Aunque para muchos hombres y mujeres 27 años son el transcurso de más de media vida, para vos ese tiempo ha pasado como un suspiro. Que recordéis, la mayor parte de él lo habéis gastado en el Valle de la Sombra en compañía de los elfos, creciendo y madurando. Pese a ello, el Valle nunca os ha llenado, y os resistís mucho a llamarlo "hogar", igual que a dirigiros a los demás elfos como "hermanos". A pesar de las similitudes físicas casi no compartís sangre con ellos a excepción de un antepasado desconocido, y nunca terminasteis de encajar en los cánones de su sociedad. De hecho, cuando os detenéis a meditar quien sois y de dónde venís, no halláis una respuesta clara.
El Valle se está convirtiendo en un lugar cada vez más peligroso. En los últimos años ha sido atacado repetidas veces por Alcázar Zhentil. Para sobrevivir a las últimas incursiones las mujeres y los niños se han visto obligados a tomar las armas, lo que indica cuán desesperante es la situación. Por si fuera poco, desde que la antigua Torre de Ashaba cayó en desuso, las apariciones de monstruos y bestias hostiles se han multiplicado.
El arcaico funcionamiento de las leyes élficas no está dando buenos resultados y la población se está viendo cada vez más desplazada. La mayoría de elfos se han marchado, sólo ellos saben hacia donde. Es muy probable que el próximo gobierno sea tomado por humanos, una raza cada vez más dominante en el Valle y que os es todavía más aliena que los elfos, a pesar de ser vos uno de ellos.
Por ello sentís que ha llegado el momento de tomar una decisión. Sabéis que quedaros en este lugar es peligroso, y que aunque sobrevivierais a los próximos ataques zhentilares un gobierno dirigido por humanos no os ofrece un buen pronóstico de integración. Pero hasta hoy es el único sitio donde habéis tenido una casa y un refugio, y si lo abandonáis quedaréis completamente relevada a vuestra suerte.
La otra opción es marcharse. Tras una intensa planificación os dais cuenta de que no hay un camino que sea realmente seguro, pero existe la alternativa de viajar por bosque hacia el este. Confiáis en que vuestro instinto sería capaz de guiaros a través de ellos, pero tampoco poseéis garantías fiables de ello.
Las noches cada vez se os hacen más largas y las pocas veces que conseguís dormir vuestra mente se aventura en sueños melancólicos. Cuando despertáis esta mañana, en vez de abandonaros a la nostalgia y la decadencia, resolvéis que es el momento de determinaros a creer en algo y luchar por ello. Por una vez, intenta creer en ti misma... Y si todavía no sabéis quién sois, entonces mirad en vuestro interior y descubridlo.
Haz una tirada 5d4 utilizando el dado de la esquina superior derecha para determinar tus fondos iniciales.
La mañana siguiente decidí abordar la cuestión directamente; había dedicado todo el día anterior a meditar y sopesar las consecuencias de mi futura decisión, cuando repentinamente la clave a mi hervidero mental me la concedió un pensamiento fugaz... Lo que podía significar la idea de "no hacer nada"... ¿cuál era el sentido ulterior de no hacer nada? ¿que significaba en mi vida? ¿cómo me recordarían los demás al mirar atrás, y aun más importante como me recordaría yo misma?.
Ya no era una joven entre los de mi raza y se podía considerar que algo sabía de la vida; sin embargo, siempre fuí de pensamiento humilde y consideraba que sabía pocas cosas (en parte debido a que nunca había salido de "mi zona de confort") pero había una cosa que definitivamente si sabía bien, que sabía sobradamente....y esa era que esta decisión definiría el curso de mi vida en adelante, que se convertiría para mi en un símbolo, tenía la certeza de que iba más allá que la una simple decisión dicotómica (SÍ/NO)... Sabía que lo que no quería era "No no hacer nada y ser una mera espectadora de mi vida" .
Por que aunque el no hacer nada en si era una acción, no era la clase de acción que me definía, no era la clase de acción que quería, no era la clase de acción que yo quería ser, (y digo ser por que en mi credo personal somos nuestras acciones y decisiones) La pasividad, la no decisión significaba para mi que la decisión se tomara sola, no tener voz ni voto en mi propia vida... definitivamente no era mi estilo, no lo permitiría, ya sabía sin duda que hacer, la decisión estaba más que clara.
