El asalto al Goblin Dorado fue aguantado con meridiana profesionalidad por el grupo, aunque en algún momento pasaran algún pequeño apuro.
Al cabo de un par de días Saul los reunió para comentarles que había recibido el soplo de que se iba a producir una reunión clandestina en el Boneyard, el cementerio de barcos que quedaba al este de la ciudad, en plena noche. Decidieron ir al pantanoso cementerio para corroborar qué se iba a debatir en contra del Goblin Dorado.
Después de un periplo por el encharcado cementerio de barcos, divisaron una pequeña hoguera con cinco figuras encapuchadas. Decidieron acercarse para tratar de escuchar a las cinco figuras encapuchadas, pero cuando lo hicieron se descubrieron en una emboscada de hombres rata y un enjambre de cucarachas.
Con gran esfuerzo y la inesperada ayuda de un elfo cazador llamado Kwava, lograron reducir a los hombres rata y el peligroso enjambre de cucarachas.
Tras registrar los cuerpos de los hombres rata, descubrieron una nota entre sus posesiones.
Tras el críptico mensaje, y las habilidades de Mordred para descifrar este tipo de mensajes de los bajos fondos, el mensaje resultó ser:
No se lo podían creer: Saúl los había vendido y tendido una trampa para que fueran asesinados. Entre el shock, la rabia, las heridas y el no poder volver al Goblin Dorado sin el consecuente peligro para su integridad física, Kwava, el extraño elfo que los había ayudado, les ofreció descanso y curación en su refugio.
Detalle de los simpáticos hombres rata:
En el refugio de Kwava se terminaron de curar y pertrecharse para lo que, a bien seguro, iba a ser una venganza contra el traidor y rastrero Saul.
Kwava les acompañó, aparte de preguntarles si habían notado algo raro en Riddleport que tuviese que ver con "elfos renegados". Kwava era un elfo del sur, de la expansión mwangi, que parecía haberse enrolado en un grupo de vigilantes apodados Shin'Rakorath, que vigilaban aquella zona de Varisia.
Cuando llegaron al Goblin Dorado, el primer acecho ya les reveló que la guardia había sido renovada; sí, Saul los esperaba al no tener noticias de la muerte del grupo el día de la emboscada. El grupo oteó los alrededores y eliminó a uno de los guardias que estaban apostados en el tejado. Con presteza se encaramaron a una de las ventanas del segundo piso para infiltrarse en el Goblin Dorado. Una vez dentro empezaron las hostilidades. El grupo había ganado en experiencia, y empezaron a eliminar todos y cada uno de los guardias, incluso evitaron los ataques furtivos del propio Saúl.
Saúl, al ver la destreza de sus antiguos socios, emprendió la huida mientras el resto de guardias les intentaban barrar el paso. Persiguieron a Saúl hasta los sótanos dónde se deshicieron de las últimas resistencias de las fuerzas de Saúl, el taciturno Bojask, el diablillo Old Scratch y un oso que utilizaban en los combates clandestinos. Pero toda resistencia terminó cayendo y al final dieron caza a Saúl, quién les terminó por confesar su plan para matarles.
Sin mucho miramiento, y cargados de sed de venganza, dieron fin al inmundo personaje. Todo había acabado, o eso creían ...