TENIENTE IXVAL:
- Inicializas todos los sistemas del Hammer.
- Te interesa evaluar si ha sufrido daños en el descenso orbital y te gustaría localizar también tu contenedor de carga con tu exoesqueleto pesado.
- Pasan unos minutos hasta que se aclaran todas las pantallas. Según el informe de daños, el Hammer está intacto y tiene operatividad plena.
- Localizas el traspondedor de tu contendedor de carga. Parece que está a menos de un Kilómetro al Norte de base Talbot. Al menos no ha caído al agua.
- Puedes iniciar un escaneo activo del cielo con los sensores de largo alcance. Eso te hará bien visible al enemigo, pero también te permitirá localizarlos y apuntarles mientras descienden. - Tirada de Sistemas de Armamento.
Bueno, solucionado el tema del desplazamiento... ¿eh? ¿Cómo? ¿Otra vez sujetado por el VF de Maltesse?
Si Zentraedis ya se enfadó con la meada de Ruso, ni que decir que se iba a poner hecho una furia en cuanto el mareo de la curiosa forma de viajar terminara con Dimitri echando fuera el desayuno sobre el chasis del VF.
Iban a ser unos últimos minutos de vida muy duros...
¡Con cuidado! ¡Con cuidado, Zentraedis, con cuidado!
Al escuchar las palabras del Teniente, me da vueltas en la cabeza lo que sé de aquel Hammer. Solo por si su raza es capaz de olvidar (Seguro que se enoja), le digo lo que pienso:
- "Teniente, no sé si será correcto, pero recuerdo que el Hammer tiene compartimiento para dos personas, de hecho, recuerdo que en su uso optimo se necesita un conductor y un artillero, fue por eso que usted tuvo que plantarse en el casco de la nave. Quizás Ignasov pueda ser su conductor mientras usted es el artillero o viceversa. Eso le daría utilidad y seguridad durante el combate. Yo me encargo de Sebiot y estaríamos listos para irnos todos a la estación a montar una defensa. ¿Que le parece?"
Intenté decirlo en tono amable, para que no se enoje por el tono, el rango, el mensaje y quién sabe qué cosa más puede molestarle a los In'Valianos.
Xaar se volvió para mirar al híbrido zentraedi. Los atrofiados músculos faciales del in´valiano eran incapaces de transmitir emoción alguna en su registro facial, pero algo similar a la sombra de una sonrisa pareció cruzar vaga y brevemente su rostro.
-Soldado Falcon, iniciativas como la presente determinan la diferencia entre la inteligencia y la estupidez, entre la brillantez y la mediocridad, quizás entre la vida y la muerte. Es un comienzo para usted. Ignasov, ya ha oído. Acceda a la cabina de pilotaje y obre con la sensatez correspondiente -ordenó Xaar-. He determinado la posición de mi exoesqueleto pesado. Está a un kilómetro al norte de la estación Talbot. Cuando lleguemos a la estación efectuaré un escaneo activo del cielo con los sensores de largo alcance del Hammer. Me permitirá localizar al enemigo y apuntarles en su descenso. Pero también me hará visible al enemigo. No hay acción que no tenga su indeseada reacción, pero podremos aprovecharla si usted, Soldado Falcon, se mantiene a una distancia prudente que nos permita emboscarlos y le asegure una adecuada protección frente al primer ataque. Contamos con unos minutos hasta llegar a nuestro destino para que evalúen opciones.
Tirada oculta
Motivo: Sistemas de armamento
Tirada: 1d100
Dificultad: 80-
Resultado: 54 (Exito)
Dark, hago la tirada de sistemas de armamento, por aquello de ahorrar tiempo, pero que conste que se aplicaría al momento en que llegáramos a la estación Talbot y tras unos minutos de reconocimiento del área. :)
¡Yujuuuu! ¡Voy a hacer el viaje cómodamente sentado!
Ruso levanta los brazos en señal de triunfo, ignorando las sabias enseñanzas de Equis sobre la inteligencia.
No te ofendas, coleguita-dice abrazando a Sebiot antes de que lo levanten en el aire-, pero yo tengo culo y se me dormiría al viajar de paquete.
Mientras se monta en el Hammer, hace una pregunta a Xaar para salir de dudas...
¿Y yo que voy a hacer durante la batalla? ¿Artillero o piloto del Hammer?
