Erwin nota cómo, siguiendo su voluntad, la magia que se ha acumulado en su brazo al romper la gema mágica fluye por su cuerpo poco a poco dirigiéndose hacia la espada de su familia, que sujeta con la mano contraria. Todo esto mientras el arquero rabioso sujeta con fuerza la flecha como si fuera un puñal, y después de la distracción de la encapuchada parece decidir que tiene que acabar con el combate cuanto antes.
Raito hace descender la punta de la flecha sobre Erwin, pero éste decide atacar su brazo, así que el arquero usa la flecha para interceptar el golpe. Y aunque emite un quejido por su brazo herido, lo consigue. Su flecha es sorprendentemente robusta, y además ha conseguido apoyarla en el lado plano del filo de la espada, ya que Erwin tampoco es muy diestro en esgrima y no ha podido evitarlo. Raito sonríe con superioridad, pero sin duda no esperaba que justo en ese momento la espada de Erwin recibiera la magia del mago y, de repente... ¡empezara a arder!
La madera de la flecha prende, y el arquero da un paso hacia atrás y suelta su arma improvisada, la cual cae al suelo mientras Erwin se levanta dolorido por las heridas de rodilla y hombro, pero con la seguridad de estar entendiendo cómo funciona su espada, la cual se apaga segundos después. Y para sorpresa de nadie, Raito saca un nuevo puñal de un bolsillo y se lanza a atacar al mago, pero éste interpone de nuevo su espada en la trayectoria del ataque y...
- ¡Aaaagh...! - Raito se echa de nuevo hacia atrás y suelta su arma tembloroso, no porque le duela el hombro o porque Erwin le haya asestado un tajo... sino porque el filo de la espada le ha dado un buen calambrazo eléctrico. El arquero aprieta los dientes, mirando con rabia a Erwin a los ojos. Su mirada lo deja claro: está tan rabioso que está dispuesto a acabar definitivamente con su rival.
Límite para postear: 20:59 del 08/10/2023, hora de Comunidad Umbría.
De nuevo, post de Erwin primero y después los demás. En principio los últimos ya :D
Por una vez Erwin no pensó más de la cuenta en las ramificaciones teóricas, ni tampoco empezó a plantearse cómo tendría que estudiar lo que estaba sucediendo en ese momento. Su atención se mantuvo en el presente, dejando que cada movimiento fluyera naturalmente en el siguiente. Entendió lo que la espada esperaba de él, y como podía moldearla a lo que necesitaba... y lo aprovechó.
Electricidad.
Había conseguido bloquear el ataque de Raito y la energía lo había acalambrado con suficiente fuerza como para hacerlo retroceder, y aprovechó esa ventaja para seguir adelante. Agarró la empuñadura con ambas manos, agarrando el filo en vertical, cercano a su torso.
—No quiero matarte —dijo entre dientes. Apenas había llegado a ser consciente de que sus compañeros habían alcanzado su piso, y eso solo reforzaba sus palabras—. Ni hacerte más daño. Ríndete antes de que sea tarde.
Aire.
Adelantó una pierna y trazó un amplio arco horizontal mientras alimentaba a la espada con esa energía. La intención era clara: Incluso si fallaba el golpe o Raito conseguía bloquearlo, esperaba que lo que venía después fuera capaz de arrollarlo. Y aunque quizá él no tenía la misma intención letal que tenía el arquero, su determinación no era menor: Erwin quería poner un punto final a ese combate.
Raito ve venir el golpe e intenta bloquearlo, pero de alguna forma él mismo ya sabe que es inútil. En lugar de intentar bloquear el filo de la espada con su propia arma el hombre alza los brazos para cubrirse el rostro, tal vez sin creer las palabras de su rival, o puede que simplemente por un acto reflejo.
Así es como del filo de la espada de Erwin comienzan a surgir remolinos de aire de lo más potente, que amplían el rango de acción de su espada y hacen que el enemigo note sus efectos incluso antes de que el filo toque su carne. El viento de la espada de Erwin no sólo potente, sino también concentrado, y como si fuera un paraguas que no puede evitar darse la vuelta cuando la tormenta le pilla por un mal lado los brazos de Raito se separan de su rostro y su cuerpo se inclina hacia atrás, antes de que la espada de Erwin siga avanzando y desate toda su fuerza eólica sobre él.
Raito sale volando hacia atrás y rueda por el suelo varios metros... hasta que queda boca abajo, inconsciente. En ese momento la energía de la gema mágica que había absorbido Erwin desaparece, y su espada deja de emitir magia. Todo ha terminado.
