Partida Rol por web

El regreso a Lunil y al castillo de Rocafreda se sucedió tranquilo, sin incidentes. El grupo llegó al anochecer al castillo. Querelar se había despertado, pero inmovilizado por cuerdas y amordazado no causó problemas, igual que Nikolau. Con Arnau al frente los guardias os dejaron pasar.

Una vez en el castillo, con Nikolau y Querelar bajo guardia, el resto fuísteis recibidos por ser Jaume, el castellano de Rocafreda, quien os informó de que lord Rocafreda había sido reclamado en Benedinburg.

 El caballero juramentado a Rocafreda os recibe en el despacho de la planta primera donde ya habíais estado todos en alguna ocasión.

 La espaciosa biblioteca en la que ya estuvisteís. Las dos grandes mesas mazizas que dominan la estancia, una de ellas con una recreación en miniatura de la tierra de Rocafreda ahora con unas cuantas piezas a escala esparcidas por su superficie, la otra, el despacho, con varios documentos sobre ella.

 La estancia está iluminada por la luz que ofrecen un par de lintarnas de aceite cercanas a la mesa de los archivos.

 El hombre, un tipo de rostro severo, más orientado a ordenar a soldados que en atender visitas sospesa vuestra imagen unos instantes antes de deciros.

 - Veo que no ha sido una visita de cortesía. Celebro veros enteros y de una pieza. ¿Cómo ha ido?

Se acordaba muy bien de la última vez que había estado en aquella habitación. Y de como se había sentido, y de como le costaba y aún le seguía costando tener las manos quietas mientras hablaban de temas que bien podrían ahorrarse su presencia.

Ulrien se estaba cansando de aquél pueblo, de sus gobernantes y sus problemas, pronto ni el amor fraternal hacía Tarien le mantendría atado. Estaba pensando en hacer un viaje y dejar todo aquello atrás. Se mostraba taciturno con la mirada perdida asomandose por la ventana mirando el verde del bosque que se extendía en la lejanía.

Pronto el halcón emprendería el vuelo. Solo algo conseguía hacerle dudar. Miró a la pelirroja y suspiró sin percatarse de ello, eso pareció devolverle a la realidad.

[-De pena.-] Contestó con su brusquedad habitual. Y como si no hubiera dicho nada, volvió a perderse en los lejanos y misteriosos horizontes.

 Al joven le sorprendió el no encontrar a su padre en el castillo, pues pocas veces era reclamado en Benedinburgo, de hecho des de que el actual rey había llegado al trono solo había ido un par de veces en los últimos tres años. Y que no lo pudiera posponer tras los problemas que se sucedían aún era más inquietante.

 Pero la pregunta de ser Jaume le requirió su atención pues parecía que el resto le reconocía como porta voz.

 - Mal, las cosas fueron más complicadas de lo esperado. Por un lado el lugar estaba más poblado de lo esperado. Y alguna fuerte magia o maldición efecta la zona.

 Tras esa breve introducción pasó adetallar.

 - Tras lograr adentrarnos en las minas, burlando la atención de los centinelas. Una vez en el interior decubrimos que la zona estaba siendo explotada. Encontramos muertos vivientes, adeptos y hombres de armas. Pero lo peor fue que durante un combate particularmente duro, los dos acompañantes que ahora están en las celdas empezaron atacarnos, sin atender a amenazas. Parecían como poseídos.- Señalando con un gesto al aprendiz de mago continúa.- Durante la exploración Judas logró adentrarse en una zona donde vió como quien parecía dar las órdenes mandaba al resto desocupar las minas... por algún tipo de medio mágico.

 Mirando a Judas por si quiere añadir algo más concreto a la descripción de los detalles termina diciendo.

 - Estando debilitados, con dos miembros atacándonos, y con gran parte de las fuerzas hostiles huyendo, decidimos regresar. Para informar y dejar a Nikolau y a Querelar.

El joven mago permaneció en segundo plano, precavido como de costumbre, sabiendo que las palabras no eran su fuerte. Casi parecía esconderse dentro de su túnica tras los anchos hombros de Arnau.

No sabría como dirigirse a Jaume, y aun estaba demasiado afectado por todo lo ocurrida como para poder resumirlo, así que se limitó a asentir ante las palabras de Arnau.

Lo que realmente anhelaba su corazón es encontrar un momento de calma y tranquilidad para poder estudiar el grimorio de su apreciado maestro muerto. Y aunque tenía sospechas que el hombre que había visto en la cueva era el responsable, necesitaba estudiar los conocimientos atesorados por Lucius antes de imaginarse un posible enfrentamiento. De lo que si estaba seguro Judas, es que tarde o temprano se volverían a cruzar sus caminos, y entonces, cumpliría su venganza.

Un destello fulgurante pudo percibirse en lo profundo de los ojos del joven mago.

 Viendo la reacción del joven Judas, Arnau llamó de nuevo la atención de ser Jaume.

 - Cabe destacar que a pesar de que algunos, al parecer, huían usando magia.- Dice mirando fugazmente a Judas buscando un asentimiento.- En el punto en el que llegamos, había un sistema elevador, que la lunilita Violant inutilizó, en la parte inferior de las minas había gente que quedó atrapada. Sinceramente creo que no pueden haber escapado mediante la magia. Pero supongo que tarde o temprano lograrán escapar de allí.

 El castellano asintió.

 - Bien, actuasteis bien. Lograsteis ahuyentarlos y estáis bien.- Dice el hombre mirando a todos los presentes.- Habéis hecho un gran servicio por Rocafreda. Y como representante de las autoridades de Rocafreda, os doy las gracias.

