Partida Rol por web

FECHA: 5 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DE LA LUNA (LARGA NOCHE Y LUNA LLENA).

HORA: POR LA TARDE.

LUGAR: BAJO LA COLINA NEGRA.

CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO DESPEJADO.

Al ver la sangre seca, Halberd se aferró a su ballesta luminosa.

— ¡Pst! ¡Equilibrium! — llamó en susurros — Está claro que han debido pasar por aquí. ¿Por dónde crees que han ido...? ¿Escuchas algo? — el Crazy tenía sentidos hiperagudos, al menos la vista. Tal vez también tuviera hiperoído. Nunca le había preguntado.

Apuntó la ballesta hacia la puerta de la sangre. No le gustaba un pelo. Nada. Cero. Pero obviamente algo había pasado para que desapareciera el tipo que iban buscando y su equipo.

— ¿Deberíamos ir por allí? — preguntó, no muy convencido.

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HORA: POR LA TARDE.

LUGAR: BAJO LA COLINA NEGRA.

CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO DESPEJADO.

La lógica me indica que, si estoy buscando a alguien y lo único que veo es un rastro de sangre, seguiré ese rastro para saber si me lleva hasta quién estoy buscando. Por lo tanto es probable que nuestros compañeros hayan seguido ese rastro, y por tanto nosotros también debemos hacerlo.

Dicho eso me meto por el pasillo quedándome junto a Briareos cuando me parece ver a alguien por allí delante. ¡Eeehhh! ¿Está usted bien? Esperenos, por favor.

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Briaeros se había detenido brevemente a descansar, con las articulaciones algo cargadas por tener que llevar el cuerpo de la difunta Alexa, pero por lo demás parecía en posición de continuar con aquella marcha lo que hiciera falta. Asintió ante la deducción de Equilibrium, pues él había pensado lo mismo... Aunque, tan pronto empezaron a avanzar, vieron que no estaban solos. No reconocía a aquel tipo, pero no habló, limitándose a seguir avanzando sin perderle de vista.

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El reducido Grupo Suicida avanzaba por el curvo pasillo ensangrentado. Briaeros cargando, algo cansado ya, con el cuerpo de la difunta Alexa. Equilibrium reservando energías por ahora avanzaba a su mismo ritmo para no perderle de vista.

Con sus cortas piernas de enano, Halberd se había quedado inevitablemente atrás.

Las manchas de sangre atestiguaban que éste había sido el escenario de una cruenta batalla, probablemente entre hombres y máquinas. El hecho de que la sangre estuviera seca atestiguaba que eso había pasado días atrás, probablemente coincidiendo con la segunda expedición a las ruinas del Concejal Konnir Baine. Posiblemente aquí su grupo se hubiera encontrado con su destino final.

Hacia el frente habían visto claramente a alguien del pueblo, de Antorcha, tal vez un vendedor de objetos de origen tecnológico. El individuo no había respondido a las llamadas de Equilibrium y finalmente se había perdido de vista tras unas puertas correderas automáticas hacia el final del pasillo.

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El tipo del pueblo estaba resultando ser realmente escurridizo. Cuando Briaeros y Equilibrium alcanzaron su posición, abriendo la puerta corredera automática y revelando lo que antaño pudiera haber sido un laboratorio de geología, el tipo se escapaba por una puerta corredera hacia el sur, que rápidamente se cerraba a sus espaldas.

Ante la puerta frente a la que estaban Briaeros y Equilibrium había el cadáver muerto a hachazos de una monstruosidad que parecía alguna especie de enorme planta fúngica con tentáculos, una estructura que parecía un cerebro humano gigante, y una horrible y enorme boca llena de colmillos como puñales.

Por el pasillo, hacia el Oeste, llegaba poco a poco Halberd, a su ritmo enanil.

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Halberd caminaba por el pasillo curvo tratando de no pisar los restos de sangre seca que llenaban el suelo, lo que era francamente difícil. Equilibrium y Briaeros lo iban dejando atrás poco a poco. Apretó el paso de forma imperceptible. Si iba a explorar en más ocasiones con ellos dos, desde luego tendría que buscarse algún tipo de vehículo de movilidad personal. Tal vez en el taller de Baine hubieran materiales con los que fabricar uno. Quizás pudiera hacerse con una plataforma alargada a la que ponerle ruedas, e instalarle en la parte delantera un eje de dirección que estuviera unido a la rueda delantera, con un manillar y un timbre para...

Se detuvo en seco ante la visión del monstruo muerto a hachazos y golpes. Un amasijo informe del que salían dientes, y un espantoso cerebro. Halberd no quiso ni mirarlo demasiado al pasar. Ya había visto bastantes cosas con tentáculos.

La siguiente estancia, en cambio, casi le hizo olvidar lo ocurrido. ¡Un laboratorio a bordo! Qué interesante era, y eso que no tenía ni idea de geología. Pero eso no quitaba que le maravillasen todos esos equipos tan sofisticados que suponía eran para el análisis de rocas y otros materiales. Sin duda, ser operario androffan en esa nave habría sido un sueño para Halberd. Hum, o quizás no tanto, porque la nave al final se había estrellado...

Entonces se dio cuenta de que Briaeros estaba justo delante. Con las zancadas que daba el alemán normalmente ya debería estar en la otra punta, con Equilibrium.

— ¿Quién es? — preguntó Halberd. Le había parecido escuchar a Equilibrium gritar a alguien que los esperara. Al principio pensó que sería otro Rifts Warrior, pero no tenía sentido que Daeron o Thomas, o cualquier otro, saliese corriendo.

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CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO DESPEJADO.

Briaeros había seguido a buen ritmo, pero aquel tipo tan raro en aquel lugar era, como poco, sospechoso. Y aunque al principio siguió avanzando a buena velocidad por el pasillo, sin quitarle el ojo de encima, cuando Equilibrium se abalanzó tras él, el borg redujo un poco la marcha. Seguía llevando los restos mortales de Alexa, y no deseaba que le pasara nada malo al cuerpo por un accidente. 

Cuando Halberd le alcanzó, el alemán avanzaba con mucha más precaución, procurando no perder de vista al potencial adversario y esperando que aquello no derivara en otro combate más.

-Ni idea. Parece de Antorcha.

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LUGAR: BAJO LA COLINA NEGRA.

CLIMA (EN EL EXTERIOR): INVERNAL. CIELO DESPEJADO.

Los tres miembros supervivientes del Grupo Suicida vieron como el hombre, un sospechoso mercader ambulante de Antorcha, recibía permiso de Emil, que parecía muy enfadado y cercano a la violencia, para marcharse.

Poco después, el hombre, de aspecto semi-bárbaro se despedía con una rápida despedida y ponía pies en polvorosa.

Al menos parecía que habían alcanzado al grupo principal de los Rifts Warriors.