Partida Rol por web

- No. - responde Bárbara, simple y llanamente, con una sonrisa sonrojada llena de superioridad. En el momento en que Valentio intenta atacarla con Kleanser y ella es capaz de esquivar el golpe con facilidad, en sus ojos puede verse un brillo victorioso y sádico. - Ese es tu sitio, no el mío. - dice, con una gran sonrisa en su cara, enseñando los dientes. - ¡Ahora vamos a empezar a hacer las cosas a mi manera!

Dicho esto, Bárbara alza su pierna hasta dejarla totalmente en vertical frente a Valentio mientras se está levantando, y en apenas unos instantes la hace descender con fuerza y crueldad sobre su cabeza...

Con cada sonrisa que le dirigía la chica, por muy sádica que fuera, Valentio correspondía con una llena de satisfacción, deseo y ganas de continuar aquella pelea, como si no fuera más que un juego. Y aunque estaba dispuesto dejar que Bárbara le ganara algo de terreno para mantener la tensión, aquel ataque ya lo había visto antes y no pensaba volver a dejarse golpear.

El pelo flamígero de Valentio bailó cuando este se apartó como una flecha a un lado, dejando que la pierna de Bárbara se estampara contra el suelo. Con una sonrisa socarrona, le dio unos toquecitos con el dedo en el hombro, retrocediendo unos pasos para salir del alcance de sus mortales piernas.

- Me temo que vas a tener que enseñarme a obedecer, entonces. Últimamente he perdido un poco el autocontrol, ¿sabes? - se encogió de hombros con una sonrisa, jugando a girar a Kleanser en su mano.

- ... Tsk. - gruñe por lo bajo Bárbara cuando ve que su pierna no ha acabado estampada en el cuerpo de Valentio, sino en el suelo. Éste se agrieta ligeramente, pero eso no le da ninguna satisfacción a la chica. Tampoco parece que le divierta que Valentio le de unos toquecitos en le hombro para que se gire, y al hacerlo dando una patada para ver si lo alcanza, el chico se aparta rápidamente de ella. Esto parece estar irritándola bastante. - A estas alturas del combate... todos los hombres estarían ya a mi merced... - gruñe, sonriendo con las mejillas sonrojadas pero apretando mucho los dientes y abriendo mucho los ojos. Con una mezcla de emociones de placer y negatividad luchando dentro de ella. - Bajo mis pies... en el suelo... suplicando... - murmura con rabia. - ¡¿POR QUÉ TÚ NO ERES IGUAL?!

Y con ese grito de rabia, Bárbara da una vuelta sobre sí misma al tiempo que da un salto avanzando hacia Valentio, y al hacerlo clava la otra pierna en el suelo y adopta la pose con la que dos veces antes ha fallado al lanzar su ataque. Pero esta vez lo hace con rabia, mucha rabia, y sus múltiples patadas al frente apenas pueden verse como una imagen residual antes de que lance la siguiente, una tras otra.

Tras apartarse a tiempo de esa inútil patada, Valentio se encogió de hombros de nuevo, con una sonrisa de superioridad e inocencia a la vez. Probablemente, ni siquiera él mismo supiera bien qué responderle a la chica. Sí, sin duda normalmente habría caído ya al suelo aunque probablemente no por los motivos que ella desearía. ¿Pero por qué ahora no?

La rabia de Bárbara llegó en forma de muchas más patadas que antes y Valentio pudo notar cómo esa situación estaba dejando de gustarle, en parte. Poniendo los brazos al frente e intentando cubrirse, el caballero retrocedió poco a poco a cada golpe. Cuando la furia de la pelirrosa cesó, la armadura de Valentio había quedado prácticamente inutilizable: La potencia de las patadas la había quemado en varios sitios y estaba rasgada y casi desintegrada en algunas zonas. 

Aún en pie, Valentio jadeó y cogió aire, recuperándose poco a poco del golpe. Con una mano, agarró su casaca morada y la tiró por encima de su cabeza junto con los restos de su armadura, quedándose solo con los pantalones polvorientos tras la pelea. El torso tonificado del chico estaba cubierto por marcas de golpes y algunas cicatrices de peleas anteriores. Para los afortunados que lo hubieran visto antes, se podría decir que en ese momento parecía más musculado, o más vigoroso, o más... simplemente más. El Valentio pelirrojo esbozó una sonrisa, comenzando a alzar su espada para contraatacar. Sí, ¿por qué no soy igual? Lo sé, lo sé de sobra...

