Se alejo del hangar sin girarse ni una sola vez para mirar a sus compañeros, su paso, silencioso como siempre, su respiración casi imperceptible, pero esta vez otra respiración le acompañaba. Sujetaba a Angela en sus brazos, apretándola levemente contra si, en un deseo infantil de que todos los problemas se resolvieran con ese abrazo, que todo se solucionase solo por que él la estrechaba contra su pecho, por que la deseaba como nunca había deseado a una mujer y por que le hacia sentir de una manera que creyó olvidada hace tiempo. Pero Heller había dejado de ser un niño mucho tiempo atrás, si es que alguna vez en su vida tubo lugar para serlo, el mundo que el vivía no tenía espacio para la ingenuidad y la esperanza infantil, y el mismo sentimiento que él quería inculcar a los de más, él mismo no se permitía albergarlo sin racionalizarlo primero."La esperanza es para los niños , los necios y la gente ordinaria, un verdadero gigante crea sus oportunidades", solía decir su padre, una frase que había arraigado durante años en el joven de rubios cabellos.
No, Heller no era un ingenuo, era un gigante, y aunque el resto de sus compañeros no lo percibiese, el si había conocido bien a Robert, y sabía que se encontraba al borde de un abismo mas grande de lo que incluso la empata que él ahora abrazaba pudiera conocer. El desasosiego y la pena estaban profundamente arraigados en el corazón de su joven amigo, cada día se sumía más en la sombra, y poco a poco veía como pese a sus esfuerzos, le resultaba más difícil liberarlo de su carga, ya fuera real o imaginaria. No permitiría que algo así le sucediera a Angela o a cualquier otro.
En silencio la sentó con delicadeza en una de las camillas de la enfermería, se quito la parte superior de su traje de combate, dejando su torso al descubierto pues necesitaba algo mas de comodidad, y cogiendo diversos instrumentos, comenzó con todo el cuidado posible, a extraer los numerosos restos de metal cristal y madera que la joven tenía calvados en una u otra parte de su cuerpo. Prosiguió sin decir nada por lo que parecían interminables minutos, casi sin mirar a la chica a los ojos, observando con detenimiento como el cuerpo de la joven sanaba con una velocidad vertiginosa sin dejar si quiera cicatrices, y lamentando en secreto que las cicatrices que la acompañaban esa noche era quizás mucho mas profundas y difíciles de sanar de lo que se pudiera apreciar con los vulgares sentidos.
- Las personas de carácter fuerte tienden a aislarse de quienes les rodean cuando enfrentan un grave estres.- Dijo por fin Zemo volviendo su mirada a la chica, con una calma aparente tal, que cualquiera diría que no era lo mismo que estaba haciendo él en aquel momento, o que no acostumbraba a hacer para poder poner sus pensamientos en orden.-No necesito tus poderes para adivinar alguna de las cosas que rondan tus pensamientos.- Heller resoplo con levedad, y trato de relajarse, de parecer menos distante, quizás menos autómata.- Antes de montar todo esto de los super heroes.- Gesticulo señalando su alrededor.- Contemple la posibilidad de llevar mi plan acabo yo solo, durante años estuve planeando sin descanso, acumulando recursos de todo tipo, y haciéndome con todo aquello que pudiera darme cierta ventaja sobre los de mas. Créeme , poco me habría gustado más que hacer todo esto en solitario, pero después de un tiempo no pude negar la evidencia, de estar solo, sería imposible.- Clavo sus ojos en los de ella, con la mirada cada vez más limpia, esforzándose por abrir sus sentimientos, algo que para otra persona hubiera resultado natural.- No estas sola Angela, y desde que te conocí e comprendido que yo tampoco e de estarlo, no quieras dejarme al margen ni a mi ni a ninguno, entiendo que puedas culparme por todo lo que ha pasado esta noche, pero no cometas el error de dar un mal paso solo por miedo.- El no se lo iba a permitir. “Hablame”, odiaba la frustración, para él era el peor sentimiento de todos, pues era el que con menos frecuencia debía enfrentar. Podía imaginarse sin esfuerzo que la atormentaba, quería decirle que podía ayudarla , y que no era el único en la base, pero necesitaba que confiase en él, que se abriese a él, menos que nada en aquel momento quería dar un mal paso con la chica, y quizás perder la para siempre, y si bien tal sentimiento podía dejarse notar levemente, se esforzaba con todo su ahincó por enterrarlo dentro de sí, no estaba en su naturaleza reconocerse vulnerable, y menos por otra persona.
Umm, no se que tal me ha quedado el post?. Queria decir muchas cosas más, pero e preferido esperarme a la respuesta de Angela.
Que tal el primer dia de clase?
No sabía cómo, pero conseguí dormirme en los brazos de Heller. Y, aunque no fue un sueño muy placentero, logré descansar algo. Estaba terriblemente agotada, imágenes borrosas de un animal monstruoso y enorme me chocaban en la retina y se me grababa en la mente a fuego, casi sin poder evitar que me estremeciera de miedo, pues su presencia me provocaba tal pavor que temía encontrármelo en cada vuelta de esquina que tomara en cuanto saliera a la calle.
Definitivamente, tenía que desaparecer de Nueva York.
Toda la gente que conocía, amistades que había trabado, personas con las que había compartido risas, charlas, reuniones, negocios, John y Dimitri… Todos ellos, tenían que desaparecer de mi vida. No por mí, sino por su propia seguridad. Me daba miedo pensar que Dientes de Sable o cualquiera de sus secuaces los encontrara para hacerles daño y así torturarme de nuevo para hacer que me una a su estúpido grupo de suerhéroes. Me importaba una mierda él y su panda de amigos, lo que me preocupaba de verdad era lo que dejaba en Nueva York, lo que estaba dispuesta a abandonar con tal de salir ilesa. Una vez más, pensaba en huir sin poder mirar atrás y me rompía el corazón el hecho de que esta vez había alguien quien de verdad me importaba. Si llegaba a hacer lo que pensaba, lo que pasaba por mi cabeza, abandonaría a Heller. Y no podría perdonármelo jamás. Y, sin embargo, pese a todo, tenía que hacerlo. Por mí, por él, porque no podría soportar que lo capturaran y…
Fingí dormir mientras notaba las habilidosas manos de Heller en mi espalda y heridas. Aquello hacía que me costara aún más tomar mi decisión, aunque me instaba a pensar que ya estaba tomada y que no había vuelta atrás. Me es muy fácil engañarme a mí misma en ciertos aspectos. No sé cómo.
Sin embargo, no se me pasaron por alto los sentimientos que Heller albergaba en el interior y todo eso no hizo sino hacerme sentir peor. Traté de que no se me notara en la cara que estaba totalmente deprimida y angustiada, y seguí con los ojos cerrados, sumida en un mar de dudas, nervios y estrés.
Abrí los ojos sin poder fingir más en cuanto Heller habló y le mantuve la mirada, tan solo un segundo. Al siguiente, bajé la mirada y la centré en mis dedos entrelazados en mi regazo, como si fuera idiota.
Y, ¿por qué demonios me estaba contando todo aquello? No quería escucharlo más, no quería que me siguiera hablando pues aquello me dificultaría aún más la toma de mi decisión.
