Partida Rol por web

¡Es ella, es Arlene! En cuanto Lewis y Dante abren la puerta a la siguiente planta pueden ver a su compañera de Gremio ahí, en el centro de la sala... pero está más que claro que algo ha pasado aquí.

Arlene se encuentra mirando fijamente a un punto concreto de la sala, en el que yace una mujer tumbada en el suelo. Ésta sujeta lo que parece que en su momento fue el mango de una espada, pero ahora ésta está repartida en mil pedazos por el suelo frente a Arlene, y la chica ha quedado totalmente inconsciente. Parece ser que, igual que sus otros compañeros, Arlene también se ha encontrado con una mercenaria de Bloody Moon que ha intentado evitar su huida. ¡Pero aquí está, sana y salva!

Parece que Arlene ha derrotado a su rival usando algún tipo de hechizo nuevo que debe haber aprendido recientemente, porque a Lewis y Dante no les suena la apariencia que tiene ahora mismo Arlene. Los límites de su piel, de su cuerpo, están ligeramente difuminados y parecen entremezclase con el aura de magia de sombras que surge de sus poros casi como si fuera humo. Esto le da una apariencia levemente siniestra... y lo es aún más cuando la chica gira la mirada hacia ellos y los mira fijamente.

Porque esos ojos les dejan clara una cosa: Arlene les está mirando, pero no les está viendo.

Al llegar arriba, me quedo un poco sorprendido al ver a Arlene... Ya sabes, sin estar encerrada en una celda o algo así. Aunque a juzgar por la mujer que está en el suelo, es posible que esa fuera su carcelera. Lo que está claro es que no es exactamente la de siempre. 

- Eh... ¿Lewis? ¿Alguna vez ha hecho esto? Ya sabes, convertirse en un ser de sombras... - pregunto al peliblanco, sin apartar la mirada de ella - En cualquier caso, a lo mejor deberíamos apartarnos...

 Si bien una ligera sonrisa se dibujaría en el rostro de Lewis al identificar la figura de su compañera, y su posible rival inconsciente, pronto eso cambiaría al fijarse mejor en la situación.

 - ¡Arlen...! - cuando la chica entre sombras se dio al vuelta para mirarlos, las palabras del albino se cortaron, sintiendo inmediatamente que algo no estaba  bien, algo en lo que parecía coincidir Dante. -. Es la primera vez que la veo así... Pero por eso mismo no podemos dejarla: solo... mantente en guardia...

 Sin saber exactamente que hacer en esa situación, Lewis optó por comprobar si solo era intuiciones de ellos o realmente algo estaba fuera de lugar, llamando entonces a la chica.

 - ¡Arlene, vinimos por ti! ¿Estás bien?

- ¿Cómo osáis levantarme la voz? ¿No sabéis con quién estáis hablando? ¡No sois nada comparados conmigo! ¡Os voy a enseñar el auténtico poder de la gran Arlene Twilighttaker! - grita Arlene de repente, con la mirada perdida y llena de rabia mientras se encara con los recién llegados.

La compañera de Gremio de Dante y Lewis empieza entonces conjurar su Vórtice Tenebroso, una columna de magia que esta vez no surge de un punto fijo del escenario sino que surge de su propio cuerpo. ¡Que viene!

Haciendo caso a Lewis, me preparo por si acaso, mirando a Arlene con preocupación. No sé qué es lo que la habrán hecho, pero ahora vamos a tener un problema... El hecho de que Arlene nos grite así deja bien claro que, o ahora tiene el ego más grande de todo el grupo, o de verdad no nos está viendo. Y que acto seguido nos lance su conjuro más fuerte, tampoco me tranquiliza nada.

- ¡¿Pero qué...?! 

Antes de poder apartarme de ella, siento el torrente de magia atravesándome en un dolor bastante... doloroso. A duras penas consigo mantenerme en pie y me apoyo contra la pared, mirando a Lewis con preocupación. 

- Esto... va a ser complicado. ¿Cerramos la puerta y volvemos y que baje ella solita? Ajaja... - digo entre risas, pero aún recuperándome del golpe.

