nuevo el protagonismo.

- Sin embargo, incluso la oscuridad del miedo puede disolverse gracias a un talismán, un canalizador de luz que puede traer de nuevo la claridad cuando se creía que estaba todo perdido... tú tenías algo así ¿verdad?¿me lo muestras? - comentó con voz recta.

- Me hace gracia oír tus palabras porque denotan que aún no eres consciente del papel que te queda por desempeñar... hay todavía una inocencia en ti que puede ser tu mayor arma o también tu peor enemigo, todo depende de la cara de la moneda con la que quieras participar - 

 Misaki inclinó ligeramente la cabeza. - "Si fueran más claros entendería mi papel. Pero hablándome en clave cualquiera sabe."

 - Quiero que pienses en tu niñez...

Asintió obediente y cerró los ojos. Lo que le pedía era fácil.

Visualizó su antiguo hogar, una casita con un pequeño jardín en Saitama, cerca de Tokyo. La mayoría de sus recuerdos giraban en torno a sus 2 hermanos mayores, los cuales se pasaban el día haciéndole rabiar, pero también le protegían y se preocupaban por ella.
En el colegio era una niña querida, recordó como jugaba en el parque con sus compañeros del colegio, le encantaba el escondite. 
Era la mimada tanto en casa como en clase, siempre sonriente y encantadora, capaz de enternecer a cualquiera. Toda su infancia fue sencilla y feliz.

Pero aquellos recuerdos solo le producían dolor, no alegría. Sus hermanos viven lejos desde hace mucho tiempo al más mayor lo ve al menos en fechas clave, pero el que reside en Europa lo ve una vez al año si hay suerte y siempre fue con el que guardó mejor relación. Ahora en Osaka quizá los vería aún menos.

En cuanto a sus antiguos compañeros y la sensación tener amigos con quien poder contar, de niña los tuvo y el resto de su vida, pero el año pasado lo perdió todo. Se le hizo un nudo en el corazón y dejó de rebuscar en el pasado.

Abrió los ojos y asintió de nuevo. - Sí recuerdo como era, era una niña feliz, cariñosa y confiada. - Hizo una pausa y le dedicó una sonrisa melancólica. - Mi vida era sencilla, perfecta. Estaba rodeada de gente que me quería.
-"Ahora solo me quedan mis padres." - Pensó con pesimismo.
 

Igor abrió los ojos de par en par.

- Interesante... muy interesante... así que ésta es la reliquia que te da fuerzas cuando lo normal es flaquear... un tesoro de tu propiedad y cuyo interior encierra un regalo que seguirá protegiéndote en los días oscuros que están por llegar - las cartas alrededor del "mayordomo" seguían girando en el aire hasta que de repente una se detuvo.

- Sí... parece ser que ha llegado el momento... tuya es la elección de cada paso que darás en tu vida... cada vínculo que forjes, cada secreto que desveles ¿pero podrás llegar hasta el final?¿volveremos a encontrarnos? Tan solo el tiempo lo dirá - de repente la carta que mostraba únicamente el dorso se giró para mostrarte su apariencia:

El diablo

- Ahora puedes regresar a tu sueño... la rueda del destino ha comenzado a girar y nada podrá detenerla - sermoneó Hanna

- Cuando llegue el momento escucharás mi voz, y entonces despertarás - y todo volvió a tornarse oscuro.

Igor suspiró mientras sonreía

- Ah... la infancia... que hermosa época... suele infravalorarse el poder de un niño en un mundo de adultos pero... ¿y si son los niños los que tienen realmente el poder? Sin embargo ser niño también significa sentir miedo, miedo a lo desconocido, a lo inexperimentado, a la pérdida... - al acabar esas palabras Hanna tomó la palabra.

- Ahora queremos que te centres en esa parte... en tus miedos de la infancia, aquellos que incluso cuando adultos aún mantenemos encerrados en nuestro corazón... ¿podrás compartirlo con nosotros? - hizo una leve pausa. Notaste como colocó su cálida mano sobre tu hombro.

