El sol se alza esta mañana irradiando un resplandor cegador. Los rayos de luz iluminan tu escudo y se reflejan en vuestro rostro. Con los ojos cerrados y la mente quieta, la calma invade vuestros pensamientos, rápida e infranqueable. Sabéis que hoy es el día que debéis partir y sin rechistar aceptáis vuestro destino, aunque una parte muy profunda de vuestro corazón siempre echará de menos los cálidos muros de la iglesia donde crecisteis. Sin reparar en despedidas ni lamentos, comienzáis a caminar sin mirar atrás.
El viaje ocurre tranquilo y sin incidentes. Tras varios días de travesía vuestros pasos os conducen a la ajetreada ciudad de Procampur. Es considerada en general la más rica de las ciudades de la costa norte del mar interior, y conocida por la gran habilidad de sus orfebres y tallistas. Está localizada cerca de una de las más viejas y codiciadas minas de gemas de la costa norte, y esto ha atraído la atención de ladrones, piratas y timadores.
Las últimas incursiones han intimidado a todos los procampanos excepto a los más decididos. Aquellos resueltos a plantarles cara están buscando activamente mercenarios con la intención de poner fin a las amenazas. Una escueta conversación con un ocupado guardia os revela que los maestros obreros y constructores encargados de la contratación se hallan en el Distrito de los Servicios.
La ciudad os parece enorme y contáis un total de 9 distritos diferentes. Sois consciente de que hay mucho que no conocéis aún, pero la abundancia de humanos en este lugar os hace sentiros relativamente cómodo. Ahora mismo te encuentras en la avenida principal, conocida como el Gran Paseo. Haciendo un último examen del lugar no visualizáis nada que capte vuestra atención excepto una entrada en el lado sur, junto al puerto. A partir de ese punto todos los edificios están techados con pizarra gris y ofrecen un aspecto deplorable. Cualquier cosa que se esconda tras esa calle no puede ser agradable, pero después de todo no habéis venido hasta aquí por placer.
Haz una tirada 5d4 utilizando el dado de la esquina superior derecha para determinar tus fondos iniciales.
Motivo: fondos
Tirada: 5d4
Resultado: 11
Mi instinto me dice que debo dirigirme a esa parte mas "oscura" de la ciudad y ver que se cuece en esa parte de la ciudad. tanto con el fin de explorar como con el de pedir indicaciones sobre la ubicación del distrito de los servicios, y quien sabe... tal vez averigüe algo sobre los piratas y ladrones que saquean la ciudad. ¡me asegurare que de que no vuelven a perturbar la paz y respetan las leyes! Aunque ya tendré tiempo de ajusticiarlos llegado el momento, así pues avanzo hacia allí aunque mientras camino pienso que quizás no sea el mejor lugar para pedir indicaciones.
Emprendéis vuestros pasos con decisión, pero cuanto más os adentráis en el lugar más se derrumba vuestro ánimo. La miseria y la desolación se amontonan en derredor. Tras pocos minutos de andadura os dáis cuenta de que os encontráis en el infame distrito de los pobres. Aquí se encuentran las casas, si así pueden llamarse, de los desafortunados y los mendigos, donde viven como pueden. No es un lugar especialmente sugerente para los turistas.
A pesar de estar exentos de pagar impuestos, nadie es poseedor de ninguna propiedad en este distrito. El gobernante de la ciudad, portador del título de thultyrl, es amo y señor de todo lo que aquí se encuentra. Pero el estado del pavimento y las viviendas dejan tanto que desear que parece que hubiese sido abandonado a la suerte de los dioses. Al no haber una jurisdicción firme el distrito funciona con sus propias reglas, y os imagináis que eso habrá sido aprovechado por todo tipo de ladrones y rufianes a su favor.
Contempláis de reojo como a pocos metros de vuestro lado derecho se aproxima lenta y tímidamente un hombre enfermo y andrajoso con las manos en señal de plegaria. Inconfundiblemente se trata de un mendigo. Su cuerpo está castigado con multiples heridas, algunas de ellas abiertas. Sus pies descalzos y magullados a duras penas pueden mantener la compostura de su cuerpo, frágil y tambaleante.
Es el momento de decidir cómo resolver esta incómoda situación, pues la noche llegará pronto y sería inteligente buscar un establecimiento donde cobijarse del frío y la oscuridad.
Le entrego 2 monedas, y le digo:
-"dirígete al sanador local buen hombre, no duraras mucho en ese estado"
y acto seguido vuelvo sobre mis pasos en para volver a la avenida,para preguntar a algún transeúnte o algún guardia y encontrar algún lugar donde pasar la noche y refugiarme, dado que pasar la noche por estos lares no parece lo mas indicado, por lo menos no si quiero conservar mis pertenencias.