No obstante, estaban todos los pros y contras que resultaban más obvios y que por supuesto también consideré, pero uno tuvo especial protagonismo y ese era el hecho de sentirme no vinculada a nada nadie, eso simplificaba las cosas, inclinaba la balanza sustancialmente, por que aunque no quisiera admitirlo abiertamente en mis adentros conservaba la esperanza de encontrar algo a lo que de verdad poder vincularme, fuera de aquí, lejos de mi actual residencia... en 70 años no lo había encontarlo aquí, no esperaría más tiempo, no estaba dispuesta. Ya no había vuelta de página la decisión solo podía ser una y la llevaría a cabo hasta sus ultimas consecuencias.
Así pues, con el corazón en la mano con el petate lleno de enseres para el camino, y contando con la invisible carga que suponían mis esperanzas, mi credo,mi determinación y por que no, también mis miedos; emprendí mi camino, partí hacia los bosques y estaba más segura de mi misma de lo que había estado jamás en toda mi vida. Sintiéndome más vinculada a lo desconocido que a lo conocido.... No sabíendo exactamente donde estaba pero sin embargo no estaba perdida.
Motivo: Fondos iniciales
Tirada: 5d4
Resultado: 4, 3, 2, 3, 2
Cargada de seguridad y determinación comenzáis vuestro viaje hacia el este, a través de los frondosos y verdes bosques del valle. En cuestión de minutos perdéis de vista al último de los granjeros y os adentráis en la profundidad de la vegetación, ocultándoos bajo un firme ejército de robles.
El clima templado de la foresta os da una apacible bienvenida. La hierba humeda se aparta dócilmente a vuestro paso mientras que una débil brisa acaricia vuestras mejillas. Los árboles se alzan majestuosos con fuerza y presentan una constitución y una salud excelente, a pesar de los miles de años que cargan a sus espaldas, a la vez que en el aire una pequeña familia de halcones siguen vuestros pasos y amenizan el camino con su canto.
Todo ocurre como en un cuento de ensueño, hasta que una horrible visión perturba vuestra calma. Un hombre herido de gravedad se encuentra apoyado junto a un sauce, sangrando y gimiendo de dolor. Algunas de sus heridas ofrecen un aspecto preocupante y demandan atención inmediata. Reconocéis que su uniforme pertenece al ejército de los zhentilares, las mismas tropas que con crueldad han estado hostigando y acosando vuestro antiguo hogar.
Parece que ha estado sufriendo aquí durante días. En el estado en el que se encuentra, el hombre no presenta ninguna amenaza, pero de no ser atendido lo más probable es que no sobreviva. Desde luego, ninguno de los habitantes del valle echará de menos a un soldado enemigo. Cualquiera de ellos le ignoraría y le abandonaría a su suerte, o incluso le torturaría para acabar matándolo. ¿Pero podéis hacerlo vos...?
Sin apenas dudarlo mi instinto me dice que corra en su auxilio, pero entonces caigo en la cuenta de que no se nada de este hombre y me fijo a ver si detecto el mal en el (¿que me sale?). No por que no pretendiera ayudarlo si el resultara ser malvado; sino para tomar las precauciones adecuadas en tal caso (como por ejemplo maniatarlo). Estaba totalmente segura de que la ayudaría estaba en mi naturaleza hacerlo, era parte fundamental de mi código de conducta "hacer el bien sin mirar a quien", pero sabía que el mundo era hostil y aunque nunca había salido de los lindes de mi hogar tenía una idea aproximada de la vida en los caminos, había escuchado miles de historias. No soportaba ver a una criatura sufrir así que haría lo más correcto, le ayudaría si estaba en mi mano o le dispensaría muerte si no podía hacer nada por el evitando así alargar su agonía y sufrimiento. Había tomado una determinación antes de abandonar toda la seguridad que mi sitio natal me proporcionaba, y esa determinación era que no me quedaría de brazos cruzados ante la vida. Pasará lo que pasará siempre tomaría cartas en el asunto; ademas de mi moralidad esta era una razón de peso para ayudarle, era mi oportunidad demostrar mi valía fuera de mi hogar, de ser util al mundo, de aprender algo.
Así pues, le hago imposición de manos si es que puedo ayudarle (teniendo en cuenta si detecto o no el mal en el para en ese caso maniatarlo).
¿Qué debo tirar?
Ralentizando vuestra marcha concentráis la atención, cerrando los ojos y comenzando a caminar cautelosamente hacia el herido. Cuando os encontráis a unos pocos metros de él, vuestro sentido visual se altera, tiñiendo de color negro todo entorno. Una leve migraña acompañada de un destello rojo os alerta de la enorme cantidad de odio que se ha almacenado dentro del ser que pretendéis auxiliar.