- Piensa en un lugar, un espacio, una localización que represente tus peores pesadillas, tus miedos más íntimos... Sé que podrás hacerlo, y eso será algo que te ayudará a liberar todo tu potencial -

¿Estoy soñando? Alzó su mano hacia sus ojos y se colocó las gafas en un movimiento inconsciente. ¿Tengo las gafas puestas? Recordaba habérmelas quitado antes de ir a dormir… ¿Dónde estoy?

Una voz la sacó de sus caóticos pensamientos y centró su atención en la alta mujer y el anciano sentado en el sillón. ¿Quiénes eran? Hanna… Igor… ¿Un lugar entre lo real y lo irreal? ¿entre lo consciente e inconsciente? ¿buscar la verdad? Realmente estaba soñando, ¿si me pellizco podré despertar de este sueño tan raro? Pero las palabras del anciano parecían llamarla y cuando sacó las cartas del tarot no pudo dejar de mirarlas mientras se barajaban y olvidó por un rato que estaba en un sueño.

La voz de Hanna la sacó del hipnotismo de las cartas del tarot. ¿Un sueño un tanto extraño? Sin despertarme ya me parecía todo muy extraño…

- Mi nombre es Himura Tomoyo, encantada de conocerles. – Respondió haciendo una pequeña reverencia. - ¿Por qué creo que estoy aquí? ¿En un sueño? La respuesta en teoría debería ser porque estoy durmiendo y por eso estoy soñando. – volvió a levantar su mano para colocarse bien las gafas y continuó. – Pero este sueño es tan extraño que no entiendo lo que está pasando. ¿De verdad estoy soñando? ¿A qué te refieres con abrir mi corazón, mente y espíritu? – Se obliga a callarse y aprieta los labios para no seguir haciendo más preguntas. Al cabo de unos segundos inspira profundamente. – No puedo responder a esa pregunta porque no sé qué es este sitio y por lo tanto no puedo saber cómo he llegado aquí ni porque estoy aquí. ¿Podrías explicarlo?

A Raijiro no le estaba gustando mucho el rumbo que estaba tomando la conversacion, pero obedecio de todas formas: Todavia se estaba preguntando si todo aquel escenario era real o no... Y lo cierto era que preferia revivir su infancia antes que pensar en las ramificaciones de que aquello no fuera producto de una contusion.

-De acuerdo, de acuerdo. Estoy pensando... dijo de forma casi sarcastica mientras cerraba los ojos. Penso en su madre y padre, siempre tan buenos con el, tan cariñosos, pero de alguna forma distantes, como si hablaran distintos idiomas. Recordo el primer dia de kindergarten de su hermana, unica ocasion en que sus progenitores lo dejaron pegar el faltazo a la escuela. Tambien su primer boken, su primera medalla. Su perro Tupimaru, que lo habia visto nacer y fue su mejor amigo hasta que fallecio a los 14 años. Todos entremezclados, sus rememeraciones se fundian una con otra, y el chico no pudo evitar sonreir tristemente.

Tanto Hana como Igor se miraron el uno al otro en cuanto escucharon tus palabras. Hana sonrió e Igor entrecruzó los dedos de sus manos en pose pensativa.

- Me hace gracia oír tus palabras porque denotan que aún no eres consciente del papel que te queda por desempeñar... hay todavía una inocencia en ti que puede ser tu mayor arma o también tu peor enemigo, todo depende de la cara de la moneda con la que quieras participar - especificó generando más preguntas que respuestas ante tales misteriosas palabras. Parecía que le había hecho gracia tu grado de confusión.

