Partida Rol por web

- Eso... suena a trampa. - murmura Quimera cuando Takara explica que, utilizando esa hoja, tiene una transformación extra no bloqueada por la técnica que ella acaba de usar. Sin embargo, no hace nada al respecto y espera pacientemente a que la chica tanuki se ponga la hoja en la cabeza y se envuelva en el humo de la transformación, tras lo cual su aspecto... no parece cambiar. - No sé si lo sabes, pero estás igual que antes.

Ah, pero no tiene ni idea de lo equivocada que está. Inmediatamente después de anunciar que está lista para seguir peleando, Takara da un salto hacia Quimera y, aunque ésta se aparta en el aire aleteando con bastante facilidad, sí que frunce el ceño al darse cuenta de que el salto ha sido más alto de lo que debería. Y más aún frunce el ceño cuando Takara no cae con los pies sobre el suelo, sino que se dirige hacia la pared y se apoya en ella para volver a rebotar ahora más alto todavía contra ella.

Quimera esquiva el golpe volando echándose hacia un lado con rapidez esta vez, sorprendida del salto que acaba de hacer su rival y mirándola a los ojos y a la hoja que lleva en la cabeza como si intentara descubrir su secreto. Tal vez por esto no se da cuenta de que el puñetazo de Takara que ha pasado de largo por su lado se estira como si se hubiera comido alguna fruta extraña, y además cambia de trayectoria en el aire para volver sobre sí mismo e intentar alcanzar a Quimera.

No lo consigue, pero por poco. Quimera da una voltereta en el aire y se aparta en el momento justo, dejando que el puño pase sobre ella, aunque rápidamente se da cuenta de que el brazo vuelve a doblarse y vuelve hacia ella.

- Tsk. - chasqueando la lengua, Quimera aletea y empieza a ascender rápidamente perseguida por el brazo y el puño de Takara, hasta que ambos llegan al techo. Al llegar arriba, la chica quimera se aparta en el último momento y deja que el puño se choque contra el techo, causando un pequeño desprendimiento de piedras por el impacto, y en ese momento por fin se siente segura. Gran error. - ¡Ugh...!

El golpe le llega por detrás, y es que Takara ha lanzado su otro puño para perseguirla y la ha alcanzado en las costillas. Quimera empieza a caer en picado, perseguida por los dos puños de Takara retrayéndose para volver a su posición normal, aunque la rival de la tanuki retoma el vuelo a unos metros de altura de su contrincante y se lanza hacia ella para atacarla. No lo tiene fácil, porque los dos brazos de Takara empiezan a perseguirla, y aunque ella intenta hacer piruetas para despistarlos, éstos la siguen sin parar... hasta que consigue enredarlos entre ellos.

Quimera muestra una expresión de satisfacción al conseguir esto, aunque sabe que no será un enredo definitivo, pero sí que detendrá a los brazos por uno o dos minutos hasta que puedan volver a su posición normal. Puede aprovechar ese tiempo para atacar... o eso piensa ella instantes antes del desastre, cuando el pie de Takara asciende hasta su barbilla y le propina un buen golpe que echa a Quimera hacia atrás. La chica monstruo echa la cabeza hacia atrás dolorida, aunque manteniendo el equilibrio gracias a sus alas... hasta que el pie desciende de nuevo sobre ella, con una patada descendente que la golpea como un martillo.

Tras ese golpe, Quimera acaba cayendo al suelo pesadamente... y esta vez impacta. Su caída provoca que se levante humo, de ese que da tensión al final de las peleas en los animes, y cuando se dispersa... Takara ve que su rival ha quedado inconsciente.

Escucharía a Quimera murmurar aquello de que era trampa... ante lo cual no pude evitar sonreír con un poco de malicia -No suelo pelear limpio, seguro eso venía en el dossier sobre mi- le respondería a la chica -Lo se- le diría cuando me comentó que seguía estando igual que antes... esa era mi idea al fin y al cabo.

Lo que continuó entonces luego de eso, fue una pelea digna de una historieta ilustrada de aventuras de piratas y marines, donde iba estirando mis partes del cuerpo y rebotando en las paredes y suelos con tal de encajar varios golpes ante mi esquiva rival. Estaba bastante tocada y hecha polvo... ¡Pero no por ello dejaría de luchar! Fue un rápido intercambio de golpes que iban del aire al suelo, tanto que hasta mis brazos parecieron enredarse entre ellos, que al final acabaría con una fuerte patada en su barbilla que acabaría con otro golpe en el regreso.

Durante la fuerte caída de Quimera... Intentaría amortiguar algo la caída de esta, aunque aún el golpe fuera bastante pesado y fuerte. Por lo tanto cuando vi que el humo se disipó... La vería en el suelo, inconsciente. Había ganado. Aterrizaría en el suelo jadeando del cansancio, y me acercaría a ella. Entonces, me quitaría la chaqueta y la camiseta blanca... para volver a ponerme la chaqueta abrochándomela y ponerle la camiseta a Quimera... No quería que algún guarro de ese gremio la encontrase y se la quedaran mirando medio desnuda. De verdad me había caído bien... aunque estuviéramos en bandos enemigos.