Abandonáis la concentración y buscáis algo con lo que mantenerlo inmóvil para poder socorrerle con seguridad, pero el tiempo no os alcanza. Él ya se ha dado cuenta de vuestra presencia y está buscando algo en el interior de su bota derecha. Os ponéis a cubierto y estabilizáis vuestros nervios.
¡No quiero hacerte daño! - Gritáis tras el árbol que os escuda, pero no obtenéis respuesta. Cuando os asomáis os dais cuenta de que ya no hay necesidad para la prudencia: Su mirada en blanco, su mano derecha sosteniendo un cuchillo ensangrentado y un río carmesí deslizándose bajo su garganta confirman que acaba de suicidarse.
Siguiendo vuestros principios, honráis al hombre con una sepultura digna. Finalizado el trabajo, descubris una cuerda de seda colgando de una de las ramas del sauce. Seguramente la quiso utilizar para ahorcarse, pero no pudo llevarlo a cabo ya fuese por falta de fuerzas o de voluntad. - Ya no le hará ninguna falta – pensáis a la vez que la recogéis e introducís en la mochila.
Lo que ha ocurrido ha sido trágico e impactante, y dista mucho de la vacía pero apacible vida de el Valle de la Sombra. Pero ahora ya no hay vuelta atrás. Los rayos del sol son cada vez más débiles y a duras penas penetran tras las hojas del bosque: está anocheciendo y el cansancio pronto se apoderará de vuestros músculos. ¿Haréis frente al agotamiento o a los peligros de la foresta nocturna?
Has intentado ayudar a una persona necesitada (330 PE).
Lo primero antes de dedicarme a descansar dedico algo de tiempo a orar a mi deidad. Luego intento subir a lo alto de un alto de un alto y pasar la noche allí. Cuando se haga de día seguiré mi camino. Dada la situación con la cuerda; caigo en la cuenta de que necesito mucho más material del que llevo encima para mi aventura, así que hago una lista mental de lo que compraré en cuanto me sea posible, y con este último pensamiento me voy a duermo.
Perdón tardar tanto cosita >.< nu tenía internet hasta hoy
Love u! <3
Tras unos pocos minutos de andadura encontráis una posición lo suficientemente elevada como para pasar la noche con tranquilidad. Aprovechando varias de las rocas que la soportan, os encaramáis hasta una diminuta cima sobre la cual os acomodáis lo mejor que la tierra os permite. Dedicáis las últimas fuerzas que os quedan en unas oraciones a Ilmater y, casi sin conseguir terminarlas, cerráis los ojos automáticamente.
Un fuerte dolor de cabeza os expulsa de vuestro letargo a media noche. De nuevo vuestra vista se ve distorsionada enmedio de colores oscuros y rojizos, esta vez quedando prácticamente cegada. En cambio, vuestro sentido auditivo se ve enormemente amplificado, captando varias pisadas que se desplazan con minuciosa cautela.
Os giráis en su dirección y visualizáis la pequeña contextura de dos seres a una distancia de unos quince metros. Están hablando entre susurros un idioma dracónico, pero no entendéis ni una sola palabra. Se les nota muy inquietos y nerviosos, y no tenéis claro hacia donde van ni qué hacen aquí. Pese a su delgada complexión y su escasa estatura, algo os hace intuír que no deberían ser subestimados.
Por el momento es casi seguro que ellos ni os han visto ni se han percatado de vuestra presencia. Pero vos si lo habéis hecho y si su proximidad ha despertado vuestros sentidos solamente puede ser por un motivo...
Aprovecho mi posición e intento observar atentamente que ocurre a mi alrededor (fijarme en si hay más criaturas como esas, si estoy siendo acechada por alguna otra criatura de la naturaleza que sea). Mi intensión principal es no provocar un combate a menos que sea necesario; quizás en otras circunstancias podría plantarmelo, pero soy más consciente que nunca y se que es mi primer viaje y aún no tengo la seguridad que solo la experiencia puede otorgar, ese brillo inconfundible en los ojos de los veteranos que parece que siempre saben lo que hacer y que nada les viene por sorpresa, (era consciente de mis limitaciones o lo que creía que eran mis limitaciones) y a veces solo observando se pueden descubrir muchas cosas, y después de todo no estaban causando ningún mal en ese preciso momento ¿quién soy yo para dictaminar y hacer cumplir un juicio sin pruebas? prefiero ver con mis ojos, estar segura y luego actuar con cabeza y corazón.