 En una pausa que aprovecha para fijarse en cada uno de los presentes. En el joven aprendiz de mago de Lucius, Judas. En el servidor de Lathander, Gustarson. En el mayor de los hermanos Falx, servidor del Caballero Rojo, Tarien Falx. En el menor de los hermanos, aquel joven irrespetuoso pero que a pesar de las dificultades y sus palabras allí estaba, Ulrien Falx. En la única chica presente, la pelirroja y de habilidades interesantes como sorprendentes al inutilizar el sistema elevador, Violant. Y, finalmente, en el joven heredero que algún día ostentaría la responsabilidad de dirigir aquellas tierras. Tras esos momentos volvió hablar.

 - Mientras estabais fuera, los soldados, guiados por Ramón, lograron dar con un enclave de bandidos y tras un corto pero intenso combate abatieron a los suficientes como para que los pocos que se escaparon perdieran las ganas de merodear por estas tierras. Y ahora que ya no están batiendo la región, los mandaré a esas minas para terminar de limpiarla de presencia de intrusos.

 El caballero se levantó mientras hablaba y se acercó a un mueble del que sacó un cofrecito y de su interior fue sacando saquitos.

 - A parte de las palabras, Rocafreda también recompensa los esfuerzos de aquellos que sirven a las gentes que descansan bajo la protección de la familia. Aquí tenéis por los esfuerzos y para convidaros a proseguir en ese camino, allá donde el destino os lleve.

Aquello había terminado ya. Ulrien suspiró aliviado de poder alejarse de aquella habitación y de tanta pompa. Así mismo, tomó casi a regañadientes la bolsa de monedas que se le obsequiaba sin plantearse si era merecedor o no. Su mano se cerró entorno a ella sin duda pensando que bien podía serle de utilidad a sus propósitos.

Aquella reunión había sido frustrante, le habían quedado la ganas de vengarse de cierto bandido, pero imaginó que había perdido su oportunidad. El mismo seria muerto, preso o fugado, aunque igual… si el destino lo quería aún… tendría la oportunidad de cruzar de nuevos sus caminos.

Ahora… Era el momento de levantar el vuelo, de lanzarse sobre el mundo entero a sobrevolarlo, a descubrirlo, a moverse por él libremente. Sin ataduras, salió al patio, de armas donde se encontró con su hermano.
Había llegado el momento de las despedidas, conocía los deseos de Tarien, sus mundos e intereses eran distintos. No era la primera vez que los hermanos se separaban pero esta vez bien podía ser la última, y si bien los rostros de ambos eran serios, graves y casi faltos de emoción, se separaron con un abrazo fraternal y sentido. Le deseó mucha suerte, aunque sabía que su hermano no tardaría a labrarse un nombre y una reputación en aquellas tierras y si nunca volvían a encontrarse este sería un caballero con rango hecho y derecho alcanzando así aquello por lo que había nacido. Muy pronto, otra hoja luciría en el escudo de los Falx.

Luego tan solo le quedaba una última cosa para hacer, quizás la más complicada, la que le requería más valor.

Encaminó sus pasos siguiendo y buscando su estela de fuego, la chica de pelos rojos y mirada esmeralda que le hacía suspirar sin ninguna aparente razón. Ulrien buscó a Violant para despedirse, o no, de ella.
Quería besarla, mostrarle su amor, pedirle que dejara todo aquello, que se lanzara a la aventura con él, correr juntos los bosques y conocer nuevas tierras. Pero era novicio en el arte del amor, no conocía senderos y no sabía como recorrerlos.
La timidez le invadía, y le costó horrores cruzar aquél umbral, pero un hombre valiente no se mide por sus miedos, sino por como los afronta. Retuvo el aire en sus pulmones y lo soltó de un golpe a la vez que cruzaba la puerta, donde la encontró.

Luego, marchó de aquellas tierras, recorrió más aventuras y durante un tiempo muy largo no se supo de él, si partió o no solo me temo que es un secreto que no me corresponde a mi contarles pues el fuego de esta humilde hoguera que nos calienta se consume y mi relato, amigos míos.

Termina aquí.

Epílogo:

Aquella fría noche, en medio de la naturaleza, se encontraba Ulrien acampado junto al fuego, parecía sereno, tranquilo, como un lago donde no sopla el viento en su superficie.

Miró a su lado y sonrió. Entonces sacó un cuchillo cuya hoja relució a la luz del fuego, y luego revolvió entre su equipaje. Del mismo sacó un cuaderno maltratado, de esa noche no pasaba desvelaría los secretos… de aquél diario.

Las palabras del joven noble le conmocionaron.. Mucho habian luchado y vivido por ello, después de todo, habia aprendido más de lo que creia, se percató que aún le quedaba mucho por vivir, aprender y amar..  - demasiado para seguir aquí -

En aquella reunión habló poco, muy poco; pero una leve sonrisa y sus ojos brillantes dejaban entrever una locura.. tras los pasos de Ulrien al salir y el sonido de la puerta cerrarse, Violant se incorporó de un salto y dijo con lágrimas en los ojos a sus compañeros: - Ha sido un placer haber compartido este tiempo con vosotros, amigos, nunca os olvidaré! y espero que nos reencontremos algún dia, vale? Voy a buscar lo que quiero y por una vez nadie me lo impedirá. Hasta pronto!!!

Luego corriendo sigue los pasos de Ulrien; poco después tan solo solo fugazes brillos de su cabellera pelirroja se perciben.. perdiendose entre la luz tenue de las antorchas.

Fin?