Calla, calla, pensaba una y otra vez mientras Heller seguía hablando. Calla de una maldita vez.
Pero, en el fondo, ansiaba seguir escuchando su voz, beber de sus palabras, contemplar su rostro y pensar en la suerte que había tenido de encontrarlo. Después de 25 años, por fin, sentía que, de verdad, la vida me sonreía, me sentía, en definitiva, afortunada.
Pero, no, no, no, negué en mi mente, frustrada. Esto debe acabar o terminará siendo una agonía.
-Heller- comencé, tratando de mantenerle de nuevo la mirada, costándome horrores-, he pensado en irme. En abandonar Nueva York. No es seguro que me quede. La opinión pública se me echará encima mañana en cuanto mi cara aparezca en los periódicos y el Gobierno vaya detrás de mí ya no sólo por temas de monopolio- intenté bromear.
Sí, quiero dejarte, añadí para mis adentros. Bueno, no quiero; pero tengo que hacerlo.
-Me tengo que ir. Lejos- no pude evitar que un sollozo me rompiera la frase y la voz se me quebrara.
Tu post, muy bueno, como siempre ^^
Y mi primer día de clase, un coñazo, pero, bueno, un día más, un día menos :D
XDXDDXDXDXD
La escucho con tanta atención como podía, tratando de creer cada una de las palabras de la joven, tratando de no hacerse preguntas, tratando de no ver más allá de cada gesto o cada palabra, de hacerlo sencillo para ambos. Ella se marcharía, y el volvería a estar solo, sin implicaciones sentimentales, podría dirigir su plan con completa dedicación, sin dudas o temores de ningún tipo, por nadie, solo cavilar cual sería la próxima jugada del gobierno o de su padre. Pero no, las cosas no eran así, de igual modo que no podía dejar de interpretar el tono de cada una de las palabras de Angela, o cada uno de sus gestos, sabía, que si permitía que se alejase de él, no volvería a estar tranquilo en mucho tiempo, no podría centrarse en lo que tenía frente a sí, si andaba pensativo en que podría estar sucediéndole a ella.
-Muy bien Angela.- Dijo con calma sosegada, para nada dejando entrever la preocupación que le inundaba.- Si deseas marcharte te ayudare a hacerlo de forma segura, es todo lo más que podré garantizar tu bien estar, yo o cualquiera me temo.-Se levantó, y girando a la chica hacia sí, se hizo un espacio entre las piernas de la joven, para meterse entre ellas de pie, y dejar sus caras tan cerca como podía ser, sin llegar a tocarse, de modo que no pudiera huir la mirada de ninguno de los dos, y el pudiera sentir sus latidos y su respiración.- Pero si lo haces que sea por ti, porque tienes miedo de lo que pueda sucederte, porque has llegado a la conclusión de que le has dado de sobra al mundo , y por qué estas cansada de luchar y ahora te apetece huir.- Resoplo levemente a apenas unos centímetros de los labios de Angela, aquello le estaba costando más de lo que se había imaginado, pero por otro lado, siempre había sucedido igual con ella.-Hazlo por eso, pero no te atrevas a decir o siquiera a pensar que lo haces por otra persona más que por ti misma. La gente que alguna vez te ha querido no te necesita lejos, donde puedas engañarte pensando en que estarán mejor sin ti, que nada les sucederá ahora que tú no estás, o que no los exprimirán solo por la mera posibilidad de encontrarte allá donde te ocultes, o que estarán más tranquilos no sabiendo si han podido capturarte y te han convertido en otro conejillo de indias más.- Sin quererlo su respiración se había agitado más allá de su perfecto control, y su voz libre de cualquier sentimiento más allá de los que el mismo quisiera mostrar, ahora albergaba multitud de matices.-Lo peor que puedes hacerle a una persona es hacer que te necesite y después abandonarla.- Dijo al tiempo que le sujetaba una mano a la chica, y le alzaba la barbilla para que lo mirase fijamente.- Yo, te necesito Angela, todos te necesitamos.- Confeso tan egoísta como era capaz corrigiendose sin creerselo el mismo.-No puedo hacer esto sin ti. No quiero, y no tienes derecho a obligarme a hacerlo.- Hablaba al final autoritario, casi como si estuviera enfadado, en cierta forma , si que estaba enojado.
Pudiera ser que Heller en aquel instante pecase de tanto egoísmo como el que acusaba en la joven cuyos labios descansaban a tan solo unos centímetros de los suyos, pero a diferencia de ella, el había meditado mucho sobre aquel asunto, había explorado cada posibilidad decenas de veces.- Los problemas no se irán contigo créeme, tan solo tu estarás lejos para poder hacer algo al respecto, y si eres la mitad de mujer de lo que yo pienso que eres no podrás soportarlo mucho, yo en tu caso no podría.-" Aunque solo por ti".- Déjame ayudarte Angela, no estás sola, si reuní este grupo no era para dejaros a cada uno de vosotros a vuestra suerte, o para haceros pasar una preocupación constante por los de mas, lo hice para poder salvar este mundo que se pudre(eso ahora claro XP), y para poder ayudarnos entre nosotros.- Realmente había llegado al punto al que solo lo arrastraba Angie, en el que apenas era dueño de lo que decía.-Si decidí quitarme el escudó e intentar esto contigo, no fue para permitirte abandonarme en cuanto hubiese algún problema, no sin hacerte consciente de todo lo que ibas a perder. Lo hice porque eres una luchadora, porque eres capaz de montar a una desconocida en una limusina para salvarla de unos militares, porque eres capaz de tirar abajo tu palacio para combatir a un monstruo que tortura a inocentes, lo hice porque eres perfecta, y yo no podría amar a nadie más, y te amo Angela más de lo que pudiera controlar, o de lo que e amado alguna vez a alguien.- Hizo una pausa y rozo sus labios con los de ella.- Dime que no me amas, que podrás vivir lejos sin saber que es de mi, convénceme, y te ayudare tanto como pueda a dejarlo todo y marcharte.- Aguardó lo que le parecía una eternidad, por una respuesta que buscaba sin éxito en los ojos de la chica, algo que de una manera u otra le cambiaría la vida para siempre.
Ala mi contestación umm por que nunca me quedo satisfecho ¬_¬, aunq eso no e smalo siempre claro XP.
Ya van 2 dias menos XD.
Por cierto que tal tus viajes happy?. Si me meto donde no me llaman o no quieres responder, tan solo di "platano ", y lo entendere XD.
Intenté pensar que esa no era yo. Traté de abstraerme y decirme que estaba viendo una película cuya protagonista sufría por su relación, por la persona que amaba y por la dura decisión de irse o no lejos de ella. Traté de imaginarme la escena desde una perspectiva exterior, como si no fuera conmigo. Traté de conseguir una máxima imparcialidad y objetividad para valorar la escena tal y como se merecía… Pero, no lo conseguí. Ni por un segundo. Los sentimientos de Heller me penetraron por completo y no podía obviarlos. Me rompía el corazón por partida doble.
Sucia egoísta, me dijo una voz silbante en mi interior, cargada de odio.
