- Cortés, Juan Antonio Cortés. - Responde al momento, dejando bien claro que no hacían falta mas presentaciones que aquella.
Toma asiento en la silla que le indica el joven sheriff y niega con la cabeza, desechando las palabras de agradecimiento que le acababa de dedicar como sin no tuvieran la más mínima importancia.
- Era un buen hombre su hermano. - Comienza de nuevo, con la voz marcada por una sombra muy oscura - Y no se merecía lo que le sucedió. Según tengo entendido, se rumorea que fueron los hombres de Parson quienes incendiaron en granero porque usted se negaba a vender sus tierras. - Sin rodeos, directo al grano y tan honesto como un puñetazo en la boca del estómago, así era Juan Antonio - ¿Es eso cierto o solo habladurías?- Y aunque era directo, también necesitaba tantear el terreno antes de hablar de asuntos mas serios y peligrosos. No se debía vender la piel del oso antes de cazarlo.
Por su nombre le recuerdas vágamente, Juan Antonio Cortés era vecino de Hadleyville. Hará unos 3 años Parson se apropió de los títulos de propiedad de sus tierras. Cortés trató de remover cielo y tierra para recuperarlas, pero la justicia, como siempre, estaba comprada por Parson. Finalmente parece que se dio por vencido y decidió irse de Hadleyville.
Al escuchar el nombre de su contertulio, la memoria de Doc se refrescó y recordó que Cortés había sido uno de tantos damnificados por las acciones de Parson. Esto en principio disipaba sus dudas acerca de las intenciones del hombre. La cuestión era saber a qué había venido.
- Tus palabras no carecen de verdad -dijo apesadumbrado-. Pero el bastardo de Parson tiene las espaldas bien cubiertas, o al menos las ha tenido así todo este tiempo -dejó una pequeña pausa al terminar la frase, para que Cortés captase su intención.- Y a ti, ¿que es lo que te trae de nuevo a Hadleyville? Recuerdo vagamente por algunos comentarios de mi padre que tuviste que abandonar el pueblo forzosamente...
Hatcher esperaba haber encontrado la ayuda que necesitaba antes de publicitar nada, lo cuál sería un gran avance, pues Parson no podría infiltrar de esa forma a nadie entre sus filas.
La conversación se vio interrumpida cuando ambos hombres se percatan de una pequeña columna de humo tras la colina. Se levantan acercándose a la puerta para poder ver mejor. Por el color del humo es una casa que se está quemando, si mal no recordáis tras esa colina está la granja de los Thompson.
- ¡Por los santos cojones de Dios! - Exclama el sorprendido Cortés en la lengua madre de sus antepasados españoles, levantándose de la silla que había ocupado como si tuviera un resorte en las posaderas que le hubiera impulsado hacia arriba.
Cruza la sala y se asoma a la puerta como alma que lleva el diablo, parándose únicamente para comprobar si el sherif iba detrás suya.
Dónde hay humo, hay fuego. Y maldito fuera mil veces el bastardo de Parson si la granja que estaba ardiendo tenía algo que ver con sus intereses en el pueblo.
- ¡Hatcher! ¡Avisa a los del pueblo! ¡Hay que hacer algo con ese fuego! - Exclama antes de salir a la carrera hacia la vieja granja de los que fueran vecinos suyos en algún momento de su vida pasada.
Tranqui, tranqui, que yo no pierdo el interés ni aunque lleve la partida parada dos meses xDDD
Esta ambientación es de las que mas me gustan ;P