FECHA: 8 DE ABADAR DE 4715 RA, DÍA DEL JURAMENTO.
HORA: MUY AVANZADA LA TARDE.
LUGAR: ANTORCHA: ALMACÉN SECRETO DE GARMEN ULRETH.
CLIMA: INVERNAL. CIELO DESPEJADO. TEMPERATURAS FRÍAS.
El asalto al almacén de Garmen resultó lento y tedioso. Hecho con muchas dudas, precauciones y tientos. Finalmente el grupo de Rifts, tras eliminar a una patrulla de esbirros de Ulreth, entraron a saco en la guarida del maleante, despachando con facilidad a los matones que tenía a sueldo. Algo fácil de explicar: muchos de ellos eran chavales, con poca experiencia y aguante para el combate. Daeron torció el gesto con evidente desagrado al ver que habían matado a críos en la oscuridad de la noche.
Maldito Ulreth, pensó iracundo, solo consolado de saber que Shidi le había partido el cuello. Le hubiera gustado que de eso se encargara una cuerda, mientras era ajusticiado y colgado, después de que hubiera confesado sus tejes y manejes, el origen del ruido y cómo cesar con él. Ah, y cómo lo soportaban estando junto a la fuente de ese molesto sonido y ondas enfermizas.
- Échate al suelo. Manos a la espalda. Cumple y vivirás - dijo al joven que se rendía, mientras le desataba los puños de cuerdas y luego los usaba para atar sus muñecas -. ¿Sabes donde está el origen de este ruido? ¿Y cómo demonios hacíais para soportarlo? - preguntó al único superviviente.
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El crío obedece las órdenes de Daeron y pronto acaba con las manos atadas a la espalda.
- "Creo que está en el despacho del jefe, dentro de una caja de madera. Al principio mordíamos cuerda o telas, pero después de unos días más o menos te acostumbras. Lleva un rato largo sonando raro y especialmente fuerte, como si pasara algo." - Explica ante las preguntas del Mago.
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- Sí. Son críos- el tono de Emil dejaba bien claro que no le hacía ninguna gracia el resultado del ataque pero era lo que había. Era necesario parar a Garmen Ulreth y eliminarlo antes que escapara. Y si él se había rodeado de una banda de maleantes imberbes, esa sangre caería sobre él en el infierno donde estuviera. Pobres diablos, a fe. Quizás alguno haya sobrevivido...- Echad un vistazo por si alguno sigue con vida y podemos evitar que muera por haber sido contratado por un gilipollas que a punto ha estado de matar a todo el pueblo- ordenó, sin demasiada esperanza, Emil quien revisó a cada uno de los chavales, intentando sacar de las garras de la muerte a cualquiera que aún no hubiera fallecido. ¿Quién sabe? Tal vez hubiera suerte porque, después de todo, el combate había sido tremendamente rápido.
- Y no dejéis que os machaque el hecho que fueran críos. Si hubiéramos dejado escapar a Garmen Ulreth el resultado hubiera sido mucho peor, y no es culpa nuestra que el cabronazo contratara a críos, ¿de acuerdo gente? Salvamos lo que podemos. Nada más, nada menos. Y está pronto a terminar el encargo, estamos todos bien, y vamos a cobrar nuestra paga. Sé que preferiríais que las cosas hubieran ido aún mejor, pero teniendo en cuenta cómo y dónde empezamos, me doy con un puto canto en los dientes- expuso mientras miraba a cada uno de aquellos adolescentes y, en caso que hubiera suerte, usaba su estabilizar con ellos.
- Bien- dijo al terminar con el examen, señalando a los que estuvieran vivos.- Atadlos y quitadles todas sus posesiones. Halberd, echa un vistazo en el despacho del jefe, en seguida iré para allá. Veamos si hay otro peligro o si conseguimos más información. Xavier, no te ralles demasiado: sabemos muchas cosas. Que había una nave, que el motor de la misma era el que causaba el fuego de la Antorcha, que este fulano muerto- dijo echando una mirada a Garmen- había llegado a un acuerdo con terceras personas para redirigir el poder de dicho motor, lo que estaba causando malestar y enfermedad a la gente de la Antorcha que los hubiera llevado a enfermar o a morir, y que hubiera supuesto el fin de la población y su más que probable conversión en esclavos. Así que respiremos, registremos este lugar, saqueemos lo posible de bienes e información y vayamos a cobrar y a celebrarlo, ¿de acuerdo camaradas?
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Enfrentarse a humanos le resultaba más tranquilizador que descender a una sucia cueva repletas de alienígenas feos que aparecían con extrañas armas. Humanos, simples y sencillos humanos como él y algunos de sus compañeros. Asaltar un almacén de bandidos además le recordaba a un western.