No quería escuchar lo que me tuviera que decir Heller. Hubiera querido taparme los oídos con las manos, cerrar los ojos y actuar como una niña cría, negando con la cabeza, pataleando y diciendo: “¡No, no, no, no!”. Ojalá lo hubiera hecho. Tal vez, hubiera tomado la decisión correcta más fácilmente.
Oh, no, y no me toques, pensé, respirando entrecortadamente cuando se puso entre mis piernas, haciéndome que el corazón me saliera por el pecho y mi pecho subiera y bajara sin cesar, alterada. No me lo pongas más difícil.
No quería que me tocara, ni que estuviera tan cerca de mí, ni que pudiera apartar mi mirada y bajarla y rehuirla, no quería soportar la carga de sus ojos cuestionándome mi actitud, mis promesas rotas, criticándome por mi cobardía.
Tragué saliva con dificultad e intentaba por todos los medios tranquilizar mi respiración para así evitar que rompiera a llorar. Mi yo egoísta me decía que me fuera, que huyera de Nueva York, que me escondiera y metiera la cabeza en el primer agujero que pudiera, hasta que pudiera salir de Latveria.
Me mordí los labios con aprehensión, mi estómago me dolía de todos los nervios acumulados y mi cuerpo pedía un descanso más fructífero, pero, lo que captó toda mi atención e hizo que me olvidara de mí misma y de cómo me encontraba fue el tono de voz de Heller. Miré cómo cogía mi mano, cómo la apretaba y cómo se la acercaba a los labios y yo quería morirme por dentro y desear ser otra persona.
No, no quieres ser otra persona. Mi cerebro, mi corazón, y yo misma disputábamos una lucha interna por todo lo vivido y lo que estaba pasando en ese momento. Mi prudencial cerebro me decía que me fuera nada más Heller me soltara la mano. Mi corazón me decía que debía quedarme y no dar la espalda a la oportunidad que me estaba dando la vida, al regalo que el Karma o lo que fuera me estaba entregando. Y yo misma no sabía a qué lado mirar.
Fue, entonces, cuando Heller terminó por matarme emocionalmente. Me quería. Me quería mucho. Nunca hubiera imaginado que alguien me podría querer como él me quiere en ese momento. Sentía que me moría de vergüenza porque en ese mismo instante, me decía que lo estaba fallando, que, si tomaba la decisión de irme, podría llegar a hacerle tal daño como el que sufrí yo con la pérdida de mi padre y por nada del mundo deseaba yo aquello. Pero, por otro lado…
No, me dijo una voz firme en mi cabeza. Has superado muchas crisis. Tienes enemigos por todas partes, ¿qué es uno más?
Cogí aire y lo expulsé lentamente, como si fuera un mantra para poder tranquilizarme y pensar con claridad. Pero, no, lo tenía claro, y ahora me reía de mí misma y de cómo podía haber tomado la decisión contraria. Jamás me lo hubiera perdonado, jamás.
-Heller- murmuré de forma casi inaudible, haciendo eterno el momento, casi sin caer en la cuenta de lo que decía mi boca después-, me quedaré junto a ti para siempre- dije, notando mi barbilla temblar y alcé la mirada, queriendo beber de sus ojos, que me atravesara con ellos- Cásate conmigo.
Nada, nada, yo te contesto, no te preocupes :)
Mis viajes happy muuuuuy bien :) Largos, pero merecen la pena, sobre todo por quién se va, así que, lo que haga falta :P
Me lo he pasado muy bien estos días y he estado de arriba a abajo haciendo turismo, jugando partidas con sus colegas y demás, así que, no me he aburrido para nada. Es más, fuimos a preguntar sobre másters en la Universidad de Barcelona para estudiar yo el año que viene y, vaya, qué casualidad, tienen uno muy, muy interesante :P
XDXDXDXDXD
¿Tu verano qué tal, por cierto? ^^ ¿Todo bien? :D
Ni con toda su capacidad para planear y anticiparse a las maniobras de los mas astutos e inquisitivos rivales, Heller podía haber adivinado las palabras pronunciadas pro Angela hacia tan solo un segundo, y aun mayor sorpresa se llevo al darse cuenta de lo naturales que le resultaron escucharlas de los labios de la bella joven. No es que esperase oírlas, jamas había pensado en el matrimonio, ni si quiera imaginaba que viviría más allá de los 30, pero nunca en toda su vida se había sentido tan unido a una persona. ¿Que oportunidades tendría la vida para él de encontrar a una mujer tan a su medida?. La quería, la deseaba y eso era suficiente, debía serlo para el mundo.
Casarse no era más que un mero tramite, unas cuantas palabras seguidas de una firma, o eso es lo que dirían la mayoría. Pero el joven Zemo conocía las implicaciones de algo así, en la psique humana era otra barrera más, una manera más definitiva de unirse, y si la joven heredera había decidido proponerse lo era por que en cierta manera quería forzarse y forzarlo a él a estar juntos, lo que sin duda les traería problemas a ambos. Algo a lo que el viejo Heller responsable se hubiera negado en rotundo. Pero estar delante de ella era querer ser mas optimista, querer ser mejor persona. Una parte de su ser odiaba todas esas sensaciones, pero la parte importante, la que mandaba en aquel momento, sacaba fuerzas de esos sentimientos, y no quería prescindir de ellos nunca.
Sin darse cuenta había permanecido callado un par de segundos, mientras sus pensamientos se revolucionaban. Luego sonrió levemente, y la beso despacio, con ternura, dejando que pasaran esta vez los segundos unidos por un beso, mientras sus labios y sus lenguas iban tomando cada vez más fuerza.-Claro que me casare contigo Angela, nada podrá separarnos.- "Y de hacerlo sera sobre mi cadáver".-¿Estas de humor para una boda nocturna?¿No se si quiero dejarte tiempo para arrepentirte?.- Hablo con una sonrisa confiada en su rostro, como cada vez que superaba las expectativas de su padre, y este le felicitaba. Su padre, debía alejar su mente de él, no permitiría que el miedo al pasado le arrebatase el momento.-Angela Zemo suena muy bien,¿no crees?- Su sonrisa se volvió traviesa por un instante mientras llevaba de la cintura, el cuerpo de la chica hasta el suyo, hasta quedar bien pegados. Deseaba picarla, hacerla reaccionar, que por encima de toda sus preocupaciones saliese un poco de la otra Angela orgullosa y suficiente, y más que nada en el mundo quería ver como sonreía su futura mujer.
Vale. Fueron dos segundos. Sólo dos segundos, pero a mí me pareció una jodida eternidad. Creí haberme precipitado en mi decisión y, lo que era peor, temía haber asustado a Heller con aquella barbaridad de proposición. Es más, ni siquiera había sido una proposición porque no había formulado ninguna pregunta, simplemente se lo había ordenado. “Cásate conmigo”. Tiempo: imperativo. Al pobre hombre le estaba dando una orden. Era egoísta hasta para eso.