-Pilotará, aunque tenga clara una cosa. En el momento de los disparos, el Hammer debe estar inmóvil -aclaró Xaar.
Intento recordar las cosas paso a paso. Intento no olvidar ningun detalle, pues me pedirán un informe de todo lo que sucedió y esta parte es crucial. La ultima batalla contra los Zentraedis enemigos, probablemente contratados por el Imperio Transgaláctico para acabar con la estación Talbot y su equipo. Me reclino un poco, más relajado ahora que ya terminó, sobre el asiento del artillero del Hammer, y comienzo a recordar en silencio parte por parte, desde ese momento en el que llegué al planeta y saqué a los sobrevivientes de la lanzadera caída. Después saqué el Hammer y nos fuimos hacía la Estación Talbot.
Seguí al Hammer con mi VF en modo Battloid, sosteniendo con cuidado a Sebiot en mi mano. No sé por qué me molesté con llevar a la estúpida maquina esa, si no hizo nada útil. Llegamos a la Estación Talbot, donde nos acomodamos a esperar el momento de luchar, ya no por una misión ni por un objetivo, sino por sobrevivir.
Dejé a Sebiot suavemente en el piso y le pregunto, pues sería algo útil:
- "¿Sebiot, no puedes reparar algo de mi VF? Resultó dañado la última vez."
El maldito androide niega y se va, por lo que lo quedo mirando con odio, para expresarme como siempre:
- "¡Cafetera inutil!"
Pasaron cerca de treinta minutos en los que esperé que el VF se enfriara cuando comenzamos a ver las luces en el cielo. Nada bueno indicaba ver bajar por equipos a los enemigos. El Teniente no perdió tiempo y comenzó a descargar misiles contra ellos, a pesar de las protestas de Dimitri.
A mí me pareció bien, pues el enemigo muerto no dispara. En ese momento recordé que puedo acelerar la refrigeración, lo que no demoré más, pues podía salvarme la vida. El VF se quedó quieto mientras se refrigeraba, por lo que yo estaba ansioso, aunque los enemigos estuvieran fuera de rango.
Pregunté a Xaar por si tenía algún plan en especial que nos salvara el trasero:
- "¿Ordenes, Teniente?"
La espera era insoportable, pero conociendo mi armamento, nada podía hacer con el VF enfriándose y los enemigos a más de un kilómetro y medio. Esperé mientras el Teniente destruía a los enemigos antes de que ellos siquiera le vieran. El Hammer hace mucha diferencia en esta clase de combate. Me decía que debía actuar, pero le respondí por la lógica de mi situación:
- "Yo no tengo misiles y el rango máximo de mi rifle es atmósfera es un kilómetro y medio, Teniente"
No sé si Xaar me escucha o no cuando le hablo, pero nada puedo hacer. El In’Valiano estaba salvando el día y mejor siquiera molestarlo. Luego pensé en que mi maquina está más dañada que el culo de un travesti, por lo que no resistiría impactos y no podría eludirlos por siempre. Propuse al Teniente una estrategia, aunque en realidad era algo demasiado lógico:
- "Teniente, recomiendo que nos quedemos cerca para cubrirnos mutuamente. Mi VF está dañado y no aguantaré impactos."
Me respondió de forma amable, lo que me extrañó, pero no emití comentario. Nunca se sabe cuando los In’Valianos cambian de humor, si es que tienen eso. Esperé ansiosamente mientras el Teniente disparaba y e incluso en un momento me dijo la distancia a la que estaban, mucho más de la que yo podía disparar, por lo que le respondí un poco ofuscado, no por sus palabras, sino por tener que esperar sin hacer nada:
- "Mi rango es uno y medio, Teniente"
“¿No se supone que es tan inteligente? Ya se lo había dicho.”
Entonces me respondió que era para avisarme, lo que también era sumamente amable de su parte y sin el sarcasmo que siempre usaba cuando trataba con humanos. ¿Será que se está humanizando en nuestro contacto o que al borde de la muerte no quiere irse al infierno de los irónicos? Jamás lo sabré, pero es una sorpresa agradable.
La atmósfera del planeta hizo un excelente trabajo ayudándonos, pues los Zentraedis descendiendo tuvieron problemas, claro, algunos de ellos, no todos. Pero hubo escuadras enteras de battle pods que nunca tocaron tierra. Grité de alegría y exclamé el gusto de tener más posibilidades de vencer:
- "¡Jajaja, los muy idiotas!"
