Partida Rol por web

Escuchaba como las hermanas estaban en peligro, y la puerta estaba ocupada con la hermana intentando disparar para evitar que callera, asi que tenia que ayudarlas ..., sali del almacen y veo que el unico que puede amenazarme esta entablando un combate con un grandullon ... si atacaba  a un frances ... era amigo estaba claro ..

Me coloco en una buena posicion detras de los dos franceses que amenazaban a una de las gemelas y con buena cobertura ... sin embargo de pie tenia a ambos a mi merce ... sin cobertura y decido dispararle con ambas pistolas ... a bocajarro, pero con cosas por medio, asi que disparo y seguidamente me pongo en cobertura y recargo mis armas (si puedo)

Los soldados que atosigaban a Anne cayeron tras recibir una lluvia de balas, por delante debido a la mayor de las Bouvier y por la espalda con los disparos del artillero español.

El último de los franceses en pie, con más experiencia a sus espaldas que el resto junto, mantuvo estoico y con determinación la posición. Confiaba en que sus compañeros llegaran para cubrirle.

Un alarido de dolor surge de mi cuando la bala impacta en mi muslo pero eso no me va hacer caer, si el naufragio, el hambre, la falta de descanso y la bala del brazo no han podido conmigo menos lo hará la del muslo. Para soportar el dolor muerdo la empuñadura de la daga canalizando ese dolor existente.

Cogiendo el sable del francés muerto ataco a su compañero para rematar a este y correr con dificultad hasta el que esta dando ordenes. Mientras corro al francés lanzo un grito de guerra tribal de mi clan.

Los pocos hombres que quedaban de Marie y Anne se posicionaron en los alrededores del lugar que presenció la refriega. El último de los soldados franceses comenzó a recular en cuanto oyó como se acercaban sus compañeros por el camino principal en su ayuda. El pequeño callejón donde Anne Bouvier se había batido en duelo contra dos hombres daba directamente a los muelles de Puerto Principe. Las copiosas lluvias habían vaciado de actividad los barcos amarrados, con las velas y cabrestantes izados.

Uno de los marineros asomó la cabeza por el pasadizo oteando el horizonte en busca de enemigos. Allí no había nadie, salvo un bergantín de bandera francesa. Tenía los candiles encendidos, y por las cajas amontonadas delante del almacén adyacente parecía que estaba preparado para zarpar. Gracias a la tenue luz que desprendían los faroles el marino reconoció el mascarón de proa...

Era el "Montmorency", navío de La Royal Marine Francesa. Solo habían dos hombres custodiando la pasarela de acceso, y dentro del bergantín no parecía haber nadie más. 

- Gemelas ... donde esta vuestro barco ... sino tenemos ahi uno ya listo ... Yo puedo encargarme de los cañones , sin embargo navegar no soy tan ... bueno ... - les digo mientras acabo de cargar todas mis armas de forma adecuada ....

-Creo que es mejor largarnos antes de que vengas mas refuerzos ... hemos salido bien parados, pero me siento mas segurio con una ristra de cañones entre ellos y yo ...-

Con cuidado me colocaba al lado de las dos gemelas, aunque habia una puerta entre medio de ambas .... - Si quieres reventar la cerradura, tal vez un disparo sea una opcion si quieres .... -, pero podriamos ir llendo ya para el puerto ....

Mis ilusiones de acabar con el soldado que queda se ven truncadas por la llegada de los refuerzos, si me quedo será una muerte segura en mi estado. De mi aventura hacia la libertad saco una pistola, una daga y un sable... sin olvidar de dos disparos que me vana dejar dos marcas de guerra mas de las que lucir. Con un gesto de mi mano libre a mi compañero le indico la retirada, la misma que comienzo a tomar camino al barco como único camino que me queda para mi libertad.

Marie aprovechó la retirada de los franceses para reunirse con el resto del grupo y su hermana en el callejón. Pensando en que a lo mejor era verdad y ya no disponían de un barco y que además tampoco tenían mucho tiempo antes de que volviesen más soldados a buscarlos, por lo que resolvió hacerse con el que estaba disponible.

-[Francés] Vamos a por el barco -le dijo a su hermana. Después, se giró hacia el español -. [Español] Al barco.

La reyerta fue rápida, pero no limpia. A los pocos segundos de su comienzo había múltiples soldados muertos o moribundos, algunos de la mano de Edward. Pero no era lo más llamativo de la situación. Al parecer otro grupo huía de los soldados. Quizá no nos perseguían a nosotros al fin y al cabo... Este grupo parecía actuar de manera coordinada y parecían querer escapar por un callejón. Haciendo caso a los gestos de Dainan, el inglés se precipitó a seguirlos. ¿Es eso que he oído español?

- [Francés] ¡Eh! - dijo interpelando al grupo que escapaba. - Esos soldados os buscaban y por eso nos vemos así. No podemos estar peor, así que vamos a ir con vosotros por el momento...

Al ver cómo los soldados caígan como palomitas, Anne caminó hacia el callejón. Observó que Marie la seguía por detrás, al igual que aquel hombre español. Su hermana había comentado que debían ir al barco... por lo que asintió y corrieron hacia el barco. A pesar de todo, unos desconocidos se sumaron al grupo... ¿Quiénes eran y qué harían todos ellos a partir de ahora?

-[Francés] Bienvenidos, entonces -comentó mientras andaba encabezando aquel grupo-, soy Anne -alzó la mano sin girarse a penas-.

Aquellos personajes habían mostrado valía y coraje en la lucha contra los soldados franceses. Después de todo... parecían que juntos eran invencibles. Sin embargo, Anne no se fiaba del todo, pues algo le decía en su interior, que competirían por ambiciones diferentes...

Decididos, empezáis a correr por el callejón hasta que la luz que inunda el puerto os acaricia el cuerpo. Nos os paráis, sabéis que os pisan los talones. El bergantín francés se encuentra a trescientos metros, protegiéndolo solo hay dos soldados. El estruendo que hacéis alerta a ambos hombres, que poco o nada pueden hacer contra la marabunta que formáis junto a los hombres de las Bouvier. 

Ciento cincuenta, cien, cincuenta metros. Apenas os separan dos atracaderos del navío de huída. De pronto, un estrépito invade la zona. Decenas de balas vuelan hacia vosotros por vuestra espalda. Algunos marinos aliados caen, otros plomos silban a vuestro alrededor. Llegáis hasta la pasarela, arrolláis a los custodios. La experiencia del mar hace que los marineros emprendan la tareas tareas necesarias para zarpar. Cortan las amarras, arrían el trinquete y la mesana. Empujan el barco con maderos sacándolo del muelle.