Partida Rol por web

El vestido de Liset es ligero y elegante. A su lado, Connor es tan sobrio que parece un clérigo. Claramente no son la pareja más enamorada de laCorte. Saludan al Rey.

- Majestad, estoy a vuestro servicio.- Se inclina.- Os felicito por tan estupenda celebración y por vuestra victoria contra el enemigo. ¿Puedo presentaros a mi señora esposa?

Tras el espectáculo que había formado Lord Lacratos, Jamel Terrel no puedo hacer más que mirar al viejo Harald y encojerse de hombros, de igual manera hizo con Olympia. Cogió aire y suspiró. Susurró a Olympia que se dirigiría a la mesa donde estaban todos sentados, mientras ella que cogiese lo que le gustase de picar y beber de las mesas repartidas por la sala. No era el momento de pedirle al rey que Olympia se sentase en la mesa con los demás, no después del suceso con Lord Lacratos. No quería arriesgarse a enfurecerlo más.

Dicho eso, agarró y apretó el hombro de Olympia en señal de afecto, junto con una sonrisa. Después se dirigió a la mesa donde estaban todos y saludó abiertamente.

-Saludos lores y sir Umberto. Permítanme que les sirva una copa del delicioso vino que su majestad nos ha ofrecido para nuestro disfrute. 

Cogió la jarra de vino y fue uno a uno ofreciendo vino. Por supuesto hizo lo propio con el rey Harlock.

-Majestad, ¿usted desea?

(HORAS ANTES DE QUE COMENZARA LA DISCUSIÓN CON LORD LACRATOS)

El Rey observaba la llegada de Lord Fairwood, dejando una pequeña sonrisa mirando hacia el mismo.

Sois el último en llegar, mi Lord, pero como dicen mejor llegar tarde que no llegar nunca. Muchas gracias, podeís sentaros donde queráis.

Tras escuchar al mismo decir que quería presentar a su esposa, asintió, esperando una respuesta del mismo

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(TIEMPO ACTUAL)

El Rey observaba a Jamel, complacido por sus modales, le asiente levemente con la cabeza y le señala en un gesto rápido la copa.

Lamento los insultos de Lord Lacratos hacia vuestra vasalla, Lord Terrel. Como dije, no es de comportarse de esa manera.

Las palabras del Rey serían prontamente interrumpidas por las del Principe Eugian, el hijo mayor.

En un tono elevado de la voz, demostrando su disgusto por el show causado por Lord Lacratos hacia Umberto el Herrero, dice

Independientemente, Padre. Lord Lacratos debería conocer su lugar y saber en donde se encuentra. Por Dios, es la primera vez que se celebra una banquete de esta magnitud en cuarenta años, y estamos a punto de celebrar el Gran Torneo. ¿Es, Lord Lacratos incapaz de contener su lengua por la bebida? Espero que su espada sea tan afilada como su lengua. dijo esto último haciendo referencia a la justa que habría pronto.

El Principe Eugian se levanta, con su copa en mano más no alzandola. Todos en la sala observan esto y comprenden que estaba a punto de hablar.

Lord Harald. De parte de la realeza os ofrezco mis más sinceras disculpas por el comportamiento de Lord Lacratos. A usted también, Lord Terrel y a Olympia. El comportamiento del Lord fue inaceptable y estoy seguro que le causó bastante desagrado a los tres.

Tras esto el Principe Eugian se sienta, sintiendo que parte de su enojo se disiparía  al ofrecer disculpas oficiales en nombre de la Corona.

Harald observó al Principe Eugian mientras este hablaba, así como seguramente lo hacía el resto de los nobles y la corte del Rey. Una vez que el mismo terminó juntó sus manos, aún estando sentado, y en voz alta para que todos pudieran escuchar dijo.

Mi Príncipe, ofensas no fueron tomadas por parte de Lord Lacratos. La bebida es un veneno para la mente. Debe entender, que, un hombre ebrio no es más que la verdad y los pensamientos más puros del mismo. Pocos hombres son capaces de escapar de expresarse con la sinceridad de su corazón en tal estado.

Debe comprender, Príncipe, que Lord Lacratos ha sufrido mucho a causa de la gente de mis tierras, y aunque yo ya no era un pagano para los tiempos en que falleció el padre del Lord, sigo siendo un Iölklander, o vikingo, como le dicen los Illianos. Es normal que tenga resentimiento contra mi, y contra la joven Olympia.

Así que, por esta vez, le ruego tanto a usted, como al Rey Harlock, que perdonen el comportamiento del Lord de Mylenas. 

Realicé una pequeña pausa para beber un poco de vino. La gente se mantenía expectante, observandome. Estaban esperando a que agregara algo más. Por lo que continué, acotando

Más sin embargo, estoy de acuerdo con usted en una cosa: Los hombres no se miden con palabras, sino con la espada. Espero que Lord Lacratos no sea solo palabras y nobleza, sino que también sepa utilizar el acero. Todo se verá cuando comience el Torneo.

Incliné mi cabeza para señalar que había terminado de hablar. La volví a alzar y dirigí mi mirada hacia la bandeja de comida que tenía el frente, tomé una porción de carne del mismo y empecé a comer y beber en silencio.