Luego comenzaron a descender los transportes, que están llenos de infantería. Uno de ellos comenzó a tener problemas con el descenso, pero el otro seguía una trayectoria perfecta. No era el momento de mirar, grité a Xaar para que hiciera buen uso del armamento:
- “¡Dispárele, Teniente!”
El Teniente reaccionó a la perfección, abatiéndolo con una andanada de misiles. Grité de emoción dentro de la cabina de mi VF, pues ya eran muchos los enemigos contra los que no nos enfrentaríamos, teniendo posibilidades así de ver un nuevo amanecer:
- "¡Así se hace, Teniente!"
Xaar me respondió con amabilidad, por lo que casi me puse rojo. Si un In’Valiano me trata así, debo ser muy importante. No me creerán cuando lo cuente. Los tipos se acercaban a nosotros mientras mi VF aun no completaba su enfriamiento. Me desesperé viendo el lento contador porcentual de aquella función, que no avanzaba lo rápido que hubiera querido:
- "¡Vamos, vamos, maldita maquina, vamos!"
Unos pocos minutos después, mi maquina está lista para el combate, por lo que preparo todos los sistemas exitosamente y me fijo bien en los monitores. Los sensores me indican que hay battle pods y una escuadra de mando, probablemente los power armor y los officer battle pods que vi en el espacio, por lo que le indico lo mejor que hacer a Xaar:
- "Teniente, dispare con sus misiles a la escuadra de mando en cuanto pueda. Esos son tipos demasiado duros para mi VF en las condiciones que está"
Eso era una realidad. Esas maquinas zentraedi son de la mejor calidad que hay, por lo que mi dañado VF no sería capaz de soportar los impactos, ni las maniobras de los pilotos de elite que los conducen.
Esperé a que llegara el momento de disparar, y justo cuando vi a los enemigos, apreté el gatillo del arma de mi VF, la que comenzó a volverse roja de sobrecarga sin emitir munición alguna. La mierda de maquina se había averiado y no había forma de utilizarla. Exclamé mis improperios al cielo, pero el Teniente me dijo que nos replegásemos para ir a tomar su armadura y dejarme el Hammer, a lo que respondí afirmativamente:
- "Como quiera Teniente."
Iba a seguirle, indignado por como la tecnología nos falla cuando más la necesitamos, pero en ese momento una gran descarga de partículas impacta en el Hammer, haciendo grandes daño en su estructura. Grito al Teniente para que se retire:
- "Vaya usted, Teniente. Yo lo cubro, después mande a Ignasov con el Hammer."
El Teniente siguió disparando antes de retirarse, momento en el que me dijo que me fuera, que mi VF no podría con ellos sin el rifle, a lo que respondí:
- "Pero puedo distraerlos. Este VF es más ágil que cualquier cosa."
Estaba listo para ello, cuando noté que se iban a retirar. Iba a correr a por ellos, pues mi VF aun tiene sus lasers, puedo usarlo para combatir en cuerpo a cuerpo y soy un as esquivando con él. Podría haberle dado mucho tiempo a Xaar, y siempre podía eyectarme en último momento. También tengo mi rifle de pulso, capaz de abatir a una de esas maquinas con un buen disparo. Pero el Teniente me hizo seguirlo, por lo que nos fuimos alrededor de mil metros, donde estaba el contenedor del exoesqueleto de combate, listo para recibirlo. Se cambió y me metí en el Hammer, dejando mi VF encendido por si debía volver a usarlo.
Dentro del Hammer olía asqueroso por culpa de Dimitri, su sudor y sus pedos. Le grite al desgraciado mientras intentaba ajustarme el traje para usar el mantenimiento vital:
- "¡A veces es bueno bañarse, ruso de mierda!"
Comienzo a preparar los sistemas mientras de armamento cuando me responde llamandome cara verde. Le respondo un poco enojado, pero concentrado en lo mío:
- "¡Vuelve a decirme cara verde y un puño verde te partirá la cara! ¡Ciérrate maldita cosa, no quiero morir ahogado!"
A lo que me respondió con un sonoro pedo. Sentí mareos, pero ajusté mi armadura para poder ignorarlo a él y a su olor.
En ese momento aparecen una serie de enemigos. Nos habían rodeado por el otro lado. Xaar iba a dispararles, pero su sistema de misiles tuvo problemas, por lo que el Hammer recibió un tremendo impacto de particulas, mostrando problemas serios de integridad.
