Faragorn, llevaba yá casi un día siguiendo el rastro del venado. La lluvia caía fina e imperceptiblemente; pero tras un día de marcha, estaba calado hasta los huesos. El venado no podía estar yá muy lejos.
Faragorn se detuvo mirando en derredor. El estrecho arroyuelo que el venado había cruzado marcaba la frontera entre las tierras de D'walar, Señor de la Guerra y las de Grunnaro. Según había oído Faragorn, la guerra entre ambos señores estaba apunto de estallar pero de momento las armas no habían hablado.
Faragorn miró a uno y otro lado. Nada se movía salvo las hojas golpeadas por la lluvia. Con una rápida carrera, cruzó el arroyuelo mirándo el suelo en busca de las pisadas del venado. Allí estaban. No tuvo dificultad en encontrarlas en la húmeda tierra. Durante una centena de metros, siguió las huellas internándose entre la maleza. Un claro se abrió ante él de golpe. Y en el centro del claro, estaba el venado. Muerto. Un par de hombres, semidesnudos excepto por unos pantalones y la funda de un cuchillo estában alrededor del venado hurgándo con sus manos en las entrañas del animal. Dos lanzas estaban clavadas en el suelo junto a los desconocidos. Los dos hombres, parecían entonar algún cántico mientras restregaban las vísceras del animal por sus cuerpos esparciendo la sangre sobre su piel.
Faragorn, ante la macabra visión retrocedió un par de pasos. Una rama crujió bajo sus pies. Los dos hombres se volvieron alertados hacia él. Faragorn se escondió tras un árbol con el corazón latiendo alocádamente. Estaba casi seguro de que no le habían visto. Así que tras un par de minutos, agachado, empezó a alejarse del claro, vigilando su retirada y cada vez más rápido. A cincuenta metros del claro, echó a correr al notar que alguien le seguía. Empezó a correr cada vez más rápido. Seguramente los hombres de Grunnaro, pues de ellos debía tratarse, le perseguían ahora. El arroyuelo estaba cerca, muy cerca. Corrió como nunca. El arroyo era su salvación. Saltó por encima con un largo salto, corrió otros cincuenta metros y se detuvo jadeando y escuchando alrededor. Nada. Desde la posición en la que se encontraba, podía ver el arroyuelo; pero nadie lo cruzó. Tras unos minutos, se volvió para alejarse pero se topó de bruces con un rostro barbado y surcado por tatuajes de guerra. La lanza, hizo un ruído sordo y obsceno al clavarse en el abdomen de Faragorn y salir por su espalda. Las piernas se le doblaron y gimió débilmente mientras caía al suelo. Un segundo rostro barbado y cubierto de tatuajes, apareció ante la cara de Faragorn ahora caído. Unas ininteligibles palabras, acompañaron a la visión de una lanza descendiendo fugázmente hacia su corazón...
Es el año 2062 de la Tercera Edad. El reino de Cardolán se ha derrumbado. El reino de Arthedain, ha caído a manos del Rey Brujo. Angmar ha caído. La antigua tierra próspera de Cardolán es ahora un erial yermo y estéril. Incluso Gondor ha abandonado a Tharbad, antigua capital del Reino de Cardolan a su suerte. Los pocos habitantes que quedan en Eriador y Minhiriath, se han refugiado en el sur, alrededor del Isen. Los señores de la guerra se reparten el poder en el sur. El Saralainn, es el mayor de ellos; pero muchos otros señores, pugnan por el poder. Son tiempos convulsos. De sangre y fuego. Pero son también tiempos de oportunidades para aventureros, mercenarios o buscadores de conocimientos perdidos.
En el tercer año de mandato de D'walar, Señor de la Guerra, la frontera entre las tierras de D'walar y Grunnaro, buyen de actividad. La guerra está apunto de estallar por la negativa de Grunnaro a permitir el tráfico de Sal con Tynnora, la capital del Señorío de D'walar. Por todas partes, buyen los mercenarios, los mercaderes ambulantes y los refugiados. Decenas de cuerpos empalados, bordean el camino que asciende hacia Tynnora. Grupos de mercenarios armados van y vienen de la ciudad. Es día de mercado. Carromatos cargados con toda clase de enseres y productos fluyen hacia la capital del señorío.
La partida es de Rolemaster Classic bastante modificado, con sistema de combate completamente revisado. Sería interesante saber algo de Rolemaster 2ed o Classic pero no pasa nada si se desconoce puesto que las reglas corren en "background".
El límite es de 6 jugadores, pero si sólo hay cuatro o tres, no importa... simplemente, lo tendréis más chungo para matar al dragón...
Se requerirá un seguimiento habitual con un mínimo de 2 mensajes semanales aunque dependerá del ritmo de los jugadores, pudiendo a veces haber varios mensajes el mismo día.
Soy un narrador que no gusta demasiado de los dados y las tiradas y prefiero una buena historia que enganche. Si quieres XP's esta no es tu partida, puesto que no los doy. Ahora, si buscas emoción y disfrutar roleando un personaje y olvidándote de esas tiradas que pueden arruinarte todo, puede ser que sea tu partida. Soy un narrador que gusta dar libertad dentro de unas ciertas normas; pero toda acción tiene su consecuencia y repercusión.
Si te disgusta la sangre y las descripciones sangrientas, esta no es tu partida. Si no te gusta que tu personaje pueda resultar herido o muerto, esta no es tu partida. Si buscas peléa sin cabeza, esta no es tu partida (o sí, depende de si te gusta que tu personaje muera... ).
Por lo demás, bienvenidos.
Yren Damanegra, ( aka Nagash en otros foros)