Partida Rol por web

Dredmor seguía hablando con Larur, mientras a una distancia Mordred parecía haber terminado sus "preparativos" y había abordado a la flamante camarera, de nombre Liry, que había entrado hacía unos momentos. Parecía que se estaban presentando cuando la camarera tiefling de antes, irrumpió dando "órdenes" a la recién llegada, para apremiarla a que se cambiase. La camarera tiefling se había ataviado con unas ligeras y más que insinuantes vestimentas rojas, que cortaban la respiración a cualquiera. Liry desapareció y la camarera "jefe" pareció quedarse mirando a Mordred con un cierto aire triunfal, pero que parecía esconder algo más.

La camarera se dirigió, contoneándose con su esbelto cuerpo, hacia la posición de Larur y Dredmor, mientras Mordred estaba a una cierta distancia, pero no lejos como para no escuchar la conversación, y dijo:
- Dame tu opinión Larur sobre la presentación que tengo que dar a los "invitados". - Dijo.
- Adelante Mirri. Soy todo oídos. - Comentó Larur.

La camarera, de nombre Mirri, tomó aire y dijo:
- Bienvenido al Goblin Dorado, guapo, el punto caliente para cambiar la suerte y ganar apuestas bajo "el arco" (puerta cifrada). ¿Estás buscando los juegos más "limpios", los repartidores (croupiers) más honestos y las más bonitas pecaminosas camareras de cualquier lugar en el puerto? Bueno, lo has encontrado, ¡cariño! ¿Listo para ser un hombre rico? Espero que sí, porque esta noche es tu noche. Deja que te lleve hasta una mesa y empieces a ganar; tenemos el oro para hacer brillar tus sueños. Buena bebida, buena comida, y cálida compañía extra, pero tenemos todo esto, a un precio tan barato, que bien podríamos estar dándolo regalado. Así que encuentra un lugar, cariño, pide una pinta, y déjalo todo en nuestras manos, porque aquí, ¡incluso un goblin podría ganar su peso en oro! Soy Mirri Salassa, camarera en jefe y portavoz oficial del Torneo del Goblin Dorado. ¿Dónde queréis sentaros? - Mientras decía esto, contoneaba su bello cuerpo y ponía unas miradas más que seductoras. Se tomó un respiro y añadió - ¿Qué te ha parecido? - Y mirando al resto - ¿Y al resto? - Se detuvo sobretodo en Mordred, al que le dedicó una nueva sonrisa.

Dredmor no pudo más que sonreír ante tamaña muestra de desparpajo de la camarera jefe del Goblin Dorado. Estaba como un cañón pero el hechicero era consciente de que con semejante hembra poco podía hacer.... bueno, podía hacer mucho pero no sería del agrado de Saul ni de su hermano. A pesar de ser el guapo de la familia era un poco especial en aquellos menesteres.

Levantó un dedo apuntado hacia su hermano mientras con la otra mano sujetaba un trozo de alambre de cobre, musitó unas extrañas palabras y comenzó a susurrar en tono muy bajo aunque su hermano lo escuchó perfectamente.

Esa zorra se te va a beneficiar hermanito, pero será después... Céntrate en jugar y desplumar a los incautos...

Era su noche y no se podía ir al traste porque Mordred pensase con su miembro viril... Ya había estado en situaciones adversas por las apetencias de su hermano... Putos Mantis Rojas....

Mordred se quedó embobado ante el numerito de Mirri. Hacía mucho tiempo que no la jincaba y aquel lugar resultaba todo un paraíso repleto de bellezas con las que saciar sus oscuras apetencias. Cuando la muchacha se detuvo y le miró con esos ojos brillantes, el pícaro intentó recomponerse a toda velocidad poniendo su típico rostro de tipo duro...

- La verdad es que está bastante bien...- respondió de forma escueta haciendo el interesante - ... A mí casi me has convencido.- añadió con su sonrisa maliciosa.

Luego llegó el susurro de su hermano y su sonrisa se hizó más grande. Esa jaca no se le podía escapar.

- ¡Magnífico Mirri! ¡Los has dejado a todos con la boca abierta! JAJAJAJAJAJAJA - Volvió a retumbar la sonora carcajada del enano.

La camarera en jefe sonrió y asintió de forma acusada. No dio señales de escuchar el susurro de Dredmor, y giró sobre sus talones para ir a terminar de prepararse. Mientras el resto observaba como su contoneante figura se alejaba embutida en un más que sugerente vestido que invitaba a la imaginación.

- Bueno, será mejor que yo también me prepare. - Dijo el enano. Terminó la media jarra que le quedaba de un trago, y depositó esta en la barra con un sonoro golpe, para acto seguido dirigirse a otros trabajadores y empezar a dar las últimas órdenes y vistos buenos.

Faltaba poco tiempo para que empezar el juego ...