Yo no conocía esa arma, ni tenía idea de cuanta munición tenía, por lo que comencé a mirar los paneles y ver la lista de munición. Un tipo de misil llamó mi atención, era el más gordo que había, por lo que los disparé en ráfaga contra los enemigos de mando. Una andanada enorme voló hacía ellos, pero los soldados se interpusieron para proteger al líder, muriendo en el acto.
Todo estaba en llamas, todo era caos y destrucción, hasta que salió un Officer Battle Pod de entre el fuego, al que Xaar disparó su arma de plasma o partículas, ni idea. El tipo esquivó hábilmente y le devolvió el fuego, haciendo gran daño.
Yo seguía viendo la lista y elegí los siguientes misiles, pues los anteriores se habían acabado. Una salva voló directamente contra el enemigo, impactándolo y dejándolo en llamas. Se abrió y salió un zentraedi con armadura a golpear el exoesqueleto con sus puños. Su fuerza era enorme, así como su resistencia, por lo que a pesar del impacto del rayo del Teniente, derribó a su Exoesqueleto y lo comenzó a golpear en el suelo. Disparé el proyector de partículas pesadas contra el tipo, impactándolo de lleno y sacándolo de sobre el exoesqueleto. Un último disparo del Teniente desde el suelo acabó con el gigante y con el combate. Lo último que recuerdo es al Teniente sacar un grito de vaquero. ¿Me habrá escuchado a mí cuando los he hecho o fue espontáneo? De seguro otro misterio que jamás resolveremos.
Así ocurrió todo, así fue. Ya acabamos con los enemigos y estamos vivos. Se lo debo todo al Teniente Ixval, pues su actuación fue magistral y acabó con casi todos los enemigos. También le debo a Dimitri, aunque jamás se lo diré. Finalmente, le agradezco a la atmósfera de este planeta, por lo que abro el Hammer y miro al cielo por darme la posibilidad de seguir con vida después de esta peligrosa y descabellada misión.
Pienso en Dalira muerta, pienso en Gaviota y en Leonard, que probablemente también lo estén. Solo espero que este planeta y los Zorts lo valgan.
Misión "Estación Talbot"
"Batalla final"
Informe XY-2023-AJ
Xaar Ixval Mitaal, Teniente SCI
Exposición:
Habiamos aterrizado a duras penas gracias a la pericia del piloto Dimitri Ignasov, pese al fuego enemigo que había determinado la absoluta inoperatividad de la lanzadera Slut Star. Tras un breve perído de inconsciencia, fuimos capaces de extraernos de la nave, aspecto en el cual contamos con la ayuda del Soldado Maltesse Falcon quien, con su VF, ocupó nuestras mismas coordenadas.
El VF del soldado mostraba claros indicios de sobrecalentamiento, lo cual lo hacía inoperativo para elcombate. No obstante, y de acuerdo con la lógica binaria de un servo, Sebiot procedió, de acuerdo con mis directrices de uso, a enfriar el aire ambiente del mecha con extintores de CO2, si bien la iniciativa partió del propio servo. Finalmente, y con la ayuda del Soldado Falcon, mínimamente operativo, logramos extraer el Hammer de la zona de carga de la lanzadera, al cual me acoplé con mi exoesqueleto ligero y cuya plaza de pilotaje ocupó Dimitri Ignasov.
Destinamos escasos minutos a alcanzar nuestro destino de batalla, la estación Talbot. El servo buscó refugio en el edificio principal, aspecto racional dada su ineficacia en el combate próximo. Tras activar mi sistema de armamento, procedí a localizar a través de los sensores de largo alcance al enemigo. La primera escuadra descendió sin intervención alguna. La segunda fue objeto de fuego pese a las protestas de Ignasov, ocasionando algunas bajas. Demandado acerca de la razón de su negativa a dispararles, razonó que la entrada orbital debía ser analizada para detectar fallos en la misma. Pude comprobar que la tercera escuadra tomaba tierra sin problema, llevado por su consejo, al tiempo que la cuarta y quinta eran desintegradas consecuencia de un mal cálculo en el ángulo de entrada en la atmósfera. Una sexta oleada, conformada por lanzaderas posiblemente ocupadas por soldados Zentraedis, fueron detectadas y analizadas. Una de ellas, padecía las consecuencias de un mal ángulo e impactó contra una colina, con la consecuente destrucción de su tripulación. La segunda, en vector perfecto, fue destruida por fuego del Hammer.