 - ¡Dante, muévete! - gritaría a su compañero al ver venir el potente ataque de Arlene, echándose velozmente a un lado viendo como el pelirrojo era engullido por la magia de oscuridad, dirigiendo entonces una mirada más seria hacia su compañera. -. No podemos dejarla así... El resto seguramente estará agotado por los mercenarios, no podrán enfrentarla en ese estado... - concluiría mientras nuevamente hacia uso de su magia para cubrirse en luz. -. Hay que hacerla reaccionar antes de que se vuelva un verdadero problema, ya sea para nosotros o ella...

 Aprovechando su hechizo, Lewis se separa unos pocos centímetros del suelo para levitar a gran velocidad hacia el otro lado de la sala, intentando rodear a Arlene con el fin de separarse de Dante y evitar ser objetivos nuevamente de un mismo ataque.

 - ¡Arlene, somos nosotros!

Arlene no parece responder al llamado de Lewis y Dante. De hecho, no parece escucharlos en absoluto. Parece estar totalmente ida.

—¿Cómo os atrevéis a atacarme? Soy Arlene Twilighttaker, ¡la maga más poderosa del planeta! - dice, en un tono grandilocuente parecido al que usa de forma habitual... pero con mucha más rabia en su voz. - Consideraos afortunados. Vais a ser testigos del comienzo de una nueva era. ¡La era del reinado de la gran Arlene Twilighttaker! Arrodillaos ahora mismo ante mí, y os convertiré en mis súbditos. Pero si no lo hacéis, os reduciré a cenizas. ¡JA, JA, JA, JA!

Y tras su risa maligna, del cuerpo medio sombrío de Arlene empieza a surgir una niebla negra que llena de oscuridad la habitación entera. Se trata de su habilidad Dominio Oscuro, que hace que aquellos que estén a su alrededor se vean envueltos en pura oscuridad. Dante y Lewis le han visto usar esta habilidad antes, lo que no sabían es que también causa frío intenso y gran fatiga en aquellos que son afectados por ella...

 - Oh, mierda...

 Definitivamente para alguien como Lewis no era bueno ser objetivo de un Dominio: su peor debilidad no era otra que aquellos ataques inevitables, y en ese momento todo en sí era el ataque inevitable...

 - Tsk... - tenía el tiempo contado dentro de ese sitio, y no uno muy largo como para pensar mucho al respecto. -. ¡Dante, cierra los ojos! - le gritaría desde el otro lado de la sala, antes de juntar sus manos y liberar un destello de luz buscando dos cosas: desorientar a Arlene mientras pensaban que hacer, y ver que efecto tenía la luz pura sobre tanta oscuridad... No podía ser tan poderosa como para consumir su luz, ¿cierto...?

Vale, a lo mejor tendría que haberme cubierto de alguna otra forma pero en cualquier caso Lewis tiene razón: Si nosotros no la paramos, nadie de las plantas inferiores lo conseguirá. Y viendo las ganas que tiene de comenzar su reinado la señorita, dudo mucho que se detenga allí. 

- ¡Arlene, ya sabemos que estás enfadada con todo lo que ha pasado, pero tienes que parar! - le grito, antes de notar cómo el frío empieza a quitarme las fuerzas. 

No creo que aguante así mucho tiempo. Si ya el primer golpe me había dejado seco, la fuerza de este conjuro me deja claro que no tenemos mucho tiempo. Al escuchar a Lewis, asiento y esta vez cierro los ojos de verdad. Si Arlene no nos puede oír, supongo que no se enterará del aviso... ¿Pero hasta qué punto sabe que estamos aquí? Dispuesto a averiguarlo, me lanzo hacia delante tras el fogonazo y creo una burbuja de agua rodeando el cuerpo entero de la chica. 

- Lo siento, Arlene, no pretendo ahogarte... Pero si tengo que dejarte inconsciente para que pares, no dudes que lo haré. - Eso sí, no sé cuánto aguantaré hasta que acaben estas sombras... - ¡Lewis, ¿alguna otra idea?! 

Arlene es pillada por sorpresa gracias al ataque de Dante, y por un momento la chica simplemente queda flotando en el interior del agua con los ojos muy abiertos, como si estuviera en trance. Y después de eso, apenas unos tensos segundos después... todo termina. El Dominio Oscuro desaparece por completo, la opresión del aire y la oscuridad se desvanecen, el frío se retira... y el aura que hacía que Arlene pareciera hecha de sombras termina por fin.

Arlene ya no parece una amenaza, así que Dante retira la burbuja en la que la tenía encerrada...