Respiré profundamente y me hice a la idea de que sería normal que me dijera que no, que aún no; o una negación en rotundo. Y las razones me hubieran importado más bien poco. El mero hecho de no estar junto a él el resto de mis días que era a lo que aspiraba en ese momento, sería una tortura para mí. Por eso quería dejarlo con él en el caso de que me hubiese tenido que marchar. Una relación a distancia no la hubiera manejado nunca. Me hubiera supuesto una dura prueba que no sería capaz de soportar ni superar. Por ello, ahora, al darme cuenta de todo eso, lo quería más cerca de mí que nunca, junto a mí, para siempre.
Pero, no era decisión mía que todos mis sueños se cumplieran. ¿Y si decía que no? ¿Y si, simplemente, cogía la puerta y se iba y no lo volvía a ver jamás? ¿Y si me ponía caras raras o se reía de mí llamándome cría?
¿Y si dejas de pensar en estupideces?, me preguntó una voz maliciosa en mi cabeza, lo cual me hizo volver a la realidad.
Miré a Heller con timidez, casi con temor al recibir el “no”. Dudaba en si mantenerle la mirada o bajar la vista y dejar que me soltara el bofetón de palabrería cuanto antes. Estuve a punto de decirle que lo olvidara, que eran los nervios que me soltaban la lengua y me hacían decir tonterías y lo primero que se me pasaba por la cabeza, pero sentí su beso. Su beso.
Me derretí en sus brazos. Cerré los ojos y bebí de ese beso como si lo necesitara para vivir, como si aquello hiciera que el sol me volviera a iluminar. ¿Cómo había pensado por un momento que era mejor estar sin él e irme a Latveria, sola? Estaba loca.
Fue entonces cuando no pude reprimir un sollozo. En cuanto escuché sus primeras palabras, el mundo se me abrió y un rayo de luz se posó en mi corazón. Estaba ya todo dicho. No se necesitaba más palabrería, ni otro tipo de final. Él y yo. Juntos. Nada más. Nadie más.
Sonreí ante su broma y negué con la cabeza ante su pregunta. El tema del apellido no dejaba de ser un mero trámite administrativo, pero si lo llevaba no era por mí, ni porque sonara mejor en el mundo en el que vivía, sino por mantener la memoria de mi padre presente. Mientras que antiguos amigos de mi difunto padre habían desaparecido nada más el notario repartió la herencia, unos pocos, incluida yo misma, permanecimos juntos. Cada uno mantuvo la imagen de mi padre viva a su manera. La mía era llevar su apellido allá donde fuera. Ni casándome me lo iba a cambiar.
-Zemo no- repliqué, sonriendo, mientras lo miraba y me perdía en sus ojos, hechizada-. Siento mucho decir que conservaré mi apellido de soltera, Heller- dije, aunque no lo sentía para nada-. Por mi padre- hice una pausa y se me empañaron los ojos nada más acordarme de él-. Me hubiera gustado poder darle la noticia- alcé la mirada a Heller y lo rodeé con mis brazos, atrayéndolo aún más hacía mí, si cabía-. Te hubiera matado- bromeé, riendo de forma queda.
Lo abracé con fuerza y dejé que corriera el tiempo. Nunca me lo hubiera imaginado, pero no podía estar ni un segundo separada de él. Lo quería junto a mí. Para siempre.
-Boda nocturna...- repetí-. Trato hecho- concedí y se me ensanchó la sonrisa-. Vamos.
Heller sonreía, sonreía ante cada gesto de la mujer, ante cada palabra, estaba disfrutando de cada aliento que ella exhalaba. No se reconocía. "¿Estas feliz Heller, disfrutas jugando a las casitas con esta chica?. Es una pérdida de tiempo, tenemos cosas importantes que hacer, y si la mezclas a ella acabara muerta, todo lo que tocas acaba muerto", le dijo la sombra de su corazón, su parte más racional y pesimista. Pero no, dos días habían bastado para que Angela venciera el dominio de esa parte suya, al menos en su mayoría, para él era suficiente, debía ser con ella, no podría ser nadie más. En su vida había yacido con numerosas mujeres, pero ninguna se había ganado un trozo de él desde aquel primer amor, ninguna hasta Angela, y lo que creyó olvidar para siempre volvía ahora de una manera tan obvia y sencilla que no podía ignorarla. Llevaría acabo su plan, pero sería por ella, para poder aspirar a un mundo en el que los dos pudieran estar juntos sin huir siempre, sin esconderse siempre, ella merecía mas que eso, los dos lo merecían.
- Me parece justo.- Respondió cuando la joven hizo mención al cambio de apellidos, y aguardo un instante en silencio mientras la chica se veía inmersa en sus recuerdos, no había sido fácil para ella.-Es posible que me hubiese matado, pero se lo hubiera puesto difícil.- Dijo altanero, con la barbilla erguida un instante, para reírse después, y relajar el gesto. No sabía si lo hacía bien, pero le gustaba bromear con Angie.-Dame un instante.- Pidió mientras se separaba de la joven, algo que le costó una verdadera barbaridad, no por la fuerza del abrazo, si no por la falta de ganas de separarse de ella en aquel momento. Se marcho de la enfermería y acudió a su habitación para recoger una de sus más preciadas posesiones, y el único recuerdo feliz que compartió con su padre. De regreso a la enfermería evito mirar cualquier superficie reflectante, no necesitaba que su otro yo le recordase cual era su deber, y prefería no verse sonriendo con cara de bobo en aquel momento.
Volvió a coger a Angela entre sus brazos y la cargo en dirección al hangar, mientras aferraba aquel pequeño objeto en su puño cerrado.- ¿Has estado en El Paso?.- Dejo poco tiempo la pregunta en el aire.- Es un sitio árido. Cerca de la población en un lugar poco frecuentado existe una capilla, una pequeña capilla perfecta para una boda como la nuestra. Conozco al párroco, es un buen hombre, no pondrá pegas.- Por un instante dejo asomar una sonrisa triste, para luego adoptar su gesto determinado de siempre.- Te prometo Angela que un día tendrás la ceremonia que te mereces.- Aseveró con rotundidad y convencimiento.- Solo nos faltan los testigos.- Dijo mirando a la chica, de los dos, ella era la única con amigos no implicados emocionalmente en su relación.-¿Se te ocurre alguien?.- Pregunto despreocupado mientras llegaban al hangar, y los protocolos se activaban antes la voz de Heller.-Aktivieren Sie Schlüsselwort Region Lothringen.- La rampa del jet descendió, y todo pronto comenzó a cobrar vida nuevamente en aquella inmensa nave.
Bueno ahi va, como siempre no estoy satisfecho por el post, pero bueno con el tiempo que me dejan los queaceres y la svisitas es lo que hay XP.
Bodorrio en el paso XDXD.
Angie, ¿qué demonios haces?, me dijo una voz alarmada en mi mente. ¿Qué demonios estás haciendo? ¿Desde cuándo has perdido el norte?
Odiaba mi cerebro en esos momentos. Las alarmas me asaltaban en cuanto no hacía algo que había sido programado por mí mucho antes. En cuanto me saltaba el guión que yo misma me había autoimpuesto, mi cuerpo se agitaba y mi cerebro comenzaba a conspirar contra mí. Contra mi felicidad.