A partir de ese momento, la situación permaneció en un leve impasse de espera determinado básicamente por el alcance del fuego. Siete enemigos fueron destruidos a 8 kilómetros de la base, si bien hubo que atender a una aproximación de 1,6 kilómetros para un segundo ataque.
Durante esta fase de espera, el Soldado Falcon sometió su VF a un proceso de refrigeración intensivo con objeto de lograr una operatividad parcial. Debo reseñar en este sentido que no había habido tiempo para efectuar reparaciones y que el VF del Soldado Falcon ya venía dañado de una confrontación anterior. Señalo igualmente, haber recibido una señal de socorro de la baliza correspondiente al Teniente Vance Leonard Ripley. Una vez más hizo gala de la mediocridad que lo caracterizaba. Hasta el final.
Cuando la distancia se redujo lo suficiente para poder atacar al objetivo enemigo, procedimos a un ataque conjunto que se saldó con un fallo crítico en el arma principal del VF del Soldado Falcon. Tras conseguir desintegrar a la primera oleada de ataque casi en su totalidad y tras la huída de los escasos supervivientes, nos encaminamos bajo orden mía hacia las coordenadas de mi exoesqueleto de combate, al considerarlo como única opción posible de supervivencia. Debo destacar a estos niveles que el Hammer, detectado como principal fuente de fuego, fue objeto de un ataque masivo que puso seriamente en riesgo su integridad.
Tras recorrer la distancia de un kilómetro en dirección norte, localicé el objetivo y procedí a un intercambio de mecha. El Soldado Falcon, pese a su disponibilidad para efectuar maniobras de distracción que asegurasen el éxito de la misión y siguiendo mis órdenes, procedió a trasvasarse al Hammer.
Oportuno o no, fue decisión mía y pese al resultado final, asumo las plenas consecuencias de tal decisión. Un, en apariencia, último ataque de los supervivientes Zentraedis culminó en un fallo crítico del sistema de lanzamiento de minimisiles del exoesquelo pesado conducido por mí, salvado in extremis por la oportuna intervención del Soldado Falcon, pese a haber sido objeto de un ataque masivo superado gracias a un anclaje del piloto Ignasov. Los misiles de fragmentación unidos al fuego del HiRifle de mi exoesqueleto, junto a una nueva salva condujeron a la práctica destrucción de la amenaza enemiga.
Las lecturas de sensores determinaron la presencia de un único elemento enemigo, que pronto se hizo visible. pese a mis intentos, el fuego de intercepción fue inútil, siendo objetivo de un ataque que provocó serios daños en el exoesqueleto. Solo la intervención del Soldado Falcon impidió la destrucción del Hammer y mi muerte. Un fuego concentrado unido a una salva final de mi parte, acabó con el último Zentraedi.
Resultado: amenaza eliminada.
Recomendación:
- Ascenso del Soldado Maltesse Falcon.
- Ascenso del Piloto Dimitri Ignasov.
Ambos dos han demostrado notables cualidades para el pilotaje y el combate. Recomiendo igualmente tratamiento psiquátrico para el Piloto Dimiti Ignasov, aquejado de una extraña disociacion de personalidad que, no obstante, no parece afectar a sus habilidades.
No hubo contacto alguno con la alférez Stampthon.
No quiero finalizar este informe sin una referencia al gran trabajo efectuado por la fallecida alférez Dalira Eyesight, que murió en acto de servicio, cumpliendo una misión para instancias superiores y de la que me hizo partícipe. Valga esta victoria como homenaje hacia ella. Descanse en paz.
Me pemito adjuntar una grabacion que resume el informe anterior: YEHHHHHHAAAAAAA.
Ruso se sentía como una croqueta. Como una de esas croquetas de ochenta y cinco quilos que no se podían mover bien por culpa del poco espacio del cubículo del Hammer. Media hora allí metido, y los malditos Zentraedis no daban bajado. Debió aprovechar para estirar las piernas. Debió hacerlo. Por lo menos habría muerto mantenido la sensibilidad en el culo y no se le habría dormido.
Una lluvia de bonita tecnología alienígena empieza a atravesar la atmósfera. Lo que daría Dimitri por poder despiezar y estudiar uno de esos chismes.