Reily entró a la estancia apenas sin aliento, había subido las escaleras lo más rápido posible, dispuesta a encontrarle. Abrió la puerta de la siguiente sala justo para ver como aquel brillo acababa en la mano de Erwin y envolvía su brazo en un aura mágica.
- No... -atinó a susurrar antes de desviar su mirada hacia la encapuchada.
Los ojos de Reily volvieron a tornarse de aquel color rosado. Sabía que aquella mujer era peligrosa, no tal vez de la manera que los enemigos a los que se enfrentaban, sino de una forma peor, de las que acaban inyectándose bajo de la piel y reptando hasta el corazón: un veneno, lento y silencioso. Apretó el puño en torno a la empuñadura de Hana-Akari, recordando todo lo que ella y Erwin habían hablado sobre el tema.
La ira ardía en su interior, pero el peligro más inmediato no era ella sino el enemigo contra el que Erwin combatía. La pelirrosa dudó, los breves segundos en los que el arquero acabó tendido en el suelo boca abajo. Pero luego dando unos pasos rápidos se interpuso entre la encapuchada y Erwin.
- Aléjate de él... -tal vez, dada la relación de ambos, muchos podrían pensar que se trataba de celos ¡una rival en el amor! pero la preocupación de Reily iba mucho más allá que algo tan simple y era algo que le aterrorizaba incluso mucho más que poder perderle a manos de otra persona. No, Reily no temía perderle, más de lo que temía que él se perdiera a sí mismo-. No pienso dejar que le arrastres a la oscuridad de la que tú sales.
A pesar de sus heridas, la pelirrosa interpuso el filo de Hana-Akari frente a la mujer. No tenía intención de atacar, pero no dudaría en hacerlo si debía.
Después de haber dejado parte de su ser y su ropa superior en la estancia anterior, Valentio había subido rápidamente detrás de Reily, mirando con cierta curiosidad a su acompañante pero sin querer retrasarse más para preguntar. Al llegar al piso superior, el chico abrió la boca sorprendido al ver que Erwin había usado una de esas gemas.
Escuchó a Reily a su lado e inmediatamente puso el brazo por delante de ella para impedirle avanzar más. No, Reily no está preparada para pelear a juzgar por su aspecto, y tampoco podemos distraer a Erwin en este momento crucial. En cuanto el combate pareció terminar, el caballero bajó el brazo y dejó que Reily se adelantara. La siguió con calma y posó la mano en el hombro de Erwin, dedicándole una sonrisa tranquila, la misma que él necesitaba para saber que ya había terminado todo. Después levantó la cabeza hacia la encapuchada con el ceño fruncido.
- ¿Cómo sabías que estábamos aquí? ¿Y qué quieres exactamente de Erwin? ¿Por qué le ayudas? - preguntó, en un tono más tranquilo pero decidido. Había juzgado mal más cosas de las que pensaba, y empezaba a necesitar todas las respuestas que pudiera conseguir.
Cuando Reily se interpone entre la encapuchada y Erwin, los ojos rojos de la joven Breaker se quedan mirando fijamente a los rosados de la espadachina. Sin embargo, no hace ningún gesto violento ni tampoco parece estar preparándose para atacar. El único momento en que su mirada se desvía es cuando el arquero sale volando por la acción del viento de la espada de Erwin y acaba en el suelo. Después de eso tanto Reily como Valentio hacen sus preguntas, pero ella no responde.
Pero sí que habla, después de dejar unos segundos de silencio.
- Mi propuesta sigue en pie, Van der Heuvel. El poder que acabas de usar con la espada es sólo una pequeña muestra de lo que en realidad es capaz de hacer. Yo lo sé bien. - dice, mirando a Erwin por encima del hombro de Reily. Después, se dirige a la pelirosa y Valentio. - A estas alturas vuestros amigos ya habrán encontrado a la chica que buscáis. Pero deberíais correr a reuniros con ellos cuanto antes. Uno de esos chicos... - guarda un segundo de silencio. - Hay algo extraño en él. Aunque puede que me equivoque.
Dicho esto, y de forma repentina, la encapuchada sale corriendo hacia la puerta de salida, pasando justo al lado de Bigbad, el cual abre mucho los ojos por la sorpresa, pero acaba bajando las escaleras y marchándose...
Límite para postear: 20:59 del 11/10/2023, hora de Comunidad Umbría.
—No es una enemiga, Reily —dijo Erwin, pese a sentirse conmovido por su reacción—. Si no hubiera llegado a tiempo no habría podido defenderme de él.
