Partida Rol por web

El regreso a Tynnora es un lento deambular para la columna que se arrastra por el descampado dejando atrás los pasos de Kern. Mâgan, abre la columna junto a varios soldados. En el centro, los heridos, entre ellos Ariance y Ashram, llevados en camillas y angarillas, seguidos de los animales de carga. Los prisioneros siguen detrás escoltados por algunos soldados junto a Tèol, Darnhald y Bimbur. Cierran la marcha, las mujeres y niños de la mina y los animales de granja.

La marcha es tan lenta que el recorrido que en la ida se hizo en dos días, se hace en cuatro interminables jornadas. Durante ellas, algunos de los soldados y prisioneros heridos mueren y son enterrados bajo piedras en un lado del sendero.

Por fin, al atardecer del cuarto día, los tejados de Tynnora, se muestran en la lejanía dejando ir columnas de humo de sus chimeneas. La muralla que rodea la ciudad, se alza entre la neblina del atardecer...

- Al fin llegamos- comenta el oficial al distinguir en en la lejanía los tejados de la ciudad y su graciosas nubecillas de humo que desprenden las chimeneas, e inmediatamente se gira hacia Marie -D'War se alegrará de verte. Voy a echar un vistazo al resto de la columna, no quiero desagradables sorpresas de última hora.- añade antes de darle un beso en la frente y perderse entre el resto de la caravana.

El oficial examina el estado de los soldados y de los prisioneros en primer lugar, tras lo que se acerca a uno de sus hombres y le ordena adelantarse para avisar de la llegada y de que van a llegar heridos. Una vez el soldado abandona la caravana y se pierde en el camino, Mâgan se acerca a ver el estado de Ariance y Ashram.

- Veo que estáis mejor, me alegro. En unas horas, con suerte, habremos llegado a Tynnora y podréis descansar y recibir atención.-Les dice a ambos, para luego buscar ocn la mirada a Bisho - Como está tu "mascota" Ariance?-

Los dolores son terribles y hacen que mi duermevela durante el camino sea interminable. Sueño que la cabeza del brujo, que no la tengo y la he perdido. Deliro con ello.

La cabeza, el brujo, dádmelo, lo necesito. Volvamos, dadme la vuelta. Intento tirarme pero no lo consigo.

Al preguntarme Mâgan le contesto como puedo- Mi pequeño está bien, ¿Has visto al brujo, dónde está?.

El soldadito parece que vuelve a la carga con Ariance, desde luego le ha dado fuerte a este... en fin. Yo no tengo ganas de totnerias asi que cierro los ojos intentando volver a dormirme para ver si asi el dolor va remitiendo.

La penosa caravana tarda aún un par de horas en alcanzar la ciudad. Las puertas están abiertas pero guardadas por guardias que os dejan pasar entre gestos de asombro. Según recorréis las calles subiendo hacia la cada de D'war, la muchedumbre se va agolpando. Podéis oír los gritos de alegría por los maridos o padres vivos y los llantos desconsolados ante las noticias de los hombres muertos. Pronto, la muchedumbre supera en cantidad a la caravana y toda suerte de verduras y otros materiales vuelan hacia los prisioneros. Marie, junto a Mâgan, no puede más que mirar preocupada hacia Haldir que camina renqueante entre los prisioneros. 

La gente se detiene según subís la última cuesta hacia la empalizada que rodea la cada de D'war. Los soldados de la puerta abren la portezuela de la empalizada para dejaros pasar al patio. En los dos troncos plantados en mitad de la explanada, los cuervos aún rodean las ruedas que están en lo alto y jirones de tela se agitan con la brisa nocturna. El sol es ya apenas una media bola rojiza en el horizonte. 

De la casa, surge D'war, vestida con armadura y acompañada por varios soldados y el oficial que quedó al mando. Tras ella, hay una mujer alta, de pelo oscuro y ojos oscuros como la noche. Viste un sencillo vestido blanco y luce un impresionante collar de oro al cuello. Sus ojos y orejas, no dejan dudas sobre su origen incluso en esta semipenumbra. Se trata de una elfa o semielfa.

D'war mira la caravana con mirada altiva fijándose en los prisioneros y en su hermana, la cual se dirige con paso calmo hacia ella. D'war se mantiene quieta esperando a que se acerque la caravana y su hermana.

- Marie... me alegro de verte... - la comenta con una media sonrisa.

Marie, la hace un saludo con la cabeza antes de responderla.

- Lo mismo digo, hermana...

Luego, se coloca junto a D'war aunque un poco retrasada. Está claro que en el fondo le asusta la mujer guerrera.

D'war, echa un último vistazo a Marie y luego al grupo que se ha detenido.

- ¡¡Mâgan!! - ordena - Repórtame... 

Los cuatro días se me hacen largos, pero al menos consigo descansar por las noches. Cuando llegamos a Tynnora, ya tengo más o menos decidido lo que le propondré a Darnhald. Bimbur me parece un hombre de honor, y le propondré que venga con nosotros. Mâgan es un servidor de D'War, y está atado a ella. Ariance y Ashram son tan misteriosos como impredecibles, y no me fío de ellos. ¿Cuál es su relación? ¿Por qué actuó así Ariance en la guarida del Sartán? ¿Qué pretendía Ashram?