Son Zentraedi Tactical Battle, Equis. Solo carne de cañón.
Escucha los engranages del Hammer, prácticamente le hablan. Parece que Equis está desplegando el armamento.
Oh, no...
No dispares, Equis. Esos no son peligrosos.
Soldado: primera oleada aterrizando. Intercéptela. Atacando a la segunda oleada en distancia óptima.
Yo no tengo misiles y el rango maximo de mi rifle es atmosfera es un kilometro y medio, Teniente.
¡No dispares Equis!
Y Equis dispara.
¡No lo hagas! ¡Estúpido zoquete! ¡Menuda manera de desperdiciar munición!
Vale, culpa mía. Debí decirle que esta segunda entrada en atmósfera era de los bots flojeras.
¿Por qué lo dice Ignasov?
Eso le cabreó. Ya que no le hizo caso, ¿no podía por lo menos haberle preguntado antes de disparar? Eso es lo que pasa cuando pones al agregado científico a manejar el gatillo. Estar con Equis en el Hammer era como estar con Zentraedis en la Slut Star: siempre tocando donde no debían.
¡Por son purria! ¡Y encima ya estaban dañados por el descenso! ¡Ignore a los Battle Pods y aguántese el dedito del gatillo!
Y siguen bajando más y más enemigos. La cuarta entrega de esta lluvia de estrellas sigue una trayectoria de auténtico patán.
Se van a estrellar.
Ruso saca pecho cuando comprueba que su predicción se cumple. Tras otra entrada en atmósfera igual de panoli, en el radar aparecen los dos grandes cargueros.
¡Cuidado ahora! ¡Esas están llenas hasta los topes de infantería! ¡Hay que destruirlas!
Equis da buena cuenta de ellos, hasta un mono podría calcular trayectorias de tiro con el sistema auxiliar de disparo (SAD) del Hammer. A continuación aparece un tercer grupo de vehículo.
Eso parece una escuadra de mando.
El in'valiano parecía haberle cogido el gusto a disparar. La escuadra de mando más bien "es cuadrícula" de mando de tantos pedacitos en la que estalla. Ruso sonríe con la idea, pero no es un juego de palabras demasiado allá como para ir compartiéndola con los demás. Podría ser contraproducente e inducir a Xaar y Maltesse al suicidio.
Ruso sigue vigilando los cielos, pero nada más vuelve a bajar. En tierra, los robots que no se hayan sobrecalentado como cuando aterrizó Zentraedis, ya se habrán puesto en marcha.
Ahí aparecen...
Carne de cañón... carne de cañón... carne de cañón... Oh, un Officer's Pod. También hay tres Power Armor.
Vale, es definitivo. Estamos muertos.
Los misiles de fragmentación lanzados por Equis hacen un buen trabajo. Está sembrando napal, el muy campeón. Habrá que esperar para ver qué sobrevive de ese bosque.
Ahora le toca a Zentraedis... ¡Venga, ataca! ¡Ataca!
No sé que pasa con ese soldado, pero trata sus máquinas con demasiado poco tacto. El rail gun pod echa humo en lugar de disparar.
Se acabó. Ya no tenemos armamento de largo alcance, ahora sí que vamos a morir.
Se impone una retirada táctica.
¡Toca huiiiiiiiiiiiir!
Eso, intentan escapar como gallinas.
¡Maldición!
El Hammer no es un tesoro nacional a la hora de maniobrar, y se lleva un tatuaje en todo el blindaje. Y cuando los tatuajes los haces con rayos de partículas, al estilo Zentraedi, las placas de acero simplemente se funden.
Puffff... ¡Qué calor!
Ruso intenta manejar el Hammer como puede para garantizar su salvación, pero no es fácil mantener la concentración con tanto bochorno. Por suerte llegan hasta la cápsula de equipo en el que se evacuó de la Hidden Truth el exoesqueleto XXL de Equis, valga la redundancia.
Para cuando Equis se está cambiando de vestido, las gafas de Ruso se empañan. La diferencia de temperatura entre el fresquito del exterior y el horno marca Hammer es muy grande.
¡A veces es bueno bañarse, ruso de mierda!
¡Calla cara verde, los Zentraedi pueden volver en cualquier momento!
¡Vuelve a decirme cara verde y un puño verde te partirá la cara!