Un visceral odio se expande por vuestras venas cada sílaba que escucháis pronunciada en dracónico, un idioma que no conocéis pero cuya pronunciación es tan desagradable que os provocan ganas de vomitar. Con un titánico esfuerzo lográis mantener a raya vuestros instintos y controlar vuestras emociones. La pareja de pernoctadores, ignorando vuestra presencia e indiferente al túmulo en el que os escondéis, prosigue su camino a los pocos minutos, perdiéndose bajo el laberinto de árboles que os separa del valle.
Aprovechando la recobrada tranquilidad para descansar unas pocas horas más, proseguís adelante con vuestra odisea. Parecía que nunca iba a acabarse, pero paso tras paso, en el momento menos esperado, la foresta cerró sus puertas y ante vos se abrió un hermoso cielo azul, junto con un cálido y agradable sol que os daba la bienvenida a la ciudad de Yhaunn.
Yhaunn se halla situada en una antigua y enorme cantera de roca y tiene el aspecto de un barranco que abre los bajos riscos rocosos al mar alrededor de la bahía. Sus murallas se alzan frente a las aguas y avanzan alrededor del borde superior del barranco atestado de edificios de la ciudad. Los edificios constan de tres o cuatro pisos y tejados pronunciados. Los pisos superiores se extienden por encima de las calles - Un trabajo digno de un pueblo trabajador - Pensáis, mientras proseguís juzgando la arquitectura del lugar.
La visita va resultando una sorpresa tras otra hasta que vuestro olfato capta un delicioso aroma que provoca el rugido de vuestras tripas. Acabáis de pasar por al lado de la posada de "Los Bebedores de Fuego", un establecimiento cuyo lujoso aspecto promete no defraudar. ¿Tal vez sea un buen lugar para descansar? ¿Enterarse de algún rumor u aventura interesante, quizás? Unas cuantas calles más abajo, frente a los muelles, descubrís otro establecimiento: "El Refugio de Reldegar", de una apariencia mucho menos alentadora pero seguramente más económica para vuestro bolsillo.
Has atravesado el Valle de la Sombra y sobrevivido a los peligros del bosque tú sola (1100 PE).
A pesar de que mi primer impluso es ir a "los bebedores de fuego" elijo la opción más austera, consciente en todo momento de que no se que me depara el futuro, no se para que voy a necesitar los pocos recursos que tengo, así que prefiero sacrificar una comodidad mayor por un bienestar mayor a largo plazo. Dicho esto encamino mis pasos a "el refugio de Rengar" allí pasare la noche y buscare enterarme de lo que ce cuece en aquella ciudad. Preguntare un sitio donde pueda obtener lo necesario para lo que pueda pasar ( como por ejemplo una cuerda), también buscare si hay algún templo a mi dios para dedicarle unos minutos de oración al finalizar mi día.
La primera impresión que os causa el Refugio de Reldegar es verdaderamente mala. La mitad del mobiliario presenta graves desperfectos, contando las sillas y mesas con innumerables reparaciones chapuceras y poco fiables. El hedor es insoportable y la clientela poco más que un grupo de borrachuzos armando jaleo y tragando cerveza como si Cyric fuese a descender esta noche del plano de Hades para llevárselos a su reino. Francamente, todas las tablas de este lugar hubieran criado moho de no ser por la sangre vertida en todas ellas.
Os dirigís a hablar con el dueño del local, esperando que el precio de estos aposentos se corresponda con su calidad, cuando un marinero desdentado choca con vos y cae al suelo. Cuando a duras penas consigue incorporarse, exclama:
- ¿¡Quién cojones me ha hecho la zancadilla!? Ah... ¡Mirad chicos, mirad a quién tenemos aquí! Debe de ser una de esas moradoras de los bosques... ¿A qué se debe su honor, alteza? ¿Habéis venido a robar la lujosa madera de Reldegar?
El grupo de borrachos estalla entre risas. No os gusta la dirección que está tomando esto, pero por el momento decidís ignorar al individuo pues presenta un más que evidente cuadro de intoxicación aguda.
- Vaya, vaya... Nos ha salido callada... Oye, tú, la que tiene cara de elfa... ¿Sabes hablar común por lo menos? ¿Para qué llevas una espada? ¿Sabes que no se permiten armas en la cocina, verdad?
De nuevo la clientela suelta una ruidosa carcajada y vuestra sangre comienza a entrar en ebullición. Os encaráis con el pobre miserable que se está burlando de vos y os planteáis si valdrá la pena enseñarle una lección sobre modales y respeto...
En el caso de que quieras entablar combate, la tirada de iniciativa (1d10) tendrá un modificador de -2 por estar tu enemigo intoxicado (la tirada más baja gana).