Este lugar repleto de tartas, pasteles y cupcakes solo podría ser más dulce si sus paredes estuvieran hechas de chocolate. En serio, entraba diabetes solo con mirar los muchos pasteles con forma de corazón del escaparate. Que eran todos, básicamente. Corazones de chocolate, de azúcar, de fondant, ya sean tartas, bizcochos, brownies... daba igual. Era una oda al corazón.
Y es que ésta era la tienda de la Reina de Corazones, pastelera en su tiempo libre.
Varios guardias naipes correteaban cargados con sacos de azúcar, cajas rosas con rosquillas o tartas recién hechas, cuando el genio y Aladdín hicieron su aparición en semejante lugar.
Aladdin cae de rodillas, incapaz de reaccionar ante tanta dulzura, y comida, y azucar. Ojiplático y entre lagrimas no puede más que pensar que ha muerto y ha llegado al cielo gourmet.
Entre sueño y sueño pastelero comienza a cantar el estribillo de su canción de bodas, pero cambiado todos los platos por pasteles, tartas, burritos de nata, y fruta escarchada.
He muertio y lieguiado al cielio.
Pero debo ser fuerte, peonsó en algún momento de su orgasmo azucaroso.
Rienia, Reinia de quioraciones, estiá ustied pior aquí?
Al... centrate en lo que hemos venido a hacer - dice el genio al ver a su amigo mirar hacia todos los lados - piensa que Jasmine podria estar en peligro, y eso es mucho más importante que comer ahora mismo
Ooooh, por supueeeeesto, por supueeeeesto, ¿quién me llama? canturreó una voz dulce mientras su dueña, una oronda mujer, ataviada con delantal y gorro de pastelero surgía de una trastienda que olía a bizcocho.
¡Oh, caray, pero si es el bueno de Aladdín, y su amiguito el genio! exclamó sonriendo, la mujer de mediana edad Decidme, ¿en qué puedo ayudaros? ¿Deseais acaso un bonito pastel de corazones?
Mucho me temo que en esta ocasion no tenemos tiempo para disfrutar de alguno de sus pasteles. Estamos buscando a una amiga nuestra, la princesa Jasmine, y pensamos que quizá su majestad la haya podido ver ultimamente y quizá querria ayudarnos
Motivo: Carisma
Tirada: 2d6
Resultado: 7(+5)=12
Aladdín intenta no babear en exceso contemplando la retahíla de pasteles de los mostradores de la pastelería.
Esio es, intientiams encientriar a mi quieridia princiesia. Ha diejado la bioda con Jiaffar a miedias, buenio, di hechio ni siquieria si ha priesentiado. Quieríamios sabier si ha piasadio poior aquí riecientiemientie o si tienie cualquier tipio de infiromación qui nos puedia ayudiar a encientrarla.
La Reina de Corazones abrió mucho los ojos, que comenzaron a anegarse de lágrimas enseguida, a medida que los dos visitantes hablaban. Oh, pobrecita mía, no me digais que le ha ocurrido algo malo. ¿Dejó plantado al pobre novio? Madre mía, con lo que se querían, ¿estais seguros? No,no,no, no puede ser... ¡qué historia más triste y conmovedora, ¡buaaaaah! se puso a llorar cual magdalena.
Finalmente, la mujer cabezona recobró como buenamente pudo la compostura, se enjugó las lágrimas con la manga de la camisa de uno de los trabajadores naipes que pasaba por allí, y contestó a las preguntas del genio y Aladdín.
Creo recordar que la pobrecita estuvo aquí a eso de las 10:30 de la mañana. Vino a comprobar que el pastel de bodas gigante estaba listo para la ocasión. En cuanto dio el visto bueno, lo facturamos por Transdibux, de modo que todo quedó atado y bien atado. No se qué más podría deciros, pero si necesitais cualquier tipo de ayuda que pueda daros, no lo dudeis, por favor. Ay pobrecita mía...
a las 10:30 estuvo aqui, entonces veamos si podmos seguir la pista de los lugares y horas en los que estuvo antes. Vamos Al, a ver que ha descubierto el resto
Al sorprendido y estupefacto a la vez coge involuntariamente una de las tartas que tiene a mano y empieza a zampar desconsoladamente. En el momento en que el azucar se filtra en su sangre, recupera de nuevo su color y su euforia tan característica de él.
Si ciampañiero, crieio quie lo mejior sería vier lo que lios demías han diecubiertio. De tiodioas fiormias señioria, si consiguie avierigiar alguio de lio que pudio haberlie pasadio por favior, piongasé en contactio con migio, dice Al mientras extiende su mano con una tarjeta pringosa de tarta del establecimiento más famoso de toda dibulandia. El Kebab de Al.