Luego de eso, iría a por Takaro, cogiéndole entre mis manos y levantándolo -Ains... gracias Takaro- le agradecería al mapache mascota dejándolo en mi hombro y rascándole un poco la cabeza, antes de mirar a la falsa pared mal disimulada -¿Quien eres...? ¿De donde sacaste esta hoja? ¿Porque me has ayudado?- le preguntaría entonces directamente, acercándome y si es necesario iría a quitarle yo misma la tela que le cubría.

Para cuando Takara se reúne con el pequeño Takaro, después de haber colocado la camiseta sobre la inconsciente Quimera, la persona escondida tras la sábana y contra la pared ya no está donde estaba. ¡¿Dónde se ha ido?! Ah... está ahí, tumbado en el suelo, moviéndose poco a poco hacia la puerta cubriéndose con la misma sábana de antes. De alguna forma esta vez es incluso más evidente que antes.

Y como no parece que tenga intención de revelarse, sino que poco a poco se acerca cada vez más a la puerta, Takara decide arrebatarle la tela con la que se cubre. Al hacerlo revela a un hombre de cabello grisáceo, mentón cuadrado y vestido con ropas orientales que se arrastra por el suelo unos segundos más hasta que se da cuenta de que ya no hay nada cubriéndole. En ese momento, se levanta de repente y de un solo salta.

- ¡Ajá! ¡Ya sabía que me descubrirías! - grita el hombre.

- ¡No esperaba menos de ti, joven tanuki! ¡Pero no te preocupes por mí, mi misión aquí ha terminado! ¡Nos vemos! - dice el señor, y con una gran sonrisa se da la vuelta y se dirige a la puerta de salida. ¿Por qué huele este señor de una forma tan familiar...? Hey, ¡que se va!

No estaba segura de si ese sujeto se pensaba que yo era tonta o de verdad era tonto él y se creía que estaba indetectable... Pero al ver que ignoraba mis preguntas, con Takaro en mi hombro iría a por esa alfombra reptante, para pisarla por un extremo y que fuera él quien saliera de debajo al continuar arrastrándote sin ella -Te he hecho unas cuantas preguntas...- le diría con seriedad, antes de que él se levantase.

Me quedaría mirándole un rato cuando se puso de pie, examinándolo a medida que me decía que ya sabía que le descubriría -No me lo has puesto muy difícil...- le comentaría... Sintiéndome rara mientras le miraba. ¿Por que me daba esa sensación de familiaridad? -¡Eh, que te he hecho varias preguntas! ¡No te vas a ir sin respondérmelas!- le diría al hombre, usando aún la elasticidad para estirar mi brazo y agarrarlo para traerlo hacia mi... ¿Quién era, que "misión" tenía, porque me ha ayudado?

- ¡Es que me he dejado el arroz hirviendo y se va a estropear! - se excusa el señor, antes de intentar seguir caminando hacia la puerta y ser agarrado por los brazos elásticos de Takara. El hombre intenta seguir caminando, moviendo sus piernas frenéticamente, pero no avanza. - ¡Agh! ¡Que no, que no es el momento! ¡No me he preparado bien la entrada! - se queja el hombre. - ¡Takaro, ayúdame!

Y Takaro responde a la llamada, saltando del hombro de Takara y acercándose al señor para... ¡agarrarlo de un pie y retenerlo!

- ¡Traidor! - grita el señor mientras Takaro sonríe como siempre, aguantando la chancla de madera del hombre. - ¡Me has invocado por sorpresa, no se suponía que tenía que ser así! ¡Mal Takaro! - esto no consigue que al animal se le borre la sonrisa de la mirada, sin embargo. Al final, el hombre suspira y deja de patalear, y se gira hacia Takara.

Su mirada, de repente, es terriblemente seria. Incluso su voz parece volverse más grave cuando habla.

- Verás... Takara. - dice el hombre. - En realidad, yo soy tu...

En ese momento se abre la puerta de entrada a la sala, y por ella aparecen Erwin, Reily, Valentio y un chico con orejas de lobo que carga con Daviel y Lily en su espalda, inconscientes.

- ¡A-AH, AQUÍ ESTÁN TUS AMIGOS! ¡JA, JA, JA! - grita de repente el señor, forzando la risa. - ¡PUES NADA, PUES NADA! ¡TENDRÉIS MUCHO DE QUÉ HABLAR, YO ME VOY!

¡Me da igual tu arroz!- diría con seriedad ante las excusas que me estaba dando aquel hombre, agarrándolo con mis brazos elásticos para que se detuviera por muchas ganas que tuviera de irse -¿Pero que momento ni que entrada? ¡Por favor tomate esto en serio!- le pediría, antes de que le diera una orden a Takaro, que para mi sorpresa le hizo caso bajándose de mi hombro...