Una vez en Tynnora, las reacciones de la gente son las esperadas. Pocas alabanzas, muchos lamentos y odio desatado.

Me sorprende que no lluevan piedras.

Al final de la comitiva, observo el devenir de los acontecimientos, intentando eludir todo protagonismo, con la sana intención de cobrar cuanto antes e irme a la posada a beber una cerveza y dormir en una cama de verdad.

El oficial al oir la voz de D'War casi de manera inconsciente se pone firme mientras comienza un breve relato de lo ocurrido hasta la fecha.

- Ese taimado Sartán se ocultaba en la mina del paso mi señora, nos estaban esperando y la bruja cayó presa de los rojizos,  pero a pesar de sus trampas y maquinaciones conseguimos llegar a la entrada de la mina donde los rojizos nos esperaban. -comienza el oficial -Fue una batalla dura, pero vuestros hombres hicieron bien su trabajo y los mercenarios  fueron de inestimable ayuda. Varios de nuestros soldados cayeron bajo el acero de los hombres de Sartan, pero al final los hicimos retroceder y capturamos a su hombre al mando. - Dijo señalando a Haldir -Tras eso nos internamos en la mina donde aún se resistían algunos de los rojizos, pero tras quitarlos de enmedio llegamos hasta donde se encontraban Marie y Ariance, que fue quien eliminó y decapitó a ese mediano.- dijo acercándose a la montura donde se encontraba la cabeza del Gran Sarta para ofrecérsela a su señora - Y como ordenásteis aqui tenéis su cabeza mi señora.-

El oficial guardó silencio un segundo dudando de si continuar en público o en privado el relato con mas detalles. -Esto es lo que ocurrió mi señora, pero me gustaría contaros algunos detalles mas en privado, en aquel lugar había brujería, algo oscuro, algo que hicimos arder, justo antes de rescatar al resto de mujeres que estaban presas.-  cerró Mâgan

El beórnida se agitó nervioso. No entendía qué hacía allí. Ellos no eran soldados, no tenían que informar ni cuadrarse como lo hacía Magan.

Después de los cuatro días de travesía lo único que quería era descansar y tomar uno o dos barriles de cerveza, aderezados con un buen asado con patatas.....la boca le empezó a salivar.

Agachándose un poco a Teol....Duende, ¿nos podemos ir a beber? Tengo el resuello seco, dejemos que estos se lleven la gloria del combate y después cobremos nuestra paga. Pero quiero beber cerveza.

Darnhald levantó la cabeza y vio que varios de los que lo rodeaban le miraban con desaprobación, quizás había hablado más alto de lo que pretendía, desafiante levantó la cabeza y les devolvió la mirada. Querer beber cerveza y no poder siempre hacía que se pusiera de mal humor

Al llegar a la ciudad decido hacerm el dormido y escuchar mas que ver, en estos casos cuanto mas desapercibido pase mejor, mi mision ha sido un profundo fracaso y vuelvo con las manos practicamente vacias... toda una verguenza.

D'war mira la cabeza que le muestra Mâgan enarcando una ceja y con un poco de excepticismo. 

- ¿Un hobbit? - pregunta más para sí que para Mâgan. No puede más que mirar de soslayo a Tèol. 

- ¿No me engañarías, verdad Mâgan? - es más una afirmación que una pregunta y lleva mucho peligro. Mira de nuevo la cabeza, se encoge de hombros y se lanza a un guardia. 

- Ponedla en una pica - ordena.

Al nombrar Mâgan a Haldir, D'war le mira con una perversa sonrisa que hace gemir a Marie.

- Bien hecho... le interrogaremos...- Aquello no indica nada bueno para Haldir -  y luego, morirá empalado...

Haldir, se pone blanco y apunto está de caer. Marie, chilla y se echa a los pies de D'war

- No por favor... no... no lo hagas... yo respondo por él... me ayudó... no... no puedes matarle... no

D'war la mira desde arriba con desdén, y desde luego, si no fuese su hermana la hubiese golpeado allí mismo. Piensa un rato, y se encoge de hombros.

- Está bien, hermana... sólo perderá su mano, derecha, su pié izquierdo, los ojos y la lengua... pero le dejaré vivo... - mira a Haldir de forma siniestra - por tí...

Marie, en el suelo, llora desconsolada.

- Llevárosla... debe descansar... 

Dos soldados la recogen y la llevan dentro de la casa. Haldir aún no ha recuperado el color.

- Al resto... Interrogadlos y luego empaladlos...

Los presos, gimen de miedo y alguno intenta huir pero son pronto reducidos. 

Ante las últimas palabras del oficial le mira con los ojos entrecerrados. 

- Tonterías... era una hobbit... no hay nada de brujería en un hobbit decapitado. - Mira a Mâgan con advertencia.

Luego, empieza a andar despacio hasta el grupo. Se para frente a Tèol.