Entró justo después de que la primera línea de choque se abriera paso al interior, descartó usar una ballesta pues no le había sido muy útil en los últimos conflictos. Se decidió a probar con sus nuevos hechizo, había uno en concreto con el que llevaba tiempo queriendo probar. De su mano derecha brotó una llama recta y directa que impactó a uno de los sicarios consumiéndolo de forma casi inmediata.
Thomas se observó la mano con verdadero interés, aquel nuevo mundo le permitía utilizar las leyes line de una forma mucho más interesante. Sorprendido por ese hecho colaboró poco más en el resto del combate, se mantuvo en la puerta relajado mientras sus compañeros se encargaban del resto.
—Es muy complejo de explicar Halberd, he conseguido juntar y manipular las energías místicas que envuelven el mundo y juntarlas en un único gesto que se ha transformado en una poderosa llamarada que ha impactado contra ese pobre desgraciado. Es un complejo conjuro del alta hechicería que depende de la precisión, la capacidad mental y el correcto alineamiento entre cuerpo, cabeza y alma. Se llama Genki-dama. Por el momento no puedo emplearlo de otra forma.
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Finalmente consigo encontrar el origen de la vibración que nos estaba jodiendo a todos y apagarla. Un suspiro de alivio sale de mis labios mientras se me demuestra su habilidad para encontrar sitios oscuros y ocultos encontrando un cofre. Cofre que tras abrirlo muestra una pequeña fortuna en discos de plata.
No creo que haya mucho más, y se hace de noche. Quizá encontremos alguna poción adicional o algo así. En cualquier caso démonos prisa, deberíamos informar a la consejera para ver si localizamos a dónde dirigían la energía y a quien hemos tocado los huevos. Porque esos serán nuestros primeros enemigos en este mundo. Además, se está haciendo de noche y me gustaría descansar aunque sea en la taberna.
Dicho eso, colaboro registrando cadáveres a ver si tienen algo de valor más allá de acné.
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Halberd escuchó con cara de concentración la breve explicación de Thomas, pero no entendió nada de nada. Desde luego tenían formas diferentes de canalizar las energías de ese mundo.
— Entiendo, entiendo... Entonces tu dedo no hace de soplete. Bueno, no importa. Quizás más adelante. Tal vez pueda hacer un invento...
El enano se puso a rebuscar por ahí, y no pudo evitar enterarse de que se habían cargado a un grupo de muchachos. Se le cogió un pellizco en el estómago. Él mismo había despachado a uno. Qué horror, apenas tenían bigote... Afortunadamente, Emil en seguida le dio indicaciones a Halberd que lo tuvieron en movimiento, y Equilibrium encontró y desconectó la máquina maravillosa, aunque de ruido bastante molesto.
Se acercó a la maquinaria.
— Uf, menos mal que la has podido parar. Vamos a echar un vistazo a esto y nos vamos. Habrá que hacer algo con ella cuando terminemos, antes de que cualquier grupo de catetos se líe a pedradas con esto y la haga explotar. O venga otro listo y la reactive.
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A diferencia de lo ocurrido bajo Antorcha, aquello fue rápido e incluso fácil. Una vez fueron algo conscientes de lo que tenían delante, pudieron ser dolorosamente conscientes del por qué. Eran chavales. Chavales con cierta competencia y muy malas ideas e influencias, pero chavales. El alemán suspiró, exasperado, al darse cuenta de aquello. Siguiendo las indicaciones de Emil, fue revisando uno a uno a los caídos, intentando buscar alguno que aún pudiera ser arrancado de los brazos de la muerte. Sin embargo, la tarea resultó ser inútil, y finalmente el borg negó con la cabeza mirando a Emil.
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Vicky se sintió aliviada cuando el zumbido paró, pero el hecho de que todos los chavales menos el prisionero yacían muertos le hacía preguntarse si habían hecho lo correcto. La justice ranger siempre había sido legal y justa, o al menos eso quería pensar. No se preguntaba dos veces si debía quitarle la vida a alguien que intentaba quitarle la suya o la de sus compañeros, pero no estaba segura de que fuese el caso de aquellos críos. No le parecía que el castigo hubiese sido el adecuado con sus crímenes. Un arresto, algun tipo de trabajos a la comunidad y especialmente algo de educación podría haber cambiado las vidas de aquellos chavales.
Vicky fue incapaz de ayudar al resto a revisar los cuerpos de los adolescentes caídos, pero las ganas de darle una patada en la boca al jefe crecían en cada segundo. Se había aprovechado de chavales desesperados. Era una persona absuutamente ruín.
Se acercó a Emil a hablar con él, algo alejados del resto.