- Y dime... ahora que las presentaciones están hechas... ¿podrías cerrar los ojos? quiero que pienses en algo... en algo muy importante. Quiero que pienses en tu niñez... ¿la recuerdas?¿o has perdido todo lo que ello significa? concentrate... piensa en los momentos buenos y malos de aquella etapa, piensa en tu familia, tus amigos, tu forma de ver la vida... ¿lo has logrado ya? -

La respuesta de Igor no consiguió calmar sus miles de preguntas, pero siguió apretando los labios para no soltar más de las que había hecho antes.

Siguió las instrucciones del anciano y cerró los ojos, al principio le costó concentrarse, pero al cabo de un rato consiguió relajarse y pensó en su infancia… ¿Algo muy importante? Una sonrisa se dibujó en su rostro cuando recordó sus primeras clases de ballet. Empezó a escuchar la música del cascanueces mientras varios recuerdos pasaban por su mente.

… La primera función en la que participó con solo cuatro años… Sus padres aplaudiendo desde la primera fila mientras su hermano la saludaba con la cámara de video en la mano.

… El dolor de haberse caído tras una pirueta mal hecha… Con seis años tenía siempre las rodillas y codos con moratones.

… La alegría cuando su hermano le regaló su primer MP3 lleno de su música preferida por su aniversario… No se separó de ese cacharro en los siguientes tres años.

… Los pies sangrando tras un intenso entrenamiento antes de una función… Sus padres le obligaron a dejar el ballet durante varios meses preocupados por ella.

… Escuchar música sentada en la cafetería mientras observaba la gente a su alrededor… Solía jugar a escoger una persona e intentar adivinar que iba a hacer y ¡solía acertar!

Más recuerdos pasaron por su mente, sus amigos del anterior instituto, cambiar el ballet por el baile moderno, descubrir que necesitaba gafas y su hermano comprándole unas idénticas a las suyas,…

Y de la felicidad pasamos a la locura. Con un escalofrío empezó a recordar aquella vez... "Berejenas..." empezó a decir con voz baja, mientras se abrazaba a sí misma como queriendo calentarse y quitarse el escalofrío.

"Fue en una excursión del colegio. Era un día soleado y fresco, y todas las clases de mi año estaban de visita en unas plantaciones y almacenes de vegetales. Yo tenía 5 o 6 años en aquel entonces, y andaba de acá para allá constantemente. Acabé separándome del resto de los alumnos y andando por unas pasarelas altas por las que se podían ver contenedores de almacenaje de berenjenas.

Uno de los profesores me vió y me llamó, enfadado por supuesto. Y sucedió una casualidad enorme. Algunos de los tornillos de la pasarela estaban flojos, y está se abrió, haciendo que cayese en el contenedor de berenjenas, y durante al menos una hora, quedé ahí dentro con sólo la cabeza saliendo, ya que hasta que pararon de tirar las berenjenas todavía pasó un poco de tiempo.

Todavía sufre escalofríos al verlas."

Las peticiones de sus interlocutores no cesaban pero aquella mujer le inspiraba confianza, así que siguió haciendo lo que le pedían sin protestar.
- Mis miedos de niña... recuerdo algo, fue tan solo una broma pesada de mis hermanos pero creo que no he pasado más miedo en toda mi... infancia. Una mañana llegué del colegio y no había nadie en casa cuando deberían estar todos, la comida  estaba preparada y apartada. Tras revisar la casa encontré una nota de mi madre sobre la mesa del comedor, decía que se habían ido, que ya no me querían y continuarían su vida sin mí. Que era una niña inútil y llorona y que con 2 hijos tenían suficiente. - Sonrió. - menuda estupidez ¿verdad? Pero fue aterrador, no dejaba de preguntarme que es lo que había hecho mal y como era posible que me odiaran si no lo demostraban.
Se rió ligeramente tapándose la boca con la mano. - Resultó que mi vecino necesitaba ayuda con unos muebles y acudieron todos antes de comer, mi madre me dejó una nota para que no me asustara, pero a alguno de mis queridos hermanos le debió parecer divertido cambiar la nota.