Porque parecía que había nacido sólo para llevar una gran empresa, para hacer que tipos a los que no conocía se llevaran mucho dinero para sus bolsillos, a ser la imagen de una compañía poderosa en el país y en los mercados de valores, en trabajar, trabajar, y trabajar. Joder, parecía que no merecía ser feliz nunca, que no podía pensar un poco en mí misma y en el rumbo que estaba llevando mi vida.
Y, ahora, por fin, me sentía que estaba con las riendas en las manos, que gobernaba mi vida, que podía ser yo misma. Sin pensar en nadie más, sin tener que ser totalmente altruista. Podía ser, por primera vez, algo egoísta y decidir qué era lo mejor para mí.
Sonreí ante las bromas de Heller, pese a que si las estuviera haciendo otro sobre mi padre, hubiera acabado en urgencias con una bonita factura médica después. Pero, él era diferente. Lo sentía diferente.
Fruncí el ceño cuando Heller se marchó y me pregunté a dónde demonios iba y para qué. Por un segundo pensé que podía haber sido por algo que hubiera dicho o hecho, pero, recapacité y no dejé meditar sobre estupideces a mi mente. No podía ser. Todo estaba saliendo a la perfección.
Cuando volvió, lo interrogué con la mirada. Ese halo de misterio que se traía no me gustaba nada y mis ojos se dirigieron directamente a su puño cerrado. Tuve que morderme la lengua para no preguntarle qué era lo que llevaba escondido.
Lo siguiente fue comienzo del sueño. No sabía a donde me llevaba, ni sabía qué era lo que estaba planeando ni cómo, pero, no me importaba. En absoluto. Tan solo me importaba que estaba con él y con nadie más.
-¿Testigos?- repetí, de forma estúpida. Claro, eran necesarios.
Pensé durante un segundo en que me hubiera encantado tener a Tony Stark como testigo de mi boda… Me entristecí al pensarlo… Igual que cuando pensé en que mi padre no estaría allí para verme.
Basta, basta. Negué con la cabeza y me reprimí aquellos pensamientos sentimentaloides. No era el momento de comenzar a pensar en lo desgraciada que era mi vida, sino en lo maravillosa que podía ser junto a Heller.
Lo miré, sonriente y pronuncié dos nombres:
-John y Dimitri.
Nunca estas satisfecho... Ains.. :P
Boda, boda, y yo con estos pelos :D
XDXDXDXDXDXDXDXD
El viaje en el jet sumergible, fue realmente veloz, apenas Angela tubo tiempo de llamar a John y a Dimitri, ya estaban en las respectivas azoteas de sus respectivos edificios para recogerlos. Ambos hombres no podían ser más distintos, John primeramente reacciono con miedo, estaba aterrorizado sin disimulo alguno por montarse en aquel vehículo, para luego acosar a la chica a preguntas y mas tarde pasar al asombro y excitación mas exacerbado.-¿Te casas? hace 1 hora pensaba que podías estar muerta y ahora te casas.- Dijo sonriente John.- Nena, no hay quien te entienda.- Se encogió de hombros, y luego hecho un vistazo descarado a Heller.-Bueno si que te entiendo si.- Rio como una arpía, para luego abrazar a su jefa y amiga.-Felicidades cariño, que sepas que lo celebrare por todo lo alto en tu honor, en un local de estripers probablemente.- Hablaba en tono distendido, pero aun así emocionado y con las lagrimas saltadas.
La reacción de Dimitri fue bien distinta, apenas se sorprendió cuando lo recogieron de tan peculiar manera. Escucho con atención cada una de las explicaciones de la bella empresaria asintiendo de vez en cuando.-Felicidades.- Dijo con una ceja arqueada asimilando cuanto podía. Luego se acercó a a Heller y le dedico unas palabras en voz baja, casi un susurro. Estaba enojado y feliz a partes iguales, y confundido, en todos estos años había presenciado mas de una de las peripecias de la chica, incluso se podía decir que el había sido una de ellas, pero jamas pudo imaginarse algo así.
El joven Zemo se mantuvo al margen de las conversaciones de Angela con sus amigos, salvo para saludarles cortes mente, en su lugar se mantuvo tan concentrado como pudo en su labor de piloto. No podía dejar de admirar la obra de ingeniería que les transportaba por todo el país a sorprendente velocidad sin que apenas se notase una turbulencia dentro. "Stark y T´Chala sabían bien lo que se hacían", se dijo a si mismo procurando desviar la mente todo lo posible de lo que iba a hacer. Los matrimonios en su familia no resultaban salir demasiado bien, diablos, ni siquiera conocía a su madre. Cuanto le hubiera gustado que estuviese allí en realidad, que no lo hubiera repudiado solo por tener demasiado de su padre, y que viera la preciosa mujer con la que estaba a punto de unir su vida.
Angie, Angela, solo pensar en ella le hacia recordar que tenia sentimientos, ella y nadie más en muchos años. La primera vez que se enamoro no le salio precisamente como esperaba, y la muerte de su amada casi acaba con el, no podía permitirse perder a quien hacia que su corazon latiese una vez mas, sinceramente prefería no pensar en el tema, hacerlo hacia que reconociese en el mismo otro sentimiento que había desterrado hacia mucho, el miedo, y aunque solo le duro un instante fue suficiente para recordar le cuan peligroso podía resultar todo aquello. Heller había pasado años autoprogramándose, concienciándose de que daría su vida solo por derrotar a su padre, de que nada más importaba, y ahora se veía dispuesto no solo a morir por alguien, para él su vida era solo un instrumento más, si no también a vivir para otra persona.
-Llegamos.- Anuncio Heller aterrizando junto a una pequeña capilla en mitad de la nada. En la entrada un hombre de clara ascendencia hispana les esperaba. Era alto, gordo y lucia un enorme mostacho, al tiempo que vestía hábitos de cura.
Ahi te va XD. No e descrito más para darte un pokillo de cuartelillo para interactuar con Heller con John y con Dimitri antes de poneros delante del cura , por eso y por q me estaba haciendo un cacao llevando a tanto pj en una misma escena XP.
Bueno sientete libre para describir lo que quieras como siempre, y para interactuar con tus chicos si quieres XD.
Un saludo bien grande , y para la proxima vez te respondo antes palabrita ¬_¬, siempre prometo lo mismo XP.
Y si podia haberme quedaod mejor , pero no son horas XP.(Que si no me quejo no es un post XP. Viva la falsa modestia XDXDXD.)
Todo estaba ocurriendo realmente deprisa. Siempre creí que montar una boda, fuera la que fuese, debía de hacerse con un trabajo muy escrupuloso, pero, me di cuenta en ese momento de que lo importante no eran las flores, el lugar, el traje, los complementos, la tarta, los invitados y demás, sino que, y aunque sonara muy típico, lo verdaderamente importante de una boda era la persona con la que uno se casaba.
Miré de reojo a Heller mientras recogía a John y a Dimitri, y sentí un vuelco al corazón. Jamás me hubiera imaginado que íbamos a terminar casándonos… qué demonios, jamás, en mi vida, me había imaginado que yo iba a terminar contrayendo matrimonio. Yo era la primera que decía que eso no era para mí, que el matrimonio era una jaula, que encadenaba a la gente, que rompía sueños y los hacía desaparecer. Después, en ese mismo viaje, me di cuenta de que los sueños no desaparecen, simplemente se comparten.