Prrrrrrrrrrrrffffff...
Y Falcon se convierte en el nuevo compañero de viaje de Ruso y sus pedos en el maldito Hammer.
¡El enemigo está dando un rodeo!
Zentraedis vuelve a fastidiar su sistema de disparo. El chico tiene un don especial para la tecnología. Los misiles alcanzan al Hammer y Ruso lo único que puede hacer es anclarlo.
Anclado completo, no nos moverán.
Salí del hangar de la Hidden Truth en solitario, destruí a medio ejército enemigo... ¿Y qué hacen? Me ponen de piloto en vez de artillero... ... ... Vale, sí. Soy piloto. Hicieron bien en ponerme en este puesto. ¡Pero por lo menos disparad, Green&Gray! ¡Que de esta nos matan!
¡Dispara puñetero piel verde!
Disparos, explosiones, fuego, destrucción generalizada... el sueño de cualquier adolescente. Pero Ruso ya tenía sus años, así que se estaba cagando de miedo. Y entonces, cuando parecía que habían ganado, las llamas son atravesadas por...
El gran general lanza toda su munición contra el exoesqueleto de combate, y Zentraedis tiene tiempo de usar los controles de armamento sin fastidiarla, con lo que el robot recibe un ataque por la espalda que resulta fatal... Fatal, porque no consiguen hacerlo saltar por los aires. El robot se abre y suelta al piloto zentraedi en su mayúscula Armor.
Ruso, aceptando su inminente muerte, y acalorado por la temperatura que ha alcanzado el interior del Hammer, abre el panel de la coquilla de su traje. De morir, hacerlo en un último acto de onanismo. Que cuando en su lápida pusieran aquello de "Murió como vivió", que fuese cierto.
Antes de poder empezar a tocarse, alza la vista. El Armor zentraedi y el Exoesqueleto de combate están enzarzados en el suelo, como dos poderosas máquinas haciéndose el amor. Equis dispara. El enemigo muere. La batalla termina.
Ruso, en un último intento para conservar su dignidad, cierra la coquilla antes de que Zentraedis le vea. Con tal mala suerte lo hace, que se pilla un testículo. El chillido agudo de Dimitri es ahogado por un estruendoso grito de vaquero que Equis suelta por radio.
- La destrucción del Crucero Zentraedi Salan, aun a costa del sacrificio de la "Hidden Truth" había otorgado a su tripulación alguna posibilidad de victorias.
- Un Crucero Zentraedi a plena operativa transporta aproximadamente un millar de vehículos militares diversos, unos cuatro mil marinos de tripulación y hasta seis mil tropas de infantería. Una fuerza que hubiera sido completamente insuperable para la tripulación de la "Hidden Truth".
- La destrucción de la nave enemiga redujo el número de enemigos a sesenta vehículos militares.
De los cuales, la inmensa mayoría eran Tactical Battle Pods. Cincuenta Battle Pods distribuidos en cinco escuadras tácticas.
- Los últimos diez vehículos eran variados:
Seis Zentraedi Power Armor.
De los últimos cuatro vehículos, dos eran lanzaderas de tropas de infantería:
Cada lanzadera podía transportar fácilmente a veinte Soldados Zentraedi y cuatro tripulantes:
Y por último dos Officer's Battle Pods:
- La destrucción de toda la fuerza de ataque Zentraedi supuso la eliminación de la amenaza que pendía sobre la tripulación de la "Hidden Truth", así como sobre la existencia continuada de los zort subterráneos, posible especie sintiente que algún día, puede que siglos o milenios después, tal vez podría incorporarse a la comunidad intergaláctica como especie miembro de pleno derecho del Consorcio de Mundos Civilizados.
- Tras un descanso en la Estación Talbot, el Teniente Ixval logró contactar por radio con el Teniente Ripley, que había aterrizado en el continente principal del planeta. Al parecer los sistemas electrónicos de su VF-2ss (el que había pertenecido a Preacher) estaban severamente dañados, pero pudo hacer un apaño y pilotar hasta el Archipiélago Occidental, llegando a la estación científica Talbot algunas horas más tarde.
Desciendo con el VF que pertenecía a Preacher a las afueras de la Estación Talbot. En el camino logro ver la destrucción causada por la batalla que se sostuvo a las afueras, viendo los desperdicios de metal, las zonas consumidas por las llamas e incluso lo que parece ser parte del cadáver de un Zentraedi. Jamás podría confundir la imagen de un gigante ver de diez metros de altura. Es impresionante de ver.
