Partida Rol por web

Miro a la mujer, y aprecio como está. Es una mujer bella y con abundantes dones fisicos, pero eso no es lo que más me gusta de ella, sino su miedo. Aquel sentimiento que la paraliza y la hace orinarse ante la presencia de su depredador, como un conejo ante un lobo. No hay nada que pueda hacer para defenderse, no hay nada que pueda hacer para evitarlo, simplemente está a la merced de mi sed sobrenatural y de mi ansia sensual por beber su sangre y su vida, nutriendo así mi existencia con cada aliento que ella me da.

Hablando con voz suave le digo:

- "Tu me obligaste a hacerlo por las malas. Ya no es momento de clamar por una clemencia que no tengo. Dame tu calor y tu vida, bella."

Me acerco a ella y la tomo, apresandola entre mis fuertes brazos e intentando clavar mis colmillos en su cuello.

Agarras a la mujer sin dificultad que aunque patalea presa del terror es incapaz de soltarse de tu poderoso agarre.

No! Nooo! NOO! SOCORROOO!

Le hincas el diente y comienzas a beber, la sangre caliente te reconforta y sacia a la bestia tras haber hecho tanto uso de tus poderes se siente como un trago de agua fresca tras un duro dia de trabajo.

Mas cuando llevas unos cuantos tragos y llevas medio vacio a tu recipiente notas un extraño sabor en la sangre y un cosquilleo en la cabeza. Esa puta iba bien puesta de droga.

La chica termina muriendo bajo tu horrible mordisco, ahogando sus gritos con la música a todo volumen del local. La arrastras al salón principal sin más distracciones. Contando con la chica hay un total de seis cadaveres, cada uno componiendo una parte de aquella macabra obra. Parece que todos los que aun agonizaban ya están bien muertos. 

Charcos de sangre se extienden por el suelo aumentando su tamaño con el tiempo. El trabajo ya estaba hecho.

La chica habia muerto, al igual que el tipo que había dejado en el salón principal. Era una lastima, pues quería darle una muerte más dolorosa. Las drogas que la chica llevaba en la sangre al momento de morir nublaban mis sentidos más de lo que me gustaba, pues en mis cabales jamas hubiese consumido drogas, ni como humano ni como vastago. Era una verguenza, pero no me quedaba más que hacer, pues tenía demasiada sed despues del combate y sea como sea, la vitae es bien recibida.

Arrastré el cuerpo de la chica junto a los otros cadaveres y la dejé ahí. Luego de eso, me puse a abrir todas las botellas de alcohol destilado que hubieran en el lugar y vaciarlas encima del cadaver. Luego rocié el pasillo hacia la puerta con el mismo liquido inflamable hasta una distancia prudente de la puerta. Tomé la escopeta de la puerta, y disparé con mi pistola al suelo, hasta que el alcohol prendiese, momento en el que, un poco por miedo y otro poco por inteligencia, salí del local y corrí a toda velocidad hacía la furgoneta del hippie.

El local sale ardiendo y a la primera llama huyes de allí antes de que la bestia tomara el control de ti por el miedo a vuestro enemigo ancestral. El humo tardara en salir por las rendijas de la puerta asi que aun tienes una hora antes de que los vecinos o alguien de la voz de alarma supones.

La furgoneta del viejo sigue en el mismo sitio, cuando llegas el viejo parece estar bailando algun extraño baile con Carla, que está inmóvil y con cara de circunstancias.

Habia corrido rapidamente, por miedo principalmente, pero a medida que corría me daba cuenta del efecto de la droga sobre mí. Veía extraño, mi cuerpo no respondía como debía y tenía una extraña felicidad en mi, algo que calmaba un poco la Bestia.

"Quizas por eso los sucios Brujah son tan buenos para beber drogadictos. Sin ella se matarian a si mismos."

Llegue a la furgoneta del hippie, que estaba bailando tan extraña como estupidamente. Desaceleré mi carrera antes, para llegar a ellos caminando y en calma. Una vez llego a su lado, le hablo:

- "El trabajo está hecho, ya no tendrás más competencia de esos tipos ni de su local. Aqui estan los $500 y me llevo lo que compramos. ¿Está todo bien, hermano?"

Le pregunto, probablemente igual de drogado que él, pero aun intentando mantener mi actitud cordial tipica.

¡hu! .....¡HA!,..... ¡hu!..... ¡HA! 