Su actitud alegre en seguida se transformó en tristeza y bajó la mirada al suelo incómoda. -Ahora mis temores son exactamente los mismos y ya los he sufrido, todo mi instituto comenzó a hablar mal de mí, era una apestada. - jugueteó con las manos nerviosa. - A veces la gente te odia y margina sin motivo aparente. Temo ser invisible en clase, que la gente haga como si no existiera, temo quedarme sola. - Tragó saliva y se mordió el labio para intentar no llorar, aún era demasiado reciente y pensar que en la nueva clase le pudiera ocurrir lo mismo le asustaba mucho.

Cuando el hombre le dice aquello se queda mirándole unos momentos, ¿el papel que ella iba a desempeñar?, ella tenía claro que era lo que tenía que hacer, cuidar a su padre y ocuparse de los asuntos de su casa, realmente no terminaba de entender a que se refería el hombre con eso, y entonces le dijo lo de la inocencia y que podría ser algo bueno o malo, realmente ella no terminaba de entender lo que le estaba diciendo, pero a fin de cuentas era un sueño y los sueños eran raros.

Cuando le dijo que, si podía cerrar los ojos ella asiente, a fin de cuentas, era un sueño o eso pensaba ella, aunque en el fondo sabía que era algo más. Cuando cerró los ojos escucha las palabras del hombre, le pedía que recordase su niñez, ella asiente y empieza a pensar y a recordar, ella tenía unos siete años, era pequeña y parecía algo más joven de lo que era como siempre le ha pasado.

El día que le vino a la mente fue un día que se marcó en ella, no fue un día precisamente alegre, fue el día en el que se dio cuenta que ella no era como los demás niños y que no podría ser como ellos, aunque quisiera. Había ido a una excursión con el colegio y en ella tanto Arisa como una de las niñas de su clase se hicieron un desgarrón en el uniforme, cosas de niños. Cuando llego a casa su padre le riño mucho, le dijo que tenía que cuidar el uniforme del colegio y que tendría que arreglarlo, el hombre ciego no podría arreglárselo y le dijo a Arisa que el día siguiente llevaría el uniforme de gimnasia mientras él se ocupaba.

El día siguiente su amiga le dijo que sus padres no le riñeron y que le compraron otro uniforme ya que aprovecharon que le empezaba a quedar un poco pequeño, Arisa estaba en la misma situación y cuando llego a su casa llego muy enfadada porque a ella le había reñido y el uniforme le quedaba un poco pequeño. Gendo le dijo a la pequeña que había ido a comprar un uniforme nuevo y que no le había dicho nada porque era una sorpresa, él no sabía que el uniforme a su hija le quedaba un poco pequeño.

Algo llamo la atención de la pequeña que vio como su padre tenía heridas en los dedos, pequeños pinchazos, pero como una niña que era no se dio cuenta, fue cuando entro en su habitación que vio el uniforme, estaba limpio y olía a limpio, muy contenta por llevar el uniforme nuevo se lo probo y descubrió que le quedaba corto, se enfadó mucho, pero fue cuando paso sin darse cuenta la mano por donde se hizo el descosido que se dio cuenta que estaba torpemente cosido, aun así no se dio cuenta y se acostó muy enfadad con su padre.

A la mañana siguiente se encontró con la vecina justo antes de salir y esa le pregunto por el uniforme, le dijo que no podía seguir enfadad con su padre porque él le había arreglado el uniforme, fue cuando la niña se dio cuenta que su padre le había arreglado el uniforme pese a no ser capaz de ver y que por eso estaba tan mal cosido y que los pinchazos que tenía en los dedos eran de eso.

Mientras recordaba aquel momento Arisa incluso lloro un poco, pero rápidamente se pasó la mano por los ojos mientras se decía a si misma:

• No Arisa… no llores

Se dio un par de golpecitos en las mejillas