Aunque bueno, le hizo caso a su manera pues se puso de mi lado ayudándome a retenerle -¡Ahora tengo muchas más preguntas que antes!- le diría al hombre que parecía conocer a Takaro mientras me iba acercando a ellos. ¿Ahora resulta que ese hombre conocía a Takaro, y que Takaro le estaba traicionando? ¿Y al parecer un mapache tenía el poder de invocar a señores maduros bajo mantas? Todo esto se estaba poniendo realmente raro.

Y ya enfrente de él cuando se giró... parece que por fin iba a responderme; aunque por si acaso continuaría agarrándolo con los brazos elásticos por si pensaba escaparse o algo. De momento ya sabía mi nombre, que por lo que recuerdo no lo habían mencionado salvo cuando Lewis y Dante se iban yendo... Y me quedé fijamente mirándole cuando me iba diciendo que él era... ¿Qué era mi qué, que iba a decirme?

Pero entonces llegaron mis compañeros, ellos junto con alguien más que no conocía... Pero en este momento estaba mucho más enfocada en el señor -¡Pero no te calles ahora! ¡¿Eres mi que?! ¡¿Porque me has ayudado?! ¡¿De donde sacaste esta hoja?! ¡¿Que relación tienes con Takaro?! ¡RESPONDE!- le diría en una metralleta de preguntas al hombre, envolviéndolo en mis brazos elásticos para asegurarme de que no escapara... ¡Que me responda, no entiendo nada y me siento rara!

Tras subir las escaleras el primero, para proteger a los que iban detrás, Valentio abrió la puerta del siguiente piso con cierta cautela. No sabía qué podía encontrarse al otro lado de ella, ni quién ni en qué situación... Pero desde luego no esperaba encontrarse a una tanuki elástica gritándole a un pobre señor.

- Eh... ¿Takara? ¿Es un... enemigo? - preguntó confundido, bajando su espada al ver que eso parecía controlado - ¿Y dónde llevabas a Takaro?

Porque obviamente, tendría que haber sido Takara la que lo trajera, aunque no entendía con qué fin. Fijándose mejor en la zona, el caballero vio los signos de lucha en la estancia, el suelo resquebrajado a sus pies y la quimera caída a un lado. Si ya era extraño que el chico no pareciera preocupado por ir descamisado, era aún más extraño no verle ninguna reacción respecto a esa mujer con poca ropa. O pelo, según se mire.

Valentio decidió abrir camino y Reily ayudó a Erwin a subir las escaleras, sonrojada como preocupada a partes iguales. El caballero de la pureza abrió la puerta de la siguiente planta y por suerte se encontraron con Takara y un enemigo también abatido. Aunque al igual que ellos, la chica también se había encontrado con un extraño personaje.

Reily miró por un segundo a Bigbad, tal vez se conocieran, quizás también Ren le había mandado allí, de hecho ahora que lo pensaba... ¿de qué conocía Bigbad a Ren? La pelirrosa sostuvo un momento la mirada en el chico lobo antes de volver a girarse a Takara.

- Me alegro de que estéis bien -saludó tímidamente con la mano y dejó escapar un suspiro.

Solo faltaban Dante y Lewis, además de la propia Arlene. Su mirada se dirigió a la puerta que salía de aquella sala, la contraria por la que habían salido. Esperaba que ellos también estuvieran bien.

"Debemos seguir"

- ¿Te duele? -preguntó a Erwin- ¿Quieres sentarte un momento?

No, parece que a Erwin no le hace falta sentarse un momento. O, al menos, no lo expresa. El chico parece perdido en sus pensamientos, y seguro que el dolor de sus heridas no hace demasiado para ayudar a que se centre. Por otro lado, la pregunta de Valentio queda sin respuesta porque Takara parece estar demasiado ocupada gritándole al señor desconocido y éste gritándole de vuelta. Y Bigbad tampoco parece conocerlo, ya que ladea la cabeza con curiosidad al ver lo que está pasando.

Cuando la chica tanuki envuelve con sus brazos al señor desconocido parece que todo está perdido para él, pero entonces... ¡de repente, con un gesto de cabeza del desconocido, la hoja que lleva Takara sale volando en dirección al hombre y se posa en su cabeza! Al tocarlo, el hombre desaparece por completo y los brazos de Takara caen al suelo, ya sin nada sin sujetar, y posteriormente vuelven a su estado normal de no-goma.

No, espera... ¡el señor no ha desaparecido! En el mismo lugar en el que se encontraba ahora hay un pequeño ratón con una hojita en la cabeza.

- ¡Y-Ya hablaremos más adelante, que esto me ha pillado por sorpresa! ¡Ahora tengo que irme! - dice el ratoncito con voz aguda. - ¡Nos vemos, Takara Kimchi y amigos!

Y con esa declaración, el ratoncito se escabulle entre las piernas de varios de los presentes y se marcha escaleras abajo.

... Está bien, lo del ratoncito con voz graciosa ha sido divertido, pero... deberíais seguir adelante. Muchos de vosotros estáis heridos o en las últimas, y todavía tenéis un trabajo por hacer aquí... Así que seguís avanzando.