Halcón verde da un par de vueltas alrededor de sí mismo con cara de mareado hasta que en uno de los giros te ve y se para tambaleándose mientras recupera el equilibrio.

Coño! No me des esos sustos...

Hurga un poco en su nariz y sonríe.

Estábamos invocando a la lluvia, parece que se ha desatado una buena fogata en algún lado. 

Te guiña un ojo, no sabes si es casualidad o como diablos sabe lo del local, de momento nadie salvo tu tiene noticia.

Sí, sí... trae aquí a esos dulces amiguitos. -coge los dólares que le debes, se mete a la furgoneta de nuevo y te entrega lo acordado.

Bueno ahí tienes. Si te pillan yo no sé nada de dónde ha salido eso. Cuando necesiteis 'recambios' ya sabeis, hacedme una visitilla. 

Paz y amor hermanos.- os hace el gesto de V con los dedos y finalmente cierra la puerta de la furgoneta y no sabeis más de él. Comienza a chispear...

Aun me sorprende ver como ese hombre sabe tanto de lo que ocurre alrededor, casi como si supiera de las cosas mientras ocurren. Aun así, sé que no es un Vastago pues me dijo algo como "Alguien de los tuyos", haciendo alusiones a las capacidades vampiricas. El ser testigo de tal poder y saber que no son de un vampiro, es aun más terrible, por lo que paso de preguntar.

La noche aun es joven y estamos a tiempo para continuar con nuestras indagaciones. Me acerco a mi hermana y le hablo al oido:

- "Querida, no me siento muy bien. La sangre de una de mis victimas tenía droga y siento los efectos de aquella suciedad en mi. Me siento torpe y no me puedo concentrar bien. Te dejo decidir si quieres ir a la escena del crimen a investigar ahora o prefieres dejarlo para mañana. Puede que no sea seguro que ir con un protector en este estado, pues claramente no soy de mucha ayuda así."

Miro a mi alrededor y veo todo borroso, cubierto por el velo de la heroina, que todo lo cambia, lo nubla y miente a mis sentidos. Le tiendo la pistola de 9mm y los dos cargadores mientras agrego:

- "Esto es para tí. No sé si sabes usarlo, pero mejor que lo tengas por si lo necesitas. Yo tengo más para mi."

Sonrio, pues aunque no aprecio especialmente las armas de fuego, son muy utiles contra humanos, y ya demostraron eso esta noche. Luego pienso que necesitamos un automovil, probablemente debería robar uno, pero no será esta noche, pues no estoy en condiciones de hacer un trabajo limpio.

Tomo gustosamente lo que mi hermano me ofrece y lo guardo por donde puedo. Después le devuelvo una sonrisa apreciando su preocupación por mi protección y a la vez comienzo a hablar.

- Ciertamente tú protección sería un gran alivio ya que no soy demasiado hábil en el combate y seguramente, de llegar el momento serían mis cenizas lo que tuvieras que recoger más allá de alguna ventaja de aquello que nos concierne.

Reposo un segundo como pensando más profundamente mis palabras.

- Si es imprescindible que  nos aventuremos esta noche, no dudaré en ir. Pero si tus condiciones no son plenas y podemos dejarlo para mañana lo mejor sería esperar y proteger nuestras espaldas de posibles asaltantes o peligros.

Mis sentidos estan perdidos por las extrañas sensaciones que me dan las drogas que ahora bailan en mis venas como indigenas en un carnaval de fuego. Mis ojos están borrosos, mis manos torpes y mis pensamientos lentos y perdidos. Ante la respuesta de mi hermana, asiento mientras le contesto:

- "Entonces la decisión está tomada. Iremos a descansar el resto de la noche y mañana, a lo que despertemos, iremos a la escena del crimen. Me iría de inmediato a dormir, pero la verdad es que tengo demasiada sed y quisiera beberme a alguien."

Termino mis palabras con una risa traviesa, pues el sentido es totalmente literal. Miro a mi alrededor, buscando alguna presa solitaria a la que acallarle el corazón para así nutrir el mio y las fuerzas que aun no recupero desde la caida del avión, al llegar a America.

Alexander está con los sentidos bastante turbios y lentos por lo que incluso cazar se le antoja complicado. Por suerte para él su hermana le echa un cable y atisba a la presa y el momento de cazarla.  Entre los dos os abalanzais y el giovanni comienza a beber , esta vez, sangre sin contaminar. 