PD: no he encontrado nada sobre curación del paladín. (si es que hay algo)
El hombre, sumamente agradecido a causa de vuestra limosna, procede a indicaros con varias direcciones para que podáis llegar sin problemas a la posada "La Espada Silenciosa", un lugar tranquilo, de buena calidad y precios moderados. Cuando os disponéis a despediros, os detiene con un último ruego:
Muchas gracias por derrochar conmigo tu amabilidad, noble caballero. Mi nombre es Thomir, y también yo en el pasado fui un hombre de armas, si bien mi escasa destreza en las artes marciales nunca me permitió llegar muy lejos en el oficio. Cuando la edad me atrapó en la molicie y mis fuerzas me abandonaron, mis servicios ya no le interesaron a nadie y caí en la miseria.
No me quejo de mi suerte, pues considero que tengo más que muchos de esos ricos que se pasean por ahí, esclavos de sus lujos y de los altos impuestos que tienen que pagar por sus mansiones. No obstante, lo poco que tengo de valor me ha sido arrebatado y mi conciencia no descansará hasta que lo recupere.
Se trata de un anillo de oro que en su día perteneció a mi fallecida esposa. Desde que ella murió presa de enfermedad siempre lo he llevado conmigo, manteniéndolo como recuerdo de nuestra unión y de aquellos tiempos tan felices como distantes. Pero hoy ya no lo tengo, porque ese mal nacido semielfo conocido como Gandhor me lo ha arrebatado, aprovechándose de mi confianza.
Por lo que quiero pediros como favor que obtengáis el anillo y me lo traigáis de vuelta. La desesperación me desborda y sois mi última esperanza. Por favor, te lo imploro... - Os suplica a punto de estallar entre lagrimas, a la vez que trata de dibujar en vuestro mapa la localización de la casa de Gandhor.
Has realizado una donación a una persona necesitada (330 PE).
Indignado le pregunto. "Como se atreve a arrebatarle el unico recuerdo de su esposa a un hombre herido?!, ten por seguro que recuperare ese anillo y lo traere de vuelta en cuanto me sea posible, gracias por tus indicaciones buen hombre, y que la luz guie tus pasos" Despues de decir esto echo una ojeada al mapa que me dibujó y lo guardo, despues me dirijo a la posada a descansar y prepararme para el dia de mañana, pues debo recuperar el honor del antiguo guerrero.
Los PE los apunto en algun sitio o los llevas tu?
Ya caído el manto de la noche, las puertas de "La Espada Silenciosa" se abren ante vos. La taberna muestra un aspecto sano y cuidado, con un mobiliario principalmente de madera y de fabricación reciente, algo que se puede apreciar en su buen estado. La clientela es abundante hoy pero se mantiene tranquila y ocupada en sus asuntos, a excepción de la mesa del centro.
En su lugar se sienta un hombre de edad madura, vestido con ropajes púrpuras y adornado con numerosas joyas de la cabeza a las manos. A juzgar por el costoso precio del tinte, debe de tratarse de un noble acomodado. Enderredor suyo se agrupan varias cortesanas que parecen competir por acabarse el vino como si no hubiera un mañana.
Una de las mujeres, bajo un considerable estado de embriaguez, cuchichea algo a los oídos del noble, que responde con una carcajada y un sonoro golpe sobre la mesa. Acto seguido, una caprichosa piedra de color verdoso se desliza de entre su bolsillo para caer al suelo y rebotar medio metro lejos de su alcance. Para vuestra sorpresa, ninguno de los presentes parece haberse dado cuenta de ello...
Me acerco a la piedra verdosa, la recojo, me acerco al noble y le digo. "buen hombre, creo que se os ha caído esto" y se la entrego. Después de resolver ese asunto me dirijo al posadero a preguntarle cuanto me costaría pasar la noche allí.
El noble se dirige a vos con una mirada vaga y perdida. - Uh... ¡Un ladrón! ¿Con que pretendías robarme, eh? - Consigue exclamar, bajo un evidente estado de intoxicación - Te voy a dar tu merecido...
Rápidamente el posadero interviene a vuestro favor - Escucha, borracho insolente, este hombre ha optado por devolverte tu juguetito cuando podría habérselo guardado sin decir nada a nadie y comprarse este edificio entero. Así que cierra la boca y métete tu piedra por donde te quepa.
Avergonzado de sus palabras, el noble deja unas monedas de oro encima de la mesa y decide marcharse del lugar.
- No se lo tengas en cuenta. El alcohol vuelve locos incluso hasta a los elfos... - El posadero se toma una pequeña pausa y luego prosigue - Es agradable ver a gente honrada por aquí. Se bienvenido a La Espada Silenciosa, siéntete como en casa. Si estás interesado en quedarte a descansar, cobramos 5 monedas de oro por noche.
Has obrado de acuerdo a tu alineamiento (1650 PE).