Después de aterrizar, me acerco a la Estación Talbot, donde están los sobreviventes de la misión, a quienes saludo de manera marcial, orgulloso de ellos. Luego comienzo a hablar:
- "Señores, lo han hecho de manera excelente. Hemos conseguido asegurar la información recopilada por el equipo científico acerca de los Zorts y ponerla a resguardo en el espacio del Consorcio. No conforme con ello, hemos sobrevivido a todos los problemas que tuvimos, venciendo a los Zentraedis enviados para aniquilarnos. Lo comenzamos en el espacio, donde me vi obligado a sacrificar nuestro único medio de escape para tener posibilidades de sobrevivir. No me dio gusto haber perdido la Hidden Truth, pero si estamos vivos es en parte por ello. Ahora, aquí en el planeta han montado una defensa con los pocos recursos que contaban y han salido victoriosos de manera impecable. Mis felicitaciones."
Me acerco a darle la mano a cada uno de ellos, cerrándole un ojo a Falcon por los peligros que vivimos aquí dentro cuando luchamos con los traidores y porque no me ha fallado nunca, muy a pesar de lo que uno pensaría al verlo y escucharlo (U olerlo). Me detengo frente al Teniente Ixval a quien saludo nuevamente de manera militar y le hablo con una pequeña sonrisa:
- "Mis felicitaciones, Teniente. Muy en contra de mis impresiones, ha sabido liderar de forma más que eficiente a la tropa bajo a ataque. Debo confesar que le había subestimado para esa labor por la connotación científica de su rango, razón por la que hemos tenido nuestras diferencias. Le debo una disculpa y también la vida de mis hombres."
Le ofrezco la mano en signo de respeto sincero. Muchas veces los soldados no apreciamos a otros hasta que muestran su valía en el campo de batalla y situaciones de tensión. El éxito de esta defensa así como de muchos momentos de la misión en la que no he estado presente han bastado para demostrar que Xaar Ixval es un oficial del Consorcio hecho y derecho.
Trasportado hasta la base Talbot en el VF de Falcon como si de un paquete se tratase, Sebiot no pudo hacer otra cosa que disfrutar del paisaje. Al llegar Falcon lo deja en el suelo y el servo se dirige a la entrada.
Una vez allí, Maltesse le pregunta si puede reparar su VF. Sebiot niega con la cabeza. No intenta comunicarse con él pues supondría que no sabría binario.
Tras esto, entra dentro de la base y se cierra dentro de ella a cal y canto.
Poco después comienza el desembarco orbital. La suerte está echada. Comienza el espectáculo. En grupo de 10 en 10 pods, los mech zentraedi van llegando. Todo es una estratagema para que disparasen contra esos débiles mech y se gastasen la munición y así dejar pasar a los más importantes.
La cuarta escuadra se desintegra en el cielo al igual que la quinta. Pero luego aparecen las lanzaderas repletas de soldados. Una se estrella como los mech debido a la mala entrada en la atmósfera, la segunda es derribada por Xaar. Lo mismo ocurre con una escuadra de mando, también destruida. Parecía que la cosa iba bien. De todos los enemigos que habían intentado descender, solo lo habían logrado con éxito 30 unidades.
Cuando se acercan estas unidades enemigas, dejan que entren en el rango de disparo. Disparo tras disparo van reduciendo el número de enemigos, pero no les sirve. Tienen que intentar otra cosa. Xaar controla el exoesqueleto pesado y mientras Zentraedi y Dimitri se cuelan en él. Con esta máquina nueva, la partida comienza de nuevo y dicta sentencia contra sus enemigos.
Todo estalla en llamas alrededor de la estación Talbot y Sebiot siente como el fuego calienta el ambiente interior. Es posible que al fin y al cabo sucumban y todo quede destruido.
Pero por fortuna al final todo acaba y una quietud se apodera del entorno. Tras unos minutos para refundar esta teoría, Sebiot vuelve a abrir la puerta de la estación Talbot y les dice a los que estaban fuera y habían hecho una defensa numantina de la estación.- Bilp, bip , bloooopip (ya era hora de que acabarais con esto)-.
Sin más, el servo se acercó a sus compañeros para ver en qué situación se encontraban.
Todo había terminado, por fin.