- Porque no soy un "hombre". - respondió a su pregunta, avanzando en un destello hasta estar frente a ella. Los ojos de Valentio brillaron con un rojo intenso, el mismo color que adoptó Kleanser furiosamente antes de caer sobre su víctima - ¡SOY UN DEMONIO!

Kleanser corta el aire a su alrededor, emitiendo un fulgor rojizo del mismo tono que adoptan los ojos de Valentio mientras su filo cae con furia sobre la sorprendida Bárbara. La chica abre muchos los ojos al ver a Valentio de repente tan cerca, y emite un fuerte gemido de dolor y sorpresa cuando el golpe de Kleanser la alcanza y la lanza con fuerza hacia atrás, desintegrando la práctica totalidad de su ropa en el proceso. Bárbara rueda por el suelo y queda tumbada en posición fetal de espaldas al miembro de Radiant Dream, medio encogida sobre sí misma... y totalmente inconsciente.

La victoria es, sin duda, de Valentio. Y menuda victoria. No sólo ha vencido a una enemiga que para otros podría ser temible, sino que se ha dado cuenta de su verdadera naturaleza. Y... menuda naturaleza. El otrora Caballero de la Pureza nota su sangre hirviendo. Su sangre y más cosas. Hay tantas cosas que ahora mismo haría que en otras ocasiones no...

Pero lo importante es que ha vencido, así que Valentio procede a acercarse a su rival caída. Da un paso, luego otro y... en este segundo, su rodilla se dobla y el chico cae. Tiene que aguantarse con una rodilla clavada en el suelo para no tambalearse. ¿Qué es este repentino mareo? Como si la adrenalina hubiera desaparecido de repente, la frente de Valentio se vuelve fría y su respiración más pesada. Sus brazos pierden fuerza, y Kleanser acaba cayendo al suelo a su lado con un tintineo metálico.

Y casi mejor, porque el chico necesita las manos para apoyarlas en el suelo y no caerse. ¡No! ¡No quiere perder esta sensación que estaba sintiendo! ¡No! Pero... sí. El tono rojizo de los ojos y el cabello de Valentio se desvanece, y aunque es perfectamente capaz de mantenerse en pie porque sus heridas no son para tanto... el contraste entre la energía que sentía antes y la que le falta ahora es enorme y desagradable.

En ese momento, la puerta que conecta con el piso de abajo se abre y unas caras familiares (y una que no) entran por la puerta.

- ¡Está en pelotas! - dice el chico lobo que acaba de entrar por la puerta, mirando con los ojos muy abiertos a Bárbara tumbada en el suelo. Sobre su espalda se encuentran Lily y Daviel inconscientes, y a su lado camina una magullada Reily.

Valentio soltó un jadeo tras aquel ataque, incorporándose tras aquel último golpe. La sonrisa socarrona seguía en su rostro. En aquel momento sentía que podría dominar a cualquiera, y no solo en combate. Se sentía más vivo que nunca y en su mente se acumulaban demasiadas ideas sobre lo que hacer con aquella chica cuando se despertara. ¿O tenía algo más importante que hacer? No, solo el combate. Pero... el combate ya ha terminado.

Recuperando su raciocinio poco a poco, Valentio sintió cómo aquellas fuerzas nacidas de la emergencia se desvanecieron poco a poco mientras iba cayendo al suelo. Así que... esto es lo que soy de verdad. Sigo siendo yo... ¿verdad? Una parte de él se negaba a dejarlas ir de cualquier forma, pero otra prefería que las cosas se quedaran así. Le costaba respirar ahora que volvía a ser el de antes y tanto su cuerpo como su mente aún tenían que acostumbrarse al cambio. Todo lo que había pasado era demasiado que asumir y aunque quisiera, nada volvería a ser como antes. 

El sonido de la puerta abriéndose volvió a activar su instinto de batalla y, aunque aún estaba en el suelo, no dudó en alargar la mano hacia Kleanser y prepararse para luchar con quien fuera que hubiera llegado. Por suerte, eso no fue necesario. Miró a Lily y Daviel con preocupación, pero al ver que Reily no parecía estar tan preocupada por ellos, supo que de momento estarían bien.

