Diez días después...
El sol apenas ha aparecido sobre el horizonte como una bola roja. La neblina nocturna aún da al paisaje un aspecto fantasmal. Las puertas de la ciudad de Tynnora se abren. Un variopinto grupo sale al exterior de la ciudad con las primeras luces del alba.
Un gigantón ,con un casco con cuernos, abre la marcha atronando la mañana con su vozarrón. Con una sonrisa, camina a su lado un pequeño hobbit armado como si fuese a empezar una guerra él solo. Un enano tuerto, camina junto a ellos con una abollada coraza e igualmente armado que el hobbit. Tras ellos, apoyado en un bastón, renquea un albino tapado con una capucha. A cada paso, su rodilla se queja. Tras ellos, dos mujeres. Una pelirroja, pálida y bella, junto a la otra, rubia y alta. Cierra la marcha un animal negro como la noche.
Las últimas palabras, las despedidas. Palabras de aliento y deseos de volver a encontrarse. El enano, el hobbit y el gigantón se marchan en grupo, mientras el albino y la pelirroja, se marchan por otro lado. Desde las puertas, el soldado y la mujer rubia los ven marcharse antes de volver a la ciudad...
D'war
"El Señor de la Guerra" D'war siguió rigiendo Tynnora con mano férrea durante un lustro. Las favoritas fueron pasando por su lecho como el agua por los ríos. Murió en una emboscada durante una de las guerras contra los señores vecinos. Su cuerpo, nunca fue encontrado. Los rumores sobre su muerte pronto se extendieron y llegaron a convertirse en fábulas y leyendas. Unos dicen que fue Arthur "El Dados" el que la mató. Otros cuentan que fue Jamril "el tuerto" y su fiera sanguinaria. Los menos, hablan de un tal Kîn "el salvaje del norte". Pero la mayor parte, te contarán que fue Garlick "el carnicero" y su banda los que emboscaron a D'war.
Marie
Marie, la hermana de D'war, se apiadó durante un tiempo de Haldir. Pero mutilado como quedó pronto fue olvidado y su amor se volcó en Mâgan al que consideraba su salvador y del que sabía que estaba secretamente enamorado de ella. A la muerte de D'war. Marie, dudó entre huir lejos de Tynnora o adoptar el papel de Señor de la Guerra junto a Mâgan. Pero esa es otra historia.
Evidentemente la historia de Marie está ligada a la de Mâgan y de él depende que Marie se marche o se convierta en el nuevo "Señor de la Guerra" y por ende, Mâgan.
Haldir
Cojo, manco, tuerto y ciego. Haldir sobrevivió varios meses en tanto en cuanto Marie se volcó con el. Pero una vez abandonado por ella, Haldir se sumió en la melancolía y terminó ahorcándose en su celda. Nadie sabe como pudo hacerlo estando en sus condiciones.
Bimbur
Durante un tiempo, el enano, compartió aventuras con Tèol y Darnhald, pero al final, los dejó con gran pesar y tras despedirse de ellos marchó de vuelta a su hogar. Logró reintegrarse y ser un próspero miembro de su comunidad. Se dedicó el resto de su larga vida a entrenar a jovencitos enanos en el arte de la guerra.
Bueno. La historia ha acabado pero me gustaría que pusieseis un pequeño (o largo) epílogo para vuestro personaje.
Algo abatido Ashram abandonó Tynnora , al fin y al cabo en estos tiempos un tullido no durara mucho vivo, y eso lo sabia con certeza. Quizás por ello cuando Ariance le comentó su idea de volver por la cabeza del brujo, a pesar de ser una locura, la acompañó, quizás en los restos se hubiera salvado algo de valor, además recordaba haber escuchado que cerca habia un santuario, quizás las sanadoras del lugar pudieran curarle la rodilla.
Si, Ashram sabia que lo tenia dificil, y que casi con seguridad unos asaltantes los atacarian por el camino, y que ese seria su fin, pero al menos no moriria solo, ¿quien quiere morir solo? Tenia a Ariance, y eso era mas que suficiente para él, aunque nunca supiera lo que eso significaba realmente...
Al recuperarse y comprender lo voluble del carácter de D'war, Ariance decidió sabiamente que ya no quedaba allí más de lo que vivir. La pereza de tener que volver a buscarse la vida, se combinaba extrañamente con el sentimiento gratificante que la libertad devuelta le proporcionaba.
No obstante, tenía que recuperar algo antes de nada, algo muy valioso ganado con gran sacrificio, la cabeza del pérfido brujo.
Pero al pensar en aquel lugar, los pelos de la columna se le erizaron y decidió que si iba acompañada de un brujo, tal vez, se aliviase un poco la carga.
Probó suerte y a pesar de sus dudas el brujo aceptó y emprendieron el camino de vuelta a las minas.
Una vez recuperada la cabeza, se sentó con ella en la mano contemplando el paisaje y miró a Ashram.
¿Y ahora qué?- Le dijo alzando los restos de la cabeza- Durante años estuve obscecada en dos caminos para mi vida, encontrar el lujo o encontrar un fin para mi maldición, porque estaba convencida que hallando una la otra le seguiría, pero Ashram, esta cabeza con gran dolor arrancada, me muestra que mi destino no era ni una cosa, ni la otra, sino la venganza. Pero una vez que la venganza termina ¿qué se hace?.
Un mundo vacío de oportunidades se desplegaba ante una bruja entradita en años, infértil y mutilada, acompañada de un brujo, cojo y de dudoso carácter. Pero sonrió porque encontró la respuesta allí mismo.
Ashram, ¿No tienes curiosidad por ver los aposentos de este engendro?.Mira lo que hizo conmigo. Tú y yo podríamos descubrir la verdad del hilo que une la vida y la muerte, y ya nada nos detendría, nada nos faltaría. Investiguemos, estudiemos, ensayemos y encontremos las respuestas, porque ya no hay en el mundo otro sitio que no sea éste. Él se equivocó porque se desvió del camino correcto, pero ¿porqué no aprovechar todo el material que obtuvo mientras lo recorrió?.
La sonrisa volvió a Ariance, se levantó y tendió la mano a su blanquecino compañero para perderse en la densa oscuridad de la mina.
Bueno... doy por cerrada y concluida la partida.