La efusividad de John hizo que me volviera completamente loca. Salté con él, me emocioné junto a él y no paré de reír. Me gustaba mucho que estuviera allí conmigo, en aquel momento. Siempre estuvo cuando lo necesité. Pensé en ese momento que debía de hacerle otro aumento de sueldo.
Le devolví el abrazo con efusividad y me limpié los ojos antes de que se diera cuenta de que realmente me estaba emocionando por todo lo que me estaba pasando.
-Gracias por estar aquí, John- agradecí de corazón, con la voz un poco quebrada y la nariz algo congestionada-. Te lo agradezco y significa mucho para mí.
Suspiré y miré a Dimitri. Mi hombre de hielo. No quise usar mi don de la empatía para saber qué le pasaba por el corazón, pero temí que estuviera enfadado o decepcionado. Jugué con él muchas veces y nos lo pasamos realmente bien, pero debía entender que, de la misma manera él podía haber elegido e irse con otra persona, yo lo hice con Heller. Dimitri fue mi diversión muchas veces, pero aquello se acabó hacía algo de tiempo, y cada uno habíamos madurado a nuestra manera.
Lo observé con mirada tierna y escuché su escueta palabra. Negué con la cabeza y lo abracé de manera fuerte, haciéndole ver que siempre sería alguien muy especial para mí.
-No sabes cuánto te debo, rubio- susurré a su oído, estrechándolo entre mis brazos-. Me alegra que estés hoy aquí.
Me separé de él y le di un beso en la mejilla, agradeciéndole lo mucho que me entusiasmaba tenerlo allí, así como a John, y suspiré, mirándolos a ambos, pensando que no podía ser más feliz.
Fruncí el entrecejo cuando Dimitri se acercó a Heller y le habló en susurros. Me pregunté qué demonios se estarían contando, pero me encogí de hombros. Me dije que después se lo preguntaría a Heller. La curiosidad me mataba.
Cuando anunció que ya habíamos llegado, los latidos de mi corazón se dispararon y no podía reprimir una sonrisa estúpida en mi cara. en ese momento no me importaba no ir con un gran vestido o con un peinado perfecto o un imponente ramo de flores, lo único que me importaba era quien estaba a mi lado. Miré a Heller al ver al tipo que nos iba a casar y sonreí.
-Así que él es quien nos va a casar…- indiqué, sonriente-. Perfecto- asentí-. Por cierto, ¿qué te ha dicho Dimitri?- pregunté, totalmente curiosa.
Pásalo muy muy bien en la boda :) Disfruta mucho, mucho :D
Por el ritmo de posteo, ni te preocupes, yo ahora mismo estoy super ahogada, así que, un ritmo medio me viene super bien :)
Muy buen finde!!!!!!!!!
DXDXDXDX
El orondo hombre se presento como el padre Guillermo, hombre de clara ascendencia latina, y que a juzgar por las cicatrices de sus manos y de su cara, dirías que no siempre se dedico a este oficio. El párroco miro de arriba a abajo a Angela y con un gran esfuerzo auto infringido, aparto los fugaces pensamientos libidinosos que invadieron su mente. Fue hacia Heller y le dio con fuerza la mano.- Cuando me llamaste pensé que se trataba de alguno de tus locos planes, o que vendrías por las cosas que me diste, jamás pensé que se trataría de algo así.- Sus palabras eran profundas, como si alguien hablase desde el otro lado de un tronco hueco.-No me gusta ser predecible.- Afirmo Heller con media sonrisa.-Aun está a tiempo de cambiar de idea señorita.- Afirmo Guillermo con una risotada.- Pero si no lo hace, si ninguno lo hace, entonces síganme por aquí.- El corpulento caballero echó a andar hacia el interior de la iglesia, y en el camino rodeo con sus enormes brazos a Dimitri y a John, ambos sorprendidos a su manera.- Bueno y ¿cual es vuestra historia?, ¿también queréis que os case?.- Dice poco antes de que entre las risas , las protestas y la distancia, deje de oírsele a ninguno de los tres.
Heller miro a la chica que tenía frente a si una vez más, con detenimiento, pero no para analizar su postura, ni su ritmo respiratorio, ni el volumen de sus músculos, ni nada parecido, ya se sabía todo eso de memoria. Se deleitaba, simplemente se estaba deleitando con la visión. Siempre que había hecho algo en su vida, se había tratado de un deber autoimpuesto, de una meta, se daba cuenta de que pocas veces había disfrutado de algo de lo que hacía, nunca era ese el objetivo, y por lo tanto no debía hacerlo. Pero lo que iba a hacer lo haría solo pro su disfrute, por su deseo, por nada más, solo por el hecho de que quería. Porque sabía que pese a lo improcedente de todo, a las innumerables pegas, ella podía hacerlo feliz, y eso le daba sentido a todo. Escucho las palabras de la chica y sonrió.- Dimitri solo me advirtió que si dejaba que te pasara algo iría a por mí sin descanso, hasta verme muerto.- "Como si pudiera hacer tal cosa", pensó Zemo, ensanchando ligeramente la sonrisa.-Estas preciosa Angela.- Dijo cogiéndola de la mano para caminar así hasta el interior de la sencilla capilla. ¿Sería así siempre para la gente como ellos?. ¿Alguien más podría desear tanto algo que se conocía desde hacia tan poco?. Heller dejo de divagar en su propia mente, para volver a sonreír a la chica, en realidad, no tenía ninguna duda, si se permitía esas cuestiones era meramente de manera analítica. Así era su cerebro, difícilmente dejaba de funcionar, y solo lo hacía cuando miraba a aquella mujer fijamente a los ojos, entonces solo existía Angela. Y así era él, una vez tomaba una decisión, la llevaba hasta el final.-No tengo ninguna duda Angela, solo quiero que lo sepas.- Susurro cuando aún faltaban unos metros para llegar donde el padre Guillermo. No tenía dudas, aunque claro podría entender que las tuviera la joven mutante millonaria.
La ceremonia fue corta, o al menos el párroco trato de que fuera así. El momento de la verdad había llegado, y ya solo había que poner un anillo y decir el sí. Zemo sacó de su bolsillo un sencillo anillo de oro blanco, con unas finísimas filigranas de color rojizo En el interior del anillo había una inscripción en su alemán natal. Con delicadeza tomo la mano de la joven, y sin poder controlarlo dejo temblar un leve instante su mano, por el nerviosismo del instante, ante lo que no tuvo más remedio que esbozar una leve sonrisa que acompaño mirándola a los ojos con toda la intensidad que era capaz.- Este anillo lleva 20 generaciones en mi familia. Todo hombre que lo ha llevado ha visto torcido y maldito su camino para siempre. No creo que exista otra persona a parte de ti que pueda romper esa maldición.- Se tomo un instante para respirar profundamente, e incluso resoplar levemente.-¿ Angela Worthington, me harías el honor de llevarlo en tu dedo y convertirte en mi esposa?.-Todo estaba dicho, solo restaba esperar.