La mirada de Erwin descendió durante un momento, considerando las palabras de la Breaker, pero no podía responder. No en ese momento. Eso era algo que necesitaba considerar y decidir por él mismo. Pronto, en cualquier caso, ya no estaba allí... aunque sí que dejó, antes de irse, una advertencia como poco ominosa.
—Su padre era el herrero de mi familia —respondió a la duda que había planteado Valentio, desviando la mirada y fijándola en la siguiente puerta—. No sé qué ocurrió con él, ni con ella. Por qué terminó así. Pero... me gustaría saberlo.
Enfundó la espada con lentitud, teniendo que combatir contra su propio pulso agitado. Con el combate terminado y la adrenalina desapareciendo, las heridas dolían más que antes... pero no había tiempo para eso. Se giró en dirección a los que se habían unido a él, tanto conocidos como desconocidos, y cabeceó.
—Deberíamos seguir adelante —musitó. No parecía que él fuera a ser capaz de ofrecer mucho apoyo, pero no tenía intención de quedarse atrás... aunque, dado que incluso cojeaba, tampoco iba a poder subir escaleras con mucha prisa.
Agradeció que Valentio la parase y se lo hizo saber con una cansada y triste sonrisa. Tras ello, Reily mantuvo su posición defensiva frente a Erwin, apretando los dientes con fuerza pues incluso mantener la espada en alto era un esfuerzo terrible con la herida abierta del abdomen. Cuando el chico habló ella tragó saliva y sintió que el corazón se le encogía en el pecho, casi podía sentir la lucha interna de Erwin, sabía lo difícil que estaba siendo para él muchas de las decisiones que debía tomar. Las lágrimas rodaron por sus mejillas pero no se apartó hasta que la Breaker desapareció por la entrada del piso.
Cuando hubo desaparecido se acercó para comprobar si Erwin estaba bien.
- Estaba muy asustada -le susurró temblorosa. Levantó la mano para acariciar su mejilla, pero sin llegar a hacerlo, pues sabía que las cosas entre ambos seguían en un punto desconocido e inestable, dio un paso hacia atrás y limpió las lágrimas con el dorso de la mano derecha-, menos mal que estás bien.
Ninguno de ellos estaba en el mejor estado posible, Valentio parecía haber sufrido (ejem, ejem) en su combate. Reily tenía la camisa rasgada a la altura del abdomen y manchada de sangre, además de moratones y otros múltiples cortes menores, pero a pesar de ello la espadachina del cerezo se acercó de nuevo a Erwin.
- Apóyate en mí, te ayudaré a subir las escaleras -miró brevemente la herida de su pierna.
Debían continuar, pues aunque no le caía bien la Breaker, sabía que tenían razón debían correr a reunirse con el resto. Lo que no entendía y le dejó un sabor amargo fue la advertencia sobre "uno de los chicos" ¿se referiría a sus compañeros? ¿Quién faltaba? Miró al resto unos segundos... Takara, Lewis y Dante. Sacudió el rostro.
- Vamos -ofreció el brazo a Erwin.
Valentio frunció el ceño al escuchar a la encapuchada, primero por lo que fuera que le ofrecía a Erwin y luego por lo que dijo de esos chicos. ¿Se refería a sus amigos? Sin estar muy seguro de si debían o no enfrentarse a ella en ese momento, Valentio la dejó marchar.
- Entonces, ¿esa espada...? - preguntó el caballero al escuchar a Erwin.
Después de eso, observó cómo Reily se acercaba y le ofrecía ayuda al mago. Estaban los dos muy malheridos, mientras que él solo tenía algunos moratones. Se miró la mano, pensativo, girándose hacia la pareja.
- Si estás muy herido... Podría curarte. - dijo para sorpresa de muchos. No lo había mencionado hasta ese momento - Aunque creo que solo podría hacerlo una vez y me estaba reservando por si... Por si alguien lo necesitaba más. - miró a Lily y a Daviel, aún en brazos del chico lobo. Ellos están bien cuidados por el momento. - Y si no, seré yo el que luche por vosotros.
Más decidido que cuando lo había dejado en su planta, Valentio se adelantó hacia el siguiente piso, preparado para ver el resultado del combate, y aún preocupado por lo que había dicho la encapuchada.
- ¡Pues nada, a seguir! - dice Bigbad, reajustándose a los dos niños que lleva a la espalda para estar cómodo. - Que estos dos son chiquitos, pero después de un rato ya pesan. Y creo que éste me está babeando el hombro...
Así que todo el mundo sigue adelante, dejando tendido en el suelo al arquero inconsciente y preguntándose a dónde habrá ido la chica encapuchada... directos hacia el siguiente piso, donde se ha escuchado un buen golpe hace poco.
LILY VS NIÑO
- FIN