- Emil, cuando se usan a niños suele ser porque no tienen a nadie, o precisamente por que si lo tienen. Ambos casos desesperados y fácil de manipular. No son adultos conscientes o con posibilidades. Tal vez tenían familias en situación precaria. Si te parece bien, me gustaría hablar con el prisionero y si es el caso, les devolveré mi parte de lo que saquéis de estos cuerpos. No estoy cómoda con la sangre en estas monedas.
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Guardó unos segundos silencio tras el gesto de Briareos. Ojalá hubiera sido posible... Pero daba igual. Si alguien tomaba las armas podía terminar así. Por doloroso que fuera. Asintió al gesto de Briareos, finalmente, y siguió tomando los bienes obtenidos hasta que Vicky se le acercó.
- De acuerdo, Vicky. Pero no me tienes que pedir permiso ni para hablar con el prisionero ni para hacer lo que quieras con tu parte del botín- parece que no fuera a decir nada más pero en ese momento se pasa la mano por la frente para, después, cerrar los ojos y frotarse el puente de la nariz.- ¿Me cuentas lo que luego te diga el chaval, de acuerdo? Yo también hubiera preferido no tener que eliminarlos, en serio.
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Aclaradas sus capacidades mágicas a Halberd, su labor allí no era muy necesaria. Sus compañeros se encargaban de forma diligente de cumplir con la limpieza del lugar, él se mantuvo en la puerta esperando hasta que comenzó la recolecta de equipo. En ese momento se acordó que deseaba mejorar las cosas de las que disponía y se movió para cotillear.
Nada de lo que veía llamaba su atención o se centraba en sus capacidades, poco era rescatable para él de forma práctica aunque el flamante arma del líder al que Raxus y Shidi habían destrozado le gustaba. Era un arma elegante, fina, digna de un duelista. Por desgracia él no estaba capacitado para usar algo así.
—No hay nada útil para mí —dijo de pasada mientras descartaba coger algo. Esperaba a que se repartiera el dinero para poder comprarse nueva ropa y quizás un bastón como el de Daeron.
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Lo más coherente que había escuchado era la propuesta de Vicky.
- Me parece una buena propuesta Vic. - Comenté. - Es más, sería mejor proporcionarles cierto respeto a los cuerpos presentes para que cuando expliquemos lo que ha pasado aquí, sus familias los puedan reclamar. - Indiqué. - Nos haría más, humanos. ¿No creéis? - Pregunté al resto.
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HORA: OCASO.
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Halberd anotó cuidadosamente las coordenadas y demás datos que creía que le servirían, con algo de estudio, a señalar en un mapa del país de Numeria lo suficientemente preciso, un círculo de la zona a la que estaba siendo redirigida la potencia robada al generador de fusión de las ruinas bajo la Colina Negra. Creía entender cómo funcionaba el artefacto, pesado, ruidoso y más bien poco manejable. Le parecía que lo mejor sería que estuviese bajo la custodia del Concejal Baine, que era a todas luces quien más sabía de tecnología de todo el pueblo. Equilibrium le ayudó en la tarea.
Shidi y Briaeros vigilaban fuera, aunque, pese a la oscuridad reinante, se sentían razonablemente seguros, pues sus instintos les indicaban que el peligro para el pueblo ya había pasado, al menos por ahora.
Xavier repasó los cadáveres, ayudando a juntarlos y a disponerlos de la manera más decorosa, y realizando alguna clase de sencillo ritual o rezo para cada uno.
Daeron identificó e inventarió los objetos de los cadáveres y del almacén que merecía la pena llevarse, y así informó a Emil, quien cargó con buena parte del material para repartirlo más tarde.
Raxus vigilaba al prisionero, el cual se mostraba bastante colaborativo y respondió a todas las preguntas sobre el origen de la banda que le hizo Vicky. Al parecer la mayoría procedían de pueblos relativamente lejanos, donde habían cometido algún robo u otra trastada, o eran miembros de tribus de los Páramos que, por algún motivo, no tenían valor para afrontar el rito de paso bárbaro o habían decidido probar suerte con el "estilo de vida civilizado".
Thomas seguía al grupo como un sonámbulo, aunque procurando estorbar poco.
Una vez recogido todo lo que se iban a llevar, Emil condujo al grupo de Rifts Warriors y al prisionero Puño de Cuerda a hablar con los concejales del pueblo. Aunque ya había caído la noche, estimó que esto era importante y debían saber cuanto antes todo lo que había pasado.
// Salen de escena: Todos. - Siguen en: Antorcha.
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Emil se preparó para regresar y, al escuchar a Xavier, se limitó a asentir.
- Comprendo tu preocupación. No los desnudaremos y, cuando llegue el momento, los enterraremos (o incineraremos conforme establezca su cultura) con sus armaduras y armas. Si luego, con el oro que te corresponda, quieres tú, Xavier, o cualquier otro, hacer lo que sea, bienvenido sea. Ahora vayamos a ver a los concejales.