Umm, de nuevo perdona por la demora XP, como siempre mi piso se invade de persona en fin de semana XD.Ya me diras que tal que hace mucho q no te pregunto XD.
Un saludo , y pasalo muy bien XD.
Porque los cuentos de hadas no existen. Por eso me fui.
Cuando me quise dar cuenta, andaba de forma firme y deprisa hacia la salida de aquel lugar y pensaba en los últimos diez minutos de mi vida. Sabía que estaba estropeándolo todo, que me estaba cerrando la mejor puerta que se me había abierto en mi vida y yo, estúpida de mí, estaba a punto de cerrarla.
Mi memoria me machacó con los momentos vividos en los últimos días y, en concreto, con los últimos minutos de mi existencia. Los momentos que podrían haber sido los más plenos, los estaba arruinando a cada paso que daba hacia la salida. Mis zapatos resonaban en el suelo y yo contenía las ganas locas de salir de allí volando. Desplegar las alas y volar lejos. Huir. Como siempre.
Cerré los ojos durante un segundo y me detuve. Respiré profundamente y me castigué memorando todo.
Mi estómago estaba totalmente inquieto y sentía cómo, de un momento a otro, iba a estallarme. Me dolía incluso un poco y lo achaqué a los nervios que me recorrían todo mi cuerpo. Las manos me temblaban un poco y podía escuchar los latidos de mi corazón retumbar en mis oídos. Y mis ojos sólo lo miraban a él. Me sentía estúpida sin poder dejar de sonreír, sin poder dejar de sentir ese cosquilleo extraño en mi estómago, sin poder dejar de pensar en lo que estaba haciendo. En si era un error. Un maldito error…
Las palabras del discurso de aquel hombre cuyo nombre olvidé por completo al segundo siguiente debido a los nervios (o, al menos así quería pensarlo yo, aunque en mi fuero interno sabía que era porque no me preocupaba lo más mínimo aquel tipo y menos su nombre), casi ni me llegaban a mi cabeza, ni las percibía. Tan solo pensaba en si estaba actuando bien. Si esto era lo que realmente quería, y no era un capricho de los muchos que me daban de un momento a otro.
Apenas percibí de igual modo las palabras de Heller. Sólo pensaba en lo que iba a suponer para mi vida, para mi futuro, para mí misma las dos sencillas palabras: “Sí, quiero”. Dos palabras con un gran poder que podían cambiar la perspectiva que tenía de absolutamente todo. Si no estaba segura, no debía jugar, no debía arriesgarme.
Tenía la boca seca y me moría de sed. Me encontraba sedienta y abogaba por un vaso de agua. Realmente, sabía por qué estaba haciendo esto. Tan solo para distraerme. Pedir agua, algo para comer o un simple descanso eran mecanismos que tenía mi cerebro para alargar el momento y que el final no llegara. Atrasar el momento de la decisión. Cobarde. Una y mil veces cobarde.
Cuando Heller me miró, bajé la vista hacia mis zapatos. Totalmente cohibida. No merecía su aprecio. No ahora replanteándome todo lo que me estaba replanteando. Dudas, tenía dudas. Justo en el peor momento. No dejaba de ser aquella niñata que perdió a su padre con 10 años y pidió con 15 que le llevaran en limusina todos los días al instituto para demostrar el poder que podía llegar a tener en toda Nueva York.
Tenía dudas de mi propia decisión. Fui yo quien media hora escasa atrás le había propuesto a Heller que uniera su vida con la mía para siempre, de forma perpetua, eterna. Y, ahora, mirándolo a los ojos y frunciendo el ceño, negué con la cabeza de forma imperceptible y comencé a caminar, alejándome de él.
Sabía perfectamente que si me unía a él, podían pasar muchas cosas, y una de ellas era que alguno de los del equipo de Dientes de Sable lo cogieran para chantajearme y unirme a ellos. Estar conmigo era un continuo peligro, un mirar al acantilado mientras se está dando un paso al frente y se deja el pie en el aire, sin terminar de caer al vacío. Estar conmigo era tener la incertidumbre constante de si la llamada que se recibe es del F.B.I. o de la policía. Estar conmigo era pensar si el coche que va detrás es un turismo cualquiera o es un tipo que me viene siguiendo porque quiere acabar conmigo. Estar conmigo es una condena a muerte.
Me rompí en cuanto me separé de Heller y dejé su mano caer. Ni lo miré a la cara. Simplemente, moví la cabeza, bajé la mirada, giré sobre mis talones y caminé con paso firme, cerrándome la puerta.
Ni siquiera lloré. La culpa era totalmente mía por ser tan egoísta de condenar de esa manera a Heller. No merecía a alguien como él. No cuando puede morir en cualquier momento por mi culpa por cualquier competidor chiflado o por un estúpido maleante que ha conseguido salir de la jodida cárcel durante un día de permiso.
Me paré en seco. No era esa la pregunta que se debía hacer en aquel lugar. Esa no era la correcta.
-Heller- dije, con la voz alta, demasiada aguda, quizás, temiendo que se me quebrara-, pese a todo lo que te puede pasar, pese al riesgo que puedes correr estando a mi lado, pese a saber cómo soy, pese a todo, ¿me harías el honor de ser mi marido?
No pude evitarlo. Lloré.
Ni te preocupes por la demora, ya sabes que a mí me viene de perlas este ritmo :)
Me alegro mucho que tu casa se llene de vida los findes, para eso están, para disfrutarlos y demás :D
Pasalo muuuuuy bien :)
Y, como siempre, tu post está muuuuy bien :D
XDXDXDXDXD
Durante largos segundos Angela demoro su respuesta, una respuesta que se le antojaba sencilla, si o no, por eso estaban allí, definitivamente, no le gustaba la incertidumbre. Pero en lugar de palabras fueron gestos los que la chica eligió como respuesta, y para nada eran de su agrado. ¿De verdad pensaba abandonarle allí, plantar le de aquella forma, cuando había sido ella la instigadora de tales actos?. Aun la veía marchar con esos pasitos suyos que hacían sonar toda la estancia, lo estaba abandonando allí y no podía dejar de mirarla, no podía dejar de desearla, de odiarla y de amarla, todo a partes iguales, y entonces lo comprendió. Tanto daba si ella lo abandonaba allí de aquel modo, o de las veces que se arrepintiera estando juntos, o de si descubría cosas de él demasiado sombrías como para soportarlas. Iría en su busca y la convencería, la traería a rastras si fuera necesario, la convencería y estarían juntos, por que realmente la necesitaba. De todas las mujeres en su pasado y presente, tan solo Angela le hacia sentir aquella incertidumbre continua, todas esas sensaciones encontradas desterradas hacia mucho, o que ni siquiera llego a notar hasta que ella apareció.
Puede que lo supiera incluso antes que ella, o tal vez no,pero no podía evitar sonreír, la mujer que el amaba como esposa no se iba a marchar así,tanto si ella salia por esa puerta como si no, no lo iba a tener tan fácil, y él podía ser bien insistente. Respiro con alivio cuando Angela se giro y pronuncio aquellas palabras. "Mucho mas fácil para los dos", pensó Heller con una sonrisa de alivio , y también felicidad, por que no decirlo. Era tan melodramaticamente deliciosa, que a Zemo le estaba costando un mundo no ir corriendo a estrecharla entre sus brazos y besar la, y eso ya es mucho teniendo en cuenta lo desligado que trataba de estar de sus emociones. En lugar de ello, adopto un porte solemne, y decidido y se encamino a la joven con paso tranquilo. La abrazo y la pego a su cuerpo sosteniéndola de la cintura.