- Reily... Estáis bien... - susurró incorporándose lentamente, mientras la tensión desaparecía poco a poco. El caballero dejó caer de nuevo a Kleanser, y sin pensárselo dos veces se lanzó a abrazar a la pelirrosa. En ese momento no le importaba el dolor de los golpes que se había llevado, ni el hecho de que estuviera a pecho descubierto. Las lágrimas por el exceso de emociones comenzaron a caer por la espalda de Reily, mientras el chico apenas podía hablar entre sollozos - Menos mal... Menos mal...

Valentio necesitó un par de minutos hasta poder calmarse y secarse las lágrimas con el antebrazo, con el pelo algo revuelto todavía. Tras unas cortas presentaciones, Valentio se acercó a su casaca que seguía en el suelo y sacó de ella el colgante que le había dado Lewis, guardándoselo en el bolsillo para que no se volviera a perder. Después, para sorpresa de Reily, miró el cuerpo desnudo de Bárbara sin alterarse y dejó sobre ella la casaca, intentando cubrirla lo mejor que pudo.

Finalmente, sonrió a los otros dos más tranquilo y les dio unas palmaditas en la cabeza a los pequeños demonios, si es que seguían aún a Lily. Por fin lo he entendido y estoy seguro de que no sois tan malos como pensaba. Demasiadas cosas habían pasado en apenas unos minutos... Pero Valentio estaba listo para continuar.

- ¡Tranquilo! Somos nosotros -Reily se paró en la puerta al ver que Valentio cogía a Kleanser.

Aunque su atención, con el grito de Bigbad, no tardó en desviarse al cuerpo desnudo de la chica para voltearse inmediatamente hacia Valentio. Aquello lo tendría bloqueado; habían sabido cómo atacarle ¿verdad? ¿o no?

Asintió a las palabras del caballero e hizo amago de inclinarse para ayudarle a levantarse cuando su abrazo le pilló desprevenida, desestabilizándola y casi haciendo que cayeran ambos al suelo, pues todavía le temblaban las piernas tras su combate. Las lágrimas de Valentio la sobrecogieron y tampoco a ella pareció importarle la cercanía ni que el chico estuviera desnudo de cintura para arriba. Tardó unos segundos en sobreponerse a la situación y al latigazo que le había dado la herida del abdomen, pero tras eso, sintiendo como las lágrimas resbalaban por su espalda, Reily reaccionó como solo ella sabía hacerlo, con todo el cariño y la ternura del mundo. Los brazos de la chica envolvieron a Valentio y con delicadeza empezó a acariciar su pelo, permitiéndole que sacara todo aquel dolor.

- Tranquilo... ya está... ya está... estoy aquí -dijo, como tantas veces Ren o su madre le habían hecho a ella cuando se había desmoronado.

Y le dejó llorar todo el tiempo que necesitó. Incluso poniendo un dedo y negando con él frente a Bigbad si éste se quejaba al respecto. La pelirrosa mantuvo a Valentio protegido en aquel fraternal abrazó hasta que éste fue capaz de recuperar su propia respiración y calmarse.

Tras ello, le presentó al chico lobo, por el nombre de Bigbad y si Valentio lo relacionó con aquel enemigo cuya muerte había afectado tanto a Reily en su primera misión, ella simplemente asintió. Ya habría tiempo para explicaciones más tarde, también para explicar qué hacía esa chica desnuda y porqué Valentio no estaba muriendo de vergüenza, ahora debían seguir. Además, su corazón seguía bramando por subir escaleras arriba. Después de ver que dos de sus compañeros estaban inconscientes y ellos dos completamente magullados, y vivos a duras penas, no quería ni imaginar lo que sus compañeros habrían encontrado en los siguientes pisos.

- Vamos -Reily también estaba lista, con Hana-Akari empuñada en su mano-. Bigbad si ten cansas cargo yo a alguno de los chicos.

Debían seguir.

- Tranquila, no pesan nada. - replica Bigbad, dando un pequeño salto para ajustar a Daviel y Lily a su espalda, desmayados. - Les hace falta comerse un par de cabritos. - ríe, viendo cómo Valentio poco a poco recupera la compostura y los diablillos le saludan correteando a su alrededor con alegría. - Vale, supongo que la tía en pelotas es una enemiga y no hay que cargar con ella. Una lástima. - dice, murmurando esto último. - ¡Pues nada, a seguir!

Y así continúan hacia el siguiente piso...