El callejón está oscuro y maloliente, pero nadie va a pasar a molestaros y menos a esas horas.

El dilema era ahora para Carla. Permitiría de nuevo que Alexander acabará con otra alma, otro cádaver? Eran ganado pero no había que olvidar de donde venían ellos, fueron humanos un día... o así eran las creencias de ella. Más no las de su hermano.

La situación se le antoja violente, la caza a veces era demasiado dura para ella.

No podía permitir que muriera otro humano, no sabía si podría soportarlo.

Contempla como la victima va cayendo en la debilidad, como su rostro empieza a quedarse blanco... perdiendo la sangre que le da la vida.

Cuando lo considera oportuno o realmente cuando no puede soportarlo más hace acopio de todas sus fuerzas para separar a su hermano de la victima indefensa, evitando así que muera.

En la tranquila noche, una presa solitaria en un oscuro callejón disfrutaba de los que probablemente serían los ultimos momentos de su vida. Con mi hermana y gracias a sus sentidos, mucho más plenos que los mios, la divisamos y la atacamos con la ferocidad natural de los depredadores que en realidad somos, aun por debajo de nuestras elegancias y nuestros modales refinados, somos los más salvajes de esta ciudad.

Mis colmillos se entierran en la carne de la victima mientras la sangre, lasciva y exquisita, entra en mi boca, llenandome de placer y de vida, sensaciones no compartidas por mi presa, que se debate de dolor por mi mordisco.

Disfruto de la bebida, mientras mis sentidos, ya mermados por las drogas, se pierden en el rio de lujuria y extasis que transmite la vital bebida. Pero de un momento a otro, siento la insignificante fuerza de mi hermana intentando separarme de mi presa. No es por su capacidad de hacerlo, sino por su intento que me separo de mi victima y miro la miro extrañada.

En sus ojos veo que su alma no ha dejado atras su humanidad y que la vida de aquel miserable ganado le importa demasiado como para hacer la vista gorda ante su sufrimiento y muerte. Puedo hacerle todo el daño a los demas, sin el más minimo sentimiento de culpa, pero jamas podría causarle dolor a Carla, pues ella es mi vida.

Tomo la cara de mi moribundo alimento, miro sus ojos hasta hacer contacto y luego le hablo:

- "Escuchame bien. Nada de esto ocurrió. Jamas nos viste y jamas hablamos. No recordarás nuestros rostros y está noche, cuando estabas aquí, un perro te mordió el cuello. No es grave, pero debes descansar."

Luego de eso la dejo, tomo a mi hermana y nos vamos en silencio, directo hacia nuestro refugio. Aprieto la mano de Carla mientras caminamos. Ciertamente somos muy distintos en este aspecto y deberemos aprender a vivir con ellos mientras tengamos que estar juntos todo el tiempo.

Noto como mis intentos para separarle de la victima apenas son efectivos, mi fuerza deja mucho que desear contra la de mi hermano. Aún así, cuando nota mi resistencia parece comprender lo que quiero y para haciendo acopio de todas sus fuerzas.

Me mira y puede ver la aflicción en mi rostro, lo comprende y para. Observa a la joven y la hace olvidar todo lo que ha sucedido. A veces envidio esa capacidad de mi hermano, pero supongo que cada uno está creado para desarrollar cosas especificas y lo mio fue la nigromancia, la capacidad predilecta de la familia.

Intento mejorar mi aspecto, pero la verdad es que la alimentación no es algo que me provoque demasiada alegría, es casi más un sufrimiento...

Noto la mano de mi hermano sujetando con fuerza la mia mientras caminamos de vuelta al refugio y le sonrio levemente. Ha sido una noche larga, y se que las noches venideras lo serán también...

Giro la cabeza y sonrío debilmente a mi hermano.

- Todo saldrá bien ¿Verdad?

Al menos eso espero creer...

Aunque nunca se sabe que nos deparará el mañana.

Volveis al refugio arrastrando un poco el cuerpo de la chica en un lugar más iluminado para que si tiene suerte alguien la encuentre a tiempo antes de morir.

Tras eso, cogeis un taxi y volveis al refugio, Alexander a pesar de no estar en su máximo apogeo puede dominar lo suficiente al taxista como para que no se alarme al ver subirse a dos extraños armados con escopetas, cargadores y cuchillos.