La conversación entre Varion y el herrero se vio interrumpida por Lacratos, que intervino insultando al herrero, lo que a Varion no le pareció para nada apropiado, como tampoco le parecía apropiado que un herrero se siente junto a los nobles, pero eso no era asunto suyo, por lo que por el resto del espectáculo el Lord de castillo de Hoz permaneció en silencio, para luego, cuando Lord Lacratos se marchara aceptar la copa de vino que le ofrecía Lord Terrel, y que, por cierto, iba a ser la primera y esperaba que única de la velada, no tenía la mas mínima intención de terminar como Lacratos.

-Gracias, Lord Terrel- Dijo Varion, y con un gesto de agradecimiento dio un sorbo.

Dicho esto Varion continuó observando al príncipe y sus disculpas públicas, para luego volver a dirigirse al herrero y preguntarle 

-¿Y que has hecho para codearte con los nobles, siendo un simple herrero, Umberto?-

No nos precipitemos – dijo con increíble soberbia y tranquilidad.

Katarn era de un temperamento bastante serio y vengativo. Con una fama que precede a su propia persona, todos saben cosas de él que inclusive el mismo desconoce de su nombre, sin dudas por la cantidad de cosas que se inventan a veces por solo crear rumores.

Pero sin dudas sabes que es muy justo en el sentido más estricto y fuerte de la palabra.

-Saludos lores y sir Umberto. Permítanme que les sirva una copa del delicioso vino que su majestad nos ha ofrecido para nuestro disfrute. 
 

Umberto no es un sir, Jamel Terrel de la casa de Terrel. Y sin justificar las agresiones de un borracho, no debiéramos olvidar el lugar que nos pertenece a cada uno.

Puesto que así es el orden de las cosas, nacemos donde nacemos, y somos hijos de nuestras generaciones pasadas. Él, en cambio, es un huérfano.

De momento, creo que ya he comido suficiente y tenido más vino del que hubiese querido tomar realmente. Aconsejo a los presentes lo mismo, porque no habrá excusas válidas para faltar mañana a la justa, así que retírense de a poco y descansen.

Su excelencia – dijo finalmente observando al rey, y retirándose.

Muy bien cambiaremos la escena finalizado el dialogo entre Umberto y Varion. Pueden ir haciendo mensajes si quieren de como se van retirando a descansar.

Lord Connor Fairwood, señor de Torre Blanca, llega el último con su esposa. Ambos se sientan en la mesa de los nobles. LLega tarde debido al mal estado de los caminos.

- Señores, buen provecho.

Solo oye el final de la discusión entre el príncipe y los demás, pero prefiere escuchar antes que opinar.

Cuando veo que sirve Jamel Terrel, le agradezco el gesto levantando levemente la copa... gracias, Jamel Terrel, contestándole a usted señor Varion Stiler, mis mas allegados por supuesto, refiriéndome a mi familia, murieron por enfermedades varias, yo por el contrario... supongo que por mi constitución desde muy pequeño, ayudó a defenderme de ellas... tragando algo mas de vino... un viejo hombre, sabio y elocuente me adoptó como su guardia personal, eso me hizo ir teniendo modales, no nobles pero si elocuentes, mirando al Rey... eso también hizo que conociera al Rey aquí presente en mas de una ocasión, ya hace algún tiempo de ello, forjé una amistad la cual hizo que... mirando ahora a los guardias que custodiaban el recinto continuo... esas, si... esas armaduras que llevan los guardias... menos los cascos, son hechas en mi fragua, también he servido en las filas de el, muy orgullosamente y por ello estoy aquí con mis hombres, mirando a los presentes... no sirvo con ningún escudo como ustedes, solo sirvo al Rey... levantando la copa otra vez repito... ¡Larga vida al Rey!

Varion escuchó atentamente las palabras de Umberto, mientras éste explicaba su historia, y cuando terminó, Varion levantó la copa para brindar por el rey, y luego se puso de pie.

-Muy conmovedora su historia, Umberto- le dijo al herrero, y levantando la voz agregó - Creo que el Mariscal Katarn tiene razón, es tarde y he saciado mi hambre y mi sed, con el permiso de su Alteza, me retiraré a descansar para el torneo de mañana- 

Tras decir esto, dejó su copa de vino como estaba en la mesa, sin siquiera terminarla, y le hizo una seña a su esposa Lady Mary para que lo acompañase.

Connor mira con cierta sorpresa a Umberto. Por su aspecto debe ser un plebeyo. Pero se sienta en la mesa del Rey. ¿Qué mérito habrá hecho un simple herrero para ganar tal honor?

Por mi parte, también considero que ya es momento de descansar. Mañana nos aguarda un gran día, y espero de todos una gran actuación.

Tienen un sirviente asignado que les mostrará sus aposentos dentro del castillo.

A vuestro provecho y gratitud – dijo finalmente retirándose acompañado por unos guardias.

Finalmente te encuentras en la comodidad de ese banquete. Hubo momentos tensos sin dudas, cuando se cuestionó el merecimiento de Umberto de sentarse entre los nobles presentes. O tal vez la presencia de vikingos que pudiera ser algo que te incomodase.

Estamos en los momentos más fríos del invierno, y tu refugio dentro del castillo con una fogata y bebidas alcohólicas que generan un poco de calor, simplemente parecieran no alcanzarte.

Intercambiando palabras más palabras menos, decides al rato que ya es momento de retirarse para poder descansar. Te marchas con las personas que viniste a los cuartos asignados por el rey, y esperas sinceramente descansar lo mejor posible.

Pero a veces lo que deseas, no ha de cumplirse…