-Mira que te gusta montar una escena.- Susurro mirándola fijamente, procurando que no pudiera escapar de su mirada, serio al principio , y algo más sonriente después.- Te concederé ese honor, solo si tu me concedes el honor de convertirte en mi esposa.- Acto seguido la beso, la beso con tantas ganas como era capaz, con tanto deseo como se podía desear. "Os declaro marido y mujer... Supongo" se escucho decir de fondo al párroco, mientras Heller aun seguía besando a Angela, haciendo verdaderos esfuerzos por no hacer algo más allí mismo, sabía que apenas habían pasado unas horas desde que se propuso todo aquello, pero se le antojaba una eternidad, y necesitaba sentirla junto a él de verdad, sin que nada más importase."Solo tu puedes enseñarme quien soy de verdad".
De pronto callo en las palabras de su conocido, el padre Guillermo, y con gesto relajado lo miro un instante para regresar la vista pronto a Angie.- ¿Algún deseo en especial, señora Worthington Zemo?- Mañana tendría una infinidad de responsabilidades, ambos, y de nuevo volvería a su planes, pero aquella noche no, desde luego, y alfo le decía que el día iba a ser distinto a los de mas.
Arrrg, perdona las continuas demoras locuela, todabia anda mi hermano pro estos lares ¬_¬, pero bueno, todo sea por la familia XDXD.
Bueno, espero que te guste el post, que si encima despues de tanto tiempo te mando algo q no mola pues tanto peor, asi que ya sabes si quieres aconsejar, a ti te dejo hacerlo , que ya despues tomare venganza XP.
Tus pos muy buenos como siempre. ¿Por cierto que tal te lo pasaste?.XD
Aún no me podía creer que estuviera haciendo aquello. ¿Dónde había quedado el: “nunca me casaré”, “nunca me uniré con nadie”, “estaré mejor sola”, “no pienso perder el tiempo con una pareja”?
Todas esas palabras, muertas. Sin sentido. En ese momento, me las comía una detrás de otra. Por soberbia. Por querer ser alguien que jamás me hubiera tragado. Por querer pensar y creer fervorosamente que se estaba mejor sola que con pareja, con una persona que ocupara el lugar vacío de mi corazón. La Ángela Worthington anterior a esa semana había muerto, había quedado sepultada por la nueva Angie feliz, enamoradiza, sensible, y llena de vida.
Has tomado la decisión correcta, me dijo una voz dulce en mi interior. Por fin.
Obvié las palabras de Heller y me perdí en su beso. No sólo sellaba un compromiso de por vida, sino que nos unía para siempre y yo estaba dispuesta a luchar por él fuera cual fuera el peligro. No iba a renunciar de una manera tan fácil a lo único que me hacía verdaderamente feliz en mi vida. Jamás. Ni se me pasaba por la cabeza. No iba a acomodarme, no iba a faltar a la promesa interna que me había hecho: luchar por él. Siempre.
Lo miré de forma dulce y sonreí, sin poder evitarlo. Ni yo misma me daba cuenta, pero era el mejor día de mi vida. No me importaba que no fuera en la mejor iglesia y la más hermosa e imponente, tampoco me importaba que no estuvieran todos los invitados que me hubiera gustado, ni siquiera me importaba que nadie lo supiera ni se hubiera anunciado en ningún sitio. Lo que de verdad hacía aquello importante era Heller. Él lo era todo para mí, y no necesitaba una tarta de siete pisos, ni un ramo de flores, ni un vestido de novia de quince mil dólares para saber que era el mejor día de mi vida. Y él era el hombre de mi vida.
Me sonrojé por esos pensamientos que pasaron fugazmente por mi mente. Realmente, aún me seguía sorprendiendo por mi actitud. Obviamente, jamás he sentido lo que estaba sintiendo en ese momento y en los que le precedieron; y, mientras que siempre fui una persona fría que evitaba cualquier tipo de contacto más allá de una mera amistad laboral, me acababa de dar cuenta de que podía llegar a ser de otra manera totalmente distinta y que no necesitaba encerrarme en mi duro caparazón y sacar la coraza para tratar de no dejar que sentimientos gobernaran mi mente.
Me has cambiado, Heller, pensé, divertida, mientras me mordía los labios. No sabes cuánto.
Clavé mi mirada en él y busqué respuesta a esa pregunta. Ojalá hubiera sido locuaz y hubiera dicho algo acorde con el acontecimiento, algo que, normalmente, se espera después de que una pareja se casara, pero mi bisoñez en aquel tema y todo lo relacionado con ello, hizo que dijera la primera cosa que se me ocurrió:
-Quiero ir a Latveria.
Necesitaba ir allí. Necesitaba volver a aquel país para advertir a von Doom del peligro que corría. Mañana mismo sería el día en que todos los periódicos publicarían lo sucedido en el restaurante y me señalarían en primera plana. Él podía darme la protección que necesitaba. Bueno, no a mí, sino a mis empresas. Estaba pensando en trasladarlas todas. Sacarlas de los Estados Unidos y llevar la producción allí. Daría trabajo al pueblo y haría que entrara dinero a espuertas en las arcas del Estado.
Siempre y cuando te sigan comprando, me dijo una mordaz voz en mi cabeza, devolviéndome a la realidad.
Arrugué la nariz ante aquella idea y no pude sino pensar en que von Doom tenía la suficiente carisma como para no dejarse caer y arrastrar por mi posible fracaso empresarial. Yo podía dejar de vender, pero su imagen me podía ayudar para volver a buen puerto y seguir con mis negocios.
Miré a Heller y, lo sentí de veras, pero no quería que se preocupara por mí, que se pensara que yo aún seguía temiendo que, pese a su esfuerzo, mi vida (y la suya por mucho que no quisiera verlo), estaba en peligro, le mentí.
-Luna de miel. Ya mismo- agregué, sonriendo.
Ni te preocupes por la demora, my friend!! :) Te aseguro que yo también he estado liadilla, así que, este ritmo me viene super bien :)
Por cierto, muchos ánimos para tu hermano, que se reponga rápido y que todo pasará :D
Como siempre, tu post muy bueno :) Ya lo sabes. Lo preguntas siempre para que te diga lo bien que está, qué pillín ¬_¬
XDXDXDXDXDXD
Y me lo pasé super bien :D Aproveché para ir al Salón del Manga y todo con mi novio, así que, nos lo pasamos muy bien, aunque el salón no es que estuviera super chachi piruleta, pero bueno, lo que cuenta, sobre todo, es la compañía :) Eso sí, se hace muuuuy corto un puente de 4 días U_U Quiero que llegue ya Navidad!!!!!!!!!!!!!!! >.<
XDXDXDXDXDXDXDXD
Espero que a ti te esté yendo super, super bien :D
XXXDXDXDXD