- Habrá sido difícil matar a uno de los tuyos... - comenta.

Sigue ante Bimbur y Darnhald pero no dice nada más que asentir con la cabeza. Se detiene frente al "Dormido" Ashram, sonríe torvamente y sigue hasta la convaleciente Ariance.

- Vaya, querida... tienes mal aspecto... - comenta observando sus ropas manchadas de sangre y su aspecto pálido - Mâgan dice que te comportaste como una heroína... No esperaba menos de tí y me alegro que estés bien... 

La sonríe y con un giro de capa empieza a alejarse. Pero se detiene y se vuelve de nuevo a Ariance.

- Ah... eres libre de marcharte... puedes llevarte todo lo que te dí... tus cosas las tiene Alariel en "su" cuarto, que antes era el tuyo... habla con ella para recuperarlas. - comenta como si nada mientras hace un gesto hacia la elfa.

Sigue andando hasta alejarse y luego se gira hacia los soldados.

- Bien hecho, todos... Seréis recompensados... Ahora, podéis ir a descansar y comer algo... Mâgan, lleva los animales al establo, las mujeres, llevadlas al pueblo... tal vez sirvan para el burdel o como doncellas y los niños como como pajes... Despejad el patio...

Y sin más, vuelve a sus habitaciones. La tal Alariel, mira a Ariance con gesto de suficiencia y sigue a D'war adentro.

Sin dudar un ápice Mâgan asiente mientras calla y observa a D'War como examina a los recién llegados. En cuanto ésta se gira para volver a sus aposentos comienza a dar órdenes a los soldados con cierto desagrado.

- Ya habéis oido, llevad a las mujeres al pueblo, los prisioneros a las celdas y que haya dos guardias permanentemente de vigilancia.- dice mientras se acerca a las bestias para llevarlas a los establos , aunque antes dejaría a Ariance y al brujo bien atendidos para que remendaran sus heridas.

El oficial buscó con la mirada a uno de los hombres que sabía le era leal y, aparte le dió órdenes concisas.

- Quiero saber quien es esa elfa que acompaña a D'War y donde ha salido- le dice en tono autoritario antes de retomar su tarea.

Divertido, el grandullón esperó a que Tèol fuera a beber cerveza... parece que se ha buscado a otra para que le caliente el lecho.- pensó

Aunque los días han pasado, no han servido para que me recupere mucho.

Sigo en duermevela soñando con la cabeza del brujo y no dejo de preguntar por ella.

TEngo que volver a por ella si no está aquí. Debo regresar a por ella.

El recibimiento de D´war me sorprende por lo frío, pero no me apena. Al fin libre, lástima que esté tan hecha polvo y no lo pueda aprovechar.

La miro y asiendo con media sonrisa cansada.

Si me lo permiten las fuerzas, sigo con la cabeza gacha a la nueva favorita, interpretando el papel de amante destronada que no me es difícil interpretar, por lo derrotada que me siento físicamente.

- Debía ser detenido -digo sin más cuando D'War me interpela. Pero el mérito de la hazaña no es mío -concluyo, señalando con un gesto a Ariance.

Aún estando tranquilo, siento el peligro que supone estar ante alguien tan poderoso e inestable como esta "Señor de la Guerra". Está claro que no ha sobrevivido hasta ahora ni por su prudencia ni por su buen juicio. Cuando se va tras dar las últimas órdenes, no puedo evitar pensar cuánto más ganaría Tynnora y estas tierras si D'War "desapareciese" y Mâgan ocupase su lugar.

- Vamos, Darn. Esta noche beberemos cerveza y comeremos caliente...

Me extraña que todo esto acabe bien... Pero esta noche renuncio a estar en guardia. Necesito un buen desahogo. Y mañana... Mañana todo empezará de nuevo. ¿Dónde buscar ahora? He estado tan cerca...

Ariance renqueante marcha en pos de D'war y su nueva favorita. Ashram sigue haciéndose el dormido y es llevado a la enfermería. Bimbur, Tèol y Darnhald marchan al recién terminado edificio que sustituye al que ardió y en el que está la nueva cantina. 

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Una oscura cueva. Todo está quemado y destruido. Hay cadáveres calcinados por doquier. Unas botas crujen sobre los objetos destrozados. Entre los trozos de piedra, se distinguen unos trozos de huesos y un cordel. Una mano, rebusca y consigue lo que ha venido ha buscar...

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Tynnora. La luna llena brilla alta en el cielo. Una leve neblina da un aspecto tétrico al entramado de tejados y chimeneas que desprenden humo. Aquí y allí hay alguna luz encendida a pesar de lo avanzado de la noche. La mansión de D'war tiene varias ventanas iluminadas y un potente fuego arde en el patio. Rodeando dicho fuego hay dos grandes postes con una rueda en lo alto y alrededor, varios más pequeños con cuerpos empalados.

Sin embargo, la ciudad está tranquila. Más tranquila de lo que ha estado en mucho tiempo. Todos duermen en sus camas soñando cosas felices.

La amenaza de la sangre ha terminado... ¿O no? 

FIN